Capítulo VI. Relaciones entre los migrantes y el lugar. Los argentinos en las Islas Baleares
VI. 1-Introducción
"Cuando el hombre se enfrenta con un espacio que no ayudó a crear, cuya historia desconoce, cuya memoria le es ajena, ese lugar es la sede de una gran alienación" (73).
Hay numerosos estudios que hacen referencia a la percepción, la imagen y el comportamiento del hombre en el espacio. La Geografía de la Percepción ha aportado trabajos interesantes, desarrollados por autores como Linch (74), Bailly (75), Estébanez (76) entre otros, y que fueron pioneros en el tratamiento de temas bajo este enfoque continuados posteriormente por diversos autores, entre los cuales cabe citar a Josep Vicent Boira i Maiques; Iñiguez; Pol; de Castro en la década de los años 90.
Se recuerda que son interesantes para el desarrollo del tema propuesto los conceptos de espacio subjetivo y los mapas cognitivos a partir de los cuales el comportamiento y los desplazamientos juegan un rol fundamental. Desde la óptica de la percepción y del comportamiento se hace referencia a tres espacios: el real, el imaginario y el simbólico que son difíciles de diferenciar. Se tratará de identificar estos espacios en las distintas etapas vividas por los individuos en el proceso migratorio.
También desde el campo de la Geografía Cultural se pueden buscar algunas respuestas, especialmente cuando buscamos el "sentido de los lugares" (77) y el tema esencial de la identidad cultural y su transmisión a través de las generaciones.
Se considera innovador relacionar estos conceptos con los desplazamientos de población. En este trabajo se hará especial referencia a los desplazamientos de argentinos a las Islas Baleares, España, uno de los tres destinos mayoritariamente elegidos por estos migrantes desde fines de los años ’90 hasta la actualidad, año 2007.
Las personas conocen su "lugar" y la información sobre el mismo que sus mentes estructuran, almacenan y ordenan. También, en el caso de tener la intención de migrar, sus mentes se centran en el conocimiento de los posibles "lugares" de destino. Ese conocimiento se cimienta fundamentalmente en la difusión de la información recibida por aquellos que han migrado antes, individuos con quienes se relacionan por cuestiones de parentesco, amistad o vecindad formando redes concretas que posibilitarán el desplazamiento (78).
La Psicología en los últimos años se plantea el tema de los trastornos que se desencadenan como consecuencia de los desplazamientos de población, que supone un cambio de "lugares" y un cambio en la relación con otras sociedades, con costumbres, con lenguas diferentes, es decir, con culturas diferentes.
Suele mencionarse el término "desarraigo" para explicar el sentimiento que este proceso desencadena en los individuos. Sin embargo ese término, según el diccionario, significa "arrancar de raíz"; supone arrancar de raíz la cultura de origen del migrante para integrar la del nuevo destino. Pero la cultura de origen permanece en la memoria del individuo a lo largo de toda su vida, no puede arrancarla. Debe realizar un proceso complejo para integrar la cultura del nuevo lugar sin perder la propia. Al respecto, Sami Naïr (79) expresa: "La integración no puede significar no tenerse en cuenta a uno mismo, el olvido del pasado, la falta de conciencia del porvenir".
Tal vez el término desterritorialización puede graficar esa etapa transitoria del sentimiento de no pertenencia al nuevo lugar. Cabe aclarar que solamente es un tiempo, el tiempo de "desorientación" al cual hace referencia Milton Santos, ya citado. Se verá que el migrante va cumpliendo etapas en el proceso de aceptar e integrarse o no al nuevo lugar.
La interpretación del comportamiento de los migrantes en sus nuevos lugares con el aporte de la visión geográfica puede enriquecer este campo y animar a investigaciones interdisciplinarias.
VI.2-El proceso migratorio
Los desplazamientos de población en busca de nuevos espacios, de recursos para su supervivencia son tan antiguos como la presencia del hombre sobre la tierra. Sin embargo al hombre se le presenta la migración como un hecho traumático, que conlleva una enorme cantidad de pérdidas que tiene que ver con su entorno ambiental, con sus diacríticos culturales, con su historia familiar y la de su sociedad de origen, con normas sociales, que lo acercan al peligro de caer en una confusión que lo desoriente (80).
Las migraciones deben ser consideradas como un proceso en el cual se van cumpliendo etapas y fases, tal como se ha explicitado en los capítulos anteriores. Justamente este intenso dinamismo muestra, tanto en el caso de Argentina como en el de las Islas Baleares, dos etapas bien marcadas, en las cuales se pueden identificar fases, también tratadas anteriormente.
VI.3 -Qué significa "migrar"
La migración es un hecho social, que implica al individuo, al grupo familiar y a la sociedad misma, tanto a la de origen como a la destino. Si bien hay un marco general, cada migración tiene su por qué y su cómo. Las causas y consecuencias de las mismas tienen relación con el individuo, con la familia y con los países de origen y destino del migrante. Hay un marco macro que se relaciona con las condiciones socioeconómicas de las regiones comprometidas en este proceso, pero también hay un marco microsocial, relacionado con el individuo y su entorno familiar. De allí la complejidad de este proceso.
Migrar significa abandonar un lugar con todo su contenido ambiental, histórico, sociocultural y familiar para asentarse en otro lugar, con contenidos diferentes: paisaje, lengua, costumbres, normas, a los que se les suma la carencia de afectos. Por ello el hecho de migrar supone pérdidas y hallazgos.
Las pérdidas son las que el migrante debe afrontar, especialmente en las primeras etapas, situación que desde la Psicología se conoce como "duelo migratorio", muy complejo y de difícil elaboración. Aparece también el peligro de que se convierta en "crónico", despertando trastornos psíquicos graves.
VI.4-Etapas en la relación del migrante con el nuevo lugar: de la psicología a la geografía de los lugares
Desde hace casi nueve años seguimos la observación de cien casos de argentinos que emigraron a las Islas Baleares entre 1998 y 2007. El universo de análisis está constituido por varones y mujeres solas y por grupos familiares de padres de edades intermedias (30 a 40 años) y niños. Sus espacios de origen se reparten entre Mar del Plata, Bahía Blanca, Córdoba, Villa María, La Plata, ciudad de Buenos Aires, Rosario y San Juan. A ellos se agregan entrevistas en profundidad a otros integrantes de la colectividad argentina residente en las Islas Baleares, no incluidos en el observatorio mencionado. Se destaca que a la fecha (2007), se calcula que residen el las Islas Baleares más de 20.000 argentinos, como ya se expresado.
Estas observaciones y entrevistas conducen a la distinción de etapas en la relación de los migrantes con el nuevo lugar de residencia. Cotejando estas etapas con los avances de la Psicología en la temática, se pueden encontrar notables coincidencias que, como ya se ha expresado debieran llevar a una investigación interdisciplinaria en estos aspectos.
Para comprender el proceso se debe tener en cuenta que el migrante lleva consigo una carga de sentimientos controvertidos que mezclan dolor y nostalgia por lo que deja, con expectativas e ilusiones, esperanza y ansiedad por lo nuevo que va a encontrar en el otro lugar por el cual ha optado a través de los conocimientos difundidos por quienes han migrado antes.
Desde la Geografía de la Percepción, siguiendo a Yi-Fu Tuan (81) el hombre desarrolla con el lugar relaciones de amor: "topofilia"; de extremo amor: "topoidolatría"; de odio: "topofobia"; de indiferencia: "toponegligencia".
En la relación del migrante con sus nuevos lugares también se pueden identificar esos sentimientos, a los cuales se les puede agregar una primera sensación de confusión, es la "alienación" a la que hace referencia Milton Santos, ya citado. Desde la Psicología se identifica esta fase como: "mito de torre de Babel" (82), pues es el momento en el que se enfrenta a la cultura diferente, a otra lengua, otros modismos expresivos, diferentes costumbres, otras normas sociales, entre otros elementos culturales. Es el momento de descubrir la otredad, se siente diferente y percibe que la sociedad del nuevo lugar también lo encuentra diferente porque es el otro, el que no pertenece a ese lugar. En esta primera etapa está latente el peligro de caer en la confusión, en la desorientación que le dificulta la comunicación. Por un lado está presente la memoria de su lugar de origen, donde "sus experiencias vividas quedaron atrás"…y el nuevo lugar "obliga a nuevas experiencias", entablándose una lucha interior "entre el tiempo de la memoria y el tiempo de la acción" (83).
"…cuando recién llegué no entendía nada…me hablaban en mallorquín…yo les pedía que me hablaran en castellano…lo hacían, pero se malhumoraban…yo no encontraba tampoco las palabras en castellano que facilitaran la comunicación, pues el vocabulario es diferente"...(Entrevista a Juan R., Palma, enero 2003).
Pasado el primer momento, de una manera inconciente, los individuos recurren al mecanismo de disociación. Para ello entran en una etapa de enamoramiento con el nuevo lugar, "topofilia" y en algunos casos llegan a la "topoidolatría", idealizando todas las características de su nuevo destino. A la vez desvalorizan el lugar y las personas de su sitio de procedencia, en una clara actitud de "topofobia" hacia su origen. También puede ocurrir de forma inversa, revalorizando lo que dejó de una forma desmedida y acentuando los defectos del nuevo lugar con todo su contenido social, debido al "desencanto de la tierra prometida" (84). De este modo evitan el dolor y el remordimiento por haber abandonado su lugar de origen que contiene todos sus afectos.
"…estoy encantada, Mallorca es un paraíso, la gente es amable y acogedora…tal vez en un primer momento no lo parecen, pero al poco tiempo de conocerte te abren el corazón…venir aquí es lo mejor que pudo ocurrirme en la vida…pienso en Buenos Aires, en la pobreza, en la degradación, en la inseguridad…cada vez más sucia…intolerable!!!!..." (Entrevista a Mariana O., abril 2002. Había llegado a Palma en febrero de 2002).
"…me molesta que me hablen todo el tiempo en mallorquín. Si estoy en un grupo lo hablan entre ellos…luego se hacen los tontos y se dirigen a mí pidiendo perdón, porque no se dieron cuenta de que yo no los entendía…no me gusta vivir aquí, me siento aislada en la isla, me falta espacio…pienso muchas veces en La Plata, tan verde, con sus calles amplias…tan cerca de todo, podés ir a Buenos Aires y encontrar lo que querés…acá tenés que esperar que traigan las cosas de Barcelona o de Madrid y pueden pasar 15 ó 20 días…es insoportable"… (Entrevista a Julieta R., abril 2002. Había llegado a Palma en diciembre de 2001).
Si esta etapa no se supera está el peligro de caer en profunda depresión, en una ansiedad confusional que lleva a la falta de confianza en todo. No se sabe quién es el amigo, quién es el enemigo, se siente perseguido, discriminado, pierde sus ansias de triunfar, de progresar que fueron el motor del cambio al momento de decidir su migración. Su recuperación dependerá de muchas circunstancias, entre las cuales la más importante es su situación de regularidad, es decir, de tener todos sus documentos. Los pensamientos persecutorios se acentúan cuando ha migrado sin sus papeles en regla.
"…yo camino por la calle sin hablar…si no hablo no se dan cuenta que soy argentino…siempre estoy mirando a un lado y a otro para estar seguro de que no tengo cerca de un guardia civil…" (Entrevista a Pablo F. , febrero de 2003).
Pasada esta etapa se reinicia otra, más rica, más equilibrada. Desde el ámbito de la Psicología la consideran como un nuevo nacimiento, un renacimiento que tiene un potencial muy creativo. Milton Santos (85) considera que el migrante rehace su espíritu y reformula la idea de futuro a partir del momento en que comprende la nueva realidad que lo rodea., va conociendo el nuevo espacio, va aceptando sus virtudes y carencias. Entonces el lugar opera como disparador, como detonador que le permite comenzar una nueva relación con una territorialidad nueva y una nueva cultura. El migrante aporta lo que lleva en sí mismo desde su origen y recibe lo que el nuevo medio y la nueva sociedad le dan. Es entonces cuando el migrante entra en la etapa de la integración. Se integra al nuevo lugar y a la nueva cultura, sin perder el bagaje cultural que traía de su lugar de origen y va agregando muchos de sus símbolos en el nuevo paisaje.
La migración es una situación de cambio. Es una sucesión de pérdidas, tensiones, ganancias. Las pérdidas son masivas, de personas, cosas, lugares, idioma, clima, profesión, medio social, entre otras y suponen un duelo que inevitablemente se debe realizar para superar la situación y "rehacer el espíritu", según la expresión citada de Milton Santos.
En el duelo están presentes los sentimientos de angustia, tristeza por lo perdido y también de culpa por abandonar al resto de los integrantes de la familia.
"…yo lloraba y lloraba…todo el día. Nada me consolaba, ni aún el amor de la pareja que aquí encontré…hasta que un día él me dijo: te amo y quiero formar contigo una familia, pero así no. Elige si quieres regresar a tu país o si te quedas conmigo, pero si te quedas debe ser con alegría…entonces me quedé muda…me encerré en mi habitación y decidí…hoy ya no lloro, recuerdo con cariño, y cada vez veo a mi ciudad más lejana y no me apena…"(Entrevista a Analía S.; Palma, junio 2006)
El duelo se vive de diferente manera según cada persona y según las circunstancias, dependiendo de los rasgos de cada personalidad, de una mayor o menor inteligencia emocional, de las redes sociales en las que el individuo está contenido. En la etapa del duelo hay situaciones de aislamiento, de poca comunicación con la población local, se produce un aferramiento rígido a la cultura de origen, una desvalorización de la cultura del nuevo lugar. Las situaciones s e agravan cuando hay dificultades para conseguir trabajo, para regularizar su situación, para encontrar una vivienda, cuando no se consigue el trabajo para el cual se ha preparado. Surgen sentimientos de soledad, de fracaso y de miedo; sentimiento de tener que luchar para sobrevivir por estar sometido a condiciones de explotación o humillación por parte de sus propios coterráneos o de la población local. Pueden aparecer síntomas depresivos o delirantes.
Los síntomas más comunes son la tristeza, el llanto, miedo, preocupación, confusión, sentimiento de soledad, el ya mencionado sentimiento de culpa. También se han detectado somatizaciones que tiene que ver con la fatiga, el cansancio, la pérdida o aumento del apetito, dolores de cabeza que pueden llegar a cefaleas o migrañas, la recurrente idea de muerte y suicidio, desórdenes en el sueño, pérdida de memoria, hipertensión, dolores gástricos, dolores musculares, entre otros.
El proceso de elaboración del duelo es lento y cumple etapas que varían según el individuo, según su historia personal, según su entorno y también según el género. Al final de la elaboración del duelo, si ha sido adecuada, se encontrará la forma de integrarse al nuevo lugar y a la nueva cultura sin perder la propia.
Hay estrategias recomendadas para ayudar a la elaboración del duelo. Entre ellas se pueden mencionar: ocuparse de cosas importantes, como ser tramitar los papeles de residencia, ocupar el tiempo con trabajo, superar el sentimiento de culpa por lo que se dejó, pues nadie es tan importante ni imprescindible; amar la vida; amar el nuevo "lugar" elegido para vivir; pensar que se es del sitio donde se vive, trabaja y ama, entre otras recomendaciones. Pensar, elaborar y aceptar que se está viviendo en mi lugar en el mundo, en el lugar elegido.
El resultado no será el olvido por lo vivido, sino un alejamiento paulatino que tiene el objetivo de poder vivir el presente con felicidad.
También existen otras estrategias, llamados "ritos recordatorios", que implica la reunión de personas de la colectividad para comer comidas típicas de su origen, bailar y otras actividades que finalmente llevan al asociacionismo. Este hecho es muy común en las Islas Baleares entre los argentinos residentes allí, reunidos en la Casa de Buenos Aires en Baleares; la Casa de Corrientes en Baleares; la Casa de la Patagonia en Baleares; la Casa de Mar del Plata en Baleares, entre muchas otras. Aunque constituyen un asociacionismo incipiente, dado el poco de tiempo de funcionamiento, cumplen adecuadamente con el objetivo de preservar la cultura de origen, además de prestar asesoramiento a los recién llegados que están normalmente e la etapa ya explicada de "desorientación".
León Grinberg expresa al respecto que: "El vínculo común entre los miembros de un grupo está en la naturaleza de una identificación basada en una importante cualidad emocional común" (86).
Los grupos étnicos o colectividades se cohesionan alrededor de intereses y objetivos y ofrecen un conjunto de representaciones colectivas que se expresan simbólicamente y que constituyen un vínculo subjetivo que les da identidad y fuerza.
Los inmigrantes en la etapa de las migraciones históricas anteponían la región y el lugar a su país de origen. Actualmente sucede lo mismo si ponemos atención en las denominaciones de las asociaciones de argentinos en Baleares.
VI.5-Los retornos
En el migrante siempre está latente la idea del retorno. Este aspecto ya fue estudiado en las migraciones masivas y se le conoce como mito del retorno.
Los retornos están relacionados con varias situaciones: jurídicas, económicas, sociales, de falta de adaptación al sitio de emigración, entre otras.
La resistencia depende de la fortaleza psíquica, de la disposición o no a aceptar el fracaso de su proyecto ante su familia y amigos, de contar con los medios económicos para afrontar el gasto de un pasaje de vuelta, pues en la mayoría de los casos ya ha caducado el que correspondía a su viaje original.
En el caso de aquellos que tienen su situación jurídica resuelta se insertan con mayor facilidad en el mercado de trabajo, también inestable, regido por contratos de corta duración. Quienes migran en forma irregular suman la dificultad de vivir temerosamente. En ambos casos cuesta admitir el fracaso y en general así se percibe el retorno. También se produce una etapa de resistencia, de continuar apostando a encontrar la oportunidad esperada.
Ya se ha expresado que vamos siguiendo la observación de cien casos de argentinos que emigraron a las Islas Baleares entre 1998 y 2007. La mayoría tiene resuelta su situación de regularidad, aunque algunos tienen aún sus papeles en trámite. De este total observado han retornado dos familias, que totalizan 4 personas mayores de edad y tres menores. A ellos se suman dos personas de sexo femenino cuyas edades promedian los treinta años. El resto de nuestro universo de análisis sigue viviendo hasta la fecha en las Islas, la mayoría en Mallorca y en la ciudad de Palma o en ciudades costeras muy turísticas, sin que ello represente que gocen de una condición económica próspera, sin embargo no retornan.
La mayoría del grupo observado, que tienen resuelta su situación de regularidad, ha viajado a Argentina una vez y muy pocos dos veces. Los viajes se realizan desde mediados de noviembre, con la intención de pasar las fiestas con sus familias y algunos de ellos con la idea de encontrar alguna posibilidad laboral aquí que los entusiasme. Suelen venir con los pasajes abiertos por un año, pero desde febrero en adelante, mes a mes nuevamente emprenden el viaje hacia las Islas para incorporarse a los trabajos que se ofrecen con la llegada de la temporada turística.
Para fines de abril todos ya han cumplido su "retorno temporal" y han reemigrado. En general hacen un gran esfuerzo económico que les demanda ahorrar dinero durante muchos meses para venir a visitar a sus familias, por ello es que la mayoría lo cumple una sola vez, o una vez cada dos años. Normalmente se desilusionan cuando al retornar por primera o segunda vez no encuentran posibilidades. También ocurre que al regresar ya no se sienten cómodos ni con su familia, ni con sus amigos. Todo ha cambiado, han cambiado ellos y también el entorno aquí. En el transcurso del tiempo nada es igual, ni siquiera el sitio del cual partieron.
"…fui a Argentina a visitar a mi familia para las fiestas de fin de año…me encontré con mis amigos…a la semana ya me quería volver acá, nada era igual…hasta mi habitación ya estaba destinada a otros usos y tuve que dormir en la habitación de mi hermano…a La Plata la encontré sucia, empobrecida y abandonada…" Carlos R. (Entrevista realizada en Palma, junio de 2006).
Los retornos definitivos constituyen un porcentaje muy bajo, inferior al 10%, según nuestras observaciones. Los retornos temporales constituyen un porcentaje más alto, pero en disminución.
"…yo ya no regreso a Argentina, hace cinco años que vine. Aquí tengo trabajo y me encuentro cómodo…claro, extraño la familia…pero uno se acostumbra y la vida aquí es placentera"…Julio S. (Entrevista realizada en Palma, febrero de 2007).
"…dormía poco…me levantaba temprano…no tenía trabajo, la cabeza me estallaba…salía cada día a correr por la playa hasta agotarme, así trataba de no pensar…me estaba volviendo loca…cunado llegué al fondo de mis ahorros, compré un pasaje y me vine…Florencia L. (Entrevista realizada en Buenos Aires, mayo de 2003)
La Psicología está trabajando estos aspectos tan interesantes referidos a los retornos y a los trastornos mentales desatados por la migración, por el cambio de "lugares" con todo su contenido cultural. Mencionan el síndrome de Ulises (Odiseo en griego), definido como "una situación de estrés límite, con cuatro factores vinculantes: soledad al no poder traer a todos los miembros de su familia; sentimiento interno de fracaso, al no tener posibilidad de acceder al mercado laboral; sentimiento de miedo, por estar vinculado muchas veces a mafias; y sentimiento de lucha por sobrevivir".
Reproducimos el siguiente texto, que sintetiza los sentimientos controvertidos de quien migra, extraído del libro de Eduardo Galeano "El libro de los abrazos" y se titula: "El río del olvido". Pág.100-101.
"La primera vez que fui a Galicia, mis amigos me llevaron al río del Olvido. Mis amigos me dijeron que los legionarios romanos, en los antiguos tiempos imperiales, habían querido invadir estas tierras, pero de aquí no habían pasado: paralizados por el pánico, se habían detenido a la orilla de este río. Y no lo habían atravesado nunca, porque quien cruza el río del Olvido llega a la otra orilla sin saber quién es ni de dónde viene.
Yo estaba comenzando mi exilio en España, y pensé: si bastan las aguas de un río para borrar la memoria ¿qué pasará conmigo, resto de naufragio que atravesé toda una mar?
Pero yo había estado recorriendo los pueblecitos de Pontevedra y Orense, y había descubierto tabernas y cafés que se llamaban Uruguay o Venezuela o Mi Buenos Aires Querido y cantinas que ofrecían parrilladas o arepas, y por todas partes había banderines de Peñarol y Nacional y Boca Juniors, y todo eso era de los gallegos que habían regresado de América y sentían, ahora, la nostalgia al revés. Ellos se habían marchado de sus aldeas, exiliados como yo, aunque los hubiera corrido la economía y no la policía, y al cabo de muchos años estaban de vuelta en su tierra de origen, y nunca habían olvidado nada. Ni al irse, ni al estar, ni al volver: nunca habían olvidado nada. Y ahora tenían dos memorias y tenían dos patrias".