Localidad
El concepto de "rural" hace que nos alejemos de la idea de lo urbano, sin embargo, estas localidades poseen funcionalidades que, al tiempo de responder a parámetros económicos, sociales y culturales rurales, también presentan características de funcionalidad urbana.
Para tratar de conceptualizar el tema, tal vez sería conveniente intentar definir lo "rural" y, posteriormente, a qué nos referimos cuando decimos "localidad".
Lo rural y lo agropecuario prácticamente fueron sinónimos hasta principios de la década de los ’90 cuando comienzan a multiplicarse los interrogantes acerca de los límites entre lo urbano y lo rural. La identidad entre lo sectorial agropecuario y lo territorial rural, está desdibujada. Muchos de los empleos rurales no-agrícolas son considerados como guardando ninguna relación significativa con la actividad agropecuaria (Carballo González, 2004). Podríamos abordar el concepto de lo rural, solamente desde lo territorial y económico. Pero consideramos además que son relevantes de la misma manera, los aspectos culturales que se relacionan con la vida rural. En este sentido Piñeiro define a rural como "el ámbito en el cual se desarrollan un conjunto de actividades económicas que exceden en mucho a la agricultura. El espacio rural y los recursos naturales que están contenidos en él, son la base de crecientes actividades económicas y sociales. Es evidente que la actividad agrícola (incluyendo la ganadería y las actividades forestales) son las principales. No obstante, hay un conjunto de otras actividades que tienen una gran importancia relativa las cuales, en general, están asociadas a un mayor nivel de desarrollo. Entre éstas, las actividades vinculadas a la agroindustrialización, el turismo y las artesanías regionales son tal vez las de mayor trascendencia. Adicionalmente, la forma en que se organizan y desarrollan todas estas actividades económicas incide en la capacidad para cumplir importantes funciones vinculadas a la conservación de los recursos naturales y a la construcción del capital social incluyendo el funcionamiento social y político de las comunidades." (Piñeiro, 2000). Desde una perspectiva histórica productiva territorial Echeverri Perico y Ribero (2002) introducen como factor distintivo de lo rural al "papel determinante de la oferta de recursos naturales que determina patrones de apropiación y permanencia en el territorio, en procesos históricos."
Ahora bien, debemos conceptualizar el término localidad. Las principales ideas en la Argentina referentes a la conceptualización del término localidad pueden hallarse en la documentación técnica del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). En este sentido los censos tienden a separar la población en urbana y/o rural -como en el censo de 1980- o en población aglomerada en localidades o dispersa en el campo abierto –para el censo de 1991- (Mantobani 2004).
Para delimitar localidades se pueden tomar tres criterios excluyentes: jurídico (municipio), funcional o interaccional (comunidades) y físico (localidades o aglomeraciones). Los censos argentinos han utilizado el criterio físico. (Mantobani 2004). El criterio físico que ha sido desarrollado por Vapñarski no nos resulta convincente para nuestro problema, ya que en una publicación del INDEC define a una localidad como: "...una porción o varias porciones cercanas entre sí de la superficie de la tierra, delimitada cada una por una envolvente y configurada como mosaico de áreas edificadas y no edificadas" (Vapñarski 1998).
Con relación a la delimitación de diferentes tipos de localidades, el censo de 2001 toma como localidades urbanas a las que poseen más de 2000 habitantes y como localidades no urbanas o población rural agrupada cuando la población no supera el umbral de los 2000 habitantes (DPE. Estadísticas sectoriales bonaerenses 2004).
Estas indicaciones de carácter técnico con fines de utilidad estadísticos poco nos aportaron para la elección de nuestras localidades. El criterio físico tal vez sea poco abarcativo con relación a nuestros objetivos e hipótesis. Dentro de la estructura de las localidades hay elementos como signos constitutivos de un sistema que interesan desde su interacción o bien dentro del esquema funcional. Son elementos que solamente abstrayendo podemos considerarlos aisladamente. La interacción entre estos elementos es, en definitiva, lo que le otorga su propia razón de ser (Randle 1992). Los elementos pueden también darnos idea de la magnitud de la localidad y hablarnos sobre su comportamiento social, económico, histórico y territorial. Consideramos que la propia reproducción de la edificación, el estado de abandono o cuidado de sus estructuras físicas, las empresas actuantes, la relación con el espacio agrario y las ciudades próximas o lejanas, la circulación de personas y mercaderías, de información; y otros elementos hacen a la interaccionalidad, la funcionalidad y la vida misma de la localidad. Son estos elementos los que en interacción permiten una funcionalidad del territorio y constituyen a nuestras localidades.