Presentación general del tema
En un contexto donde la crisis que sacudía al capitalismo liberal desde los años 30 se manifiesta con toda intensidad, se va desarrollando un campo de lucha ideológica en el cual fascismo y comunismo aparecían como alternativas posibles para superarla. La guerra civil en España desatada en 1936, luego del levantamiento nacionalista contra el legítimo gobierno de la segunda República, otorgaba una oportunidad más para el enfrentamiento a nivel internacional, a esas fuerzas que se estaban alineando en bandos irreconciliables en la lucha interna desarrollada en ese país.
Fue tan impactante lo ocurrido en España que ha provocado que sobre este conflicto se hayan ensayado diversas interpretaciones, destacando diferentes aspectos, algunas han entendido que allí se encontraban en pugna "por un lado, la democracia y la revolución social, (...) y por otro, la alianza de una contrarrevolución o reacción..." Hobsbawm (1995: 83). Otras han llegado a afirmar que "en los campos de muerte y de batalla de la guerra civil española se peleó por última vez, con sentido revolucionario, por la libertad, la solidaridad y la humanidad" Marcuse (1978: 10)
Por otra parte, los ecos de aquel conflicto implicaron una toma de posición, en donde el destino de España parecía prefigurarse al del resto del mundo:
"la contienda española fue de extraordinaria importancia para muchos pueblos de Europa y América no por las cuestiones que estaban en juego en España, sino por la interpretación que de éstas se hacían en función de la experiencia política y social de los pueblos de otras naciones. A este conflicto no se le consideraba como una disputa entre revolución y contrarrevolución en España, sino como una lucha entre "fascismo" y "democracia" Payne (1977: 282-283)
Es en ese sentido que la guerra en España no podía sustraer a la Argentina. Mucho más si se considera la numerosa colectividad española residente en el país que naturalmente también se vio implicada en el conflicto. Ya la situación de España, desde la erección de la República en 1931, había merecido tanto simpatías como odios de los más diversos signos, una situación verificable en diversos sectores de la sociedad argentina. Pero al estallar la guerra española, los cimientos identitarios de la población argentina que hundía sus raíces en España fueron los que centralmente se conmovieron. Por eso la guerra civil en España significó un proceso que alineó y dividió de manera notable a la sociedad en su conjunto. Se fueron multiplicando las adhesiones hacia los bandos en lucha transformándose en una dura "batalla ideológica", que fue posible advertir en diferentes ámbitos de la vida social, política y cultural de nuestro país. La convulsión que se generó incluyó a las propias esferas de un Estado controlado por los conservadores, desde donde se advertía del peligro ante la posibilidad de repetición de ciertas fórmulas políticas que se estaban experimentando en España. El gobierno nacional de esa forma y quizás de manera preventiva, no ocultaba su mirada aquiescente hacia el franquismo, a pesar de manifestar un conocido discurso de cierto matiz democrático.
Mientras tanto la sociedad política se alineaba en un amplio arco de posibilidades. El gobernador bonaerense Manuel Fresco, quién desarrollaba una activa acción de intolerancia y persecución anticomunista, constituía el paradigma de la posición fascista y alentaba desde los círculos nacionalistas su total apoyo al franquismo. El partido radical, en la oposición y proscripto o perseguido, según los momentos, liderado por Marcelo Torcuato de Alvear, había abrazado la causa "de la democracia y la constitución frente al fraude y la represión", como lo expresara en diferentes documentos, y aunque no de manera oficial, mostraba a partir de las expresiones de algunos dirigentes sus simpatías por los republicanos. Otras agrupaciones partidarias como los comunistas, socialistas y demócrata progresistas, a pesar de serias diferencias de enfoque, cerraban filas alrededor de algunos postulados básicos que reafirmaban una fuerte tendencia y vocación "antifascista" y antifranquista.
Por eso la situación de España era seguida con inusitado y llamativo entusiasmo; el periodismo oral y escrito se debatía entre franquistas y republicanos y mostraba "con pelos y señales" los detalles más nimios de la guerra. La opinión pública, ante el abrumador caudal informativo, seguía con marcado interés un acontecimiento que teñía de sangre a la sociedad española y conmovía a la argentina.
Algunos sectores de la elite abrazaban, desde un conservadurismo militante, la causa de los nacionalistas y aplaudieron el levantamiento de Franco, organizándose para enviar su ayuda desde la Argentina, vinculados al Club Español de la calle Bernardo de Irigoyen de la Capital Federal, principal reducto franquista. Pero la defensa de la República se transformó en un hecho popular, y fue cobrando en el proceso una magnitud que asombra por su fuerza y espontaneidad. El apoyo a la República española se transformó en una causa que fue nucleando a diferentes sectores sociales, y obviamente a la extensa y nutrida comunidad española. El amplísimo arco de ayuda a los republicanos movilizó a una parte sustancial de la sociedad civil, y le confiere al proceso un carácter original, complejo y diverso.
Al efectuar un repaso de la bibliografía que se ha ocupado de los años 30 y 40 es posible demostrar que lo escrito sobre el tema de la guerra civil en la Argentina ha sido insuficiente; aunque es necesario destacar el esfuerzo notable de Mónica Quijada (1991) y de Beatriz Figallo(1996) quiénes se propusieron dar cuenta de manera más exhaustiva de esta cuestión.
Nuestro trabajo se ha propuesto definir algunas líneas de análisis que han quedado incompletas en la interpretación del tema, sobre todo referidas a la popularidad de la organización de la ayuda a la República. Mostrando qué el movimiento de ayuda y la conexión promovida en todo el país, al adoptar la forma de una "red de solidaridad", se incluía como parte de una demanda que se unía a otros requerimientos a nivel nacional, particularmente respecto a la falta de libertad política.
Es por eso que aquí intentaremos dar cuenta del impacto social del proceso de ayuda, comenzando por enmarcarlo en la situación política y social de la Argentina de los años 30, para luego pasar revista a la organización de los comités pro republicanos, especialmente organizados desde la Embajada Española, el Centro Republicano español y la Federación de Organismos de Ayuda a la República española (FOARE), los que van a ser brevemente reseñados. Más adelante veremos el impacto que la situación generó entre los residentes españoles y, a modo de "estudio de caso", se analizará el papel cumplido por algunos miembros de la comunidad catalana y balear que participaron activamente en las organizaciones de ayuda republicana.