Destinos patrimoniales: ¿para qué clasificamos?

CUADRO 15

PLANIFICACIÓN ESTRATÉGICA EN GRANADA

EL PLAN ESTRATÉGICO DE LA CIUDAD

Desarrollado bajo la coordinación del Consejo Social de la Ciudad de Granada – CS y los auspicios del Ayuntamiento de la ciudad, el Plan Estratégico de Granada 2007 ha sido elaborado teniendo como claves para su implementación: la Cultura, las Infraestructuras y Tejido productivo y la Calidad de Vida, como los tres grandes pilares para proyectar el futuro de la ciudad. Elaborado con el objetivo de construir un consenso entre todos los ciudadanos granadinos, define cuales son los principales proyectos para la ciudad. El CS constituido por la iniciativa de la Alcaldía granadina, ha sido uno de los primeros de España, según los términos de la Ley nº 57/2003, de modernización de los gobiernos locales al incrementar formalmente la participación de los ciudadanos en la vida pública local.

Así, el documento marco elaborado – en tres años – supuso la realización de estudios previos, recogida de datos, encuestas, muchísimas reuniones, discusiones y debates, entre otras actividades, que permitieron lograr determinar el conjunto de propuestas más relevantes. Su ejecución ha seguido una metodología que ha estado enmarcada por los principios de:

- transparencia: desarrollo de todas las actividades bajo la aprobación y seguimiento de las comisiones y Pleno del Consejo;

- valorización del conocimiento local: participación de grupos de investigación locales;

- participación ciudadana: a nivel individual o colectivo, mediante los Foros Sociales y el "Foro Ciudad Abierta";

- rigor técnico: recogida de información, datos y opiniones;

- coherencia y convergencia: con actuaciones de desarrollo estratégico de otras instituciones en la ciudad y en su entorno;

- posibilismo (91) en las propuestas: flexibilidad en el desarrollo de las propuestas – resultantes de los consensos obtenidos – dentro de unos parámetros básicos sin desviaciones;

- medidas integradoras: atención a los aspectos relacionados con el género y con colectivos con necesidades especiales, como personas dependientes, inmigrantes etc.;

- visión metropolitana: preocupación constante de la ciudad con su entorno cercano, desde su posición de núcleo central en relación al área bajo su influencia.

Como resultado objetivo se ha obtenido una especie de carta de intenciones concertada entre los diversos segmentos sociales y económicos de la ciudad, estableciendo un marco de financiación abierto – pero quizás no solvente, de partida – sino que dependerá de los esfuerzos de articulación política y de presión ciudadana para su concreción.

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Fuente: CS/AYUNTAMIENTO DE GRANADA,2007.

Las principales acciones aquí señaladas en el Plan Estratégico de Granada inciden en:

- consolidar la ciudad como referente cultural;

- conseguir que Granada sea una ciudad sostenible y con un tejido productivo integrado;

- identificar y caracterizar Granada como referente de calidad de vida.

Según lo que indica el propio Plan, su desarrollo "ha servido como dinamizador de la reflexión sobre la propia ciudad por parte de diversas instituciones granadinas" (p. 39).

En el diagnóstico producido cabe mencionar, entre otros aspectos, el reconocimiento de que la ciudad posee una riqueza patrimonial y cultural que se asienta en la influencia que ha ejercido en su historia el asentamiento de las tres culturas: musulmana, judía y cristiana, lo que hace de Granada un importante foco turístico y cultural de España. En función de ello, se señalan como oportunidades en ese campo (p.73):

- "crear una imagen diferenciada de Granada como ciudad cultural y unificar una imagen exterior de la ciudad;

- poder de atracción de figuras representativas y eventos hacia la ciudad de Granada;

- impulsar el turismo cultural y promover el turismo gastronómico, de congresos, religioso y el específico del mundo científico;

- reforzar el potencial cultural mediante diversas actuaciones (…);

- impulsar la solicitud para ampliar el reconocimiento de la UNESCO, como Patrimonio Cultural de la Humanidad, del centro histórico de Granada;

- potenciar los valores patrimoniales e históricos mediante rutas culturales;

- integrar los circuitos turísticos;

- acondicionar los espacios abiertos;

- poner en valor, adecuar y acercar a la ciudadanía del patrimonio cultural granadino;

- Catalogar y actuar sobre los edificios históricos de la ciudad;

- crear un Centro de Información y Difusión del Patrimonio Histórico y del urbanismo de Granada;

- generar y fomentar actividades empresarias basada en el desarrollo, explotación y divulgación de diversas manifestaciones culturales".

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El centro histórico de la ciudad de Granada, al fondo la Catedral.

Foto 77: BLOS, H., 2007.

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Visión del Modelo de Ciudad pretendido para Granada – Esquema General.

Fuente: CS/AYUNTAMIENTO DE GRANADA, 2007.

De los ejes estratégicos propuestos, el Plan al plantear la ciudad como un referente cultural, define una serie de líneas estratégicas (p.101):

- "difundir la imagen de la ciudad cultural mediante la realización de certámenes y festivales periódicos;

- consolidar una red de espacios museísticos que contribuya a aumentar la oferta cultural y la estancia de los visitantes;

- atraer fundaciones y centros de altos estudios nacionales e internacionales para que establezcan su sede en Granada;

- consolidar la ciudad como centro creador de ciencia y arte;

- ampliar la oferta cultural de la ciudad como apoyo a las actividades turísticas y comerciales".

De esas líneas estratégicas, en lo que corresponde a la ampliación de la oferta cultural el Plan indica como medidas (p. 102):

- coordinación de la programación de la ciudad en torno a hitos temáticos;

- desarrollo de proyectos temáticos singulares;

- identificación y rehabilitación de rutas urbanas y periurbanas;

- puesta en valor del Sacromonte y el Albaicín;

- conseguir profesionales especializados en gestión de actividades turísticas y culturales y estimular el voluntariado cultural;

- crear una imagen única de Granada con un plan de promoción y marketing de la ciudad a través de códigos y temas vinculados a líneas y ejes del plan estratégico.

Por último, cabe destacar que de todo lo propuesto en el Plan, que no tiene efecto vinculante, es decir, obligatoriedad en la destinación de recursos financieros para su puesta en marcha, el desafío está en hacer factibles los proyectos y demás acciones que del mismo podrán derivarse, incorporando "la visión de la Cultura como un sentido catalizador de otros ejes [de desarrollo]" (p. 106).

Es importante hacer mención a una propuesta vinculada a la consolidación de una red de espacios museísticos de la ciudad que contribuya a aumentar la oferta cultural y la estancia de los visitantes como es la de creación del Museo de la Ciudad de Granada, donde se presentan su justificación, acciones críticas a desarrollar, las necesidades organizativas, los actores implicados y las opciones de financiación. Como justificación presentada, cabe destacar la que dispone la necesidad de la ciudad de Granada de ponerse al día en relación a otras ciudades en que se indica como "práctica habitual que las ciudades cuenten con museos que permitan tanto conocer el devenir histórico del municipio, como servir de recepción de los visitantes para lograr que adquieran una visión integral de la ciudad" (p. 146).

Es de igual importancia la proposición de establecer las bases para un proyecto educativo de ciudad, con el que se pretende que Granada se consolide como una ciudad educadora y difusora de valores cívicos integrados en su cultura. En efecto, para las ciudades históricas dicha disposición es clave para el desarrollo del sentimiento de pertenencia y de valoración de las señas de identidad cultural que están enmarcadas en el patrimonio cultural, para seguir confiriendo vitalidad y actualidad para los ciudadanos.

Sin embargo, de las propuestas antes indicadas, es sorprendente verificar el débil aprovechamiento de lo que la presencia de La Alhambra supone para la ciudad de Granada, quizás por lo que históricamente ha representado para ella, es decir, una ciudad dentro de otra ciudad. A excepción de algunas indicaciones relacionadas con el establecimiento de una mejor conexión de la ciudad con el recinto amurallado monumental (p. 214), no es de todo comprensible que no se saque más ventaja de su presencia y potencial que, estratégicamente, puede generar para la ciudad en su conjunto. Lo bueno, a pesar de ello, es identificar la preocupación con la generación de niveles de gobernanza adecuados para una ciudad de predominio histórico relevante y que para su desarrollo turístico propone "la creación de una comisión técnica multidisciplinar compuesta por Urbanismo, Cultura y Turismo, la Fundación Albaycín y Transportes, entre otros" (p. 235) para su gestión integrada.

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Fuente: CS/AYUNTAMIENTO DE GRANADA, 2007.

 

EL PLAN DIRECTOR DE LA ALHAMBRA

Diseñado como un plan estratégico para otorgar a la administración del recinto nuevos cauces para el desarrollo de una gestión avanzada de un conjunto monumental y toda la complejidad y potencialidades que él mismo comporta, el Plan Director de La Alhambra (2007) constituye en un avance en términos de herramienta de gestión para el Patronato de la Alhambra, entidad responsable de su gestión en el ámbito de la administración autonómica andaluza.

Tiene un abanico de supuestos bastante amplio, tomando en consideración las diversas facetas que constituyen el Conjunto Monumental de La Alhambra y Generalife, que refleja este singular monumento desde perspectivas distintas, complementarias e innovadoras para la realidad del bien en cuestión.

Cabe destacar en los siguientes líneas estratégicas:

- La preservación del recinto: planteada de modo integrado, teniendo en cuenta las implicaciones que conlleva a nivel de territorio, buscando el equilibrio entre las relaciones materiales y funcionales correspondientes a su conservación, uso y puesta en valor;

- La Alhambra como paisaje cultural: atención hacia su reconocimiento como síntesis de los diversos modelos culturales, ecológicos y económicos de ocupación y uso del espacio en tanto que proceso acumulativo de generaciones que importa considerar como de alto valor patrimonial y consecuentemente de su uso responsable, con gran interés en valorizar su relación con el uso del agua;

- Uso sostenible de La Alhambra: su consideración en tanto que monumento vivo, lugar habitado que a lo largo del tiempo ha acogido actividades y que actualmente se ve frente el desafío de desarrollar su uso turístico sostenible en relación con su patrimonio y con la ciudad de Granada;

- La Alhambra en la sociedad de la información y la industria del conocimiento: la complejidad del bien y su potencial en cuanto foco de conocimientos engendra posibilidades múltiples que brinda la tecnología de información, así como puede constituirse en un referente para la formación y el intercambio de informaciones y experiencias en campo especializado.

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Detalle de yesería en los Palacios Nazaríes, de La Alhambra

Foto 78: BLOS, H., 2007.

Para solventar dichas estrategias, quizás lo más importante que indica el referido Plan Director es dedicarse a indicar el progresivo desarrollo de una infraestructura de gestión capaz de responder con eficiencia, eficacia y efectividad a lo pretendido, lo que implica generar las transformaciones administrativas vigentes en el proceso – el Patronato de La Alhambra, tal como es, carece de autonomía administrativa – para asumir responsabilidades crecientes de planificación, coordinación y gestión que todavía le son imposibles de llevar a cabo, según las normas en vigor.

Además, la revisión del marco legal de la figura de protección del bien aparece como un marco definidor para la consecución de los retos planteados para obtener ventajas de aquello que hace de La Alhambra algo distinto y especial. A raíz de ello, son planteadas mejoras progresivas de su estructura organizativa dentro de un horizonte de ocho año en dos etapas, resultando en el rediseño institucional del actual Patronato, con las siguientes medidas:

- la transformación de la Secretaría General en Secretaría General Técnica, con la reestructuración de las actividades en sectores especializados vinculados especialmente a la logística y al funcionamiento general de la organización;

- el fortalecimiento del área de conservación con la implantación de la Coordinación General de Conservación, con la mejora de una serie de servicios especializados, dotando al actual Patronato de una plantilla de personal más conducente a las demandas actuales y con las exigencias que el Plan Director plantea, como en el campo de la Arqueología y Conservación y Protección, además de la creación del Centro de Paisaje y Jardinería, como mecanismo de observación de la evolución y transformación del paisaje y espacio para el intercambio de experiencias y la colaboración tecnocientífica en ese campo específico, entre otros cometidos correlatos;

- el establecimiento de Instituciones, al igual que en la situación anterior, en atención a las áreas de los Museos, Archivo y Biblioteca y de la Ciencia de la Información;

- la constitución de la Fundación Alhambra, para realizar iniciativas y actividades culturales que impulsen el conocimiento y la difusión del Conjunto Monumental, mediante la captación de recursos y el agrupamiento de las actividades transversales en el campo de la cooperación, investigación, formación, difusión y producción cultural;

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Vista parcial del recinto amurallado y sus jardines.

Foto 79: BRITO, M, 2007.

Todo ello, así como las demás medidas propuestas, por cierto, implican una nueva cultura organizativa y de relaciones laborales para satisfacer las demandas que los cambios pretendidos van a operar tanto en el espacio patrimonial como en la organización que lo gestiona. Un desafío al que si se le hace frente podrá destacar La Alhambra como un verdadero referente en el campo de la gestión integrada de un bien cultural Patrimonio de la Humanidad.

Es cierto que, sobre la marcha, en su gestión, hay que avanzar en algunos puntos clave y que se espera que puedan ser atendidos satisfactoriamente por el Plan Director como:

- mejorar las capacidades patrimoniales que posee, generando otros hitos y descargando los ya consagrados en complementación a las medidas ya implementadas de gestión del flujo de visitantes al recinto, en especial, a los Palacios Nazaríes;

- presentar La Alhambra desde otras miradas, en función de los recursos que posee y que todavía no se han puesto en valor;

- mejorar la accesibilidad al recinto, facilitando las vías y formas de llegada y salida al mismo;

- mejorar la comunicación con el público externo especialmente en relación a la política de restricción de aforo al recinto a título de la capacidad de acogida turística del Conjunto Monumental;

- fomentar el sentido de "lugar de encuentro" al recinto del Conjunto Monumental, a partir del carácter simbólico que posee para la ciudad de Granada, para Andalucía y para España y de sus potencialidades como espacio de conocimiento, intercambio y de entretenimiento.

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Fuente: PATRONATO DE LA ALHAMBRA Y GENERALIFE, 2007a, 2007b.

 

 

En Brasil, en cambio, hay pocos instrumentos urbanísticos a disposición y aquellos los disponibles se hallan en fase incipiente de aplicación, por lo menos, en relación con los dictámenes de participación que buscan solventar procesos más sostenibles de planificación y gestión en el país.

Uno de ellos es el Plan Director Participativo, herramienta que está impulsando el Ministerio de Ciudades en Brasil junto a los municipios del país y cuyo desarrollo se ha fomentado y estimulado, en los últimos cuatro años, en cerca de 500 de los 1.700 municipios brasileños que están obligados a elaborarlo(MCIDADES, 2005), conforme establece el ‘Estatuto de la Ciudad’(92).

Dicho instrumento tiene como orientación política "de instituir formas de planeamiento y control del territorio municipal empleando los potenciales y límites de su medio físico, las potencialidades abiertas por la existencia de redes de transportes y logística en sus territorios de forma que los impactos de su crecimiento y desarrollo no se traduzcan en desequilibrios y deseconomías", como ha sido la experiencia reciente de urbanización en Brasil (DUTRA, 2004: 08).

El Plan Director comparece como el instrumento básico de la política de desarrollo y expansión urbana (BRASIL, 2001, art. 40), a pesar de los varios instrumentos volcados hacia el planeamiento municipal previstos en el referido estatuto (93). El mismo resulta obligatorio para municipios con más de veinte mil habitantes e integrantes de "áreas de especial interés turístico" (BRASIL, 2001, art. 41), lo que puede incluir parte del universo de ciudades históricas en Brasil.

Sin embargo, a pesar de ello, no establece la obligatoriedad de su elaboración en función de su constitución en un área urbana protegida, declarada patrimonio cultural, si no se encuadra en los parámetros anteriores – dimensión demográfica e interés turístico reconocido.

Mientras tanto, en el referido estatuto, ley promulgada en 2001, se han establecido directrices generales de la política urbana a desarrollar en el país que indican "la protección, preservación y recuperación del medio ambiente natural y construido, del patrimonio cultural, histórico, artístico, paisajístico y arqueológico" (BRASIL, 2001, art. 2º).

De hecho, ello ha significado un gran avance en el marco de la planificación urbana en el país dentro de la preservación del patrimonio cultural urbano, en sus diversas modalidades, al poner el acento en la necesidad de "estimular en las comunidades el sentido de apropiación social del patrimonio, que será tanto más sostenible cuanto más diere sustentación a un proyecto de reinvención de la vida contemporánea" (MCIDADES, 2004: 24).

En efecto, su eficacia en lo referente a la preservación del patrimonio cultural urbano, dependerá del grado de detalle que dedique a la cuestión, lo que, en la práctica, los Planes Directores suelen remitir a reglamentaciones específicas a ser establecidas mediante instrumento complementario a elaborar posteriormente o, de otro modo, se remiten a legislaciones de protección del patrimonio cultural, sea federal o estadual (94) (BRITO, 2002).

Para superar dicho hueco se ha planteado el Plan de Preservación de Sitio Histórico Urbano – PPSH, como una herramienta necesaria para el desarrollo de esa reglamentación específica y de aplicación común por los diversos gestores públicos responsables de la materia en sus respectivas esferas de gobierno.

El PPSH ha sido propuesto con carácter complementario al Plan Director de la ciudad y es aplicable a aquellas que fueron declaradas Patrimonio Nacional (95). "Se constituye, en realidad, en un instrumento sectorial complementario fundamental para la gestión compartida de las áreas urbanas consideradas Patrimonio Cultural del país" (…) y, a diferencia del Plan Director Municipal, que es "de alcance amplio, genérico y abarcador, el Plan de Preservación se define como un instrumento de detalle, que se dirige a reglamentar el deber de preservar esas áreas (…), haciendo operativa la gestión de las políticas de protección de los sitios históricos urbanos al promover el establecimiento de una normativa para la aplicación común [por las distintas administraciones] y [además] el fomento de acciones correctivas, de efectos inmediatos, con visión basada en la relación pasado/presente y de una acción preventiva, de largo alcance, con visión de futuro y de la instalación del proceso de monitoreo y evaluación periódica, de manera que permita el perfeccionamiento de las acciones de preservación de ese patrimonio cultural" (96) (BRITO, 2004b: 27).

El PPSH ha sido pensado para conferir, a partir de la experiencia acumulada, posibilidades de su aplicación en el futuro a otras áreas de la ciudad, visto que en su marco conceptual se ha establecido claramente el deseo de que la preservación sea entendida y tratada como un fenómeno urbano, es decir, una forma de desarrollo urbano, y no más una acción de excepción y de excepcionalidad en la ciudad (BRITO, 2004b).

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El Plan de Preservación, como herramienta de planificación de la gestión del patrimonio cultural urbano, ha sido planteado en Brasil para el establecimiento de un proceso coordinado y convergente de las acciones dirigidas a su gestión compartida entre los diversos niveles político-administrativos y concertada entre el Estado y la Sociedad. A pesar de ello, su consolidación como instrumento de gestión se constituye, hoy por hoy, en una asignatura pendiente en el país que, en definitiva, va asociada con la construcción de un Sistema Nacional de Preservación del Patrimonio Cultural, todavía por concretarse en Brasil.

Portada del documento ‘Término General de Referencia’ para el desarrollo del Plan de Preservación de Sitio Histórico Urbano.

Fuente: BRITO, M., 2005.

 

A pesar de su competente estructuración, todavía permanece abierta la continuación de su aplicación, en función de las tensiones que ha provocado, al imprimir una nueva política patrimonial, basada en los preceptos por los que abogan las cartas internacionales de protección al patrimonio cultural que indicaban la necesidad de tratarlo dentro de una perspectiva urbanística (DUARTE, 2005), así como en las demandas existentes, emergentes en las ciudades históricas, que todavía no encuentran respuesta objetiva desde la administración.

Ello se debe a que el Poder Público, al reconocer bienes culturales como patrimonio de una determinada sociedad en nombre del interés colectivo, y en consecuencia, al tutelarlos a título de defensa de ese patrimonio cultural contra acciones que pongan en peligro su autenticidad e integridad, están obligados a establecer y difundir para la sociedad en general las reglas que deben operar sobre ellos de cara a su preservación.

Sin embargo, contradictoriamente, no siempre dichas reglas están establecidas de modo claro y transparente y acaban por suponer inconvenientes para su disfrute colectivo, lo que viene engendrando su privatización involuntaria, por provocar indirectamente su desaprovechamiento generalizado, como si fuera un stock a espera de su presunta (re)valorización futura, privando a la sociedad de su efectiva apropiación.

Así, la exigencia de establecer reglas del juego, comprensibles para todos, resulta no sólo necesaria sino una obligación, a fin de permitir la generación de ambientes estables que faciliten la orientación y el control de las iniciativas, el fomento a la inversión pública y privada y la consecución de los propios objetivos de la preservación.

Como ha indicado Sant’Anna, "en Brasil, el patrimonio cultural urbano no ha logrado realizarse por completo como mercancía, ni siquiera para su consumo cultural y apenas, parcialmente, para su consumo turístico, a pesar de algunas excepciones como Paraty, Ouro Preto y, quizás, Olinda. Ha dependido y todavía sigue dependiendo, para su supervivencia, de fuertes inversiones públicas, aunque escasos, que generan situaciones totalmente artificiales, atrayendo una ocupación oportunista y predatoria". Al indicar en estos términos, los considera "artificiales porque no son capaces de generar o promover una conservación autosostenible, ni siquiera cuando el objetivo es el incremento del turismo (…). Si, por un lado, el vaciamiento de la función cultural del patrimonio ha sido perjudicial, por otro, desearlo como algo fuera del mercado y de la lógica del capital en sociedades capitalistas es, como poco, ingenuo" (DUARTE, 2005: 91)

En este sentido, el Plan de Preservación se ha presentado como una vía para estimular una acción concertada de esas áreas, con la finalidad, entre otras, de provocar una articulación entre el sector público, los agentes privados y la comunidad local. Esa premisa, resultante de un proceso participativo de cuyo Plan de Preservación debería ser resultado, ha buscado conferir legitimidad, publicidad, transparencia y comprensión del proceso y de sus fines, así como hacer explícitos los principios, criterios y normas de preservación que debían pasar a orientar las acciones públicas y privadas en los sitios históricos urbanos protegidos (BRITO, 2004d).

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Comisión de Gestión Local de Mariana, ciudad histórica ubicada en el Estado de Minas Gerais, en funcionamiento (2001), cuando se implantó el proceso de construcción de la gestión compartida del patrimonio cultural en Brasil.

Foto 80: BRITO, M., 2001.

 

La cuestión del turismo u otra actividad que se presente, se configura, en principio y por principio, como un problema para los gestores de las ciudades históricas, ya que no quedan explícitas cuales son las directrices que están presentes, dentro de las diversas dimensiones del desarrollo urbano, en relación con el contexto socioeconómico y cultural de cada localidad, a fin de incorporarlo al proceso de preservación urbana como una actividad económica cualificada y capaz de propiciar la inclusión social y la valorización cultural de los recursos patrimoniales existentes (BRITO, 2004d).

"Teniendo en cuenta la insuficiencia de los métodos y procedimientos tradicionales de preservación de áreas urbanas, a menudo volcadas hacia el control de intervenciones físicas localizadas y sin horizontes más ampliados" (DUARTE, 2005: 374), lo que se ha propuesto con los Planes de

Preservación fue "posibilitar la creación de nuevos patrones para abordar la preservación de los sitios históricos urbanos, apoyados en el planeamiento y gestión urbanos. Ello permitiría tratar de modo eficaz el nuevo papel social, económico y ambiental atribuido al patrimonio cultural urbano y promover su apropiación adecuada por la sociedad que lo posee, así como garantizar el cumplimiento de su función social y su permanencia para las futuras generaciones" (BRITO, 2004d: 03).

Su fugaz aplicación en Brasil no ha permitido evaluar su real eficacia y efectividad, pues ha dejado en abiertas algunas cuestiones, como:

    • grado de coparticipación en la gestión: como las competencias en materia de patrimonio cultural en Brasil son concurrentes, es decir, indistintas y comunes para los tres niveles de gobierno – federal, estadual y municipal – no se ha podido profundizar en la pertinencia del establecimiento de corresponsabilidades mediante procesos concertados, así como de revisiones competenciales mediante procesos delegados o de transferencia progresiva de competencias;
    • grado de capacitación requerida en el proceso: se ha apostado por la capacitación en ejercicio, es decir, por la realización de un aprendizaje sobre la marcha en función del proceso desencadenado, al creer que el tratamiento de las cuestiones urbanísticas podría ser experimentado en la práctica a partir de la propia formulación y ejecución de los Planes de Preservación, lo que, en realidad, ha servido más para generar resistencias internas de orden técnico, dificultando la apropiación del propio conocimiento generado por la práctica desarrollada en su momento;
    • grado de participación local en la formulación del Plan: la interacción y el intercambio indicado para el desarrollo de las actividades correspondientes, entre los gestores públicos del patrimonio con los demás agentes sociales, económicos e institucionales, han puesto en crisis prácticas tradicionales de gestión, a menudo apoyadas en posturas cerradas, autoritarias y poco transparentes y basadas en conocimientos limitados de la realidad sobre la cual se actuaba, lo que ha servido más para generar resistencias de orden político por exigir cambios de actitudes y aptitudes;
    • grado de desarrollo metodológico del instrumento puesto en práctica (97): se ha considerado desde una visión estratégica (98), la concatenación de etapas para el desarrollo del Plan de Preservación (99), que ha expresado una estructura relativamente compleja y bastante sofisticada para la época (100), en lo referente a la elaboración y desarrollo de políticas de preservación en el país (SANT’ANNA, 2004), lo que suponía una etapa de implementación que tendría como producto la reglamentación de la disciplina urbanística y de preservación del área; una segunda etapa, estratégico-operacional, en la cual se construiría la viabilidad política y económica de las acciones necesarias; y una tercera etapa, basada en la construcción de indicadores de impacto y de desempeño de las acciones programadas, se evaluaría el desempeño del propio plan y de su programa de actuación, poniendo en jaque las condiciones logísticas requeridas y disponibles para su articulada ejecución, teniendo en cuenta la construcción del proceso deseado, considerada compleja y de cuidadosa puesta en marcha;
    • grado de eficacia de la solución de los problemas patrimoniales a escala urbana: se ha comprendido que, a pesar de las condiciones adversas de logística, infraestructura y recursos de todo tipo para su desarrollo, los problemas reclamados por las comunidades residentes en las ciudades históricas, exigían una respuesta, no siempre conducente a los requisitos necesarios para su pleno desarrollo, sino a los compromisos políticos que ponían en cuestión la propia misión institucional;
    • grado de transversalidad con las cuestiones inherentes al desarrollo urbano: al tratar de ciudades históricas y con la perspectiva de llevar a cabo intervenciones programadas a partir de una estrategia de ciudad concertada previamente, temas como el turismo y los procesos de degradación, terciarización, gentrificación o banalización no han sido debidamente estudiados y debatidos a su tiempo, ya que se esperaba que los sitios históricos urbanos fueran laboratorios vivos de la propia experiencia en curso;
    • grado de expectativa en la promoción de inversiones concentradas en el área: el Plan de Preservación, en función de sus aspectos normativos, estratégicos y operacionales, en la financiación de la preservación del patrimonio cultural y del desarrollo urbano, se constituiría más como una estrategia de destinación de recursos, al defender la territorialización de políticas públicas, y una herramienta de negociación entre los diversos sectores – público y privado – ya que se reconocía que los recursos financieros para la cultura y, en particular, para el patrimonio, no residía apenas en los parcos presupuestos del sector, sino que podrían ser captados de otras áreas sectoriales, como medio ambiente, desarrollo urbano y regional, turismo, educación, entre otros, en función de la complejidad y transversalidad que, en nueva perspectiva, comportaba, sin, por otro lado, renunciar a su campo de acción y responsabilidad, por lo que se ha apostado por la posibilidad de que el programa de actuación del Plan de Preservación pudiera contar con recursos provenientes de los instrumentos de renuncia fiscal federal, en cuanto proyectos prioritarios para inversión de empresas estatales en acciones de mecenazgo cultural;
    • grado de imposición legal del instrumento desarrollado: tanto en lo que se refiere al Plan de Preservación, como a la Portaria Federal (101) que le da legalidad, como instrumento de política federal de protección de sitios históricos urbanos, declarados Patrimonio Nacional, dicho instrumento posibilitaba conducir la gestión patrimonial a nivel federal, dentro de la esfera de competencia que le asignaba la potestad de establecer la normativa de preservación de esas áreas, sin menoscabar la necesidad y preocupación en contar con un diploma legal de carácter complementario al Decreto-Ley nº 25/37, en la forma de ley, que contemple las directrices generales para la gestión de sitios históricos urbanos y defina, en principio: "la gestión de sitios históricos urbanos y su rehabilitación, definiendo ese objeto; la rehabilitación de inmuebles para usos residencial, comercial, de servicios y de otra naturaleza, la atención a los requisitos y condiciones necesarios y los criterios para la rehabilitación preferente; los regímenes generales de protección para la rehabilitación, los beneficios aplicables, las subvenciones destinadas según la renta del beneficiario, el tipo de intervención y el valor cultural del inmueble, la financiación y sus condiciones y los incentivos fiscales aplicables; los instrumentos de gestión aplicables y obligatorios, los procedimientos correspondientes y su tramitación y publicidad; los mecanismos de gestión susceptibles de adopción y obligatorios, los procedimientos correspondientes y su funcionamiento y control administrativo y social" (BRITO, 2004c: 145-146)