Cuarta parte: CULTURA Y COMUNICACIÓN
Cultura de la tecnología, cultura de las diferencias
La investigación científica exige que toda nueva propuesta se inscriba en el marco de teorías preexistentes. Parece imposible hacer ningún enunciado sin referentes previos a los cuales adherirse o, al contrario, rechazar. El dato aislado carece de valor.
La defensa que muchos especialistas hacen del conocimiento científico nos lleva a reflexionar sobre el tema y, hasta donde es posible, a hacer un cuestionamiento de él.
Mario Bunge, físico argentino, ha dedicado buena parte de sus publicaciones al estudio de la filosofía de la ciencia. Él sostiene la importancia del trabajo teórico que, estima, no debe ser abandonado por los países del tercer mundo sin el riesgo de distanciarse del conocimiento y sumergirse en un pragmatismo sin perspectivas de desarrollo:
"Las peculiaridades nacionales deben recibir especial atención pero, tanto para enriquecimiento del saber universal como para su eventual utilización. Pero todo objeto o problema típico deberá tratarse con el método y el fin universales de la ciencia (...) Quien preconice limitar la actividad científica de una zona al estudio de lo típico con olvido de lo universal, preconiza en la realidad el retorno a siglos anteriores, cuando había disciplinas autónomas y capítulos autónomos dentro de cada ciencia. Este provincianismo es cosa del pasado: la investigación sin dejar de diferenciarse, se ha integrado gracias a las teorías y técnicas comprensivas. En suma: ciencias con rasgos nacionales, sí; ciencia nacionalista, no." (90)
Este planteamiento está directamente ligado a lo que hoy conocemos como proceso de globalización que, del brazo del posmodernismo nos propone aceptar las contradicciones del mundo actual como una realidad incuestionable. El desarrollo tecnológico aparece como una necesidad para ciertos estratos minoritarios de nuestra sociedad, selectivos y marginales, fuertemente influidos por los intereses y medios culturales de los países hegemónicos. La formación científica y lo que internet significa en este proceso forma parte del discurso globalizador.
La divulgación de un medio no garantiza per se el nivel de desarrollo de un pueblo; es como si supusiésemos que mayor cantidad de emisoras de radio, líneas telefónicas y canales de televisión fuesen la garantía de nuestro progreso. Este desarrollo tecnológico ha ahondado las contradicciones sociales, la polarización social. Cada vez, y cuanta más tecnología se incorpora en estos sectores, el abismo de la polarización se hace mayor. Nuestra sociedad pretende saltar etapas sin haber establecido las bases de su propio desarrollo. Es que un desarrollo sin cultura propia ni identidad sólo puede hacerse como expresión de la cultura y la identidad ajenas.
Argentina es un ejemplo de estas contradicciones. Si bien proyecta una imagen de país, lo cierto es que hay regiones relegadas que desde mediados del siglo XIX han sostenido guerras civiles y confrontaciones de distinto orden con Buenos Aires que detenta la hegemonía del país. Mario Bunge es una prueba más de estas contradicciones: se dedica al estudio de la filosofía de las ciencias, ejerce en la McGill University de Montreal, escribe en inglés y publica en España...
Jesús Martín-Barbero ironiza sutilmente sobre la "fascinación" por incluir a la comunicación social dentro del marco "científico" y reflexiona sobre esta realidad con una lucidez que debería estar presente en el frontis de todas las universidades latinoamericanas:
"La dependencia no estriba entonces en la asunción de la teoría como creen aún los defensores de un nacionalismo trasnochado. Lo dependiente es la concepción misma de la ciencia, del trabajo científico y de su función en la sociedad. Y aún más, la dependencia trabaja en la interiorización de la división del trabajo a nivel internacional según la cual estos países no pueden permitirse el lujo de hacer ciencia: con aplicar la que hacen los otros están cumpliendo su papel en la historia. La ‘fuga de cerebros’ no es explicable por el solo factor de una mejor remuneración económica o las mejores posibilidades en laboratorios, investigación, etc., es necesario incluir la fascinación que ejerce lo científico, la creencia en la ciencia como ‘valor universal’, la del trabajo científico como desinteresado servicio a la humanidad por encima de cualquier diferencia o conflicto histórico. Atadas por sus privilegios y encandiladas por la mitología de lo científico, las élites de poder latinoamericanas no han tenido el menor inconveniente en renunciar a producir la ciencia y la tecnología que sus países necesitan favoreciendo, incluso, el éxodo de los científicos hacia las verdaderas ‘patrias de la ciencia".(91)
Si bien el estudio y la especulación científica y filosófica debe formar parte de nuestra realidad, el riesgo que debemos afrontar es que su fascinación nos aleje del nosotros y terminemos formando parte de las reservas de los otros; la idea de universalidad y de que se investiga para toda la humanidad es un mito, porque las grandes mayorías están al margen de esa humanidad y de ese universo controlado y manejado por los otros. El riesgo es perder la capacidad de reír y llorar con los nuestros, con los regocijos y tristezas del nosotros (92) . Hoy la emotividad está mediatizada por la tecnología. La trampa está en pretender una visión racionalista del mundo tecnológico que nos aleja de nuestra emotividad y sentimiento. Se nos plantea que la ciencia es universal y que, por serlo, debe insertarse en nuestra cotidianidad; pero no es tan universal ni tan inocua: cuando uno se deja seducir termina alejándose de la propia realidad radicándose en Montreal, trabajando y creando para los proyectos que nos son ajenos. La tecnología, íntimamente relacionada con la idea de progreso, nos enajena y se convierte en una abstracción, un mito.
La realidad se lee, a veces, como si el entorno elitista en que nos movemos pudiese permanecer incontaminado por la maraña de historias que se entretejen mas allá del círculo. Es pensarnos navegantes solitarios de un pequeño queche y no vernos atados al destino común del gran navío.
Si bien el proyecto social en una visión macro está conformado por multitud de proyectos personales, es la posibilidad de vivir el proyecto individual en un proceso común, proceso de identidad social, lo que le otorga sentido cultural para el nosotros.
De héroes y multitudes
En 1925 se realizaron dos obras cinematográficas sobre las cuales vale la pena detenerse para una breve reflexión. El Acorazado Potemkin (S. M. Eisenstein) y La Quimera del Oro (C. S. Chaplin), dos obras maestras, estrenadas el mismo año en las antípodas geopolíticas de la época. Georges Sadoul califica a ambos realizadores como genios, por los significativos aportes a la dramaturgia y al lenguaje del cine (93). Sin embargo, desde una perspectiva analítica y crítica ambas producciones son tan distintas que es interesante detenerse en sus profundas y significativas diferencias, particularmente el tema del protagonista. La crítica ha señalado en El Acorazado la existencia de un protagonista colectivo. Son los pobladores de Odessa y la tripulación del acorazado los que impulsan la acción hasta su desenlace y es en esta masa donde los esporádicos protagonismos se diluyen hacia el desarrollo de un proyecto común. En La Quimera sucede exactamente lo contrario; comienza con grandes masas de buscadores de oro de las cuales se desprende nuestro protagonista individual. No hace falta decir cuál de las dos corrientes se impone en lo universal. Aunque realizadores como el boliviano Jorge Sanjinés (94) han reincidido en la propuesta del protagonista colectivo, la corriente se ha inclinado sensiblemente hacia el otro polo, alentando siempre el protagonismo del individuo por encima del protagonismo grupal, llevándolo a extremos tales en que se muestra que es siempre el héroe individual quien resuelve las situaciones y detenta la razón frente a la masa informe e irracional. Esta fórmula está tan generalizada que se nos hace imposible discernir otra alternativa frente a ella; toda la sociedad se ha ido expresando en este sentido.(95)
Esta dicotomía señalada en la evolución del cine no es ajena al proceso social de los pueblos. Nuestra adhesión lo es con el héroe, con el individuo; no importa a cuántos ni a quiénes él haya herido o matado al otro lado de la frontera, nuestro sufrimiento lo acompaña cuando su amigo cae mortalmente herido. El resto: la masa, indios, mexicanos, alemanes, japoneses, afganos u hormigas, son irrelevantes, nadie los quiere, no tienen sentimientos, ni familia, ni honor. Este esquema por el cual se logra la solidaridad acrítica con el protagonista responde a una manipulación de la información que se entrega al público y a la búsqueda de una adhesión emotiva con el héroe (96). Bertolt Brecht revolucionó el teatro con su teoría del distanciamiento entre espectador y personajes, con la que procuraba el abandono de la emotividad en beneficio de una mayor racionalidad en la percepción de las situaciones.
La actividad cultural como gestora de la identidad
Es justamente en este proceso de contradicciones donde se puede y se debe intervenir a la búsqueda de proposiciones que tiendan puentes sobre el abismo. Porque no podemos aceptar que desarrollar tecnologías o ciencias significa contribuir al progreso de todos. Como si los viajes al espacio exterior o el transplante de órganos tuviese alguna significación para quienes mueren a diario de desnutrición aquí o de hambre en otras regiones, o en la tortura o bajo las balas de los poderosos, o para quienes viven en la marginalidad y el abandono de nuestros suburbios o nuestros campos.
Puesto que nos debatimos en países fragmentados, convulsionados, contradictorios, polarizados, el trabajo cultural tiene, como cualquier otra actividad social, que reconocerse en este contexto. Sin embargo, a diferencia de otras actividades, la cultural tiene, por definición, que superar las diferencias, porque no puede hacerse, no debe hacerse, sin la clara conciencia de que se está trabajando en el discurrir social de todos, en la identidad del nosotros.
En países donde el proceso cultural se ha desarrollado y arraigado profundamente y durante largos períodos históricos, las actividades culturales se incorporan con naturalidad, y diversos sectores de la ciudadanía, sin discriminaciones, participan en ellos a partir de intereses o gustos personales. No son las mismas condiciones que en nuestros países donde se piensa la "cultura" por y para un sector selecto y privilegiado. La clara conciencia de esta contradicción lleva a reflexionar y a plantearse la necesidad de un trabajo cultural con propuestas identitarias o, al menos, con la pregunta siempre presente: ¿cómo contribuye esta actividad a la construcción de nuestra identidad?
En esta perspectiva vamos a encontrar que mucho de lo que hacemos carece de sentido y que no pasa de ser una mala imitación de lo que otros hacen, con la coherencia que les otorgan sus propios procesos.
La función de la comunicación
La función de la comunicación no es la de informar la verdad como muchos periodistas y comunicadores honestamente creen. La función es mucho más amplia, profunda y trascendente. Refiriéndose a este tema, Mucchielli dice a propósito de la comunicación interpersonal:
"La comunicación no es solo un hecho de transmisión, sino también un hecho de participación en la continua y emergente elaboración de un mundo de relaciones que también forma parte de la definición de cada identidad y del mundo común de referencia. La comunicación consiste en ‘modelar mutuamente un mundo común, por medio de una acción coordinada’" (97)
La cultura no es sino la manifestación de un sistema comunicacional estereotipado en un ritual compartido por un grupo social.
Hasta la posguerra, en que el desarrollo empresarial adquiere un auge sin precedentes y con él todo el sistema de comunicación corporativa, los estudios sobre comunicación se habían orientado principalmente hacia los mass media, su tecnología y sus efectos, descuidando lo relativo a la comunicación grupal e interpersonal
El tema de la identidad ha sido manejado en los últimos tiempos por la vanguardia de los sectores empresariales que en la segunda mitad del siglo XX ha alcanzado un desarrollo que ha paralizado a las mentes más lúcidas en la crítica del sistema. Las expresiones identidad corporativa, cultura institucional, comunicación empresarial, sentido de pertenencia, han pasado a ser parte del lenguaje y la teoría organizacional. En ciertos grupos militares y policiales ha derivado hacia la solidaridad de cuerpo, no siempre aplicada con los escrúpulos que una sociedad sanamente organizada exige.
Lo significativo es señalar la importancia que se otorga a este sentimiento entre los integrantes de cualquier organización que exige de sus miembros un funcionamiento articulado, dinámico, coherente, que trasmita las características de una personalidad segura y orgullosa de los principios reflejados en su imagen.
No es otra la expresión de identidad que corresponde al individuo que se presenta en sociedad. La identidad que cada uno de nosotros esgrime no es solamente la que corresponde a los datos de filiación que aparecen en la cédula de identidad, sino todas las manifestaciones de las que nos rodeamos y que nos particularizan, que nos diferencian de los demás.
Así que podríamos hablar de una identidad individual, una identidad grupal (familiar, barrial, etc.), una identidad institucional (empresas, clubes, etc.), una identidad social (ciudadana, regional) y una identidad nacional. Hay, en cada agrupamiento, valores, signos, cosas, lugares, rituales, costumbres que confieren sentido de pertenencia, de identidad, a todos sus miembros.
"Quizá la más simple y amplia definición de la palabra‘comunicación’ sea la concebida en los siguientes términos: ‘Es lo que mantiene unido a cualquier organismo’. En este caso, ‘organismo’ puede significar dos amigos que conversan, o un periódico y su público lector, o bien un país y su sistema postal y telefónico. En una instancia se puede referir al sistema nervioso de un animal, mientras que en otro contexto puede referirse a una civilización y su cultura. Cuando la comunicación cesa, el organismo se derrumba" (98)
El paradigma vertical
Los estudios sobre comunicación tienen el auge de su desarrollo cuando las tecnologías de punta pasan a intervenir en el funcionamiento de los sistemas de información. Esto genera la aparición de teóricos y estudiosos del tema.
El sistema de comunicación social paradigmático difundido por Berlo hacia 1960 a partir del esquema mecanicista de Shannon y Weaver (99), mantiene su vigencia y constituye un punto de partida válido para todos los estudios sobre el tema. Podríamos resumirlo como el proceso del cual forman parte el emisor, el mensaje y el receptor en el ya clásico cuadrito
El enunciado del paradigma tradicional surge como una propuesta al extraordinario desarrollo tecnológico en los sistemas de comunicación.
Muchos autores revisaron esta teoría que progresivamente ha ido adquiriendo mayor complejidad hasta reconocer la importancia de los medios, la codificación, las interferencias, la retroalimentación y con esta última, la distancia entre información y comunicación. Luego se revisó el concepto de receptor y se propuso su cambio por el de perceptor, considerado como más adecuado dentro de la perspectiva sicologista de la transmisión y percepción de mensajes. Hay quienes proponen la percepción como una etapa posterior a la recepción, pero, en definitiva, todos los casos plantean un proceso de transferencia de información que va del emisor al perceptor y la posibilidad de retroalimentación cuando en el emisor hay disponibilidad para la permuta circunstancial.
No es del caso analizar o comentar los modelos propuestos por la teoría de la comunicación, sino detenernos a analizar la configuración de los diagramas que siempre se presentan en un desarrollo horizontal, lo cual no corresponde al verdadero sentido del proceso.
El engañoso diseño del paradigma oculta su verdadera constitución, puesto que, en la práctica, se trata de propuestas marcadas por su verticalidad. La generación del proceso se encuentra en el emisor, mientras el perceptor está relegado a un rol pasivo, objetivo (target) del mensaje, con poca posibilidad de transformarse en actor.
Fuertemente influido por la tecnología, el paradigma se olvidó de la gente.
Y aún más allá de la tecnología:
"El problema de la comunicación deja de ser un problema de contenidos significativos ya que esa perspectiva en su reducción del discurso a relaciones de significación, de lengua, de estructura, descarta su hacer, su movimiento, su trabajo y por tanto la inserción en él del proceso y del sujeto histórico y pulsional." (100)
Porque los responsables de la comunicación masiva no se plantea para quién y mucho menos para qué comunica.
Ficción y no ficciónLa ficción o la no ficción no radica en la fuente, sino en el tipo de conexiones que se establece entre la representación y el perceptor. Se diría que uno y otro, con todos los matices que van del uno al otro, movilizan los mismos mecanismos de percepción, provocan similares respuestas emotivas. Superman, el documental informativo y los dibujos animados plantean al testigo asumir una actitud distinta frente al programa. Pero, en todos los casos, en procura de construir hacia su interior un discurso emotivo y racional de características similares. Si el espectador no sabe ubicarse, corre el riesgo de responder de manera inadecuada, de no entender o no disfrutar del relato. En la respuesta se encuentra la clave para la lectura del hecho. ¿Cómo funciona un partido de fútbol en directo, el reprise del mismo partido y el reprise cuando el espectador ya conoce el resultado final? El acento vuelve a ponerse en el perceptor, es ahí donde se resuelve el mensaje.
Si la calidad de la comunicación radica en la percepción, creo que sería sensato pensar la sicología dentro del marco de las ciencias de la comunicación. Después de todo, los problemas de la sicología se pueden reducir a problemas de comunicación.
Lo que se presenta es un pensamiento ordenado, estructurado según las normas de percepción. Pensemos en la música: una sucesión de sonidos que provocan asociaciones emotivas y evocan sentimientos, recuerdos y pensamientos que, como un relato, se deslizan ordenadamente de uno a otro, con la coherencia inmanente de la obra.
Si cada timbre sonoro, cada melodía, cada ritmo tienen la capacidad de producir una sensación, una emoción, incluso una respuesta kinética, un pensamiento, un recuerdo diferenciado, ¿en la percepción de este juego de ficción/no ficción podríamos suponer que no participa la referencia a la realidad sino la estructuración que se le dé al mensaje? (101)
La percepción se modifica con la experiencia o los conocimientos acumulados; la Gestalt lo ha demostrado experimentalmente y la historia del cine, en sus cien años de vida, nos ha permitido una visión panorámica del proceso y desarrollo de las convenciones en la articulación de un lenguaje estrictamente visual (102). La ficción cinematográfica estructura en el espectador una percepción de los hechos relatados que éste traslada al "pudo ser" o "puede haber sido" como la posibilidad cierta de que eso ocurra en situaciones similares de la vida real.
El actor que, para ilustrar algo relativo a su oficio exhibe un fragmento de su actuación, traslada dicha actuación del espacio de la ficción al del documental. Parecería que la distancia entre ficción y no ficción radica en la disposición del perceptor. Se establece una convención entre las partes acerca de cómo debe entenderse lo que ocurre.(103)
Se diría que entre no ficción y ficción la diferencia radica en el "ha sucedido" y el "podría suceder o haber sucedido".
La palabra rompe el equilibrioLa tarea de la comunicación es provocar en la audiencia la ruptura del equilibrio para que, como respuesta a la necesidad de la naturaleza humana, ésta busque restablecerlo, recuperar la homeostasis.
"La función del periodista es exponer la verdad para que la audiencia pueda tomar decisiones informadas". ¿Qué es esto de decisiones informadas?: decisiones a partir del desequilibrio producido por la información. El conocer algo nuevo rompe una situación de homeostasis que puede mover a una respuesta por la acción mediata o por la inmediata. Sandra Idrovo menciona que la naturaleza humana lleva a buscar la felicidad, la vida lograda o la buena vida (104). Nuestra visión difiere sutilmente de la suya, porque creemos que lo que se busca en realidad es el equilibrio, la homeostasis. En las fuentes de la tragedia griega podemos rastrear los efectos de la información: Edipo, rey de Tebas, es un hombre satisfecho hasta que Tiresias le informa que él, Edipo, ha sido el actor en la muerte de su propio padre. El solo conocimiento, la información verbal transmitida, destruye el equilibrio y desencadena la tragedia hasta la ceguera de Edipo. Las palabras pueden provocar palabras como respuestas que cambian la lectura simbólica de la realidad, pero al final hay acciones que cambian sus condiciones físicas.
Entonces, el efecto de la información sería romper el equilibrio. Y si ése es su efecto, su finalidad son las palabras o acciones que provoca.
Trasladando esto a la animación cultural como práctica universitaria, parecería que el anuncio de un evento debe provocar la sensación de carencia, romper el equilibrio (la satisfacción, la felicidad, la homeostasis) en que se encuentra el estudiante, y provocar en él la sensación de falta para poder movilizarlo hacia la búsqueda del restablecimiento del equilibrio en la comunión que el evento propone.
Comunicación y sicologíaEl siglo XX ha sido testigo del desmesurado desarrollo tecnológico en el campo de las telecomunicaciones que impulsó el estudio de las teorías de la comunicación; paulatinamente, la comunicación se fue configurando como una ciencia específica, al desprenderse de la sicología y la sociología que le habían prestado las bases para su desarrollo. Cine, radio, televisión, prensa, internet, fotografía, arte, fueron algunos de los medios abordados por las teorías tratando de desentrañar sus especificidades, sus efectos, su ontología, su ética. Sin embargo, seducida por la comunicación de masas, descuidó sistemáticamente el estudio de la comunicación interpersonal. La sicología asumió este espacio de investigación, que desarrolló los trabajos más relevantes sobre el tema: la relación de control y autoridad en la familia y el grupo; las consecuencias que este contacto genera a partir del vínculo que se crea entre las partes; la dinámica de sus miembros, la personalidad, el comportamiento, el rol de los protagonistas, los cambios que produce la interacción; los motivos, los objetivos, la empatía, la subjetividad u objetividad y la patología de los actores o sus relaciones, etc.
Por su parte, la comunicación investigó específicamente los mass media y su influencia en la opinión pública, particularmente todo lo relacionado con el periodismo, con el manejo de la noticia informativa, la publicidad, la opinión pública y las campañas políticas.
Por otra parte, la teoría de la comunicación ha formulado una clasificación para los procesos comunicacionales según el número de personas involucradas: comunicación intrapersonal, interpersonal, grupal y social. Los diversos autores que abordan estos temas aceptan en general la clasificación señalada con algunas variantes entre las que podemos señalar la comunicación organizacional, la comunicación pública y la comunicación de masas; además, se ha analizado la importancia que reviste la comunicación social en los campos de la educación, la información, el entretenimiento y desde el auge de la publicidad, en la persuasión.
Cuando estas teorías analizan al perceptor en el contexto del proceso, siempre lo asumen como singular, no otorgando la necesaria importancia a que, si bien la emisión puede ser individual, la recepción la realiza un conglomerado de individualidades. No el receptor, el oyente o el vidente ni el público o la masa, sino muchos individuos relacionados por una red de comunicación no suficientemente estudiada. La investigación de la comunicación social en su estructuración vertical ha descuidado la horizontalidad manifiesta en la comunicación interpersonal entre perceptores, donde aparece con característica distintas y relacionadas directamente con la conducta de la población. Esta conducta, no está de más recordarlo, tiene que ver con la conformación de la ciudadanía, el sentimiento de pertenencia y la identidad social.
H. Garfinkel y sus estudiantes han realizado experimentaciones sobre trozos de conversación familiar cotidiana orientadas a analizar los presupuestos sobre los que se asienta la comprensión del intercambio banal de información. Es significativa, desde nuestro punto de vista, la conclusión sobre la necesidad de un marco de referencia compartido por el grupo para hacer posible la comprensión de lo hablado. Es decir, la gente se entiende no solo con lo expresado verbalmente sino gracias a los sobreentendidos que el grupo comparte (105). Desde nuestra perspectiva podríamos hacer el planteamiento inverso y decir que "puesto que el grupo se comprende, está implícita la presencia de referentes compartidos que hacen posible su homogeneidad cultural".
Las teorías, influidas por la sociología, incursionaron en los campos de la opinión pública y la comunicación de masas, pero en todos los casos el tratamiento que se dio al receptor fue el de considerarlo como un elemento singular en el proceso, independientemente de la cantidad de individuos que lo integraran. Sin embargo, la comunicación social difiere de la comunicación en la multiplicidad de individuos de que consta el receptor. El emisor, el mensaje, el medio pueden ser singulares pero el receptor siempre es plural. Y esta particularidad marca una enorme y fundamental diferencia respecto del paradigma original: la multiplicidad de receptores lleva implícita la interacción entre ellos, nuevas comunicaciones dentro del esquema general. Es el proceso de intercambio entre los perceptores y los puntos en común que encuentran en las lecturas diferenciadas, lo que rescata lo más significativo para nosotros, lo que confiere un particular sentido a la comunicación en nuestro contexto social. El mensaje pone en los receptores un tema en común para su dialógica en la medida en que, como perceptores, encuentren sentidos comunes que toquen su interés. Esto significa que participan de una situación que los mueve a un pensamiento o a una acción que los identifica en sus referentes compartidos.
La noción de comunicación se realiza plenamente en el diálogo cotidiano de la gente (106).
Paradigma del nosotros
La diagramación del proceso de comunicación social en el cuadro emisor-mensaje-receptor o en cualquiera de sus variantes, en un gráfico de formulación horizontal, ha impedido ver lo que para muchos hoy es evidente: responde a un sistema de información autoritario en el que el control radica en el emisor. Dos variantes habría que introducir en dicho esquema: Primero, presentarlo en diseño vertical y segundo, multiplicar el receptor en razón de su pluralidad. Es así que el gráfico puede presentarse con mayor objetividad si lo hacemos de la siguiente manera:
Sin embargo, al considerar la pluralidad del receptor, se crean las condiciones para que el proceso de la comunicación se desarrolle horizontalmente al hacer de cada receptor un emisor y a la vez perceptor para sus pares:
El esquema que hemos heredado y que repetimos automáticamente, analiza la comunicación como instrumento para la persuasión, para desplegar la cultura de masas, para formar la opinión pública -como si nuestra sociedad tuviese la homogeneidad de los países desarrollados-; no se piensa la comunicación para países divididos culturalmente como el nuestro, donde tiene su razón de ser específica en la formación del nosotros.
La información no tiene otro sentido que el de producir mensajes que proponen temas en común para el diálogo, los cuales se incorporan explícita o implícitamente en las acciones cotidianas del perceptor.
"(...) Un fenómeno constituye algo incomprensible si su campo de observación no es lo suficientemente amplio como para incluir el contexto en el que se produce. No poder captar la complejidad entre un hecho y el marco en el que se inserta, entre un organismo y su medio, hace que el observador de algo‘misterioso’ se vea empujado a atribuir a su objeto de estudio propiedades que a lo mejor no posee. Hay que aprender a mirar todo el entorno de un fenómeno comunicativo para poder percibir el conjunto de actores implicados. (...) Un individuo y sus acciones no se pueden analizar más que en el sistema en que se realizan." (107)
Las nuevas tecnologías atentan contra la posibilidad del diálogo, instaurando una comunicación mediatizada que, en tanto "extensión de nuestros sentidos", establece las condiciones para alcances distantes, mientras nos alejan del vecino; en fin, lo que hoy se da en llamar la "globalización": no hable con su vecino; hable con el más allá, con los otros.
En estos vericuetos de la cibernética se ha perdido el sentido de que la razón última de la comunicación es encontrar al vecino.
Las consecuencias de esta verticalidad pueden trasladarse a la organización social donde otros actores buscan un espacio para su diálogo que, en situaciones extremas, logran concretar a un alto precio social:
"Conformada aún en no poca medida según el modelo vertical, la sociedad y la comunicación latinoamericanas se ven, sin embargo, sometidas a una presión brutal de parte del modelo ‘horizontal’ de la productividad y el intercambio. Y esquizofrénica, como su sociedad, la prensa latinoamericana refleja, como ningún otro medio, las tensiones y los bandazos que le impone un proceso en el que la presión de la estructura mercantil deja de lado con frecuencia la‘forma’ horizontal del intercambio y de la información para tomar la forma vertical de la dictadura."(108)
La pérdida de una comunicación dialógica es la principal amenaza para nuestras identidades.
La escuela de periodismoEn un momento se cifró en la Comunicación Social la esperanza de su influencia en la transformación social. Se llegó a creer que la comunicación y sólo la comunicación tenía poder para transformar la sociedad, de donde se deducía la responsabilidad que debían asumir los profesionales. Ahora el planteamiento es más sencillo: se trata simplemente de encontrar un espacio laboral para quienes vayan egresando, lo cual significa que se deben capacitar según los requerimientos del mercado.
"La aportación al cambio social por parte de los comunicadores ha sido formulada de muy diversas maneras en instituciones universitarias de todo tipo, sin embargo... tal aportación es poco constatable. (...)En consecuencia es necesario reflexionar sobre la articulación de la carrera con las necesidades sociales para definir las posibilidades reales de ofrecer satisfactores en el futuro próximo; es decir, es preciso cuestionar la inserción y efectividad social de las instituciones educativas y sus productos". (109)
Dicho en otras palabras, los comunicadores aportan poco a los procesos sociales y están abocados principalmente a satisfacer las demandas de trabajo, lo cual no les permite orientar los sistemas de comunicación por la situación de debilidad y subordinación con que se insertan en el medio profesional. No han logrado el liderazgo a que aspiraban en el momento fundacional. Más allá de la formación teórica y práctica a la que se someten, los jóvenes no encuentran mecanismos de articulación que hagan de su participación un aporte al proceso de desarrollo social.
La creación de nuevas asignaturas que pretenden llenar espacios en la demanda social sólo alcanza a introducir el tema y en el mejor de los casos, a una práctica rudimentaria siempre atrasada con relación a la exigencia profesional de última hora. En los países desarrollados muchas de las nuevas tecnologías pasan antes por las universidades que por el mercado.
El desafío no es conocer sino hacer. El conocer se realiza siempre a partir de la información que nos suministra el otro. Debo reflexionar sobre ella, relacionarla, recordarla, mencionarla, es la verbalización, la lectura... Hacer es movilizar, crear, construir...
Es la distancia que separa la palabra del acto.
La palabra debe estar orientada a generar actos. La palabra como motivadora, movilizadora; pero solo el acto construye y transforma al crear las condiciones para una nueva lectura. Todo cambio es un acto.
Cultura y periodismoLa prensa no ha sabido encontrar, rescatar ni apreciar correctamente los valores que pueden orientar el camino.
Los informativos televisivos no son más que una retahíla de llantos, quejas y lamentaciones. Todos rechazan la violencia, pero se regodean en ella. Dedican un espacio y un esfuerzo que no dejan lugar a las informaciones que construyen. Despachan a sus reporteros a entrevistar a los políticos y a los vociferadores de turno, reproducen sus insultos y sus calumnias, alimentan la superficialidad y el escándalo y olvidan todo lo trivial e innecesario que se dijo el día anterior para dar paso urgente a las nuevas calamidades de hoy: nada de que podamos sentirnos orgullosos.
Los medios de información son empresas cuyo negocio es la información, negocio atractivo que parecería sostenerse en el sensacionalismo y la inmoralidad de la sociedad. El comentario de que "es lo único que vende" es una mentira atroz. Atroz, porque además de mentiroso, es un argumento que se utiliza para ocultar los propósitos protervos de quienes desean una sociedad bien informada sobre la violencia, la corrupción y la injusticia para acostumbrarla e insensibilizarla frente a ellas, hasta el punto de que las asuma como naturales: "todo tipo de arbitrariedad y despojo es consustancial con la vida social". Y si la información crea conciencia, orienta la opinión pública, genera conductas y provoca acciones, es evidente que la proliferación de noticias degradantes no puede sino producir conductas degradadas.
El trabajo periodístico debe ser otro: informar para la identidad. La imaginación y la creatividad en los medios de comunicación son el desafío para hacer de las noticias positivas motivos de interés para la comunidad. Querer ocultar la propia ineptitud tras el trillado argumento de que a la gente no les gusta, es negar todo lo que las teorías de la comunicación han desarrollado en el espacio de la publicidad y la persuasión en los últimos treinta años.
"Lo que hago es informar sobre los hechos". El argumento repetido hasta la saciedad por el periodista honesto, veraz y objetivo, no lo exime de saber ver el hecho a través de los filtros de una identidad social que se proyecte al futuro. De entre las múltiples lecturas que permite un hecho, tiene la responsabilidad de buscar la otra noticia, la alentadora, la que contribuye a nuestra autoestima, la que nos afirma en nuestra forma de vida que también constituye un hecho. Que aliente nuestro sentido de pertenencia, de identidad.
Ni desde la racionalidad elitista ni desde la emotividad popular podemos aceptar una identidad construida en la arbitrariedad, el vasallaje y la violencia.
Desde la sicología y las relaciones interpersonales, especialmente en grupos familiares analizados desde el marco relacional-sistémico, Bateson se hacía la siguiente pregunta: "¿Qué tipo de efectos modifica sus propias causas? ¿Cómo ha de ser el contexto de relación actual, dentro del cual el comportamiento en cuestión constituya una reacción adaptada, sensata, incluso la única reacción posible?" (110). La información de un hecho da al hecho el contenido que los filtros de su lectura le imprimen. Nuestra cultura será lo que los filtros culturales de nuestra percepción determinen; afinarlos es tarea a la que el periodismo puede contribuir en gran parte.
La televisión por cable nos tiene acostumbrados a informaciones internacionales provenientes de variados países. Estos materiales informativos presentan constantes distintivas según el país de donde proceden. Así, tenemos que la información de Alemania se asienta principalmente en aspectos tecnológicos y científicos siempre presentes directa o indirectamente. De la misma manera, la información francesa tiene espacios dedicados a las diversas expresiones artísticas, y la española, al paisaje o a espacios eglógicos que invitan a la vida contemplativa; la televisión norteamericana dedica un considerable espacio a la información referida a las cotizaciones de la bolsa. Y estas constantes surgen, no por la simple necesidad de informar, sino por un interés de orden identitario implícito en la cultura de cada pueblo. Sería muy interesante estudiar la mayor o menor medida en que estas prioridades están relacionadas con las más significativas actividades económicas de cada país. Pero eso sería tema de otro trabajo.
Estamos muy condicionados por el sensacionalismo en la información. La conferencia del periodista israelí queda resumida en la siguiente expresión: todos los periodistas destacados para cubrir el conflicto árabe-israelí (salvo los representantes de posiciones extremas, que también los hay) coinciden en la necesidad y ventaja de llegar a un acuerdo de paz; sin embargo la información más profusamente difundida es la relativa a los enfrentamientos, atentados, muerte y destrucción, quedando muy atrás lo concerniente a los tímidos o pequeños pasos que se dan hacia la consolidación de acuerdos de paz. La explicación era muy elemental: todo lo referido a la violencia reviste una espectacularidad que la paz no ofrece.
Hay verdades que, de tan obvias, quedan al margen de todas las consideraciones; una de ellas es que el periodismo informa la verdad de los hechos. Por supuesto está fuera de cuestionamiento la mentira o tergiversación de la información; aceptamos que los medios informan la verdad. Sin embargo, dentro de este presupuesto hay una limitación pocas veces cuestionada: los medios no informan la verdad sino solamente una parte de ella. Claro, es lógico, no se puede poner en un informativo toda la verdad. Pero esta limitación tiene una importancia y trascendencia social que hace imprescindible reflexionar sobre el tema. Lo que se omite de la noticia ha sido expuesto por autores preocupados por el axioma de la verdad, toda la verdad y solo la verdad.
¿Cuál parte de la realidad se informa y cuál se calla?
Memoria y deseo
La reflexión de Fernando Tinajero sobre la memoria y el deseo puede considerarse como una instancia teórica para la elaboración de nuestros proyectos porque pretenden ser también la memoria de lo tradicional y el deseo del futuro.
"Pero Memoria y Deseo son dimensiones de la conciencia que miran hacia las opuestas caras del tiempo: su conjunto crea por ello la unidad del pasado y el futuro como coagulándose en el presente. Lo que fue y lo que será, lo que se conserva y lo que se aspira, lo que se mantiene y lo que debe cambiar: todo referido al hombre que vive aquí y ahora y que es capaz de proyectar el futuro porque tiene Memoria, pero la tiene porque la necesita para desear. Sin Memoria, el Deseo se convierte en sueño; pero sin Deseo, la Memoria se reduce a cementerio. La unidad de sentido de la totalidad no puede prescindir de ninguna de las dimensiones de la conciencia, que convierten a la cultura en el oxígeno que hace posible la vida colectiva, las instituciones, el amor y el trabajo, la esperanza, la frustración y el placer, el conocimiento, la innumerable práctica de los hombres sobre la Tierra." (111)
Hay una tendencia en el periodismo actual que lo orienta hacia el oportunismo del escándalo: accidentes, corrupción, robo, mentira, violencia, injusticia; el efecto es doble. Por un lado nos inmuniza y asumimos todo eso como la vida misma; sucede como con los niños pordioseros: de tanto verlos, llegan a fastidiar; dejan de ser una cuestión social para transformarse en una molestia personal. Hay quienes consideran que este manejo de la información está montado con premeditación y alevosía porque crea las condiciones que hacen permisible el abuso para quienes están en posición de usufructuarlo. Por el otro, nos sumerge en la apatía y en la sensación de impotencia que atenta contra nuestra autoestima y dignidad de seres humanos en democracia.
Un ejemplo de este tratamiento de la información puede ser el caso de la producción de videos cortos realizado por el Centro de Formación Cinematográfica (CEFOCINE) con estudiantes de la ciudad de Guayaquil durante el año 1994. Algunos colegios de sectores suburbanos participaron en este proyecto que culminó con ocho trabajos en los que los jóvenes estudiantes desarrollaron una idea, escribieron el guión, organizaron la producción y representaron los diversos roles del reparto. El resultado final fue una proyección pública realizada en las instalaciones de la UCSG, que no mereció el más mínimo comentario por parte de la prensa. Era, si lo sabemos ver, una noticia que fácilmente podía cruzar las fronteras de lo local. En otros países habrían hecho de ella una información internacional: jóvenes del suburbio se habían unido para contar, no una sino varias historias de sus vivencias personales (Quienes alguna vez han hecho cine -o video- saben que el primer trabajo es siempre fuertemente autobiográfico). Fueron ocho pequeñas joyas -la memoria de pandillas, drogas, amistad, violencia y el deseo latente de un horizonte distinto- que debieron alimentar las reflexiones de sociólogos, sicólogos, artistas y... periodistas. Lamentablemente no fue así.
¿Qué ha sido de esos jóvenes? ¿Dónde están? ¿Qué hacen?
El joven del suburbio tiene acceso a los medios cuando mata o muere por el robo de unas zapatillas o cuando entra al sector céntrico armado de piedras y dispuesto a romper parabrisas y vidrieras: entonces es noticia. Esto puede hacerse extensivo a todos los jóvenes porque asoman a los medios solamente como problema. No hay una política de comunicación que les otorgue el espacio que les corresponde. Cabe aquí una atinada reflexión sobre los jóvenes: "Si no se los maneja como problema les queda la alternativa de ser la promesa del futuro". (112)
Hasta que los medios no amplíen las fuentes de información y sepan buscarlas y encontrarlas en los esfuerzos negados e ignorados y por lo mismo aislados de quienes trabajan por la autoestima y la dignidad de todos, estarán incursos en una información falta de ética y al margen de los valores que construyen una verdadera democracia de la que son parte indisoluble.
La información cultural se hace interesante cuando hay un seguimiento, cuando podemos volver a los chicos del suburbio y los interrogamos sobre nuevos proyectos, o a CEFOCINE para saber qué está haciendo ahora. O a la fundación ESQUEL, que auspició el proyecto, para conocer su apreciación sobre esa práctica y la posibilidad y la importancia de trabajos similares. O saber qué fue de la vida de Lucy, Emilio, Mariuxi, Ludy, Lucho y tantos otros que hicieron la experiencia.
Si las noticias de cultura se publican como una limosna, ponemos en evidencia que no sabemos hacer noticia. No sabemos descubrir lo importante ni impulsar lo interesante. Nosotros mismos nos negamos.
La ética periodística pasa por entender que se opera en la formación de la ciudadanía; con la información se hace al ciudadano. Y al ciudadano se lo hace poniendo en común la información que debe constituir un punto de encuentro; algo en que creer, que nos pertenece, que nos identifica. Saber escoger ese algo es la tarea del periodista de verdad.
(12 de enero de 2001, la primera plana de los periódicos se llena con la noticia de la repatriación de los restos de ecuatorianos muertos en un accidente en España. Es un punto de encuentro para todos los ecuatorianos. Pero, realmente ¿merece un espacio especialmente destacado en la primera página? En estos días se hizo en Guayaquil un concurso nacional de cortometrajes; una muestra itinerante de arte que llevó obras a Durán y Samborondón, dos ciudades que por primera vez en su historia tuvieron una aproximación directa al arte; un festival internacional de folklore con la presencia de grupos llegados de Chile y Perú; un concurso abierto de escultura en chatarra, etc., etc., para mencionar sólo algunos de los eventos de los que tenemos noticia ¿ninguno de estos sucesos merecía un mínimo espacio en la primera plana?)
Palabra y actoMensaje es toda manifestación que puede ser semantizada, transformada en palabras. Un gesto, un texto, una figura, una obra musical, una comida pueden ser transformados en palabras en la medida en que emisor y perceptor compartan un mismo marco de referencias. Pero también el proceso inverso es posible, porque una palabra que puede ser transformada en una manifestación es un acto, ...y son los actos los que hacen la cultura... para generar nuevamente la palabra.
El proceso de la comunicación reside en el perceptor porque es en él donde el mensaje se transforma en motivación para la acción. Esta capacidad para generar el acto es lo que confiere sentido a la comunicación. El proceso culmina en el acto para reiniciarse nuevamente en una maraña sucesiva de mensajes y acciones. El emisor puede gritar, pero pueden no oírlo o ser indiferentes a sus gritos; y por otra parte, el tenue sonido que en la soledad de la noche nos parece un paso subrepticio, puede provocar en el perceptor una reacción de terror y actos consecuentes, fuera de todo control del emisor.
La comunicación puede ser entendida como el estímulo que provoca en el receptor una acción inmediata o postergada. El estímulo puede ser de otro orden que verbal, pero siempre susceptible de ser puesto en palabras. No es la palabra sino la percepción de la palabra la que genera el estímulo.
Planificar para crear un estímulo que provoque en el receptor una respuesta esperada es parte de la teoría general de la comunicación persuasiva desarrollada en los medios de la publicidad y la propaganda; los resultados se desplazan hacia respuestas indirectas como lo es el consumo de los productos publicitados. No hay intercambio en el mismo plano, sino un dar algo para recibir otra cosa, no es un intercambio sino un trueque en el que el emisor define las condiciones, el campo y los productos, ofrece algo y espera otra cosa en cambio. ¿Quién es el emisor en este caso? El que inicia la secuencia vertical, el que lleva la intención, el que produce el estímulo que desencadena una acción en el otro, y el diálogo, que no existe, está en la acción que produce el receptor como respuesta al estímulo mediante dos únicas alternativas: compra o no compra.
La comunicación horizontal espera intercambio, no trueque.
Es decir: uno habla, el otro percibe; esta percepción genera en el perceptor un estímulo que se traduce en una respuesta, que puede ser palabra o acción. Si es palabra se repite el proceso en sentido inverso; si es acción se resuelve la situación en tanto la acción modifica el contexto e inicia un nuevo diálogo.
Siempre se genera un estímulo-palabra en la búsqueda final de una respuesta-acción para reiniciar el proceso.
Vemos lo que queremos ver: los filtros de la percepciónEs que todas las cosas son según se las necesita. Es decir, rescatamos del mensaje lo que nos interesa. Las diversas lecturas que la gente hace en las láminas del test de Rorschach es suficiente argumento para esto; las manchas, que no son otra cosa que manchas, provocan en nosotros la lectura de distintos significados.
El mismo proceso de la comunicación EMR donde el receptor percibe según sus propios intereses, valores y necesidades, tiene vigencia respecto de los mensajes emitidos desde los centros hegemónicos de información que pueden ser leídos de diversa manera por los receptores en la dependencia tercermundista. Percibimos a través de "filtros" psicosociales que seleccionan, organizan, categorizan y dan significación a la información. Pero para que esto funcione, en el caso del individuo tiene que tener una personalidad definida que ponga en acción esos filtros y, en el de una sociedad, tiene que existir en ella una clara identidad.
No se trata de una lectura crítica de la información que recibimos porque no proponemos la racionalidad como metodología, sino de todo lo contrario: de una lectura filtrada por la personalidad del individuo o la identidad de la sociedad, que nos lleva inconscientemente a la percepción diferenciada de un mismo significante. Dicho en otras palabras, en nuestro panorama social la información EMR no pasa por ningún "filtro" porque estamos enajenados en el otro, porque no somos nosotros mismos, porque queremos ser ellos, porque no tenemos identidad; o no queremos, o no podemos, o no sabemos tenerla.
"Todos nosotros hemos desarrollado nuestro ‘equipo’ de conceptos que nos sirven para interpretar la conducta de los demás. Las personas con una alta necesidad de filiación tenderán a ‘interpretar’ el mundo en términos de amor u odio, aceptación o rechazo, siendo quizá más insensibles a los temas de liderazgo, eficacia o excelencia." (113)
En el espacio de la comunicación social estos mecanismos están debilitados porque se hallan sujetos a la lectura que hacen quienes se formaron a la sombra de la paracultura elitista.
Tiene que ver con la lengua y con la expansión y relación de las experiencias y las palabras que las definen. Al poner palabra delimitamos, extraemos, particularizamos algo de un todo, algo mayor. Damos especificidad a algo difuso al interior de un algo que lo engloba.
"No vemos a las personas como realmente son, sino a través de su significado hacia nosotros".
"Cada uno ve sus propias acciones a la luz de sus propias intenciones, pero vemos las de los demás a la luz del efecto que ellas producen en nosotros" (114)
En el proceso de comunicación, seleccionamos lo que necesitamos o queremos ver.
Los maticesEl juego de patineta ha desarrollado un complejo lenguaje que reconoce una serie de especificidades que tienen sus propios nombres: la diferenciación del acto y todos sus matices han sido situados y normalizados en el lenguaje.
Las palabras amor y odio en la relación afectiva de la pareja han sido desarrolladas en el seno de nuestra cultura. Por extensión, se ha aplicado el amor a las plantas, el odio al frío, etc., etc.. Pero en esta escala se han encontrado emociones intermedias que exigieron y generaron nuevas palabras para definir, limitar, extraer estos matices sentimentales de esa totalidad que es el amor: cariño, simpatía, afecto, ternura, atracción, entendimiento, amabilidad, identidad y otras expresiones que no tienen su palabra todavía: llevarse bien, sentirse cómodos, estar a gusto, etc... hasta rechazo, antipatía, desprecio u odio en el otro extremo de la escala.
Amar, querer, desear, tienen diferencias que no todos saben apreciar.
Pero así como para el sentimiento amoroso hemos desarrollado una compleja red de palabras que definen matices que somos capaces de percibir, el esquimal tiene más de veinte términos que definen distintos estados de la nieve.
¿Alrededor de qué quieren que nos encontremos?
McLuhan, en el pot-pourri de su discurso dice cosas, nadie lo duda, fundamentales; señalar la importancia del medio en el proceso de comunicación, no es lo único importante que ha hecho. Su enmarañada clasificación de medios cálidos y fríos, es otro aporte significativo que adquiere particular importancia para nuestro proyecto. Esta diferenciación entre medios que exigen poca o mucha participación por parte del perceptor viene al caso por cuanto la realización de eventos presenta características tales que el proceso de comunicación no se circunscribe a artista-evento-público, como puede ser entendido según el paradigma usual, sino que, por el trámite que se propone para su realización, surge una red de comunicación compleja y socialmente participativa que rompe los esquemas tradicionales. El sistema reduce la importancia del mensaje, de lo dicho, en beneficio del proceso, de la acción.
"Vamos pasando , más y más, del contenido de los mensajes al estudio de su efecto total. Kenneth Boulding planteó esta cuestión en The Image, al decir: ‘El significado de un mensaje es el cambio que produce en la imagen’. Ocuparse del efecto más bien que del significado es un cambio fundamental en nuestra era moderna, puesto que el efecto abarca la situación total y no un solo nivel del movimiento de la información. Por extraño que parezca, encontramos el reconocimiento de esta cuestión, del efecto más bien que de la información, en la idea británica de la calumnia: ‘Cuanto más grande es la verdad, tanto mayor es la calumnia’". (115)
En la comunicación horizontal la lectura del mensaje se reacomoda, adquiere un nuevo sentido y alienta la identidad.
El hombre que ve en la televisión el triunfo de su equipo de fútbol, terminado el partido sale a la calle para compartir con una multitud de desconocidos la emoción del resultado. Esa comunicación horizontal, tan evidente en este caso, tiene su correspondencia en todos los públicos que participan de eventos, en las circunstancias y dimensiones en que estos se producen.
Últimamente, la sicología ha puesto particular interés en los estudios sobre todos los aspectos relacionados con la comunicación, especialmente en los casos de relaciones interpersonales, cara a cara o en pequeños grupos. Son interesantes las investigaciones que se han hecho en la búsqueda de respuestas al comportamiento en los procesos de intercambio entre parejas, amigos, familias, etc.. En todos los casos, la comunicación se estructura sobre una dialéctica posible cuando los actores operan sobre una base de información común.
A propósito de esto, ha circulado recientemente un chiste que grafica las dificultades que tiene el mundo para entenderse cuando, precisamente, no se comparten sentidos; es un chiste que podríamos calificar de popular, lo cual significa que no carece de agudas implicancias aunque no esté sostenido por una argumentación racional. El cuento es el siguiente (116):
"La Organización de las Naciones Unidas acaba de finalizar la encuesta más grande de su historia. La pregunta fue: ‘Por favor diga ¿qué opina de la escasez de alimentos en el resto del mundo?’ La encuesta fue un total fracaso por las siguientes razones:
Los argentinos no entendieron qué significaba ‘por favor’.
Los chinos, extrañados, pedían que les explicaran qué era ‘opinar’.
Los europeos no entendieron qué significaba ‘escasez’.
Los africanos, en general, no sabían qué eran ‘alimentos’.
Los norteamericanos preguntaban qué era ‘el resto del mundo’. "Volviendo a nuestra preocupación central, citemos a Alex Mucchielli y las experimentaciones de H. Garfinkel y sus estudiantes sobre trozos de conversación familiar cotidiana, de las que se concluye "la necesidad de un marco de referencia compartido por el grupo para hacer posible la comprensión de lo hablado"(117). Desde nuestra perspectiva podríamos hacer el planteamiento inverso y decir que "puesto que el grupo se comprende, está implícita la presencia de referentes compartidos que corresponden a su necesaria homogeneidad cultural".
Algo similar plantea Lotman, desde una perspectiva muy distinta, cuando señala que del análisis del texto podemos caracterizar a la audiencia:
"De un modo distinto se construye el texto dirigido a un destinatario conocido personalmente, a una persona designada para nosotros no por un pronombre, sino por un nombre propio. El volumen de su memoria y el carácter de lo que la llena nos son conocidos e íntimamente afines. En este caso no hay ninguna necesidad de recargar el texto con detalles innecesarios que ya existen en la memoria del destinatario. Para actualizarlos basta una alusión. (...) Así pues, la orientación a uno u otro tipo de memoria del destinatario (permite) reconstruir el carácter de la ‘memoria común’indispensable para la comprensión del texto, y obtener ‘la imagen del auditorio’ oculta en el texto" (118)
Si bien esta presencia de un marco común hace inteligible y, por lo tanto, posible el intercambio de mensajes, hay situaciones en las que esto no funciona. Son los casos que los psicólogos señalan como patológicos y que implican "la comunicación de un individuo cuyo mundo personal está cerrado en sí mismo y en el que dicho individuo no puede negociar con sus compañeros las normas de relación del intercambio. Su visión personal del mundo lo encierra en definiciones predeterminadas de las situaciones y las relaciones." (119) Estaría entonces aislado, sin capacidad de diálogo, en la medida en que no comparte un universo común con "el otro" o, si lo comparte, se niega patológicamente a asumirlo como vía para la relación. Y es en el rechazo de la relación donde se inscribe su patología.
La patología de la comunicación ocurre cuando se la asume en cualquiera de las formas que impide o distorsiona la relación interpersonal. Pero la comunicación y la relación son posibles cuando existe un mundo de referencia común entre los actores. Esta teoría formulada en el campo de la sicología tiene su correspondencia en el espacio social.
"La comunicación consiste en modelar mutuamente un mundo común" (120). Proyectar esta visión a una propuesta social implica formalizar un mundo común de referencia mediante la comunicación ciudadana.
¿Tienen los medios de comunicación alguna participación en este proceso? (121)
De la comunicación a la cultura: el eventoLa cultura no es más que un proceso de comunicación en el cual la manifestación cultural obra como mediación entre los oficiantes. La importancia del proceso de comunicación planteado desde la perspectiva de la cultura no radica en la linealidad emisor-mensaje-perceptor sino en la reciprocidad perceptor-mensaje-perceptor y en la solidaridad e identidad que este encuentro entre perceptores significa. De ahí la pregunta: ¿En cuáles manifestaciones nos identificamos?
Es irrelevante lo que el productor proponga, a no ser por la comunión que puede generar en el auditorio, en los perceptores. La medida del encuentro que provoque es la medida de su inserción en el proceso de identidad del nosotros. Si logra calar en profundidad y extensión se lo reconocerá como maestro.
El acto cultural no es la obra en sí, sino su contacto con el público. La crítica de arte siempre se ha remitido a la obra y al autor descuidando la relación que se establece entre éstos y el destinatario. El crítico se asume como único destinatario y, por lo tanto, como intérprete de la obra; como tal, hace una lectura personal y se considerará responsable de orientar a los demás correctamente según su percepción.
No ocurre lo mismo en las manifestaciones de la cultura popular, donde la relación entre obra y público es inherente a ella; no hay obra si no hay esa relación presente. A propósito de este tema podemos reflexionar con Martínez Borrero:
"...(la obra artesanal establece) una particular relación con el ambiente local y con la sociedad, arribándose a una relación directa entre el productor y la sociedad, en la que la vinculación se da entre el artesano productor y la sociedad a través del objeto". (122)
Este concepto de lo popular tiene diversas manifestaciones en la sociedad actual cuando se busca relacionar al artista con el público mediante el recurso de desarrollar su trabajo en espacios abiertos a la circulación de la gente. Así se hace en los simposios internacionales de escultura donde, además, muchas obras se dejan para la ciudad que los acoge y en una medida más próxima, podemos referirnos a la realización y muestra de obras en el Malecón 2000 auspiciada por el Museo Municipal o a la exhibición de artesanos en el pasaje Arosemena de la Municipalidad. No se trata ya de exponer la obra, sino a su obrador e integrarlo en un sistema de relaciones vinculadas a la fiesta popular, donde la comunicación interpersonal tiene especial importancia. En este sentido, se ha desperdiciado una oportunidad excepcional con la construcción de murales en los pasos a desnivel porque, alrededor del proceso, el contenido y las técnicas empleadas, debieron crearse las condiciones necesarias para abrir un diálogo entre artistas y público.
"Tampoco la sociedad urbana del país valora adecuadamente un trabajo (el de los artesanos) que en otros lugares del mundo sería materia para galerías de arte y museos. ¿Por qué?" (123)
Quienes tienen la responsabilidad de orientar a la sociedad hacia un destino común, deberían ser los primeros en valorar y hacer posible la valoración de lo que hacemos bien, de lo que somos.
Esto puede tener que ver con la capacidad de intercambiar y, por lo tanto, de competir, de transformar y adaptarse, como lo han hecho los otavaleños con sus tejidos o, mucho antes, los artesanos fabricantes de relojes cucú de la Selva Negra...: hacer su producción y llevarla a otros destinos.
La críticaMuchos autores hablan de arte, cultura e identidad sin establecer los espacios precisos que corresponden a cada uno de estos temas. En muchos casos se los trata con deliberada ambigüedad y en otros, casi como sinónimos.
El reiterado interés por las artes y las polémicas que se desatan a su alrededor reinstalan el centro de atención donde no deben (124) .¿Qué es arte popular? ¿arte académico? ¿o burgués? Todos tienen una respuesta que parte del presupuesto de que sabemos qué es arte. Y luego nos encontramos embarcados en la construcción de conceptos y soportes para esa palabra de muy reciente cuño que queremos extender a ámbitos más amplios hasta abarcar lo que hemos bautizado como arte popular. En un afán de solidaridad sociopolítica, de purgación de pecados y generosidad, aceptamos que no sólo nosotros hacemos arte, también ustedes, y les damos la comunión. El problema es que nosotros no podemos evadirnos de nuestra perspectiva elitista. No por defender, señalar o rescatar lo popular podemos hacerlo desde un punto de vista que no sea aquel en el cual estamos insertos.
Colombres, en el prólogo de su Manual, hace unas consideraciones muy interesantes acerca de la teoría y crítica del arte que pueden hacerse extensivas a las actividades culturales.
"Abundan aquí obras que no vacilamos en incluir entre lo más representativo de nuestro ser en el mundo, pero falta un pensamiento capaz de contextualizarlas debidamente, con toda la autonomía conceptual que demanda su especificidad, porque para destacar su valor no se posee de hecho más parámetro que los proporcionados por los países centrales". (125)
No se trata de rechazar los modelos hegemónicos por ser extraños, sino de proponer instancias operativas sobre la realidad en la cual también participa lo ajeno.
No podemos pensar una identidad a partir de las muestras de arte de las galerías, los salones, los museos y los teatros. Si el valor simbólico del arte no se relaciona con la identidad, si la estética pretende constituirse en valor universal y autónomo, ajeno al entorno social, estamos planteando la inutilidad del arte y relegándola al placer onanista de unos pocos.
"Ningún arte verdadero se da al margen de (...) un contexto social que le confiere sentido".(126)
El arte como elemento unificador, como espacio de discusión, es la utopía. Porque en la realidad, las manifestaciones que conocemos como arte corresponden a un ámbito de la ciudadanía sumamente reducido, selecto... elitista, donde unos pocos se "unifican" con los otros.
No se trata de descalificar las artes, sino de relativizar su valor en el contexto de las actividades culturales y su importancia en la construcción de la identidad.
Puede haber quien inocentemente sostenga que no le interesa la construcción de la identidad sino el puro goce estético. Lo responsable es entender que más allá de la intencionalidad, todos estos hechos participan de esa construcción. Aun los individualismos esteticistas más exacerbados forman parte del nosotros. La diferencia radica en la conciencia de este proceso y, consecuentemente, en la posibilidad de operar lúcidamente en él.
"Siempre es más fácil ilustrar con ejemplos locales las teorías ajenas y creer que basta eso para configurar un pensamiento como propio".(127)
Esto último merece una relectura porque define el error en que reiteradamente cae nuestra teoría del arte. Al aceptar el arte como una categoría universal, hemos perdido la perspectiva que nos permite reconocer que estamos tratando de acomodar dentro de una teoría ajena los ejemplos locales como si fuesen el resultado de nuestro pensamiento propio.
No solo el arte en sus variadas manifestaciones, sino y principalmente, el concepto de arte lleva implícita una obvia carga de europeísmo, de elitismo. Nos debatimos por integrarnos en el juego y encajar en él muchas y tantas cosas que aquí se hacen, como tratando de darles el derecho a ser aceptadas y, por lo tanto, consagradas por la autoridad competente que, ¡oh sorpresa! se encuentra instalada en los centros del poder colonial.
"Cegados por un falso universalismo, muchos de nuestros artistas crearon aquí como si fueran europeos o norteamericanos".(128)
Si la modernidad construyó un modelo homogénico con la cultura occidental como centro, tal vez este independizarse y fragmentarse sea una expresión de lo que hoy ellos clasifican y de lo cual se apropian bajo el rótulo de posmodernismo.
Claro, no existe una teoría ni una crítica que oriente desde esta perspectiva.
Si trabajáramos a partir de las manifestaciones culturales, entraríamos en una clasificación que no se correspondería con la de las artes.
Seguimos siendo una colonia. Los pretores son distintos, el control se ejercita por medios más sutiles. La tecnología y la comunicación han contribuido y contribuyen al manejo de los sutiles hilos del teatro de marionetas. El poder económico local vive medrando del poder internacional. Y en este contexto, nuestros artistas, rebeldes y creativos (según lo definen los mismos centros de poder) entran en el juego tratando, ellos también, de recibir su parte de aceptación.
Desde nuestra perspectiva, esto no es bueno ni malo, por más que pueda o no gustarnos. Es un hecho que participa en el proceso de construcción de una cultura. Como críticos culturales aquí, el problema por resolver es cómo analizar y valorar las diversas y fragmentadas manifestaciones que nos ofrece la ciudad.
Arte y evento
La crítica social del arte se ha orientado a cuestionar forma y contenido de las expresiones artísticas en nuestros países. Es común el reclamo de su distanciamiento respecto de la vida social de nuestros pueblos. Es precisamente García Canclini quien nos ofrece el más equívoco trabajo en una obra señera: Arte popular y sociedad en América Latina (129). Es justamente la palabra arte en el título de la obra lo que entra en clara contradicción con la intención de su contenido. Y si a eso agregamos el calificativo popular, la contradicción, la incertidumbre, la confusión, aparecen desde su mismo título.
Porque el arte es propiedad de unos pocos, mientras que la cultura es de todos.
Porque la obra de arte es un producto monetizable destinado al goce estético o intelectual, aspectos que no forman parte del género popular. Entonces nos trasladaríamos, como propone Alexandra Kennedy Troya:
"Creo de suma importancia abordar estas manifestaciones artísticas a través de las fiestas populares religiosas y civiles (...) donde se desarrollan formas alternativas de vida y donde por supuesto se producen otro tipo de objetos que tienden más bien a incorporar el arte a todo un complejo ritual" (130)
En otras palabras, el problema fundamental no radica en las artes sino en la cultura y más específicamente, en las manifestaciones culturales; y hasta que no tengamos algunas respuestas sobre éstas en un contexto dado, hasta que no sepamos significar como manifestaciones culturales una muestra de arte en una galería o la procesión del Cristo del Consuelo, hasta que no sepamos dónde y en qué radican las diferencias, estaremos dando vueltas en un laberinto de palabras que nos alejarán del porqué de las cosas.
El error de confundir arte con cultura persiste. El arte es propiedad de unos pocos, mientras que la cultura no tiene propietarios, es de todos. Las artes las hacen unos pocos, la cultura la hacemos todos. La cultura no se manifiesta en las obras, sean de arte o artesanales. La cultura se manifiesta en el proceso de comunicación de las obras: la cultura se manifiesta en los eventos, en los actos de transferencia.
En la tercera parte de su libro, García Canclini hace una Propuesta para un arte popular contemporáneo (131) que, bien mirado, gira alrededor de los procesos por los cuales se establece la relación entre obra y espectador: distintas formas para realizar eventos. Tal vez sea el evento la mejor forma de expresión cultural de nuestra América, sin importar su contenido, sea pintura, música o salchichas, siempre que movilice y convoque para el encuentro.
Eventos culturales desde el sábado 13 hasta el jueves 18 de octubre de 2001Un ligero recuento de los eventos culturales anunciados por la prensa que han tenido lugar en el curso de seis días en la ciudad de Guayaquil, nos permite hacer algunas estimaciones sobre las cuales reflexionar:
SÁBADO 13
- Feria afroamericana organizada por la Confraternidad de negros del Ecuador, Facultad de Comunicación Social de la Universidad de Guayaquil, 10h00 a 23h00. (El Universo)
- Festival de la rockola y el pasillo en la feria del Instituto Tecnológico Simón Bolívar y en el local del Colegio Guayaquil. (El Universo)
- Serenata a Guayaquil en el mirador del Barrio Las Peñas.
- Grupo teatral Cronopio presenta la obra "Los clowns del fin del mundo", Centro Cultural Sarao, 21h00, Entrada general $6.- y estudiantes $4.-
- El grupo teatral de la Casa de la Cultura presenta "Nadie puede saber", Casona Universitaria, 11h00, entrada gratuita.
- La Alianza Francesa presenta al grupo musical Amarillis Ambrosie, 20h00,entrada general $10.-
- La Sociedad Femenina de Cultura presenta los Títeres de Ana Von Buchvald, Casa de la Cultura, 11h00, entrada $1.-
- Monólogo de Bernardo Menéndez "Tal vez... soñar", Sala experimental del Centro de Arte, 19h00, entrada general $6.-
- Danzas Jazz y ballet de la Sociedad Femenina de Cultura presentan "El rey y yo", Teatro Centro de Arte, 16h30 y 20h30.
- Show de "Pedro El Escamoso", Jardín de la Salsa, 21h00.
- Pregón cívico, Centro Educativo O’Connors.
DOMINGO 14
- Grupo teatral Cronopio presenta la obra "Los clowns del fin del mundo", Centro Cultural Sarao, 20h00, Entrada general $6.- y estudiantes $4.-
- Exposición de obras plásticas en el Hotel Oro Verde hasta el 30 de octubre.
- Exposición pictórica de Adrián Washco en la sala polivalente del Museo Municipal hasta el 21 de octubre.
- Raza Show 2001 en Pileta del Barrio Las Peñas. 10h00 a 16h00.
- Feria Artesanal del Azuay, Centro Comercial Albán Borja, 10h00 a 20h00.
- Festival de comida criolla organizado por la Comunidad Salesiana Cristóbal Colón, Parque Ciudadela La Saiba.
- Competencia atlética "Los pelados sobre ruedas", Ciudadela Los Olivos, 08h00 a 13h00.
- Retretas con la participación de artistas nacionales e internacionales, Ágora 1 de Malecón 2000.
- Teatro de títeres Amanecer, Casa de la Cultura, 11h00.
- Danzas Jazz y ballet de la Sociedad Femenina de Cultura presentan "El rey y yo", Teatro Centro de Arte, 12h00.
LUNES 15
- Concierto de cuerdas de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil en el Áula Magna de la Superior Politécnica del Litoral, 19h00, Entrada gratuita.
- "Un crimen Perfecto", Cine Foro Casa de la Cultura, 19h30, entrada general $0,80
MARTES 16
- II Festival de artes plásticas al aire libre "Independencia de Guayaquil" organizado por el Municipio y el Museo Municipal. Participan 160 pintores y 19 escultores, 10h00, gratuito.
- Exposición de la artista Priscila Linzán García, Sala de sesiones del Centro Comercial La Rotonda, 10h00 a 20h00, gratuito.
- Conferencia "Descubrimiento, conquista y pacificación de la cuenca del río Guayas", Salón Azul de la Casona Universitaria, 11h00.
- Conferencia "Los inmigantes españoles y su influencia en la formación de la sociedad guayaquileña", Salón Azul de la Casona Universitaria, 17h00.
- Concierto de órgano del joven Julio García Cornejo, Museo Municipal, 19h00, entrada gratuita.
- Cine Foro, "Los Federales", Casa de la Cultura, 19h30.
- Show de "Julio Sabala", Teatro Centro de Arte, 19h30.
- Escenificación de "La defensa heroica del teniente Hugo Ortiz en el destacamento militar de Santiago", a cargo de cadetes del Colegio Militar, Auditorio de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Guayaquil, 09h00.
MIÉRCOLES 17
- Concierto del Conservatorio Antonio Neumane de música clásica y costeña con instrumentos de cuerda, Ágora del Malecón 2000, 18h00.
- Festival del saxofón organizado por la Academia Preludio, Teatro Centro Cívico, 20h00.
- Exposición "La cultura tecno", Galería Madeleine Hollaender, 19h00.
- Proyección de "Iván El Terrible" de Sergei Eisenstein, Auditorio de la Alianza Francesa, 19h00.
- Lanzamiento de la novela "Parte de un propósito" de Marco V. Espinoza, Áula Magna de la Escuela Superior Politécnica del Litoral, 19h00.
- Muestra de libros y conferencia "Leer con una sonrisa", Fundación El Universo, 18h00.
- Lanzamiento de "Historias de Don Pascual" del cuentero Raymundo Zambrano, Casa de la Cultura, 19h00.
- "Oktoberfest", fiesta de la cerveza en el Hilton Colón.
JUEVES 18
- Grupo teatral Zero no Zero presenta "Medea call back", Centro Cultural Sarao, 21h00, Entrada general $6.- y estudiantes $4.-
- Recital "Guayaquil: historia y poesía" a cargo de Violeta de Orrantia, Sala experimental del Centro de Arte, 19h00
- Conferencia sobre "Relaciones diplomáticas entre Ecuador y España", Casona Universitaria, 11h00 y 17h00.
- Concierto de música instrumental clásica del Conservatorio Antonio Neumane, Ágora del Malecón 2000, 18h00, entrada gratuita.
- Muestra pictórica colectiva, Colegio de Periodistas, 19h00.
- Exhibición de la ópera "Turandot", video, Museo arqueológico del Banco del Pacífico, 19h00.
- Exhibición de libros en la Alianza Francesa, 17h00.
- Pinturas de Dora Lucía Macías, Alianza Francesa, 19h30
A partir de estos datos podemos elaborar una breve estadística que nos permite algunas conclusiones:
- En seis días se han realizado 47 eventos, lo cual da un promedio de 8 eventos por día
- Se presentaron en 27 locaciones distintas: 20 espacios cerrados y 7 al aire libre
- Se realizaron 37 eventos en locales cerrados y 10 al aire libre
- De los 10 eventos realizados al aire libre, 4 se hicieron en el mismo lugar
- De los 37 eventos que se realizaron en espacios cerrados, 24 tuvieron lugar en 8 locales
- Si estimamos generosamente una asistencia de 200 personas por evento, sumamos una audiencia de 9400 personas, es decir 1566 personas diarias
- Guayaquil tiene 2.000.000 de habitantes
- Habría que considerar otras actividades que constituyen puntos de encuentro: Cines, circos, parques de diversiones, Malecón 2000, Cerro Blanco, Parque Histórico, Puerto Hondo, Barrio Las Peñas, Cerro Santa Ana, paseo en lancha por el río, galerías de arte, museos.Si bien estamos operando sobre datos no muy precisos, podemos concluir que muchos de los eventos se hacen en espacios habilitados ocasionalmente, hay pocos espacios estables y los que hay son subutilizados; hay una clara división entre eventos elitistas y populares; hay manifestaciones de élite que se abren a espacios populares. Las actividades se concentran en pocos espacios. Varios eventos populares no tienen lugar en espacios que los prestigien. Una reflexión aparte merece la Oktoberfest, tradicional fiesta de la cerveza que reúne a la colonia alemana en un ritual identitario, del que nosotros deberíamos ser capaces de sacar conclusiones.
Cultura y comunicación (132)Cultura: una palabrita capaz de desatar las más enconadas controversias. Aparece en el lenguaje con diversas acepciones: culto, cultura indígena, culto religioso, físicoculturismo, cultura light, cultura alcohólica, piscicultura, lenguaje culto, culturizar, culteranismo, etc., etc.. Podemos encontrarla en diversas manifestaciones. Sin embargo, y sin pretender entrar en su etimología, aparece asociada con el verbo cultivar y de manera casi subyacente, con los rituales del culto religioso.
Ritual y cultivo parecen ser las dos vertientes que confluyen para encontrarse en cultura. Una actividad que se sacraliza para que luego florezca.
En este contexto es posible acercarse a dos lecturas que desde hace veinte años ponen en discusión lo que son, lo que no son y lo que deberían ser las actividades culturales en los países latinoamericanos.
El argentino Néstor García Canclini en su libro Arte Popular y Sociedad de América Latina (1977) circunscribe su trabajo al espacio reservado a las artes, y dentro de este propone manifestaciones que no solo renueven su estética sino y principalmente, su forma de producción. Él inscribe esta propuesta en lo que denomina arte popular, y lo contrapone a lo que llama arte de élite.
Por su parte, el chileno Pablo Huneeus en La Cultura Huachaca o el Aporte de la Televisión (1981), plantea su visión del problema desde otra perspectiva: dos corrientes culturales. Una de raigambre campesina, a la que llama cultura popular, fuertemente influenciada por las tradiciones prehispánicas, y la otra, de corte burgués, ciudadano, resultado de la influencia que desde la colonia ejercen los países hegemónicos sobre los nuestros, y a la cual llama cultura occidental. A estas dos corrientes agrega una tercera, producto del choque y la confrontación de las anteriores: la cultura huachaca, huacharnaca, diríamos nosotros: cultura de la superficialidad, de la emotividad, de la violencia, del éxito, del consumo, que él señala como sintetizada en la programación de la televisión actual.
Coincidentemente, hacia 1986 García Canclini publica un interesante artículo en la revista Chasqui, editada en nuestro país, en el que habla también de tres culturas coexistentes: la cultura de élite, la cultura popular, y la cultura de masas. Si bien considera que es insostenible la división entre ellas porque en la actualidad todas sus manifestaciones se dan mezcladas y simultáneamente, cabría replantearse la pregunta que Huneeus se hace cuando reflexiona acerca de la televisión: ¿No será justamente la televisión, como el máximo exponente de la cultura de masas, la que alcance el sincretismo, la fusión de lo popular y lo elitista?
Si bien la pregunta puede parecer descabellada, cabe reflexionar acerca de esa caja en la que todo cabe y todo es posible, atendida día a día por una audiencia indiscriminada de buenos y malos, lindos y feos, en programas producidos por sabios y lelos, cuerdos y locos, recurriendo a lo más sofisticado de la tecnología actual, y en donde parecería exorcizarse el mundo de contradicciones en que nos debatimos.
Si este fuese el caso, la propuesta de un innovador proyecto cultural sería, entonces, encontrar actividades o manifestaciones culturales que logren el entrecruzamiento de esa alta cultura, elitista, occidental, racionalista, con las expresiones de la cultura popular, tradicional, folclórica, y no dejar el proceso de integración exclusivamente en manos de la televisión.
Ritualizar en nuevos eventos culturales el encuentro de las dos culturas para que florezca y fructifique en expresiones integradoras que contribuyan a la autoestima y con ella a la identidad.