El movimiento de solidaridad

En esta ciudad tanguera y llorona metimos cien mil obreros en la calle, el primero de mayo de 1937… Muerte al fascismo, se leía en el chasquido de los carteles.
Viva la lucha del heroico pueblo español, se leía, allá, arriba en las letras negras…
El fascismo no pasará….

Andrés Rivera Para ellos el Paraíso y otras novelas 2002

La solidaridad con España implicó un amplio movimiento de ayuda material, en especie o dinero, vinculado a un apoyo de tipo político ideológico, que se desarrolló en ambientes diversos, particularmente el espacio público y los medios de comunicación, generando un fuerte impulso participativo que involucró a la sociedad argentina en su conjunto. El campo pro-republicano ganó numerosos espacios públicos, desde clubes de barrio hasta bibliotecas públicas, plazas, y por supuesto la actividad callejera. Los partidarios de los nacionalistas se movían, mientras tanto, en espacios más acotados y su manifestaciones públicas se centraban en la organización de "comidas con plato único" en salones o restaurantes más exclusivos.

La solidaridad con los dos bandos en pugna en España motivó la constitución de organizaciones que surgieron directamente vinculadas a esta situación puntual, o sea fueron el producto de la coyuntura y durarán hasta la finalización del conflicto, aunque luego algunas seguirán operando a favor de los exiliados y refugiados.

En términos sociales la lucha en España, se transformó aquí en una forma de confrontación que enfrentó a sectores de las clases dominantes con las clases populares y sectores medios, situación muy notable en los diferentes ambientes donde se desarrolló la organización de la ayuda.

La República española recibió el apoyo decidido del movimiento popular. Por otra parte, es de destacar el hecho de que esa ayuda fuera protagonizada por personas que se acercaran a prestar su colaboración no siempre con experiencia en la militancia política o sindical. Por lo tanto, la masividad de ese movimiento, cobrará centralidad en nuestro análisis, desde el momento de preguntarnos: cómo fue que se transformó en un hecho masivo y popular.

Al intentar explicar este fenómeno comenzaremos por pasar revista a las diferentes formas de organización de la ayuda a partir de la siguiente descripción:

1-Las organizaciones lideradas por la Embajada y el Centro Republicano español de Buenos Aires.

2-las organizaciones alrededor del Partido Socialista.

3- La ayuda y el Partido Comunista.

4- La ayuda anarquista y particularmente la de la Federación Anarco Comunista Argentina.

5-La ayuda a la República entre la comunidad española. Tomando como "estudio de caso" la comunidad catalana y balear.

Ahora bien, antes de describir el proceso de ayuda desde las organizaciones a favor de la República, conviene mostrar como impactan en la comunidad española en su conjunto los acontecimientos de la guerra en España y cómo este fue ocasionando los alineamientos hacia uno u otro bando en pugna.

La comunidad española y la guerra civil.

Las instituciones de la colectividad fueron el escenario de luchas y enfrentamientos internos que revivían, en cierto sentido lo ocurrido en España. La evidente politización que venían experimentando alrededor de las discusiones entre monárquicos y republicanos, la formación de la República en abril de 1931 o temas como la cuestión de la educación religiosa o laica, o la reforma agraria en España, fueron generando gran ebullición y alineamientos entre bandos que se enfrentaron duramente.

En este contexto, y con el estallido de la guerra, la colectividad española se conmovió y se manifestó comprometidamente organizándose para el envío de todo tipo de ayuda material. Pero fue alrededor de los movimientos de solidaridad por donde esos rencores pudieron canalizarse y transformarse en un hecho de honda trascendencia.

Los grupos más conservadores opuestos al radicalismo de la República, se congregaron en asociaciones como el Centro de Acción Española o la Agrupación Monárquica Española, que presidía la princesa María Pía de Borbón, todos bastiones de ayuda al franquismo durante el conflicto. La organización más radicalizada a favor de los sublevados fue la Falange Española, creada por esta época, que estrechó vínculos con miembros de grupos fascistas de origen alemán e italiano, así como con los nacionalistas argentinos. Su papel, sin embargo, no parece haber sido muy importante en la organización de un bloque político fuerte entre la comunidad española (32), ni haber desempeñado un rol fundamental en el proceso de la ayuda a los sublevados.

La organización que optó sin reservas por reconocer al gobierno de Franco en Burgos, fue la Cámara Española de Comercio de Buenos Aires, que nucleaba a los intereses comerciales más concentrados de origen español en la Argentina. La Cámara entró en serias divergencias con la Embajada, en clara oposición a la política del gobierno Republicano del Frente Popular. Con la llegada del nuevo embajador Ossorio y Gallardo, en junio de 1938 y ante la necesidad de tener una mejor apoyo a la causa republicana entre los comerciantes se constituyó otra asociación que tomó el nombre de Cámara de Comercio Republicana, mientras que la anterior, ahora fuera del vínculo oficial, languideció hasta la finalización del conflicto.

Las contradicciones internas se manifestaron incluso en los Centros Republicanos, que se habían creado desde 1904 en diferentes ciudades del país. Allí se promovieron duros enfrentamientos entre moderados y radicales. Muchos resistieron algunos cambios operados en España, como el de la bandera y la política religiosa, entre otras. El enfrentamiento se agudizó hasta llegar a la ruptura y deserciones de alguno de los miembros. Cuando en el principal de esos centros, el de Buenos Aires, se produce el triunfo del sector radical, el enfrentamiento se trasladó a la propia Embajada. Finalmente, bajo las presiones de los republicanos residentes, que ganaron espacios políticos al interior de la Embajada, el embajador Alfonso Dánvila, de tendencia conservadora, se vio obligado a renunciar y será removido de su cargo en abril de 1936.

En esta situación se puede observar que el Centro Republicano de Buenos Aires, constituido bajo predominio del ala más radicalizada, desde 1935 pasará a ocupar un lugar central en la política republicana y luego será clave en el proceso de ayuda a la República. Los republicanos del Centro de Buenos Aires lograrán nuclear a los principales Centros republicanos del país alrededor de su aureola política. De esa forma los republicanos de Rosario, Bahía Blanca, Tucumán, Córdoba, Mendoza y Mar del Plata, se transformaron junto al de la Capital, en el corazón de la ayuda a la República durante la guerra.

Por otra parte, el enfrentamiento en la comunidad española al agudizarse con la guerra civil promovió que las adhesiones hacia uno de los dos bandos en lucha generara aún una mayor división en la mayoría de los centros de las regiones españolas (vascos, asturianos, gallegos, etc.). La causa republicana era, sin embargo, la que concentraba mayores adhesiones, pero la organización de la ayuda a la República tenía que sortear a veces la resistencia interna y en algunos casos la de las propias autoridades que mantenían un sospechoso "neutralismo" y preferían no verse inmiscuidas en la ayuda a la República, aunque esa neutralidad encubría una clara actitud de hostilidad hacia el gobierno de Madrid. Por ende no siempre la ayuda a la República podía efectuarse con la anuencia de las autoridades y obligaba a actuar por afuera de las estructuras instituidas. El enfrentamiento promovió la polarización en los centros regionales y las luchas internas terminaron por generar incluso la partición de los mismos.

Al estallar la guerra civil la mayoría de las asociaciones regionales de todo el país hicieron llegar su apoyo a la República, no ocurrió lo mismo en la Capital, porque en los grandes centros como este el enfrentamiento entre las bases y las comisiones directivas o entre distintos sectores de los mismos, solía terminar en luchas por el poder. Estas luchas se manifestaron claramente en el momento de las elecciones internas. En algunos casos, como ya se aclaró, las dirigencias mantuvieron una resistida "neutralidad" de parte de las bases, lo que se canalizará a partir de la lucha por la dirección de los centros. La Embajada operaba a favor de los grupos leales al interior de los Centros regionales y decididamente buscó intervenir en pos de consolidar un bloque de poder republicano, sobre el cual asentar su estrategia de acción en el momento de la contienda civil.

Entre las principales instituciones de la comunidad española se encontraban el Centro Gallego y el Centro Asturiano. En ambos hubo de ganar el sector pro-republicano en las elecciones internas, luego de dura lucha en el contexto de la guerra civil, para que sus dirigentes se atuvieran decididamente a apoyar a la República. Un ejemplo de fuerte rivalidad interna lo vemos en las elecciones de autoridades del Centro Gallego celebradas en octubre de 1938, que fueron motivo de una disputa entre dos listas que reflejaban las tendencias del momento, una liderada por Neira Vidal republicano y otra por Alonsopérez, nacionalista. La movilización que rodeó la contienda electoral se extendió por la ciudad de Buenos Aires, hasta que en el escrutinio se evidenció un claro triunfo de Neira, que con el apoyo de la Embajada se alineará decididamente tras la solidaridad con el frente republicano en lucha (33).

Ahora bien, durante la contienda tanto los representantes republicanos como los de la oficiosa Junta de Burgos trabajaron estrechamente con las instituciones de la comunidad que les eran afectas, en las tareas de recaudación de ayuda material y apoyo político. Esto llevó a un fuerte alineamiento socio-político en la comunidad española. Los sectores propietarios (empresarios, comerciantes, banqueros) fueron decididos simpatizantes franquistas y sin ese apoyo a los representantes de Burgos les hubiese sido difícil operar.

La ayuda al bando republicano, mientras tanto, involucró en la mayoría de los centros regionales a los sectores de la clase trabajadora y sectores medios, donde se incluía a profesionales, artistas y pequeños comerciantes. Comprender este proceso y dar una explicación sobre el porqué de tan decidida demarcación de las ayudas corresponde al objetivo central de este trabajo.

La Embajada Española y Amigos de la República Española.

¡Alerta todos, alerta
¡Alerta por tierra y aire!
¡Alerta todos los hombres,
todos los niños, las madres!
¡Alerta en todas las casas,
en las plazas y en las calles!
Que la bestia del fascismo
Prepara su gran ataque
Contra Madrid, el Madrid
Que es carne de nuestra carne,
Y jamás lo podrá ser
de italianos y alemanes.

Alerta, Madrid. Juan Paredes-1937

A los pocos días de conocerse la sublevación franquista(finales de julio de 1936), la Embajada española, que estaba a cargo de Enrique Díez Canedo, reemplazante de Alfonso Dánvila desde abril de ese año, promueve una serie de medidas que la colocan a la cabeza de un proceso de acción solidaria, que rápidamente se expandió por diferentes instituciones de residentes españoles afines a la causa republicana, en particular la que ofrecían los centros republicanos existentes en varios puntos del país. Lo que asombra es la rapidez con que las fuerzas de apoyo a la causa del gobierno legítimo español se pusieron en marcha, promoviendo en poco tiempo numerosos comités de ayuda. Seguramente el peso de una ya larga tradición en la persecución de criterios de cohesión intracomunitaria, al interior de las organizaciones republicanas obró en este sentido unificador de la organización de la ayuda (34).

Los comités que se extendieron por todo el país lograron articularse alrededor de la dirección ejercida por el Centro Republicano de Buenos Aires que cumplió un papel central y fundamental, en todo el proceso.

Esa estructura fue pasando por diferentes momentos. En primera instancia (1936-37) la formación de los comités de Buenos Aires y la creación de "Amigos de la República", período que da paso a la segunda fase donde se promueve el ensanchamiento del espectro de ayuda hacia todo el país, teniendo como ejes centrales, los diferentes núcleos de apoyo en las propias organizaciones o centros republicanos, en particular de Mendoza, Córdoba, Rosario, La Plata y Bahía Blanca. Luego, entre principios de 1937 y durante todo el año de 1938 se evidencia el éxito formidable en la recaudación de fondos para el envío a España. El tercer momento se inicia después de la llegada del líder socialista Indalecio Prieto luego de su visita a Chile, fines de 1938, donde el tono cambia de manera singular: ya se vislumbra la derrota, y por ende la ayuda se torna diferente, se piensa por lo tanto en correr el eje de la misma y dirigirla sin dilaciones hacia el problema de las familias de refugiados en Francia. "Amigos..." se transforma en Solidaridad y confraternidad Española y el problema ahora es lograr la llegada a la Argentina de contingentes de exiliados, objetivo para el cual se entrevistan con las autoridades argentinas, particularmente con el Canciller Cantilo y con el propio presidente Ortíz (35), estas gestiones como veremos no lograrán el objetivo esperado.

La euforia organizativa (1936-1938)

A fines de 1936 desde su sede en la calle Piedras 80 de la Capital Federal, el Centro Republicano constituye un comité general al que se denominó "Amigos de la República Española", con el que intentaba concentrar todas las iniciativas de ayuda (36). En el periódico oficial del Centro, España Republicana, se pone de manifiesto el crecimiento acelerado de las agrupaciones, tanto en número como en cantidad de adherentes, las que pronto llegaron a desarrollarse en diferentes puntos del país, como el caso de Mendoza, Rosario, Córdoba, Mar del Plata, Bahía Blanca, y en la Patagonia (37). Básicamente se tenía como fin buscar la ayuda material: víveres, ropa o medicamentos, aunque la colecta de dinero parece haber sido el principal de sus emprendimientos. Para lograr ese objetivo se irían generando las condiciones que permitieran el envío de encomiendas a España, vía las instituciones oficiales, sobre todo la propia Embajada de España en Buenos Aires. El dinero, se canalizaba a través del Banco de Galicia quién lo enviaba al gobierno de Valencia (38), que era el encargado de recibirlo. Este Banco al estar conectado con la Junta Nacional de Socorros de Madrid, establecía una forma de lazo y red de solidaridad para con la República. Más tarde se agregaría el Banco Holandés Unido y el Banco Exterior de España en París, desde donde los particulares podían enviar sus giros en dinero a los familiares en España. Los envíos en especie se hicieron en principio directamente a España aunque luego, por las dificultades de acceso a los puertos españoles, fueron obligados a usar el puerto de Marsella, desde donde se enviaban a Barcelona por tierra.

Amigos de la República se constituyó a partir de la articulación de diferentes tipos de organizaciones, algunas de las cuales tenían existencia previa, mientras que otras fueron conformadas sobre el mismo proceso. En ese sentido es posible hablar de una tipología diversa que bien puede agruparse de la siguiente manera:

A- las formadas a través de los Centros Socialistas, que poseían una estrecha relación con Amigos..., los que en detalle se analizaran luego.

B- Las sociedades españolas de socorros mutuos, existentes en su mayoría en el interior del país.

C- las creadas por la Confederación General del Trabajo, la de los sindicatos y las cooperativas (39).

D- la que provenía de los centros españoles regionales: por ejemplo de Asturias, Galicia, Valencianos etc.

E- las Comisiones vecinales, creadas sólo a tal efecto, con la fuerte participación de la sociedad civil, no necesariamente de origen español (40)

La Embajada se propuso como iniciativa central, -sostenida en una intensa propaganda-, la organización de una gran "colecta para el racionamiento" de los soldados del Frente Republicano ; para ello se pusieron en circulación una lista de suscripciones que ofrecían la compra de al menos el valor de una ración diaria, equivalente a 0,30$ c/u. El primer objetivo fue conseguir la venta de 100 mil raciones, cifra que con el tiempo fue superada ampliamente, cuando al final del año ya se hablaba de conseguir 4,5 millones de raciones.

Al hacerse más complejo todo el proceso de ayuda fue necesario establecer algún tipo de organización centralizadora, que sostuviera un intenso intercambio con todas las agrupaciones del país. Las gestiones realizadas permitieron la creación de una Comisión Coordinadora de la Ayuda a España en Argentina, el 23 de enero de 1937. Esa Comisión se estableció en primera instancia en la sede de Amigos..., para trasladarse más tarde en la calle Lima 345 de Buenos Aires. Constituyendo de ese modo, un primer intento en aras de la centralización, al que con el tiempo le siguieron otros.

Las tareas auspiciadas por Amigos de la República cubrían un espectro variado de formas de ayuda, para ello en Capital Federal fueron abriéndose locales en diferentes puntos de la ciudad, donde entre otras actividades se acopiaban alimentos o se acondicionaba y confeccionaba ropa de niño. No faltaron tampoco las cenas o festivales donde participaban artistas en diferentes rubros: grupos musicales y corales, teatrales, así como la exhibición de películas o los ciclos de charlas (41).

En cuanto a los festivales, el lugar principalmente escogido fue el Luna Park, el que se transformó en el escenario del encuentro realizado el 14 de abril de 1937, donde con "mucha algarabía y en un clima de extraordinaria ebullición", se celebró el sexto aniversario de la constitución de la segunda República. En un "acto multitudinario" consigna el periódico España Republicana, que "contó con la presencia del Cónsul general de España, Manuel Blasco Garzón", un pueblo "entusiasta y animoso se plegó a los festejos". Fecha clave, pues en todo el país se contaron varios actos conmemorativos de esta naturaleza, donde el aniversario aparecía bien explicitado y difundido por el periódico republicano.

Los Centros de residentes pertenecientes a diferentes regiones de España acompañaron la organización de la ayuda, aunque lo hicieron con bastante autonomía de la red Amigos de la República. Si bien tuvieron objetivos de ayuda comunes, manejaban sus propios comités además de poseer sus órganos de prensa. La Federación de Sociedades Gallegas, fue una de ellas. Los gallegos emitían su periódico Galicia, que tenía un profundo arraigo en toda la comunidad, desde este medio siempre se propició la solidaridad con la República, aunque sin alejarse de las clásicas reivindicaciones regionales. Los gallegos muy activos durante todo el proceso, conformaron la Agrupación Gallega de ayuda al Frente Popular Español (42), de fundamental tarea durante la guerra civil. De la misma forma, otros centros regionales también se plegaron a la ayuda vinculándose estrechamente con la Embajada, tal como el Centro de Asturias, o también el Centro Valenciano, ambos de destacada labor dentro de los comités pro-republicanos.

Los Centros Republicanos diseminados en el país, adheridos a la red de Amigos... se organizaron también con tareas diversas, donde tanto la colecta de víveres como la de dinero seguían estando como objetivo primordial, algunos como los Comités de ayuda de Bahía Blanca, Mendoza, Rosario y Córdoba, adquirieron gran importancia por la magnitud y la capacidad de organización que desplegaron.

Otros más pequeños sin embargo, buscaron la manera de vincularse a la ayuda republicana, en un contexto donde la lucha contra el franquismo era parte de un problema social y político, propio de la lucha contra el fascismo, que por otra parte y concomitantemente los involucraba en las cuestiones locales y en la política nacional:

"Mi padre tenía trato con los dirigentes radicales de Daireaux, de donde era mi familia, eran amigos que apoyaban a la República. En un clima muy politizado se discutía sobre lo que pasaba en Argentina, en España y en el mundo. Cuando se crea el Centro Republicano acudían al lugar las familias donde se divertían y hablaban de política, sobre todo los hombres. Los radicales iban mucho a las reuniones. (…) el 6 de septiembre de 1930 empieza una rebelión contra el autoritarismo y el fraude en nuestro país, la trampa en el voto era una cosa muy fuerte y hace que la gente se movilice contra la posibilidad de la vuelta del autoritarismo, uniéndose luego la cuestión de la Argentina con la de España. Luego con la guerra civil el Centro Republicano enviaba alimentos y ropa hacia Mar del Plata, desde allí luego se enviaba a España." (43)

En la ciudad de La Plata los republicanos desplegaron una labor muy destacada alrededor de la organización de la ayuda. A partir de la iniciativa de los Hermanos Garganta, conocidos comerciantes del sector textil que estaban unidos estrechamente al Centro Republicano de Buenos Aires, se pudo establecer una red de ayuda. Así recuerda el nieto de Juan (44) la tarea de su abuelo:

"Yo hablo a partir de lo que hablé con él, eran los dos hermanos que viajaban permanentemente a Buenos Aires, se contactaban con los republicanos de Buenos Aires y allí organizaban los métodos a seguir acá en La Plata, para mandar la ayuda a Buenos Aires y de Buenos que vaya hacia España y se repartiera el dinero. Ellos acá en La Plata trataban de juntar el dinero con los demás republicanos, que eran comerciantes y que podían. Además en la ciudad estaban divididos, o eran falangistas o eran republicanos. Ellos ya sabían con quienes podían contar. Entre ellos se juntaban y mensualmente tenían un aporte hacia la República, una cuota mensual, seguramente de acuerdo a los ingresos y a la situación económica era más o era menos. Lo llevaban al Centro republicano de Buenos Aires. Además se contactaban con Chile y con México. Permanentemente era Chile México, Buenos Aires, era ese triángulo donde había mayor concentración de españoles republicanos.

Los Hermanos Garganta (45) eran por lo tanto los responsables de la organización de ayuda a la República, ligados a un sector de comerciantes de la ciudad tenían en el club Español de calle 6 y 54 su núcleo desde donde se realizaban encuentros, fiestas, charlas y diferentes eventos culturales, incluso una vez finalizada la guerra civil.

"Mi papá, Agapito, tuvo una destacada labor como presidente del Club Español, donde inauguró una serie de conferencias, los domingos, invitaba a todos los exiliados : Augusto Barcia entre otros . Las reuniones se realizaban en el Salón Blanco del club. En La Plata era algo muy importante " (46)

La red de centros republicanos se constituyó por todo el país. España Republicana, muestra en varios de sus números de los años 1936 a 1941 (ver anexo) el proceso de organización de esa compleja red y sus vínculos estrechos en el proceso de ayuda a la República.

La complejidad del proceso de ayuda

Cuando la diversidad de la ayuda mostraba perfiles complejos, fue necesario establecer algún nexo articulador del esfuerzo. Un primer intento culminó con la organización en la ciudad de Córdoba en el mes mayo de 1937, de un congreso provincial que intentó coordinar las estrategias de ayuda a España, allí fueron invitados delegados de otras regiones, incluso de Amigos de la República de Buenos Aires, con lo que se empezaba a vislumbrar la necesidad de efectuar un congreso a nivel nacional. Este objetivo como veremos, fue posible concretado más tarde.

En cuanto a la forma organizativa, Amigos... reservó un lugar particular a las agrupaciones femeninas las que se ocuparon de la asistencia a la niñez, sobre todo frente a la situación de guerra (abandono, alimentación) y especialmente en la organización de colectas de ropa, calzado y medicamentos, o bien conformando las comisiones pro-ayuda a la Cruz Roja española ; una de ellas consistía en recaudar el dinero suficiente para la compra y envío de ambulancias, objetivo que según apunta el periódico España Republicana se cumplió satisfactoriamente.

El Frente de Jóvenes Amigos de la España Leal también tuvo su espacio en el proceso, una sede donde se realizaban sus reuniones estaba situada en la calle México 1660 del barrio de Monserrat en capital, lugar de encuentro que congregaba a los vecinos y movilizaba a los habitantes de la zona sur de Buenos Aires y de Avellaneda, donde parecen haber ejercido mucho influencia.

Es interesante remarcar la manera como esta agrupación juvenil comienza a acercarse al Partido Radical, al que convocan a participar en sus actos, según muestra el periódico España Republicana principal encargado de difundir la tarea de la Embajada. Esta postura podría entenderse como una forma de ampliación de las perspectivas políticas de la agrupación Amigos.., que si bien poseía una evidente y marcada vinculación política con el Partido Socialista - como lo demuestra la continúa participación en sus actos o reuniones de sus principales dirigentes : Alicia Moreau, Enrique Dickman, Nicolás Reppetto, o Deodoro Roca-, se planteaba encontrar una más amplia base de acuerdos políticos con otras agrupaciones del "campo democrático y antifascista" de la Argentina, lo que queda expresado con una simple pero profunda convicción en la línea editorial que manifiesta su periódico.

El vínculo exterior para Amigos... no deja de llamar la atención ante la profusa correspondencia que recibía de otras organizaciones republicanas de América latina, de las que incluso difundía asiduamente su actuación. Así pudimos detectar una estrecha relación con los centros españoles de Río de Janeiro, Porto Alegre, Santos y San Pablo en Brasil y Asunción de Paraguay, aunque manifiestamente intensa es la que establece con el Centro Español de Montevideo, el que participó activamente en las colectas de víveres y dinero, que remesaban luego hacia Buenos Aires antes de ser enviadas a Europa (47)

A mediados del año 37 y ante la singular complejidad que había adquirido el proceso de ayuda, se logró concretar la reunión de un congreso general que buscase una forma de articulación entre las diferentes organizaciones de ayuda. El encuentro se definió organizarlo en diferentes ámbitos de la Capital Federal, que debían formalizar acuerdos parciales, para luego finalizar en un encuentro central en el Luna Park. Al evento llegaron todas las organizaciones denominadas "centrales" de ayuda de diversos lugares del país. Las que podrían ser ubicadas de acuerdo a la siguiente lista:

Amigos de la República Española.
Comité de Ayuda al Gobierno español del Frente Popular.
Comisión coordinadora de Ayuda a España de la Argentina.
Patronato Español de Ayuda a las Víctimas Antifascistas. (PEAVA) Federación de Sociedades Gallegas de la República Argentina.
Comité Asturiano de ayuda al legítimo gobierno de España.
Comisión Valenciana.
Comité argentino de mujeres pro-huérfanos españoles (48).
Junta juvenil de ayuda a España Leal.
Comisión de ayuda Pro -España de Córdoba.
Junta pro-socorros y reconstrucción de España.
Comisión Coordinadora Pro-ayuda al gobierno español.
Comisión Israelita de ayuda al pueblo Español.
Comisión de ayuda a España de Mendoza.
Junta auxiliar de socorros a España de Bahía Blanca.

Los preparativos para el Congreso se difundieron por todos los medios de prensa escrita que poseían las agrupaciones, y también por algunas radios de capital, como el caso de Stentor de Buenos Aires. El sábado 7 de agosto, día del inicio del encuentro, España Republicana reafirma su vocación unitaria:

"es menester hacer notar que en este Congreso estarán representadas todas las instituciones que en el país se dedican a la ayuda a España, sin exclusiones ni ausencias de ninguna especie".

Discurso que nos habla de una clara intención hacia la consolidación un fuerte frente interno de agrupaciones de ayuda. Espíritu con el que se abrieron las sesiones, que se prolongaron por el término de tres días, organizándose comisiones de trabajo, que se reunieron los días 7 y 8 en el Comité Valenciano y el lunes 9 en la Unión Tranviarios. Quedando de esa manera constituida la Federación de Organismos de Ayuda a España Republicana (FOARE), con sede en Buenos Aires, con la finalidad de centralizar la ayuda y la propaganda en favor de la causa republicana y sobre todo colocar bajo el control administrativo de la Embajada de España sus actividades. Entre los hechos destacables, además obviamente de establecerse una comisión directiva y dictarse los estatutos correspondientes para su funcionamiento, las deliberaciones giraron alrededor de la política de prensa y difusión que sería obligatorio establecer, en conclusión, se creó como órgano oficial, en forma de publicación semanal un periódico denominado "La Nueva España" (49), decisión que tendrá consecuencias futuras para la flamante Federación. Porque el hecho de haber sido "La Nueva España" el órgano escogido para servir de vocero oficial a la Federación, no fue bien recibido por los integrantes del Centro Republicano que publicaban España Republicana y esperaban naturalmente concentrar todos los esfuerzos en dicha área. Diferencias conceptuales, de enfoque y de acción, aparecerán con nitidez en el proceso. Sobre todo cuando en los números posteriores comienzan a establecerse serias polémicas con los editores de "La Nueva España", marcando sin duda el perfil de una lucha ideológica al seno de los comités de ayuda, que intentaremos explicar más abajo.

Al inicio del año 1938, según hace constar el periódico del Centro republicano lo recaudado, en cifras redondas, llegaba a 1 millón 120 mil pesos y seguía siendo la campaña de racionamiento la principal iniciativa sobre la que se apuntalaba toda la ayuda y por lo tanto la que mayor cantidad de dinero recaudaba. Extremadamente rigurosos son los editorialistas de España Republicana en el manejo de las cifras, en cada número se encargan de publicar todos los detalles de lo recaudado como consecuencia de la labor de los centros afines del país, hasta las donaciones menos significativas tenían su lugar. La intención es presentar y afirmar a la organización Amigos… con presencia legitimadora y con "autoridad moral" frente a la comunidad española y la sociedad civil argentina, intentando diferenciarse de la "amoralidad de los fascistas que se levantaron contra la República y la democracia". Ese perfil "ético" de la Asociación Amigos... la acompañará en su trayectoria durante todo el conflicto, y parece haber obrado como un elemento clave en la conformación del consenso, imprescindible para el éxito de las campañas de apoyo a los republicanos.

Los límites de la unidad

El periódico España Republicana ingresa en un ámbito de discusiones, donde tanto desde lo operativo como desde lo ideológico, se enfrenta al órgano oficial de la FOARE, el semanario La Nueva España" (50). La polémica con este periódico, en realidad expresaba relaciones de poder al seno de la Federación, que finalmente terminaran minando la relación entre las agrupaciones. En sesión de noviembre de 1937 el Centro Republicano de Buenos Aires finalmente decide no continuar afiliada a aquella entidad. España Republicana se manifiesta contraria a participar en organizaciones que "promuevan algún tipo de tendencia política", lo que se encargará de subrayar luego de la llegada del nuevo embajador español Ossorio y Gallardo.

Los problemas con la FOARE, continúan incluso en términos formales, como el control de los fondos recaudados, lo que irrita sobre manera a los editorialistas de España Republicana, vocero del Centro Republicano de Buenos Aires, que como aclaramos, mostraba con orgullo el manejo limpio y transparente que venían haciendo de lo recaudado para la ayuda, y en sucesivos números se encargaran de defender el uso y manejo que efectúan del dinero (51).

La ruptura con los dirigentes de la FOARE persuade a los dirigentes del Centro Republicano de Buenos Aires de efectuar un cambio en su táctica organizativa a nivel nacional. En poco tiempo y desde los primeros meses de 1938, se movilizan los recursos del Centro y logran formar la Unión de Centros Republicanos de la Argentina, que naturalmente buscaba centralizar la tarea de ayuda a República. Como siempre se crearon las bases legales y estatutarias correspondientes, y rápidamente se pusieron en funcionamiento, manejándose ahora y hasta el final del conflicto con esa nueva estructura.

La organización de médicos que formara desde el año anterior la JAMASER, decide imitar la decisión de Amigos de la República, tomando distancia de la FOARE (52)y en un documento que publica el periódico del Centro Republicano expresa su voluntad de desafiliarse de aquel organismo. A propósito de JAMASER, es en este año donde su labor se intensifica notablemente, adherida a la Central Sanitaria Internacional de París y coordinada directamente por el cónsul general Blasco Garzón, se propuso la entrega de ambulancias que directamente eran despachadas desde Buenos Aires. Además la comisión, en su defecto, entregaba el dinero para su compra en Francia. A fines de este año, según consta en los apartados del periódico del Centro Republicano, ya se habían enviado 27 ambulancias, así como medicamentos y otros elementos para los hospitales de campaña. Esta agrupación formada por médicos (53), farmacéuticos, bioquímicos y enfermeros, preparaba además de medicamentos, gasas, jeringas, sábanas, y otros elementos para ser usados en los hospitales de campaña españoles. En el acto por el 1º de mayo de 1937, la agrupación tuvo un protagonismo central, ante una convocatoria multitudinaria concentrada en la plaza San Martín de la capital, desfilando con las ambulancias, los equipos de médicos y paramédicos, se despidieron antes de embarcarse para el frente de guerra en España, "calurosamente aplaudidos y vitoreados por el pueblo", según apunta el semanario del Centro.

Un Embajador renovador

La tarea desplegada por el Embajador Angel Ossorio y Gallardo, desde su llegada en junio del 38, está marcada por una clara y definida línea de acción: la de la intensificación de la campaña de ayuda en todo el país. Fundamental es su definición alrededor de las cuestiones ideológicas y del problema político al interior de los comités de ayuda. Se han publicado en España Republicana varios de sus discursos donde dibuja las líneas centrales y de mayor nitidez en relación al papel del "republicanismo", haciéndolo como una manera de distanciarse y diferenciarse respecto a los programas del comunismo y del anarquismo:

"....yo prefiero hablar de una sociedad plural para España donde los valores del individualismo sean respetados por el Estado,... repudiamos, por eso toda forma de totalitarismo, ...estamos además de acuerdo con una economía mixta, donde se pueda desarrollar el cooperativismo y la iniciativa individual...los valores éticos que defendemos los republicanos son los que emanan de la revolución francesa, y dan base a los Derechos del hombre: libertad y confraternidad, ....sobre estos cimientos se construye el republicanismo " (54).

Este discurso amplio en contenidos y objetivos, buscaba desplegar la ayuda hacia diferentes sectores, mostrándolo en ese papel "rector" en lo ideológico, transforma a Ossorio en el verdadero conductor del proceso en el país. La campaña que emprende por el interior sin duda es notable, pues lo lleva a visitar varias ciudades: Rosario, Santa Fe, Córdoba, Santiago del Estero, Tucumán y Resistencia, todas con marcado éxito, que demuestra el periódico de Amigos... con minuciosidad en sus extensas notas y fotos. En todo momento se intenta mostrarlo en ese rol unificador, para lo cual en España Republicana, se reproducen en cada número sus alocuciones y discursos, donde "aparece rodeado de numeroso y entusiasta publico", tal como se digna remarcar la publicación.

Un futuro incierto (fines de 1938-1939)

Algunos nubarrones comienzan a surgir en el firmamento de la ayuda cuando expira el año 38. Ya no se ve con tanta euforia triunfalista el futuro para el Ejército Leal. La iniciativa que encabeza el gremio gastronómico para esa fecha, que de alguna manera marca el desarrollo de la guerra en España, así lo demuestra. Este gremio al que la colectividad española había nutrido notablemente, promueve las colectas de racionamiento para las familias, con las que se esperaba juntar 300 mil raciones con un valor de 1 $ cada una, para ser enviadas a Madrid. Se hace perentorio enviar socorros a las familias desarticuladas, concentrándose muy especialmente en las poblaciones de niños huérfanos y abandonados.

De esta manera comienza a producirse un corrimiento del eje en la geografía y un aceleramiento en la dinámica de la ayuda, pues ya el racionamiento de las tropas deja de estar colocado en el centro de la escena, al ser esta ocupada progresivamente por la cuestión civil.

Esta tendencia se manifiesta con toda firmeza desde principios del año 1939. El Centro Republicano y Amigos... recibirán un nuevo impulso en el proceso de ayuda a partir de la llegada en el mes de enero, del dirigente socialista Indalecio Prieto. Este proveniente de Chile, luego de haber participado de la asunción del presidente Cerna del Frente Popular y dentro de una "nutrida agenda de reuniones", como se publica en España Republicana, se encargará de marcar el nuevo perfil del momento y el desarrollo a futuro de los programas de reconstrucción de España. Su principal preocupación es, "apelar a la solidaridad de todas las Américas", como lo afirma reiteradamente en los discursos. Argumento que se sostiene en la necesidad de encontrar apoyo y comprensión entre los países latinoamericanos, una vez que la guerra haya terminado: "una ayuda para una España en la paz", afirma. De manera que ya se vislumbra el final de la guerra, y es posible, que también se piensa en una posible y cercana derrota. Alertando en su discurso, más bien defensivo de valores como la libertad y la democracia, y con un tenor definidamente antifascista, el peligro de la instalación y consolidación de este tipo de regímenes en España. Convoca Prieto a las organizaciones de ayuda a modificar el eje y la dirección del proceso: la nueva orientación debe dirigirse a canalizar esfuerzos para los refugiados y más tarde para los exiliados.

Frente a este cuadro de situación definido por Prieto, quién luego siguió con su campaña rumbo a Montevideo, el Centro Republicano de Buenos Aires organizará una nueva colecta, que esta vez denominó "Campaña de ayuda a los refugiados españoles". Obviamente con el propósito de facilitar la llegada y la estancia de los refugiados españoles que eran enviados a los campos de Francia. El Centro Republicano trabajaba en vínculo directo con el SERE (Servicio de Evacuación de refugiados españoles) que funcionaba en París, hasta allí había mandado algunos delegados que se encargarían de efectuar la conexión necesaria para procurar la llegada de la ayuda desde Argentina y programar la salida de los contingentes que enviarían hacia América.

Desde agosto del 39 y ante la derrota, y persuadiéndose de la inutilidad de continuar enviando dinero, Amigos de la República pasa a llamarse Fraternidad Española, marcando un giro en el proceso de ayuda; ahora el problema era encontrar una manera posible de facilitar la instalación de los exiliados. Para ello se realizan algunas gestiones y se establecen contactos con las autoridades de la cancillería Argentina, además de repetidos petitorios que se envían al propio presidente Ortíz, donde solicitan el ingreso de exiliados. Todos intentos que terminan en rotundo fracaso, pues Argentina en forma oficial denegó el ingreso de refugiados españoles. Sin embargo y como es muy conocido arriban varios barcos al puerto de Buenos Aires, donde viajaban, originariamente con rumbo a Chile, exiliados republicanos, incluidos algunos argentinos. Si bien al respecto no existen cifras oficiales, se sabe- por lo que informan de manera general las notas que publica el periódico de los republicanos-, que algunos optaron por quedarse en la Argentina (55), aún sin la anuencia de las autoridades.

Los socialistas y la ayuda a la República española.

Las compañías de acero
Cantando a la lucha van.
Su ser se escucha
y van a la lucha
por la libertad.
Las compañías de acero
Cantando a la lucha van
Las compañías de acero
forjadas de acero están
y ¡Triunfarán!

Compañías de Acero. Cancionero Socialista

Los socialistas desplegaron su ayuda creando sus propias organizaciones o bien vinculados a algunos centros regionales españoles y, particularmente los dirigentes, en estrecha colaboración con el Centro Republicano español y la Embajada española. Es posible, sin embargo, identificar algunas maneras originales de organización, las que se canalizaban a través de diferentes comités:

a- Los gremios, sindicatos e incluso la CGT de la calle independencia 2880 (controlada por los socialistas luego de la escisión en el año 1937). Promovía colectas y envío de víveres, ropa y medicamentos

b- Los centros socialistas, particularmente los de la provincia de Buenos Aires y Santa Fe y los de la Capital Federal, se ocupaban de realizar festivales artísticos, charlas, conferencias y otras actividades muy diversas. El Partido Socialista promovía y protagonizaba los frecuentes y exitosos actos a favor de la República, donde el Luna Park de Buenos Aires, constituía un escenario recurrente.

El "Frente obrero"

La organización de la ayuda desde el socialismo fue pasando por diferentes etapas: en los primeros meses, luego de la rebelión franquista en julio del 36, el partido oficialmente no manifiesta plegarse a la colaboración con la República y frente al conflicto, mantiene una posición periférica y en cierta forma expectante. De esa manera prefieren acentuar su labor desde el "frente obrero", sobre todo cuando la conducción de la CGT estuvo controlada entre 1937 y 1943 por el socialista José Domenech de la Unión Tranviarios. La central sindical se pone a la cabeza de la organización de las colectas, envío de víveres y ropa. Proceso en el cual la CGT obra concentrando el esfuerzo de sus afiliados y especialmente el de algunos gremios como el de los empleados de comercio, que dirigía Ángel Borlenghi, dirigente que en este proceso asume un papel protagónico.

En el año 37 la CGT (56) crea una Comisión de Ayuda a España Leal, que como primera medida promueve la afiliación y venta de carnets de socio simpatizante con un valor de 0,10$ c/u. Más tarde fueron lanzadas unas estampillas, que se vendían a 0,30$; éstas y otras iniciativas eran recibidas con "gran entusiasmo" por el público, según el diario socialista. A mediados de ese año la central obrera dice haber juntado 220 mil pesos, mostrándose con orgullo toda su labor en la edición de La Vanguardia del día 25 de julio. Durante este año se intensifica la ayuda desde diferentes gremios, como los gastronómicos, el de comercio y el de la construcción. Este último gremio en diferentes comunicados, que aparecen publicados en La Vanguardia, convoca a estrechar filas dentro del "seno de la clase obrera" y a "profundizar la necesaria ayuda al proletariado español frente a la barbarie fascista" (57). Este proceso de politización creciente de la central obrera recorre todo el período, pues en sus comunicados trata de vincular la situación nacional con la internacional, mostrando su cara hostil al fascismo, posición que seguirá abrazando incluso luego de la derrota de la República española (58).

El partido sale a la calle

El vínculo entre las organizaciones españolas y las del partido socialista también se estrecha, juntos organizan actos y reuniones, entre los meses de mayo y junio de 1937. El Partido Socialista había creado la Comisión de Ayuda Pro España Leal que actuaba en relación directa con el Centro Republicano Español y con la Embajada de España. Comisión que ocupa su tiempo principalmente en la organización de festivales y colectas, los que se intensifican a lo largo del año 37 y pasan a establecerse como centro del proceso. Las movilizaciones promovidas bajo una intensa propaganda desde La Vanguardia permitieron la concreción de varios actos, donde siempre aparecían las principales figuras del partido socialista junto a los de la Embajada española. El del 17 de diciembre, a un año del levantamiento franquista, significó un "multitudinario encuentro de repudio al fascismo", tal como se afirma en el diario, y de "adhesión a la causa del la España Leal".

Indudablemente intenso fue el "trabajo de base" de los centros socialistas, tanto de la Capital como de Avellaneda y Lanús, todos lugares con fuerte concentración obrera. Este trabajo se notó claramente cuando se realizaban las movilizaciones del 1º de mayo, particularmente entre 1937 y 1938, donde a las reivindicaciones por mejores condiciones de vida para los sectores del trabajo se unía el problema político interno y la cuestión de España.

"Los 1º de mayo eran monitoreados por el Partido Socialista, la gente salía por puente Pueyrredón en varias columnas que se unían acá (barrio de Constitución), para concentrarse después en la Plaza de Mayo, yo con otros chicos nos metíamos en la concentración, recuerdo las canciones a favor de la República" (59)

Esta cita permite mostrar el desarrollo de una interesante tarea barrial y vecinal del partido, donde la causa republicana pasa a tener un consenso formidable ya que se inserta con mucha fuerza en la sociedad civil. Sobre la base de este trabajo barrial previo y por el tenor de los mitines, festivales barriales, kermeses y colectas, la ayuda a la República adopta una dinámica propia, que en cierta forma se autonomiza de los centros de decisión dentro del propio partido y asume un rol protagónico que no abandonará en todo el proceso (60).

En otras ciudades del país el partido promovió una intensa propaganda a favor de la República española. En La Plata el partido socialista, desde la sede de la Universidad Popular Alejandro Korn, organizó diversas actividades destinadas al apoyo de la causa republicana. Es de remarcar la participación de estudiantes de la Universidad de La Plata, que encontraron un lugar para el desarrollo de esa tarea solidaria, tal como lo recuerda una de las protagonistas:

"...fue muy amplio, el apoyo de toda la comisión de la UPAK, yo he asistido a muchos actos en homenaje, en honor, en dar conocimiento de los acontecimientos que estaban ocurriendo en España, también cuando estuvo León Felipe que recitó. A toda persona que quería hacer algo ellos les permitían el lugar físico y todo tipo de ayuda, en esa época yo era estudiante, con un grupo de compañeros de la Facultad y de otras facultades, de Medicina, Humanidades, Ingeniería, decidimos mandar un barco con alimentos y ropa a España, entonces salimos a solicitar sobre todo a los españoles que vivían y trabajaban aquí, ninguno negaba su aporte, no, en dinero en alimentos en ropa, también hicimos un acto en la UPAK, un cóctel, un vino que todo se donaba, masitas vino y se cobraba la entrada y bastante cara la entrada pero sacamos una buena cantidad y todo fue hecho en la UPAK, con el apoyo(y) la colaboración de la ayuda de ellos. Ahora que pasó después no sé una vez que conseguimos todo lo que pudimos conseguir y todas estas cosas que le dije, dinero, ropa, ya no me preocupé en el envío, ya era papel de otra persona, cierto, es decir que siempre la UPAK estaba... " (61)

El partido irá tejiendo su propia red solidaria, desplegándose por varios puntos del país a través de un contacto con los centros socialistas de Rosario, Bahía Blanca y particularmente con los de Avellaneda y La Plata (62). El propio diario La Vanguardia se encargaba de organizar y canalizar los envíos de dinero desde los centros, que luego remitía a la Embajada española en Buenos Aires. Los centros además desplegaban una formidable actividad en áreas diferentes, permanentemente se efectuaban actos, charlas, así como, muestras de afiches y fotografías, música, baile etc.. El acrecentamiento de la actividad de los centros socialistas, tal como consigna La Vanguardia, demuestra la gran movilización de recursos solidarios que generó el partido en esta ocasión, promovida por una causa que se entendía desde el diario "a todas luces justa"(63). También entre los estudiantes nucleados en la Federación Universitaria Argentina, los socialistas ejercieron mucha influencia. Los jóvenes universitarios socialistas junto a los radicales, participaban en los actos a través de su adhesión y a veces incluso con la presencia de algunos representantes: sobre todo estudiantes de medicina, abogacía e ingeniería, que en este sentido, eran las carreras más politizadas, en particular en las Universidades de Buenos Aires , Córdoba y La Plata (64).

El partido a través de consignas como "lealtad con la República" se esfuerza en presentarse al frente del proceso de ayuda. Se intensifica de manera notable la actividad propagandística que despliega el diario La Vanguardia, desde el mes anterior a la convocatoria para el acto del 14 de abril del 38 en el Luna Park, al cumplirse el 7º aniversario de la República. El acto finalmente fue prohibido por las autoridades y tuvo que realizarse en "la Casa del pueblo", local del PS de la Capital. El día 15 en la portada del diario socialista se explicita con mucho entusiasmo que el acto fue "coronado por un éxito rotundo"… "demostrando la solidaridad del pueblo argentino".

Este importante acto del 14 de abril también fue abordado por otros medios de comunicación. La Nación, por ejemplo, remarca la celebración del aniversario de la República con actos en el nombrado local socialista y en la Embajada de España, los que evidenciaron una "cálida y entusiasta adhesión de numerosos ciudadanos" (65), según el diario. Este tipo de reuniones, por otra parte, recibía el apoyo de las organizaciones sindicales, sobre todo de aquellas donde los socialistas tenían fuerte representatividad.

Por otra parte, en el caso de los gremios de Tranviarios o de Comercio, y particularmente el de los Gastronómicos (66), donde muchos de sus dirigentes eran afiliados socialistas se actuaba con autonomía respecto al Partido, demostrando gran entusiasmo a la formación de comités de ayuda. Aunque esa actividad, si bien alentada por los principales dirigentes del Partido, también marcaba límites en la relación con las bases

La euforia organizativa y el fervor por causa republicana llevó a discusiones respecto a definiciones de carácter ideológico político que debía asumir el Partido frente al conflicto español. Estas cuestiones se manifestaban claramente cuando se realizaban actos masivos de adhesión a la República. En uno de ellos, propuesto por el comité ejecutivo del Partido para el 31 de julio de 1936 en el teatro Corrientes de la Capital Federal, se "oyeron voces de protesta contra las indefiniciones de parte de la dirigencia del Partido hacia la posición de los programas de las izquierdas del Frente Popular español" (67). Estas diferencias y otras respecto a la política local culminarán más tarde con la escisión de un sector y la formación del Partido Socialista Obrero.

El protagonismo de las mujeres socialistas

La crisis española, sirvió de catalizador y provocó la emergencia de la mujer con un papel de mucha actividad en los diversos escenarios de la ayuda. Más allá de los partidos o agrupaciones, el sector femenino pasó a desempeñar una tarea central en el proceso.

Las mujeres socialistas tenían, en este sentido, una buena organización, incluso publicaban su propio órgano de difusión, la revista Vida Femenina, que establecía como base ideológica la lucha por los derechos políticos de la mujer. Esta publicación, era dirigida por la periodista María Berrondo y destacaba en su línea editorial "una mirada femenina del conflicto español", desplegando desde todas sus formas el rol de la mujer-madre (68): que en esta dirección alentaba la protección de la niñez, consigna que pasaba a generar una verdadera acción "misional" y seguramente revierte en el éxito formidable de las campañas de ayuda a los niños huérfanos, así como, en las que incluían a las mujeres desvalidas y abandonadas que originaba la guerra. La mujer luchadora por la democracia y la mujer antifascista, comprometida con la política de su tiempo es un aspecto destacable por la publicación. En esta revista que comenzó a salir en julio de 1933, y se extinguió a mediados de 1943, se destacaba el perfil de una mujer que pueda "trabajar junto al hombre, proteger a los niños y al hogar" pero también " vincularse a la política" como suele argumentarse en su línea editorial.

Vida femenina se encargaba de organizar colectas para los hospitales de campaña y sobre todo movilizaba para la confección de ropa de niño. Convocando a las mujeres, en sus varias iniciativas, a prestar todo tipo de ayuda a los huérfanos de la guerra. Una de ellas fue la que llamó hábiles manos de tejedoras, que se proponía la confección de abrigos y ropa de niño y fuera realizada para la campaña de invierno del año 1938. La revista, que organizaba fiestas y mitines, donde no faltaron tampoco las colectas de dinero para armas y alimentos, y sobre todo de vestidos para soportar el invierno, tenía vínculo directo con la Sección femenina pro infancia española del Centro Republicano Español, quién recibía todas las donaciones que enviaban las socialistas.

Las socialistas organizaron El Comité argentino de mujeres pro-ayuda a los huérfanos españoles. La tarea principal del Comité consistía en la confección de ropa. Su aceitada organización permitía la notable participación de todos los sectores involucrados en la actividad: fabricantes, comerciantes y obreros del gremio del tejido de punto. Estaban, a su vez, vinculadas con la Comisión Femenina de la Embajada de España, que componían las esposas de Blasco Garzón, cónsul general de España, de Fernández de Asúa, encargado de negocios de la embajada y Alicia Moreu del partido socialista, que como directora de la Comisión Nacional Socialista de Ayuda a la España Leal, pasó a transformarse en la conductora práctica e ideológica de la organización de ayuda dentro del partido.

El protagonismo de las mujeres socialistas

La crisis española, sirvió de catalizador y provocó la emergencia de la mujer con un papel de mucha actividad en los diversos escenarios de la ayuda. Más allá de los partidos o agrupaciones, el sector femenino pasó a desempeñar una tarea central en el proceso.

Las mujeres socialistas tenían, en este sentido, una buena organización, incluso publicaban su propio órgano de difusión, la revista Vida Femenina, que establecía como base ideológica la lucha por los derechos políticos de la mujer. Esta publicación, era dirigida por la periodista María Berrondo y destacaba en su línea editorial "una mirada femenina del conflicto español", desplegando desde todas sus formas el rol de la mujer-madre (68): que en esta dirección alentaba la protección de la niñez, consigna que pasaba a generar una verdadera acción "misional" y seguramente revierte en el éxito formidable de las campañas de ayuda a los niños huérfanos, así como, en las que incluían a las mujeres desvalidas y abandonadas que originaba la guerra. La mujer luchadora por la democracia y la mujer antifascista, comprometida con la política de su tiempo es un aspecto destacable por la publicación. En esta revista que comenzó a salir en julio de 1933, y se extinguió a mediados de 1943, se destacaba el perfil de una mujer que pueda "trabajar junto al hombre, proteger a los niños y al hogar" pero también " vincularse a la política" como suele argumentarse en su línea editorial.

Vida femenina se encargaba de organizar colectas para los hospitales de campaña y sobre todo movilizaba para la confección de ropa de niño. Convocando a las mujeres, en sus varias iniciativas, a prestar todo tipo de ayuda a los huérfanos de la guerra. Una de ellas fue la que llamó hábiles manos de tejedoras, que se proponía la confección de abrigos y ropa de niño y fuera realizada para la campaña de invierno del año 1938. La revista, que organizaba fiestas y mitines, donde no faltaron tampoco las colectas de dinero para armas y alimentos, y sobre todo de vestidos para soportar el invierno, tenía vínculo directo con la Sección femenina pro infancia española del Centro Republicano Español, quién recibía todas las donaciones que enviaban las socialistas.

Las socialistas organizaron El Comité argentino de mujeres pro-ayuda a los huérfanos españoles. La tarea principal del Comité consistía en la confección de ropa. Su aceitada organización permitía la notable participación de todos los sectores involucrados en la actividad: fabricantes, comerciantes y obreros del gremio del tejido de punto. Estaban, a su vez, vinculadas con la Comisión Femenina de la Embajada de España, que componían las esposas de Blasco Garzón, cónsul general de España, de Fernández de Asúa, encargado de negocios de la embajada y Alicia Moreu del partido socialista, que como directora de la Comisión Nacional Socialista de Ayuda a la España Leal, pasó a transformarse en la conductora práctica e ideológica de la organización de ayuda dentro del partido.

Las mujeres en los comités de ayuda

El papel de la mujer, fue en el contexto de la guerra tan importante que merece un análisis más detallado.

¿Podríamos suponer que la guerra civil ubicó a las mujeres en un lugar diferente al que tenían tradicionalmente ligado a lo doméstico?. Los trabajos especializados sobre el tema de género coinciden en describir a la mujer, desde fines del siglo XIX, en su lucha por conseguir los derechos civiles (69). Estos análisis también confirman cierta tendencia común, donde la mujer "sale" de la esfera privada hacia la pública, sin abandonar sus reivindicaciones, cuando se la requiere en su papel de "protectora de la salud" o bien "de los huérfanos o heridos", particularmente durante las guerras, como lo fue durante la primera guerra mundial. El cambio en la estructura productiva y el nuevo perfil industrial operado en las grandes ciudades de la Argentina en los años 30, dieron base al desarrollo de un nuevo impulso de la mujer. Ese nuevo impulso de lo femenino se inscribiría en el sentido de romper con ciertos lazos de subordinación de carácter patriarcal (70). Esta situación nos ha llevado a definir algunas líneas interpretativas, a partir de análisis teóricos recientes, que aportan ideas sugestivas para el abordaje de esta temática

"En tanto su subordinación estaba anclada en la distinción entre el mundo público y la vida privada, las mujeres debían salir de la esfera doméstica y participar en el mundo público –hasta entonces, un mundo predominantemente masculino-(...) El acceso al mundo del trabajo promueve entonces una forma específica de lucha: la lucha contra la discriminación, la lucha por la igualdad en relación a los hombres" (71).

Si bien la cita anterior está referida a la situación generada en América Latina en las décadas de 1970 y 1980 donde se percibe cómo se viene generando un avance de la mujer en el plano de la vida pública, su veracidad puede transpolarse retrospectivamente a la coyuntura de los años treinta, al demostrarse la notable participación de la mujer en actividades culturales, sindicales y políticas de esa época. Estas formas de participación en el marco de la organización colectiva encontraba precedentes en "la movilización creciente de los años treinta (que) tuvo como telón de fondo las precarias condiciones de vida de la clase trabajadora. La vivienda –costo de los alquileres, hacinamiento- era uno de los problemas más acuciantes. Las mujeres defendieron sus hogares frente a los múltiples desalojos, enfrentándose así con los funcionarios estatales varones" (72).

Pero aún así este precedente no explica cómo las mujeres "para salir del hogar" en el caso de la ayuda a la República lo hacen, nuevamente, desde su rol de "protectora de la niñez" o "a favor de las mujeres desvalidas de la guerra civil" y otras, que ya hemos descripto con amplitud. Es decir las mujeres ingresan a la política, reforzando el maternalismo y su rol protector, y legitiman socialmente su acción. El rol de madres apoya y sostiene al de la militancia política. Dicho de otra forma, la entrada en el ámbito de lo público, se hacen en tanto madres. Si este rol se refuerza con los conflictos bélicos, permite confirmar la fuerte participación de las mujeres (junto a su marido, y a veces, a sus propios hijos) en el proceso de ayuda a los republicanos.

Pero la estructura social permitió la aparición en el escenario político de la mujer trabajadora, que a veces se vinculaba a un sindicato o a un partido, tal como lo ha analizado con creces Mirta Lobato(2001) respecto a las trabajadoras de los frigoríficos. Esa nueva mujer vinculada al mundo del trabajo y particularmente a la fábrica se relaciona estrechamente a las luchas de su tiempo, una mujer que se compromete con la actividad social y política, no podía quedar ausente de la participación a favor de la causa republicana.

Hacia un cambio de rumbo

Las noticias provenientes de España que comienzan a llegar con un tono pesimista desde fines del 38, sin embargo, no provocaron que la ayuda decaiga, muy en contrario, esta se acrecienta de manera notable: las colectas y campañas que organizaba el partido se aceleraron, promoviendo la movilización de frentes diversos de ayuda. Algunas todavía mantenían un tono triunfalista, como la que denominaron "el jornal de la victoria" a principios del 39 y consistía en donar parte de la jornada de trabajo a un fondo que sería inmediatamente remitido a la Embajada de España. Casi con desesperación, el partido se pone al frente de la campaña que consistía en presionar, con actos y petitorios, al gobierno nacional y a los presidentes de Estados Unidos y Francia, alrededor de diversas proclamas y petitorios, que llamaron "Armas para España", en la que pedían el levantamiento del embargo, sobre todo del gobierno norteamericano. Campaña que se despliega por todo el país, incluido un numeroso acto en el Luna Park, junto a otros similares, tal como informa La Vanguardia (73), donde se organizaron reuniones de protesta, como las que se hicieron en las ciudades de Mendoza y Córdoba.

Para los primeros días de enero de 1939 se esperaba la llegada de Indalecio Prieto que viajando desde Chile llegará a la estación de Retiro el día 8. El diario La Nación al efectuar una reseña del "tumultuoso" recibimiento al líder republicano afirma que: "Fue entusiasta el recibimiento de Indalecio Prieto(…) una multitud lo recibió con vítores a España" (…) "Siempre perseguido desde los andenes por los manifestantes que desplegaban banderas españolas y argentinas y vitoreaban a la Argentina y a España" (74).

La llegada de Prieto, opera como una fuerza renovadora para el partido, que desde esa fecha participa en varios actos donde es figura central el político español. Para la organización de uno de ellos, el del 13 de enero, La Vanguardia publica varias convocatorias durante toda la semana previa. El Luna Park "reventó de público entusiasta y solidario", consignó el diario en su portada del día 14: en un "acto multitudinario" donde se congregaron 25 mil personas. La semana de Prieto en Buenos Aires, intensa en actos y reuniones, es seguida por el diario destacando las frases centrales de su discurso: "recibí el buen trato y los votos de apoyo al pueblo español agredido por el fascismo" (…) "me llevo la solidaridad del pueblo argentino" (75)

El viraje táctico del partido es notable a partir de febrero cuando se conocen las "desgraciadas noticias de la formación y consolidación del gobierno de Burgos" y, sobre todo luego de que el domingo 26 de enero, el Embajador Ossorio y Gallardo haya entregado la sede de la Embajada al gobierno argentino y al franquismo. Desde aquí adoptan centralidad las actividades contra el reconocimiento del gobierno de Burgos. El partido se encarga de organizar reuniones y mitines de repudio al franquismo, y el problema es como encarar la cuestión de los niños y el de los refugiados, así como los referidos a la llegada de posibles grupos de exiliados. Varias organizaciones con presencia socialista se proponen promover la llegada de exiliados a la Argentina (76).

La principal actividad que asumió el partido, desde los primeros meses de 1939 y en adelante, fue la relacionada al problema de los refugiados, dentro del cual especialmente se pensaba en el futuro de los niños. Para ello se realizaron varias gestiones, en la que interviene el diputado socialista Juan Antonio Solari, quién desde sus entrevistas con el embajador argentino en París Ramón Cárcano, solicitaba la entrada al país de refugiados desde los campos de concentración en el sur de Francia. Solari, que oficiaba como corresponsal de La Vanguardia en el proceso, envía varias notas al diario, en particular durante el mes de abril del 39, donde relata los pormenores de esos encuentros con las autoridades argentinas en Francia. Fueron varias las visitas de los enviados socialistas Manuel Cordero y Anastasio Da Gracia a los delegados argentinos en París, incluso realizadas junto a los miembros del Partido Socialista español, que intentaron la concreción de aquella iniciativa. En relación a esta propuesta los socialistas constituyeron en la ciudad de Lyon en Francia, la Comisión argentina pro-niño español. Destacándose su labor alrededor de la organización de comités que buscasen la evacuación y entrega de niños huérfanos y sobre todo la creación de un "hogar argentino del niño español" que, según afirma La Vanguardia, albergaba en septiembre de 1939 a 50 chicos. En la publicación socialista encontramos muchas referencias de cómo funcionaban estos hogares, a través de la difusión generada por el diario, sabemos que estos hogares siguieron funcionando durante unos años más.

Hasta aquí hemos consignado el proceso de ayuda que mostró el rol cumplido por la Embajada y por el Partido Socialista, a través de ciertos organismos de ayuda que operaron en estrecha relación. Hemos remarcado en ambos casos el papel moderado de la dirigencia al intentar canalizar los esfuerzos de la ayuda, tanto respecto a la colectividad española, en el caso de la Embajada, como al interior de las organizaciones de masas, donde el partido Socialista tenía representantes, como la CGT y los sindicatos. Nos parece interesante mostrar un detalle que consideramos relevante en términos generales: el de la moderación de los dirigentes frente a la desbordante participación de las bases. En el caso de la Embajada, esa moderación se manifestaba tanto en su discurso cuidadoso en lo referido al carácter ideológico, como respecto a la política interna local. Por otra parte, la relación de la Embajada con algunos grupos políticos donde se destacaban radicales y socialistas, como Oscar Alende y Alicia Moreau, entre otros, se sostenía en la idea de participación a favor de la democracia y la República española, con posiciones que implicaban poner distancia de otras agrupaciones de ayuda, donde actuaban grupos políticos considerados extremos, como el Partido Comunista, que a su vez lo hacía desde la ilegalidad. Pero esta moderación, también ponía límites respecto a las propias organizaciones de ayuda donde ejercían el liderazgo. Es decir, el conflicto claramente expresado en el caso del Partido Socialista, que como aclaramos derivó en la salida de algunos militantes disidentes, mostraba la problemática de la crisis de representación, que hemos intentado explicar en el capítulo tercero de este trabajo. El desbordante papel de las organizaciones de base popular que se veía permanentemente en los actos callejeros, como se vio aún en la llegada de Prieto en enero de 1939, cuando la guerra en España estaba casi perdida, o los actos organizados, por ejemplo, en el Luna Park, donde muchas personas quedaban en la calle sin poder ingresar, dan cuenta de un proceso donde las dirigencias eran sobre pasadas por las bases. Una dirigencia moderada en su visión del conflicto español y frente al gobierno conservador en política interna, debió enfrentar la radicalización de sus propias bases, que desplegaron con mucho entusiasmo, entre otros, el estandarte del antifascismo. Discurso que consideramos fundamental a la hora de interpretar el éxito formidable de la ayuda a la República entre los sectores populares.

Verificar el impacto y la "dimensión" de la utilización de ese discurso antifascista, que de antemano lo consideramos como nexo unificador de la lucha democratizadora de los sectores populares, será parte de una análisis más exhaustivo, que intentaremos realizar luego.

Los comunistas en los comités de ayuda

Novia constante, madre obrera,
agente de la vida, fundadora del mundo,
Dadora universal, vibra en su sangre
savia del día y en su seno
la insobornable lámpara y la plural semilla
la llave de las puertas del futuro.
Tiene el mismo sentido delicado y profundo
Como de la luna joven que en el mar amanece,
Como un lago de leche bajo un cielo sin nubes
Que en el recinto antiguo de las guitarras crece.
Contra el odio y la guerra defenderá su cría.
contra la larga sombra erguirá su bravura
y en amor será la flor de la ternura,
azucena sembrada con luz su corazón.

La Mujer que lleva comida a los presos. Raúl González Tuñon

El partido Comunista, declarado ilegal desde 1930, venía siendo intensamente reprimido a partir de la asunción de Uriburu, en el marco de una persecución ideológica notable desde el Estado. Lo que lo llevaba a organizar desde el año 1933, el "Socorro Rojo" conformado principalmente por mujeres que prestaban una asistencia jurídica, política y material a las víctimas de la represión estatal, especialmente de la nefasta Sección Especial anticomunista formada por la Policía Federal, así como, de los grupos nacionalistas de corte fascista (77).

"Las mujeres jugaron entonces, como lo han hecho a lo largo de todos estos años, un papel preponderante en la ayuda moral, política y material a los presos. Nosotras mismas fuimos destinatarias de esa solidaridad una y otra vez, en el Asilo San Miguel y en la Cárcel Correccional de Mujeres, detenidas justamente por brindar solidaridad a los huelguistas, a los presos, por actuar en defensa de nuestros ideales" (78)

La principal tarea de la agrupación "Socorro Rojo" consistía en desplegar la ayuda material a los presos políticos diseminados por las cárceles argentinas. Lo que luego va a ser complementada con la creación, en diciembre de 1937, de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (79) que otorgaba un marco jurídico-legal a la ayuda por causas de índole represivo. La creación de estos organismos se relaciona al formidable crecimiento e inserción del Partido, sobre todo desde 1934/35, en el movimiento obrero. Muestra de su poderío fue la creación, ente otros, del Sindicato de la Construcción en 1935 que será protagonista principal de las huelgas de 1936.También los comunistas hicieron progresos acelerados entre los trabajadores textiles, metalúrgicos y de la alimentación, particularmente en los frigoríficos. Ese crecimiento se debió a un importante trabajo de afiliación a nivel de los barrios y las fábricas.

"Se volvió de nuevo a los conventillos, a las esquinas, a los restaurantes, a cuanto lugar fuera posible para entablar una conversación o concretar una entrevista (…) Fue muy valiosa la ayuda que nos prestaron, los almaceneros, los lecheros, los repartidores de pan, los vendedores a plazos que recorrían por aquellos tiempos las casas de vecindad, los que por la índole de sus respectivas actividades estaban muy ligados a los obreros de los frigoríficos. Estaban a la orden del día las visitas que realizaban, por ejemplo los compañeros del "Wilson" trasladándose a la Isla Maciel para establecer contacto con los obreros del "Anglo" y viceversa, siempre en el mismo plan de ampliar los enlaces. Los paseos por la costa, los asados, las pequeñas fiestas organizadas por distintos motivos, hicieron mucho en tal sentido. (…) Así, poco a poco, con extrema paciencia, aglutinando voluntades para la defensa de las reivindicaciones, grandes y pequeñas, pero siempre sentidas por los obreros y las obreras, se fue construyendo la nueva base sindical" (80).

Este crecimiento tiene en el cambio de perfil y táctica en la actividad política y sindical una causa central y casi excluyente: la formación de los "frentes populares antifascistas", de acuerdo a la nueva fórmula que se expresara desde la Tercera Internacional a partir de 1935. Esta posición política marcará la tendencia de acción del partido durante más de una década. La táctica frentepopulista será la referencia principal de la época, y le permitirá al partido moverse en ámbitos diferentes, posibilitando su desarrollo en numerosos "frentes" de actividad.

Uno de esos frentes es el que lo moviliza alrededor de la guerra civil en España. El partido rápidamente puso en acción una estructura que ya estaba bien organizada para el momento del estallido en España. Ajustándose a la línea que se había generado con la creación del Comité internacional de ayuda a España, en Argentina el Partido alentó la organización del Comité de ayuda al Frente Popular, que apareció como un desprendimiento del PEAVA (Patronato Español de Ayuda a las víctimas Antifascistas), que se había originado en nuestro país con motivo de la represión a los mineros de Asturias en 1934. En los primeros meses del año 36, apareció el semanario "La Voz de España" que luego tomó el nombre de "La Nueva España", administrado por Renato Arnould y dirigido por el periodista cordobés Ricardo Setaro, ambos miembros del partido. Cuando se crea la FOARE, este semanario que en primera instancia se imprimía en la sede del Centro Republicano en Piedras 80, pasa a transformarse en su vocero oficial, luego, como ya explicamos, por las rupturas al interior de este organismo seguirá funcionando en otra dirección y bajo la responsabilidad exclusiva de los comunistas.

"La Nueva España" se editaba siempre en condiciones difíciles, pero la masa ayudista era tan importante que superaba todas las dificultades impuestas por la precaria legalidad que se vivía.

Espectáculos musicales, carreras de bicicletas, partidos de fútbol, con los mejores jugadores de entonces se realizaban a beneficio de la República Española. La isla "los Pinos" sobre el río Carapachay se convirtió en una permanente receptora de pic-nics fuente permanente de recursos para sostener el periódico. "La Nueva España", semanal primero y bimensual después, alcanzó a un tiraje de 60.000 ejemplares por número, jugando un papel trascendental en el movimiento solidario" (81)

A través de FOARE el partido se orienta en la organización de una red solidaria por todo el país. Con iniciativas entre las que se contaron la promoción de una extensa gira por diferentes puntos de la Argentina, buscando adhesiones que no faltaron en sectores sociales y políticos diversos. Demostrando una gran versatilidad y quizás una mayor capacidad organizativa, los comunistas participaron en las campañas de racionamiento y las iniciativas durante las campañas de invierno, junto a las otras organizaciones de ayuda, utilizando las calles como escenario recurrente para la movilización. Lo que le permitía ubicarse y colocarse en una inmejorable situación frente a la sociedad civil, y entre los principales gestores de la acción solidaria con España republicana, papel que a su vez le garantizaba, en términos relativos, una mayor inserción social, que favorecía sus planes de crecimiento.

En marzo de 1937 se constituye el Comité Argentino de Mujeres pro huérfanos españoles (CAMHE). Organización donde las mujeres comunistas ocuparon un lugar central en la dirección, la propia Fanny Edelman tenía a su cargo la secretaría adjunta. A semejanza de la iniciativa socialista las mujeres de la CHAME se abocaron a la tarea de confección de ropa para bebés y niños, la recolección de alimentos y juguetes. Esta agrupación, vinculada con los organismos internacionales de ayuda con sede en París, colaboraba directamente con el sostenimiento de guarderías y hogares infantiles en España. Después del dramático llamado de Dolores Ibarruri, la legendaria "Pasionaria", solicitando a las mujeres del mundo a "salvar las vidas de los niños que bajo el desamparo y el hambre deja la guerra", la CAMHE y la FOARE y todas las agrupaciones que la componían, junto a los otras organizaciones regionales españolas y el Centro Republicano Español lanzan la "campaña de invierno" en diciembre de1938, para la cual se organizaron colectas con éxito notable en todo el país.

"La guerra civil española "despertó" un sentimiento antifascista (y) antiimperialista de una dimensión extraordinaria".

"La participación de las mujeres fue muy grande en la solidaridad con España, tal es así que formamos acá el Comité argentino de mujeres pro-huérfanos españoles (yo) fui la secretaria de esta agrupación de mujeres. Nosotras nos ocupábamos de elaborar en los talleres ajuares para bebés, ropa para niños, además de tejer para los soldados.

Participábamos en todas las actividades, los Pic-nics., la colecta de dinero, la colecta de ropa, de chocolates. Mujeres de todas las edades, también los niños y niñas, que juntaban botellas y los papeles de cigarrillos, que servían para fundir y hacer balas de cañones…" (82)

Los comunistas demostraron una interesante creatividad e inventiva en el proceso solidario, promoviendo incluso, la organización de comités de niños que eran movilizados bajo la consigna de ayuda a los desamparados y huérfanos de la guerra. Estos comités tenían a su cargo la distribución de volantes para la convocatoria a los actos, la recolección de diarios y papel metálico de las marquillas de cigarrillos, y otros objetos que pudieran venderse y transformarse en dinero para la causa leal. De la misma forma, las agrupaciones de la juventud fueron intensamente alentadas por los comunistas, como fue el caso de la agrupación "Jóvenes amigos de la España Leal", recordándose (83) algunas de sus iniciativas que proponían actitudes de "abnegación y desprendimiento" de los jóvenes, como las "Jornadas de Sacrificio de la Juventud", a mediados de junio de 1938, donde se organizaron caravanas que recorrían las calles con alcancías o vendiendo claveles en los cines, restaurantes y cafés o movilizándose a través de las avenidas en Buenos Aires, con pancartas y estandartes pidiendo una colaboración con la República.

El control comunista de la FOARE

Luego de la ruptura ocurrida a fines de 1937 al interior de los comités de ayuda, en especial con respecto al Centro Republicano Español, la FOARE, ahora controlada por el Partido Comunista, intentará establecer una coordinación de todos los organismos de ayuda que buscasen intensificar "el socorro al pueblo español". De esta manera recuerda la organización de la ayuda Berta Perelstein de Braslavsky, militante del Partido comunista y esposa de Lázaro Braslavsky, secretario de la FOARE:

"…obviamente que no sólo la izquierda movilizaba, aparecieron también otras organizaciones y compañeros de la facultad donde estaban todos los sectores, por lo menos desde los radicales hasta la izquierda y también independientes democráticos. Recuerdo que en las grandes ciudades del interior se desarrollaban tareas solidarias. El Estado argentino no jugó ningún papel. Todo estuvo a cargo de organizaciones populares, varias de origen español, que expresaban los sentimientos e ideales de los españoles radicados y sus descendientes…" (84)

Desde su nuevo local en la calle Bartolomé Mitre 745, donde funcionaba además la editorial de "La Nueva España", la FOARE a través de su medio de prensa, mantenía un discurso perfilado a la denuncia de la "penetración nazi-fascista en el país", así como a la convocatoria a la participación de la clase obrera y de los sindicatos a movilizarse en favor de la España republicana.

"Luego se empezó a pensar en la cuestión sanitaria, dice Berta de Braslavsky, mi marido tuvo mucho que ver con esto. En un departamento alquilado se empezó a producir medicamentos que se enviaban al frente de batalla y a los hospitales.

Recuerdo que alguien nos contó por carta, después de mucho tiempo, que aparecieron en una cárcel ampollas que habían sido utilizadas con la identificación de nuestro laboratorio y el nombre de Lázaro; el laboratorio funcionó absolutamente con voluntarios" (85)

La misma línea editorial que despliega "La Nueva España" se observa en otros periódicos que publicaban los comunistas en el año 1938, como el caso del semanario Orientación, que permanentemente se propone profundizar y ampliar la "lucha antifascista" en la Argentina y desde donde los comunistas convocan y hasta presionan a los sindicatos para movilizarse y sumarse a la ayuda solidaria con los republicanos. La actividad antifascista de los comunistas poseía una importancia capital en su estrategia política, promoviendo diferentes formas de repudio y denuncia de la manera como la sociedad y las estructuras del estado eran el objetivo fijado para el ingreso del nazismo alemán. Algunos de los actos que se organizaban con el fin de intensificar la "lucha antifascista", que contaban, a su vez, con la presencia de diferentes sectores de la política, incluían las proclamas de ayuda a la causa republicana como una forma más de acción, actitud marcadamente manifiesta en el acto del 15 de diciembre de 1938 en el Luna Park. Este acto constituido en "asamblea popular de la democracia americana", según afirma Orientación en su número del día 17 de diciembre: "repudiaba a las persecuciones raciales y religiosas y fue realizado en solidaridad con todos los presos políticos del continente que defendían la libertad..". Esta reunión "multitudinaria" según el semanario citado, marca la preeminencia que poseía el problema ideológico de oposición al fascismo para el partido, antes, incluso, que el conflicto que vivía España, que por lo tanto significaba un episodio coyuntural dentro de una lucha más amplia y de mayor importancia estratégica: la lucha contra el fascismo internacional (86).

El arco solidario propiciado por los comunistas incluía varias organizaciones donde se alentaba la participación de artistas de cine y teatro, y del ambiente intelectual, la más representativa al respecto fue la AIAPE (Asociación de Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores), creada en julio de 1935, y fuera presidida por Aníbal Ponce hasta octubre de1936. Agrupación que promovía desde sus revistas Unidad. Por la defensa de la Cultura y Dialéctica una férrea defensa de la cultura frente al fascismo (87).

Pero sobre todo fue en el sector obrero donde el partido produjo una gran movilización, que propiciaba las diferentes actividades de colaboración con la República. Todo en el marco de una lucha interna que venía protagonizando en el seno de la CGT. En el año 1935 los comunistas se separan junto a algunos gremios dirigidos por los socialistas, del viejo tronco sindicalista, menos propenso a la participación en política, tal como era la línea clásica de inspiración anarquista. La nueva CGT que integraban los comunistas, se mostraba más activa y con un nuevo perfil reivindicativo. Los comunistas habían organizado varias huelgas, no todas con el apoyo de los dirigentes de la central obrera, entre los años de 1934, 1935 y sobre todo la huelga de enero de 1936 que paralizó al país durante 48 horas. Dirigida por los obreros de la construcción, recibió el apoyo de otras organizaciones gremiales cómo la de los taxistas y colectiveros, y logró otorgarle mucho prestigio a sus dirigentes.

Ese prestigio ganado en las huelgas, les permitió a los dirigentes comunistas desarrollar con una mayor legitimidad social una importante actividad solidaria para con la República. El sindicato de la construcción, dirigido por los hermanos Normando y Rubens Iscaro, trabajaba con el lema de la "solidaridad con la España Leal", estimulando la donación de jornales para los trabajadores españoles y promoviendo actos de repudio al fascismo, incluso las denominadas "huelgas antinazi" que propiciaba reiteradamente durante este período.

Cambio de perfil en la ayuda

Desde abril de 1939, ante una percepción diferente de la situación en España y donde la derrota ya es un hecho consumado, el problema central para los comunistas pasa por la colaboración con los refugiados y exiliados. La propia FOARE, se propone la "urgente ayuda a los refugiados". Se logran concretar varias entrevistas con las autoridades del gobierno argentino, como lo habían hecho los socialistas y los representantes de la Embajada de España, solicitando el ingreso de españoles, aunque, las gestiones no arribaron a buen resultado.

El 8 de abril de 1939, se organiza en Buenos Aires la "Conferencia Continental de Ayuda a España" que presidía el periodista Bernardo Edelman. Por lo que el Partido se propone formar la "Comisión Argentina de Socorro a las víctimas del franquismo", vinculada a la línea del dirigente comunista estadounidense Browder, que alentaba la creación de los "Frentes Anfascistas" en América, al estilo de la propuesta del búlgaro Jorge Dimitrov. Esta "línea frentista" del partido, que lo seguirá durante la segunda guerra, definirá su marco de acción y referencia durante esta época.

Otra preocupación fue la repatriación de los voluntarios excombatientes de la "Brigadas Internacionales", donde nuevamente los del sindicato de la construcción, se ponen a la cabeza de la ayuda, con la consigna de lograr la liberación de los presos políticos y su llegada a la Argentina, varios actos, todos propagandizados en Orientación desde mayo de 1939 muestran la activa movilización del sindicato.

Los comunistas participarán de otra conferencia realizada en junio de 1940 en México, donde se establece el vínculo con diferentes organizaciones de ayuda a nivel americano. En La Hora diario del partido y durante todo el año 1939, aparecen varios artículos escritos por la enviada especial a esas reuniones, la maestra mendocina Florencia Fossatti. En sus comentarios, que también publica Orientación, Fosatti pasa en limpio el acuerdo de las agrupaciones de ayuda americanas y destaca el papel central del comunismo norteamericano. Afiliarse a esta "táctica browderista", significará para el partido argentino, aparecer en todas las iniciativas con ese perfil "antifascista" que lo acompañará durante varios años, tal como lo remarcamos. La principal iniciativa que emana de las conferencias panamericanas de ayuda es la creación del Comité Panamericano de Coordinación, con sede en Nueva York, el que se propone alquilar un buque para rescatar a los refugiados. Orientación (88) promueve el envío de dinero para lograr tal objetivo, finalmente muchos fueron rescatados a través de la actuación de esta organización, y enviados particularmente a México y Cuba.

Esta nueva etapa encuentra a los comunistas, difundiendo la idea de traer a la Argentina a los refugiados españoles desde Francia, como venían haciendo los socialistas. Organizando actos durante al año 1939, 1940 y 1941, petitorios y comunicados donde se insistía en ese tema (89). A través de un acuerdo entre las organizaciones de ayuda de Argentina, Uruguay y Chile, y con la participación central del Pablo Neruda como cónsul general en París, se logró embarcar hacia Valparaíso a 2000 refugiados, en el vapor "Winnipeg", arribando en julio de 1939. Más tarde desde Chile algunos ingresaron en nuestro país a través de Mendoza, con destino a Buenos Aires. Esta fue la manera elegida para entrar a nuestro país, la que aparecía como una alternativa, ante la negativa de aceptar refugiados de parte del gobierno argentino y del uruguayo.

La situación general de los refugiados se hace cada vez más complicada en la medida en que el gobierno de Dadalier ofrecía dos alternativas, ambas decididamente funestas, desde la devolución a España, donde los esperaba la cárcel o el pelotón de fusilamiento, o su enrolamiento forzoso en los batallones de trabajo en los territorios africanos bajo dominio francés (90). Las actividades de ayuda se fueron haciendo perentorias, por lo tanto se abre una etapa en donde el Partido Comunista pide "el cese de fusilamientos y del terror franquista" solicitando una "amplia amnistía que devuelva la libertad a los republicanos ", sobre la base de una movilización internacional, varias de estas solicitudes, publicadas en La Hora y en Orientación durante el año 1940 y 1941, intentaban advertir a las autoridades nacionales y a la opinión pública de "los crímenes del franquismo". De hecho el partido movió todos sus vínculos para procurar la liberación de varios de sus miembros presos en las cárceles de Franco, tarea en la que se abocaron durante muchos años más.

La ayuda anarquista y la creación de la Federación
Anarco-comunista argentina

Hijo del pueblo, te oprimen cadenas,
Y esa injusticia no puede seguir;
Si tu existencia es un mundo de penas
Antes que esclavo prefiere morir.
En la batalla, la hiena fascista
Por nuestro esfuerzo sucumbirá;
Y el pueblo entero, con los anarquistas,
Hará que triunfe la libertad.

Hijo del pueblo. Canción anarquista

Los anarquistas venían padeciendo profundas escisiones y mucho desgaste ideológico desde los años veinte, ingresando a los años 30 divididos en varias agrupaciones o "tendencias". En el país existían grupos dispersos con muy poca conexión orgánica. La principal organización seguía siendo la FORA vinculada a los sectores sindicalistas, que si bien no habían abandonado del todo la acción directa ya venían experimentando una forma de acción negociadora con el Estado, tal como lo ha marcado Del Campo(1983).

Entre las principales discusiones de carácter ideológico se mantenía la división, sobre todo en el movimiento obrero y muy especialmente dentro de la FORA, de por lo menos dos alas bien diferenciadas: los partidarios de actuar dentro de los lineamientos de la política, reivindicando la acción indirecta que suponía la participación en las elecciones, y los que todavía defendían la lucha desde la vía del atentado y la acción directa. Luego de la fuerte represión de los años 30, el ala más radicalizada es raleada. Por acción del Estado muchos militantes de origen español e italiano son expulsados del país (91). Además la legitimidad de la FORA dentro del seno del movimiento obrero decae, lo que a su vez agudiza sus contradicciones internas. A pesar de los conflictos internos que vive el anarquismo, en el proceso de la ayuda a la república varios sindicatos relacionados con la FORA se organizaron, junto a otros de mayor autonomía y al calor de la lucha reivindicativa respecto a la causa republicana, fueron promoviendo la formación de comités de solidaridad, lugares que muchas veces tuvieron que compartir con los comunistas. Esta relación al interior de los comités llevaba a ambos grupos a la confrontación directa, lo que terminaba en peleas y acusaciones mutuas. Ante los continuos enfrentamientos con los comunistas, los anarquistas adheridos a esta línea de acción prefirieron fundar una asociación denominada Coordinadora de Ayuda a España en la Argentina, que pronto recibió el apoyo de diferentes organizaciones de ayuda de Buenos Aires, Rosario y Tucumán, todas bajo el control anarquista. La Coordinadora fue eficaz en la labor de recaudar fondos que eran enviados junto a otros embarques cada dos o tres meses vía Marsella, desde donde eran distribuidos luego.

Las señaladas discusiones al interior de la FORA fueron generando la aparición de una novedosa organización que se asume como síntesis de la acción política y sindical, que nacerá en 1935 con el nombre de Federación Anarco/Comunista Argentina(FACA), más tarde denominada Federación Libertaria Argentina, agrupación que revitalizará de manera notable a la tradicional línea de acción política de inspiración anarquista. Esta agrupación se conforma como grupo diferenciado al interior de las tendencias anarquistas cuando algunos militantes de la FORA, entre los que se contaban Jacobo Prince y José Grunfeld, y otros que venían del campo intelectual como José María Lunazzi y Diego Abad de Santillán, crean la FACA y le asignan un perfil más claramente inclinado hacia la participación en política, promoviendo la aparición de una agrupación que unificaba las tendencias libertarias dispersas en el país.

"el verdadero intento de organización de las ideas libertarias se inicia en (la cárcel de) Villa Devoto durante la dictadura de Uriburu, ahí es donde se empieza a pensar de que era necesario que el anarquismo se organice, como ya lo sostenía años antes Enrrico Malattesta, que decía que el anarquismo, tendría que ser un partido; la mayoría había considerado una aberración hablar de política y la propuesta fue desestimada.

En 1935 se forma aquí en la ciudad de La Plata la FACA, después de un trabajo de tres años de preparación del encuentro y vinculación de las diferentes líneas o grupos anarquistas" (92)

La actuación de la FACA (93) durante el conflicto español la muestra como uno de las agrupaciones mejor organizadas y con vínculos más estrechos respecto a las organizaciones anarquistas de España. La situación de España al pasar a ocupar un lugar central en la propuesta de acción de la FACA, movilizará gran parte de las energías de esta agrupación, que en su publicación oficial Acción Libertaria, se proponía difundir "la verdad estricta" con respecto a los acontecimientos de la península, tal como lo afirman en enero de 1937 en su línea editorial (94). Así como se propusieron trabajar en la organización de comités de ayuda a la República. Por otra parte, los Anarco-comunistas constituyen una filial de la SIA (Solidaridad Internacional Antifascsita) organización fundada en España en el año 1937 por CNT-FAI y las Juventudes Libertarias. La SIA trabajó en contacto directo con la Coordinadora, que se organizaba sobre la vieja línea anarquista de prescindencia en política, pero como la SIA era controlada por la FACA en nuestro país, las diferencias respecto a los enfoques políticos mostraban ciertos límites para la unidad. Lo que no impidió que se continuara con el proceso de la ayuda desde la Argentina durante el conflicto. Finalizada la guerra incluso la Coordinadora continuó con la ayuda a los refugiados españoles en Francia y Bélgica, así como con la repatriación de los argentinos que habían participado como combatientes a favor de la República.

La ayuda a la República entre Catalanes y Baleares (95)

Catalanes : Cataluña,
Vuestra hermosa madre tierra,
Tan de vuestros corazones
Como tan hermana nuestra
Con un costado en el mar
Y entre montes la cabeza,
Soñando en sus libertades
Sus hijos manda a la guerra

Defensa de Cataluña Rafael Alberti

Como se ha dicho la situación generada en los centros de residentes alrededor de los conflictos en España motivó el alineamiento interno y las disputas de poder referidas al control de los mismos. Por lo que antes de describir con detalle lo acontecido alrededor de los residentes catalanes, conviene comenzar por encuadrar la situación general de la ayuda a la República entre los residentes españoles en su conjunto.

La forma que adoptó la ayuda a la causa republicana obedece a diferentes factores, alrededor de los cuales los actores se fueron alineando. Por otra parte, la ayuda a la República no constituyó un fenómeno homogéneo, y mucho menos tuvo un sólo liderazgo, más allá de la destacada labor que cumplió la Embajada española desde Buenos Aires, articulando la ayuda en todo el país, como veremos luego. Esto demuestra lo complejo del proceso y sus profundas divergencias y contradicciones, ya que hacia él confluían sectores de diverso origen social y político y muy especialmente de diverso origen nacional, y para el caso de los residentes españoles, de diversas regiones, con intereses también diversos. Lo que muchas veces teñía a la ayuda de un color localista, o bien evidenciaba diferentes tipos o maneras de acercarse a participar a favor de los leales al gobierno Republicano. Para decirlo con mayor precisión, no sólo se ayudaba a la República en términos políticos, sino a "los hermanos" en desgracia que estaban acosados por las vicisitudes de la guerra. Además al transformarse los centros regionales en lugares de debate respecto a diferentes aspectos sociales y políticos que se discutían al interior de España en esos años, promovía que el alinearse con los bandos en pugna fuera cosa bastante frecuente. Si la ayuda al interior de los centros de residentes españoles no fue homogénea, debía además realizarse en el marco del enfrentamiento con el sector alineado con los nacionalistas.

Los catalanes y la segunda República

La creación de la segunda República española en el año 1931 promovió el enfrentamiento al interior de las organizaciones de residentes españoles miembros de la comunidad catalana, alrededor del problema regional (96). El catalanismo, y particularmente la creación de una Cataluña unida e independiente, había sido el ideal central sobre el que se asentaba el pensamiento catalán, desarrollado entre los residentes en la Argentina. La esperanza y quizás la utopía de la creación de un Estado Catalán había constituido desde siempre una razón fundamental que obraba en el sentido de afianzar un fuerte sentido de pertenencia entre los catalanes, en sentido amplio. Las instituciones creadas aquí fueron ámbitos donde este ideal catalanista se afianzó y se desarrolló en un ambiente poco proclive a la transacción y negociación. En España desde los tiempos de la dictadura de Primo de Rivera se hablaba de la posibilidad de la autonomía catalana, la que fue imposible concretar por el carácter reacio a esa posibilidad de parte del gobierno dictatorial. Sin embargo, cuando en España se comienza a percibir la alternativa de la creación de la República, el clima de debate se fue recalentando también aquí, y en el caso catalán las posiciones fueron adquiriendo mayor nitidez, cuando, frente a un tozudo y militante ideal catalanista, surgió la variante, considerada por algunos como más realista, de una Cataluña unida a España en un pacto de carácter federativo, que garantizara la autonomía regional y política. Es decir el bloque ideológico propiciado por algunos intelectuales catalanes republicanos, pugnaba por incluir en la agenda de discusiones esta posibilidad, que a todas luces se veía como más viable y razonable, a fin de garantizar a su vez, el triunfo del republicanismo en toda España. Entre los intelectuales residentes en la Argentina que adherían a esta fórmula se encontraba Joan Torrendell, quién nacido en las Islas Baleares, defendía la causa catalana, en un sentido amplio de carácter regional. Torrendell planteaba la necesidad de "forjar una gran España" y la unidad nacional en base a un sistema de integración dinámico, que permitiera el desarrollo de la capacidad creativa de la cultura catalana, como un aporte para la creación y consolidación de un "ideal ibérico". Su proyecto de una Constitución federativa para la naciente República, que desarrolló ampliamente en varios de sus escritos (97), lo transformaba en el principal exponente de este pensamiento al interior de las instituciones tanto de catalanes como de baleares y valencianos en nuestro país (98).

Es decir que antes del estallido de la guerra civil ya se vislumbraba un alineamiento entre quienes aún defendían a raja tablas el nacionalismo catalán y aquellos que se unían al pensamiento autonomista, pero bajo un régimen republicano. Por lo tanto estas discusiones que unían a catalanes y baleares, alrededor de la creación de la República, era otra forma que adoptaba el fuerte vínculo histórico que mantenían, a pesar de que en 1905 los baleares en Argentina habían constituido el Centro Balear. Por eso es que cuando se desató la guerra civil, luego del alzamiento franquista, ese vínculo tradicional entre los residentes del "área catalana" que a su vez perseguían un ideal republicano volvió a mostrarse con nitidez.

Los comités republicanos entre los catalanes

De esa forma y al calor del acontecimiento de la guerra civil fueron apareciendo iniciativas que prometían acercar su solidaridad con la región catalana, particularmente con la causa republicana. El Casal Catalán más afín que el Centro Catalán a la República, rápidamente se movilizó estrechando vínculos con el gobierno de la Generalitat, buscando una forma de enviar alimentos y ropa a los damnificados por la guerra. Entre las iniciativas para la región, apareció una que por su originalidad y por su capacidad integradora ocupará un lugar central y como veremos decisivo, cuando finalice la guerra civil en España: Mallorca Nova. Creada por residentes de origen balear, algunos nacidos en nuestro país, Mallorca Nova cumplió una tarea interesante a favor de los niños de las islas afectados por la guerra. Pero la constitución de este comité de ayuda solidaria no fue posible organizarlo en el interior del Centro Balear, de donde provenían algunos de sus organizadores. La principal razón fue el rápido alineamiento de su presidente Mateo Albertí, quién sin ningún tapujo se autoproclamó adherente con la causa franquista, según la opinión de algunos testigos consultados.

Por ende, la conformación de comités de ayuda a los republicanos al interior del Centro Balear encontraba un formidable e insalvable obstáculo, el que le ofrecía nada menos que su propio presidente. ¿Como operar entonces?. Los organizadores se persuadieron de la necesidad de modificar su iniciativa, al saber que la conformación de la agrupación Mallorca Nova, sólo sería posible concretarla si se lo hacía por fuera de las estructuras institucionales. Encontrando un lugar para su funcionamiento en las instalaciones cedidas por el Casal Catalán. El vínculo regional, entonces, volvía a dar muestras de estrechez.

En Mallorca Nova cumplió una destacada labor el conocido actor de teatro y cine, Mario Lozano, que junto a residentes baleares de la otra asociación llamada La Protectora Balear, - entre los que se encontraba José Orfila (99)-, terminó de darle forma a su proyecto. La misión de esta agrupación fue, como dijimos, la protección de los niños baleares afectados por la situación de desamparo, hambre y miseria que dejaba la guerra en las islas. Para ello se esperaba encontrar adherentes en forma de padrinazgo. El padrino optaba por hacerse cargo de la manutención de algún chico propuesto de las listas que se confeccionaban, a la que también se le adosaba una fotografía. Los padrinos debían cotizar mensualmente y con lo recaudado se compraban alimentos, ropa y calzado. Particularmente el calzado merece una mención especial, pues, llama la atención sobremanera el impacto que provocó en la nutrida colectividad balear la propuesta de producir zapatos exclusivamente destinados a esta causa. Pues los baleares constituían, particularmente en el barrio de Boedo de Buenos Aires, una colectividad dedicada, por su larga tradición, a la confección de calzado. La extraordinaria movilización que provocó es reseñada de la siguiente manera por Lozano:

"...Como en el 36 nos dimos cuenta que las Islas Baleares estaban completamente abandonadas sin protección de ninguna naturaleza y lo que más afectaba de acuerdo a nuestro sentimientos era que la infancia adolescía de necesidades imperiosas, de ropa, alimento... (y) porque la colonia Balear se identifica mucho con la industria del calzado, entonces con los retazos, con la buena voluntad del personal que trabajaba fuera de hora, sin cobrar, entre ellos un señor que no era Balear, Antonio Delgado, por la zapatería Delgado de Florida y Sarmiento, el señor colaboró con todos nosotros y (su) personal trabajaba fuera de hora y confeccionaban (zapatos), junto también a otro fabricante que no era español que se llamaba Davini, pero entendía la necesidad infantil..." (100)

Lo producido era empaquetado y encajonado, antes de ser enviado a España. Las gestiones de Natalio Botana director del diario Crítica, que fue uno de los fervorosos adherentes a la causa republicana (101), fueron centrales en la forma y el modo de envió de las cargas desde Buenos Aires. Según los testimonios los envíos llegaban al puerto de Marsella en Francia y desde allí se los enviaba a las Islas Baleares, a través de la contratación de veleros encargados a tal efecto.

Pero la experiencia de los baleares no se agotaba allí porque, según hemos marcado anteriormente, al no ser posible trabajar a favor de la República desde las estructuras internas algunas iniciativas fueron realizadas desde afuera. Mucho más, o sobre todo, aquellas que se alineaban con firme decisión política hacia la República. Esto se definió con claridad cuando el presidente republicano Manuel Azaña denunció la invasión facciosa de Franco luego del 18 de julio de 1936, y convocó a todos los españoles residentes en el extranjero, que estén comprendidos entre las clases para ser enrolados, a que regresen a España y se incorporen a las filas como milicianos del Ejército Leal. Su llamado repercutió de inmediato entre la colectividad española en nuestro país. Así lo recuerda un testigo de origen balear:

" Así que de inmediato en la Embajada y el Consulado de España en Buenos Aires comenzaron a desfilar jóvenes españoles en edad militar dispuestos a cumplir con el llamado a repatriarse efectuado por el gobierno Español del Frente Popular..." (102)

Pero la Embajada prefirió delegar esa tarea, y de esa forma surgió la organización del Centro pro-Repatriación de Españoles Republicanos, creado con la fuerte participación de Benito Burguera, un residente balear que pertenecía al Centro Balear del barrio de Boedo, pero que no tenía actuación política al interior del mismo. Burguera era un militante de estirpe sindical, conocido como un dirigente importante en el sindicato del calzado en los primeros años de la década de 1930. De inclinación comunista aunque sin militancia en el Partido, venía participando activamente en la organización del Comité sindical antifascista. Su interés en la participación tenía una fuerte inclinación ideológico-política, lo que lo lleva a movilizarse rápidamente por la causa republicana

Cuando se inició la guerra relata el señor Burguera:

..." llegó el Buque San Antonio con una carga de aceite, (y) me presenté a la Embajada para solicitar ser enviado como voluntario junto con otros, cuando este barco zarpara, pero el dueño del buque, el Señor Ibarra, presentó un embargo y el mismo fue detenido hasta que terminó la guerra...".

"Entonces fui con los de la Nueva España, a Piedras 80, que agrupaba a diferentes personas y centros de distintos lugares, sin problemas de nacionalidad. Se conformó una reunión de jóvenes, con la finalidad de juntar dinero e ir como voluntarios a España.. Se formó un Centro de voluntarios en la Calle Victoria 1028, hoy Hipólito Yrigoyen, el Centro se denominó Pro-repatriación de españoles republicanos...".

En el Centro pro-Repatriación, actuaban republicanos de diverso origen regional, y su misión era trasladar a españoles residentes en el país, aunque con el desarrollo de la guerra, tal como relata Burguera, se fueron acercando personas de otras colectividades, incluso fueron enviados varios argentinos. Generalmente se buscaba enviar a los voluntarios contratando los servicios de buques de carga, para lograr conseguir un pasaje más acomodado. El dinero se lograba juntar a partir de donaciones callejeras, alcancías en los colectivos, festivales de música y teatro en el local o en otros lugares alquilados. Mujeres y niños participaban activamente de la esa tarea, lo que implica una gran actividad de movilización en las calles de Buenos Aires, manteniendo la tendencia ya remarcada antes.

Refiriéndose a las actividades del Centro de Repatriación recuerda Burguera:

"...Todos los días de la semana sus instalaciones eran un hormiguero de hombres y mujeres españoles y simpatizantes inmersos en actividades que muchas veces se volcaban a las calles, con flores y alcancías mediante, tanto en los colectivos y sus paradas y en el interior de los bares y confiterías, donde nunca cosecharon un rechazo o incidente..."

La manera de enviar los contingentes a España debía sortear varias dificultades, pero la empresa parece haber sido muy exitosa porque:

"...nuestro vínculo con la ayuda era a través del Comité de París que presidía la hija de Madame Courie, y mandábamos a la gente y teníamos cartas que decían si habían llegado, (o) donde se habían incorporado. Una vez mandamos dos enfermeras (y) avisaron que habían llegado.."

El Centro fue creciendo en actividad y prestigio durante el proceso, situación que motivó la convocatoria de Burguera, principal referente de ese grupo, para participar en la mesa ejecutiva de la FOARE (103). Esto lo colocaba a la par de la dirigencia de esa institución que, aclaramos, pronto sería controlada por los comunistas. Pero a su vez lo distanciaba de la Embajada y del Centro republicano, que ya venía dando síntomas de malestar frente a la avanzada comunista al interior de los Comités de Ayuda y sobre todo de la FOARE, como se verá.

La actividad del Centro del Repatriación continuó con dificultades: persecución policial, cierre violento de actos públicos, aunque continuaron realizando actividades de diferente tenor a favor de los refugiados hasta principios de 1940. Finalmente las actividades del Centro fueron prohibidas y sus dirigentes, entre ellos Burguera, enviados momentáneamente a la Cárcel de Devoto. La situación había cambiado y ya la Embajada de España era controlada por el franquismo.

Derrota en España, unidad en Argentina

La derrota republicana y el exilio en la Argentina han sido magníficamente analizados en el libro de Dora Schwarzstein (2001), allí se despliega el efecto del exilio y la búsqueda de la reinserción social del exiliado. La llegada a la Argentina tuvo efectos diferentes y uno sin duda fue el que su aporte colaboró para suavizar el conflicto y elaborar el duelo generado por la guerra entre los miembros de las diferentes colectividades de origen español. Esto es lo que parece haber ocurrido respecto a los Catalanes, de acuerdo al relato de Rocamora: los exiliados catalanes trajeron miradas renovadoras frente al catalanismo a ultranza, lo que permitió elaborar una visión diferente y más realista respecto a la autonomía catalana. Esta tendencia que se manifiesta en la búsqueda de la unidad es la que permitió crear las condiciones para la fusión del Centro Catalán y el Casal Catalán, lograda definitivamente en 1941, con la constitución, en el viejo edificio de Chacabuco 863, de una entidad unificada que tomó el definitivo nombre de Casal de Cataluña.

Si tenemos en cuenta el notable vinculo entre los republicanos del Casal y los de la Protectora Balear, a la que pertenecía Orfila, nos encontramos que esta misma tendencia unificadora, que influyó para la fusión de las entidades catalanas, parece haber estado presente en el caso de las baleares, pues como dice Lozano:

"...el proyecto( de ayuda a los niños baleares) se fue realizando con la más buena voluntad y sentimiento(...) a tal punto que hubo un acercamiento una vez finalizado con Orfila de llegar a ver de para qué íbamos a tener dos entidades de una misma región de España, con un mismo fin ideológico y que no había diferencias ya sea patronal u obrero, porque patronal era una simple denominación, porque todos eran obreros, porque el que tenía un taller, no una fábrica, tenía un taller, trabajaba a la par del obrero. Bueno esto fue un entendimiento total (...) y entonces desde ese momento hicimos una unión, una fusión de las dos entidades que había que ponerle un nombre, ni la Protectora ni el Centro, entonces le pusimos Casa Balear..."

La unidad fue lograda con la terminación de la guerra, en julio de 1940, en un clima en el que se nota la necesidad se restañar las heridas del pasado y establecer una forma de acuerdo o pacto social al interior de la comunidad balear. Un acuerdo que suavizara el conflicto social de los años anteriores entre obreros y patrones, cuando se habían constituido las dos centrales. Orfila hasta su muerte en 1949, se transformó en el nexo unificador de la comunidad y en un líder central durante esa década, siendo presidente varias veces en ese período. Lozano, siguió con su actividad como artista, y logró reconocimiento también en ese ambiente, al transformarse más tarde en una figura destacada de la Asociación Argentina de Actores, donde ejerció la presidencia. Lozano por otra parte, también presidió la Casa Balear entre 1968 y 1972.

Burguera, mientras tanto, mantuvo su perfil combativo y confrontativo, militando activamente en entidades sindicales de jubilados y escribiendo, aún hasta la fecha artículos polémicos y críticos respecto a las entidades oficiales como el PAMI. Esta persistencia ideológica y postura personal le restó legitimidad para el acceso a instancias directivas al interior de la entidad balear, que desde aquél lejano 1940 pensaba más en la reconciliación que en la confrontación. Sin embargo, el mismo Burguera, aún criticando el supuesto apoliticismo de Mallorca Nova reconoce que:

"...Los zapateros vivían por acá, entonces Boedo era el lugar de reunión. En el 20 algunos obreros se sublevan y se forma La Protectora; luego el Centro Balear, que tenía su sede en la calle San Juan, se mudó acá (actual dirección) y enfrente estaba el local de La Protectora, había resquemor entre ambos, pero nunca pasó nada. Entiendo que la ayuda a España fue el punto de partida para la unificación del Centro en Casa Balear. Por lo menos Mallorca Nova ayudó a la unificación.....(y esto) ya es un mérito..."

Esta cita tiene la virtud de mostrar que los participantes en la ayuda a la República fueron los gestores de la unidad posterior del Centro Balear, ahora denominado con el sugerente nombre de Casa Balear, una casa que se "ponía en orden", sobre la premisa de la suavización del conflicto ideológico y sobre la despolitización.

Entre dos guerras: Socialistas y Comunistas

Si bien la ayuda a la República y luego de la derrota, a los refugiados en los campos de concentración en Francia, operó en un sentido unificador, el estallido de la segunda guerra promoverá diferencias de enfoque, que en primera instancia asumirán la forma de controversia y luego decididos ataques que se dispensarán los Partidos Comunista y Socialista. "Los ecos de la contienda española no terminan con el fin de la contienda misma. El drama de los refugiados y exiliados dará motivo para nuevas polémicas y batallas políticas, por varios años más" (Trifone y Svarzman, 1993).

Como aclaramos la ayuda no decae pero los alineamientos ideológico-políticos frente a la cuestión internacional, nuevamente establecen diferencias que se manifiestan crudamente en las publicaciones partidarias de ambas agrupaciones. En esos medios se advierte cómo pasa a ocupar un lugar central la situación general de Europa frente a la guerra y el papel de Estados Unidos y la Argentina frente al conflicto. Los socialistas, que siguen anunciando la llegada de refugiados españoles hacia principios del año 1940 y denunciando los asesinatos del franquismo, se van alineando en una postura neutralista junto al gobierno de Ortíz y de defensa de los aliados propiciando el acercamiento a Estados Unidos: "nuestro principal interés es la defensa de la libertad y la democracia en América" anuncian en su editoriales de La Vanguardia, donde con un sentido crítico afirman su desacuerdo con el pacto nazi-soviético al que denuncian como una amenaza a la integridad de la alianza antifascista en Europa. Pasando a constituir este el principal punto de ruptura entre estos partidos que seguirá por un tiempo más marcando las diferencias entre sí. Los editoriales del periódico socialista se particularmente con el régimen soviético, y especialmente respecto al estalinismo, también según afirman, "es necesario remarcar las actitudes de los "comunazis argentinos" (…) "que se ufanan en dividir a los trabajadores argentinos", o bien remarcar "... la obra disolvente de los comunazis en el movimiento gremial argentino…", tesis que defienden con descarnado y repetido énfasis discursivo entre los meses de junio y julio del 40, en varios artículos que se destacan en la primera plana del diario (104).

A pesar de esas desavenencias el avance del nazismo sobre Francia alerta y persuade a los socialistas y comunistas de trabajar juntos. Intensamente se movilizan durante los primeros meses del año 1940 junto a la CGT y a los sindicatos de la Alimentación y de la Construcción, solicitando al gobierno argentino la pronta entrada de refugiados españoles (105). Se renuevan los actos de solidaridad y de reafirmación democrática, aunque en el realizado el 23 de agosto de 1940, ya se muestran las fisuras entre las organizaciones; los socialistas lo organizan junto a la CGT, que conduce Domenech, sin la presencia del Partido Comunista.

En este marco, La Vanguardia no deja de aludir "a la lucha, aún en el exilio, del pueblo español por la democracia". El diario se propone denunciar junto a los exiliados españoles en el país, del peligro de la redefinición de un "¡Imperio español en América!" propiciado por Franco, según afirman en sus artículos. La Vanguardia de manera insistente se ocupa de darle mucha difusión a la tarea de los exiliados y refugiados en la Argentina. Entre los actos se destaca uno donde Ossorio y Gallardo y Blasco Garzón, junto a miembros socialistas, no dejan de refererirse a los atropellos del régimen franquista, organizando para el 24 de octubre del año 1940 un curso colectivo denominado "España 1931", en el que participaron Rafael Alberti, Luis Jiménez de Asúa y el poeta gallego Alfonso Castelao, entre otros.

Manteniendo una línea de fidelidad a la causa de los aliados y en especial a Estados Unidos, denuncian abiertamente "los crímenes del fascismo y del falangismo" así como los fusilamientos de los militantes republicanos. Un especial interés pone el diario en describir la situación del escritor y periodista español, Julián Zugazagoitía, enviado a España desde los campos de concentración en Francia. Este periodista apresado por el franquismo, venía oficiando como corresponsal del diario La Vanguardia, siendo su detención motivo de una importante movilización a favor de su liberación (106).

La Juventud socialista, promueve el envío de varios petitorios al propio presidente Roosevelt al que se le solicita interceda para detener los fusilamientos en España. Movilizando a su vez recursos dentro de la agrupación "Acción Argentina" que se proponía trabajar en ese período por la "libertad y la democracia en América" y "contra la penetración nazi en la Argentina". De esta manera el partido actuaba en varios frentes manteniendo su línea antifascista, americanista y democrática, que lo lleva a principios del año 1941 a intensificar las gestiones ante las autoridades argentinas, en procura de permitir el ingreso de los refugiados que llegaron al puerto de Buenos Aires el 15 de diciembre del año anterior en el vapor "Katiola". Sus esfuerzos sin embargo caen en saco roto, pues como fuera destacado las autoridades nacionales hacen caso omiso a tales solicitudes.

Aparecen en el periódico del partido referencias concretas respecto a la España franquista naturalmente en un tono crítico, no desaprovechándose la oportunidad de hacer referencia respecto a la necesidad de profundizar y defender al bloque aliado frente al avance nazi-fascista. Los socialistas acompañan todos los actos en conmemoración a la Segunda República del día 14 de abril de 1941, manteniéndose en la línea antes comentada, siguen durante gran parte del año 41 distanciados de los comunistas, hasta que la invasión nazi a Rusia del 22 de junio de ese año obra en el sentido de promover un cambio de enfoque respecto al conflicto y un cambio de rumbo respecto a la colaboración junto a los comunistas en el esfuerzo de guerra , especialmente volcando sus esfuerzos hacia la solidaridad con la Unión Soviética. El mismo diario La Vanguardia modifica su perfil remarcando "la resistencia rusa como realizada en defensa de la democracia y la libertad".

Por otra parte, los comunistas que a consecuencia del pacto Hitler-Stalin venían opinando que la guerra era una lucha interimperialista o interburguesa, denunciando por igual al imperialismo inglés como al Alemán, cambiarán rotundamente de enfoque respecto a la guerra luego de la invasión nazi, alineándose junto a otras fuerzas políticas en un amplio espectro que incluía a radicales, socialistas y conservadores, junto a la causa de los aliados, apareciendo en varios actos de adhesión a esa causa, que se sucedieron en el resto del año 1941 continuando luego a lo largo de todo el conflicto.

Durante la segunda mitad del año 41, los comunistas y socialistas combinaban su tarea de colaboración a la URSS, canalizándola a través del Sindicato de la Construcción, que según afirma La Hora (107) en varias de sus entregas de ese año, ocupará un lugar central en el proceso de ayuda. El semanario comunista remarca la tarea de los comunistas, que "junto a otras fuerzas del campo democrático", viene realizando la "honorable tarea solidaria" con respecto a la Unión Soviética, en defensa de la "la abnegada lucha del pueblo soviético". A su vez el problema de los refugiados españoles en Francia, aparece como relevante en las denuncias de ambos partidos, interceden para "que no caigan en las manos del falangismo enviados o expulsados luego del advenimiento del gobierno pro–Nazi de Vichy" (108). De la misma forma que no cesan las gestiones para liberar a algunos ex miembros del gobierno republicano en la península, que habían caído en poder del franquismo, como cuando el partido socialista se movilizó de manera notable en los meses de octubre y noviembre de 1941, solicitando algunas gestiones al gobierno argentino para la liberación del líder socialista Largo Caballero.

Promediando la guerra en Europa los esfuerzos de ambos partidos, relacionados, sobre todo en el caso del socialista, al Centro Republicano español, será la continuación de la ayuda solidaria a los refugiados buscando denodadamente procurar su radicación en la Argentina. Estos esfuerzos, que no fueron acompañados por las autoridades argentinas, permitirán sin embargo la llegada de muchos, a veces en forma clandestina, los que recibieron la ayuda necesaria para facilitar su estancia en nuestro país.

La solidaridad y la voluntad de ayudar

Aquí hemos reseñado algunos aspectos del proceso de movilización a favor de la República, que evidentemente confirman el grado de popularidad que motivaba la causa leal. Pues la defensa de la libertad y de la democracia y especialmente el antifascismo se hicieron sentimiento popular, al constituir la fuerza central del repudio al franquismo, que a su vez operaba como un tiro por elevación dirigido directamente al corazón de un régimen político considerado corrupto y arrogante en nuestro país. Abriendo canales de lucha política, en frentes que se recortaban en otros espacios, unía además intereses sectoriales, nacionales, y culturales, en un arco social que conformaba una extensa y variada malla que se desplegó por el centro y los barrios de las principales ciudades y pueblos del país, organizando comités de ayuda de los más diversos orígenes y formas. Comités de italianos, búlgaros, húngaros, rusos, israelitas, árabes, que prestaron su colaboración con donaciones en dinero o "especies", depende las necesidades. Los Centros de residentes españoles, si bien escindidos, según nos muestran los documentos y las fuentes, se encolumnaron con abrumadora mayoría "por la causa republicana". Baluartes del republicanismo se recuerdan a La Federación de Sociedades Gallegas, o a los centros de vascos, asturianos y valencianos, entre muchos, de todo el país, que defendieron "al ejército y al gobierno leal" organizando reuniones, bailes, matinés, rifas, almuerzos, veladas de teatro, cine, y cuanto pudieran tener a su alcance y aportara en beneficio del objetivo de ayuda. De la misma forma que para las organizaciones políticas, sindicales, estudiantiles, de artistas y escritores donde la fervorosa defensa de la República implicaba las adhesiones más diversas y creativas. Destacándose la movilización hacia el frente de guerra, objetivo para el cual muchas veces las propias estructuras partidarias y de las instituciones intermedias, eran desbordadas por el entusiasmo que provocaba la posibilidad de viajar a España con la finalidad de defender a la "República frente a la agresión fascista".

No existen listas reales y fidedignas sobre la cantidad de voluntarios: argentinos, españoles, italianos, principalmente, que se alistaron desde Argentina, sabido es que todos viajaban en forma clandestina, y la vuelta también fue necesario ocultarla, pero hemos recogido algunos datos testimoniales, que nos han permitido seguir alguna de esas trayectorias, como los ofrecidos por Fanny Edelman, quién viajó junto a su marido Bernardo, en un buque carguero que zarpó de Montevideo a mediados de 1937, para participar de las "Brigadas Internacionales " y del "Socorro Español" o las de José Grunfeld (109) ferviente anarquista, quién viajó en septiembre de 1936 y recuerda que:

"... llegué en noviembre de 1936 junto con mi compañera Anita Piascenza, que era abogada, a Marsella desde allí por tren hasta la frontera en Burdeos y luego a Barcelona, llevaba 20 mil ampollas de un medicamento para combatir las infecciones que habían preparado los muchachos de la Facultad de Medicina y Química de acá (La Plata), lo que entregamos apenas llegamos. Luego de instalarme comencé a trabajar en la organización de la atención a los combatientes en el frente y la coordinación de los anarquistas, me afilié a la FAI y al gremio de la Construcción, porque yo era pintor letrista (...) Yo participé en la Comisión que debía tratar los problemas de la guerra y coordinar la tarea desde Barcelona, es decir de las organizaciones en lucha, llamada Sección Defensa de la CNT, de la sección Aragón - Cataluña ..." (110)

Varios amigos de Grunfeld, vinculados a la FACA, también viajaron desde la ciudad de La Plata, como el caso del que fuera director del Diario El Día, David Kraiselburd y del escritor y educador José María Lunazzi, siempre mostrando una fuerte disposición por prestar su ayuda a un proceso político que los conmovía y que consideraban necesario defender.

Es particularmente destacable el relato de Benito Burguesa, un balear de espíritu republicano democrático y antifascista, que fue un puntal en la organización del comité de repatriación de españoles republicanos, y aún conserva su espíritu combativo y contestatario, digno de remarcar sin lugar a dudas. Mario Lozano también nos ha dejado una pintura de lo que significó el proceso y sobre todo su propio enriquecimiento personal al acercar la ayuda frente a las desgracias que vivía la tierra de su padre, y además al convivir en un ambiente intelectual entre cafés y charlas con los exiliados republicanos, donde afirma:

"...muchos entraron a trabajar en el diario Crítica, por ejemplo Borrás, Mariano Perla, era gente fabulosa, a tal punto que con mucho orgullo tengo que decir que fue una escuela para mí, porque yo no veía el momento para estar sentado en una mesa de café rodeado de esa gente con una memoria fabulosa, las charlas de café eran de una profundidad de un conocimiento total, y un desconocimiento de parte mía, yo digo que esa fue mi Universidad: la Avenida de Mayo..."

Así como muchos viajaron como voluntarios, otros se quedaban en el país y espontáneamente ofrecieron parte de su tiempo, organizando colectas, confeccionando ropa y otras muchas actividades que ya hemos detallado, con lo que en definitiva entender a este proceso de ayuda a la República como profundamente solidario de parte de amplios sectores de la sociedad, en un contexto donde reinaban la represión y el fraude, es un concepto que se ajusta a una realidad que conmovió a la Argentina en su conjunto.

Ese espíritu solidario es el que percibieron claramente los que llegaban como exiliados luego de la derrota republicana. Años después una ilustre exiliada como María Teresa León recordaba:

¡Que Buenos Aires aquel de nuestra primera amistad con la vida nueva! En las mesas de los cafés de la Avenida de Mayo se discutía y se gritaba como si aún Madrid estuviese defendiéndose. Hubo un periódico, Crítica, que no admitió ni la caída de Madrid el 7 de noviembre de 1936, ni el fin de la Guerra de España en 1939. Cuando llegaron al puerto de Buenos Aires los primeros expatriados española, fue el propietario de Crítica, Natalio Botana, dueño también de un caballo lo suficientemente republicano como para decirle a su amo: Te gano la carrera si hace quedarse en Buenos Aires a ese puñado de españoles, el que dio la primera mano. Y hoy yo querría recordarlos a todos: A Luis Jiménez de Asúa, a quién encontraba en el ascensor de nuestra casa de la calle Pueyrredón, pues en ella también vivía el jurista sabio en leyes y mariposas, con su colección de alas bellísimas, trasparentes e inmóviles, Juan Cuatrecasas, el personaje doctorado en medicina y esperanzas: "María Teresa lo de España dura poco, ahora sí que se acaba", a Sánchez Albornoz, con su sabiduría Medieval y su leve carga de presidente de la República en exilio… Rocamora, el doctor Trigo… ¿Dónde volveremos a reunirnos para soñar España? (111)

 

Por otra parte, siendo necesario reflexionar sobre el lugar de la solidaridad en el contexto de la ayuda a la República, es posible aún afirmar que ésta bien puede ser semejante a la de una figura de características multifacéticas, que se ofrece de forma compleja y que abraza a hechos de índole diversa. Se encuentra afectada entonces, por elementos de naturaleza distinta que sin embargo se entrecruzan en un intrincado haz de solidaridad, que fue configurando un universo complejo. Preguntarnos por la solidaridad nos ha hecho pensar en la forma como este fenómeno trasciende barreras geográficas, lingüísticas, culturales, y se consolida en la "unidad por la ayuda", más allá de desavenencias de tipo político que obligaron a conformar diferentes núcleos de centralización. En un contexto caracterizado por el impacto que generaba una España "bañada en sangre" la solidaridad tenía significados diversos de acuerdo al discurso de los actores, todos con franca pertinencia y legitimidad.

Ahora bien, al considerar necesaria una explicación respecto a la aparición de lo que denominamos una "red solidaria de características autónomas y democráticas", una manera posible fue hacerla a través de la utilización de instrumentos aportados por la teoría general sobre las redes sociales. En este sentido, el denominado fenómeno de "red solidaria" está profundamente desarrollado en los trabajos compilados por Bjerg y Otero(1995), especialmente el de Franco Ramella, quien plantea un uso fuerte del concepto de red en los estudios migratorios, particularmente el de lazo solidario de los emigrantes; concepto que dada la coyuntura de la guerra civil en España supera el ámbito exclusivo de la comunidad por origen (territorial, nacional etc.), para integrarse en una forma más amplia y compleja que supone la organización de comités de ayuda a la "causa republicana ", como un objetivo que incluye un arco más amplio y complejo de solidaridades. A la solidaridad con los "hermanos en desgracia", se le sumaron otras que van asociadas a la cuestión ideológica y política, como lo es la lucha contra "el fascismo y contra Franco". Además, esa red también se vio facilitada por la presencia, ya histórica, de una forma de encadenamiento de los migrantes, que venían desde tiempo consolidando una forma de solidaridad basada en lazos familiares o de pueblo (112). Pero en esa red se incluía además a personas de diferente origen nacional, lo que no impidió que pueda concretarse, y aunque no fuera homogénea, como aclaramos, pudo sobreponerse a esas limitaciones y lograr un éxito notable en número de adhesiones en todo el país.

Los entrevistados nos hablan de la manera como entendían la actitud solidaria. Para algunos fue el vínculo ideológico–político: una misma adscripción al principio universal del antifascismo, que unía por encima de lo nacional, e identificaba mejor a las organizaciones dirigidas por elementos más politizados. Para otros, la solidaridad fue una combinación donde frente al llamado de "una tierra ensangrentada" se motivaba una reacción basada en la identidad nacional; aunque lo "nacional" fue canalizado de dos maneras, ambas claramente acotadas: la solidaridad por la tierra natal de base regional (Islas Baleares, Galicia, Asturias, etc.) y otra de base local, el pueblo y los familiares directos (por ejemplo: Lugo en Galicia o Logroño en Castilla)).

La solidaridad con la región y con los familiares en desgracia, unida a la cuestión ideológica puede percibirse en el testimonio siguiente

"España era muy atrasada, con la llegada de la República, mi papá a pesar de venir de un pueblo de las montañas, Montenegro de Cámeros, cerca de Logroño en Castilla, pensó que en España las cosas iban a cambiar, que iban a poder ser un país progresista, adelantado donde imperara la educación y sobre todo la cultura sea el principal Leit motiv de ese gobierno. Cuando se levantan las tropas rebeldes en mi familia cayó como un mazazo eso. Los hermanos Garganta que eran cuatro sintieron la necesidad de hacer algo, rápidamente se vincularon al Centro Republicano español (para organizar la ayuda)" (113)

Esta forma más acotada a lo local, no estaba por lo tanto exenta del problema ideológico en la organización de los comités de ayuda.

"Mi padre peleaba contra el cura en España, porque cobraba la contribución, había odio hacia la Iglesia, porque se la percibe como el represor, el que sojuzga.

(Una vez en la Argentina)mi papá se incorpora a las Sociedades Gallegas hacia 1924 a través de la Sociedad de Ordenes, región donde había nacido (…) tenía ideas contrarias a la Iglesia, pero no era militante de ningún partido. Mi papá era un comerciante que fraccionaba vino de Mendoza, que vendía a los comerciantes de la zona del sur de Buenos Aires y Avellaneda, tenía muchos conocidos, de diferentes nacionalidades. Cuando estalla la guerra civil se realiza una asamblea en la Sociedad de Ordenes y se define la ayuda con la creación del comité pro ayuda a la República, se logra conseguir varios adherentes, incluso no españoles, desde allí se mandan alimentos-ropa…" (114).

Este testimonio es por demás significativo y corrobora lo que veníamos planteando respecto a como los comités se conformaron muchas veces sobre bases locales, pero no quedaban limitados al estrecho vínculo interno de las organizaciones regionales que le dieron origen, sino que buscaban ampliar su base de sustentación incorporando a la causa a personas y sectores de diferentes nacionalidades. Esta combinación, recurrente en los casos estudiados, fue quizás una de las fórmulas que permitieron que la ayuda a la República se transformara en un hecho masivo y popular.