Lobatera Fvlget (Presentación)

Tierra antigua y generosa vigilada por montañas que apuntan hacia los cielos en perenne índice de grandeza, esa es Lobatera. Tierra de genuina naturaleza dentro de la cual crecen la flor, el fruto y las almas sobre "la falda del Ande reclinada" –según palabras del poeta- y que extendiende, en silenciosa forja, el pendón de su destino.

Su espacio político-territorial conforma una de las veintinueve municipalidades del Estado Táchira, la "tierra de nuestra heredad" según el significado de las raíces chibchas que conforman la palabra aborigen "Táchira". Los diversos accidente geográficos de su territorio, propios de un municipio andino venezolano, lo hacen un lugar atractivo para el turismo pues posee una variedad de paisajes y de microclimas que van desde las alturas parameras hasta cálidos valles y depresiones desérticas.

La principal actividad económica es la explotación minera del carbón y su procesamiento en coque, siendo uno de los carbones de mayor rendimiento energético a nivel internacional. En la actividad agrícola sobresale la producción de caña de azúcar la cual desde tiempos antiguos es reconocida como una de las mejores cepas del país, en especial la calidad de su derivado la panela (denominada papelón en otras regiones de Venezuela).

Su población se dedica a las labores de la tierra y al desarrollo de pequeñas actividades mercantiles en sus dos centros urbanos: Lobatera y Borotá. La actividad comercial y el encuentro de propios y visitante, se incrementa en el mes del Municipio, septiembre, cuando Borotá (el día 4 de septiembre) y Lobatera (el día 24 de septiembre) celebran sus ferias y fiestas y renuevan su fe católica en honor a sus respectivas patronas: Santa Rosalía de Palermo y Nuestra Señora de las Mercedes.

La relación del lobaterense con su tierra y con su sociedad se mantiene de forma indisoluble en el tiempo y en la historia, y así queda reafirmado en el heráldico lema de la capital del Municipio: "Sub umbra gremii tui protege nos / a la sombra de tu regazo, protégenos". Se puede abandonar el tibio calor del regazo natal impulsado por una fuerza extraña, pero el nombre de nuestra tierra, como los claros sones de sus campanas, seguirán trayendo en cada uno de nosotros, con suavidad de ensueño, las más expresivas querencias del espíritu.

De la Plaza Bolívar de esta Lobatera repleta de historia, cuentan que es una de las más bellas de la geografía venezolana. Ella, a la que se accede por una amplia calle tras la Capilla del Humilladero -único testigo de un viejo cementerio que la historia dibujó hace siglos-, abre su perfil de pueblo tachirense de blancas paredes y rojos aleros que prestan su sombra al fatigado caminante. Derroche de sol, de atractivos y patrimonio, la localidad se apiña en torno a la impresionante Iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, al tiempo que alza en la plaza de la Chiquinquirá uno de sus hitos indiscutibles: la placa con el acta fundacional de las ferias y fiestas más antiguas de la Nación. Durante el paseo por estas estrechas calles, la iglesia le atraerá insistente desde el centro del pueblo y su imagen parecerá sobresalir en el valle con diferentes formas e impresiones,  Es el pasado, hecho presente y es la constancia más visible de su historia y tradición.

Por ello, para conocerla y quererla, quede la presente publicación como medio de evocación y divulgación de la ingente historia, cultura, tradiciones y geografía de Lobatera y de su Municipio, tierra de fundadores y hacedores de patria, de gente emprendedora que, conservando con orgullo sus raíces aborígenes, españolas y republicanas, construye una Venezuela de futuro y de progreso. Que el trabajo tesonero de sus hijos permita que cada día sea siempre el ahora en que se diga, en palabras de los antiguos: Lobatera Fvlget / ¡Brilla Lobatera más y más!.

Dr. Samir A. Sánchez E.
Cronista de la Ciudad de Lobatera