Notas al pie
1. Como se aprecia en la ironía con la que Clarín (1885: 362) se refiere a la novela de Cánovas La campana de Huesca.
2. En la obra citada de Carlyle se parte del pasado para contemplar el presente y el futuro. Hay toda una nostalgia por el tiempo antiguo, la caballería y la religiosidad del Medievo. En paralelo y en la misma línea, véase el comentario de Cánovas del Castillo (1976: 29) en su novela.
3. Sobre la recreación histórica de estas obras, véanse Spatt (1992) y Boos (1992). Boos comentará: "The fourteenth-century England of John Ball, Morris's carefully researched account of the 1381 Peasant's Rebellion, is a better documented and more realistic reconstruction than his Scandinavian and Germanic tales, and his conjectures about it are correspondingly deeper and more reflective" (Boos, 1992: 25).
4. El deseo de los escritores victorianos de encontrar alternativas históricas a los problemas alienantes del presente les llevó a evocar persuasivos modelos del pasado de una supuesta integración de la identidad social y estética. Sobre el intento de Morris de realizar un tratamiento complejo de la historia que incluya la existencia de grupos marginales como mujeres o judíos, véanse los comentarios de Boos. "More realistic studies of the Middle Ages by anthropologists and economic historians have long since undercut any lingering tendency to identify the deeds of Carlyle's "heroes" with Morris's "kings and scoundrels"; a victory there. "History" itself has become a more complex entity in the process" (Boos, 1992: 33-34).
5. Boos (1992) establece una comparación entre Past and Present de Carlyle y A Dream of John Ball de Morris. Los héroes ficticios de Carlyle aseguraban una fuerza natural que unía pasado y futuro, pero las fuerzas naturales de Morris eran más sociales y genuinamente históricas. La conclusión final del John Ball de Morris es más participatoria y estimulante que la exigente exhortación final de Carlyle. Según Morris, el poder para crear un cambio social no deriva sólo del sentimiento de justicia en la propia causa, sino de una lealtad hacia aquéllos que han luchado por otras causas, solidaridad con una comunidad de santos seculares. Mientras que el lector no participa en la historia de Carlyle, Morris hace sentir la amistad y la comunión entre las personas a lo largo del tiempo. Se trata de un amoroso intercambio con el pasado; y ésta es una de las mejores expresiones del siglo de un historicismo genuinamente empático e imaginativo, según Boos.
6. Azadrach, que defiende un credo socialista, se ríe de los que "componen" el mundo y su valor sólo por la casualidad del nacimiento. El protagonista, En García, le advierte: "esas doctrinas no podéis exponerlas a la faz del mundo" (Paredes, 1878: 154).
7. Para un resumen de sus ideas sobre el tema, véase Sanmartín Bastida (2002: 278-280; 285-287).
8. Seguramente Valera estaba molesto con Pardo Bazán porque en La cuestión palpitante ella le había "acusado" de atildado y primoroso, como él mismo recuerda en otro momento de este texto (las opiniones que vierte de doña Emilia sobre Valera, a quien no considera realista sino idealista, las podemos leer en Pardo Bazán [1970: 170-172]).
9. Véanse las opiniones de Palacio Valdés sobre la novela de folletín y Fernández y González recogidas en Alborg (1999: 413-414).
10. Véase Dorca (1998) para una contextualización de las ideas que siguen de Revilla.
11. Lo hace, además, en un mismo ámbito periodístico, publicando estas ideas en la revista La Diana, como Revilla.
12. Véanse, por ejemplo, las diversas escenas de conflicto entre el esclavo y el señor en Los caballeros de Játiva y entre los almogávares y los nobles en La campana de Huesca. Ambas reflejan una realidad social medieval nada paradisíaca en este sentido, pues el amo y el siervo no se sientan a cenar juntos, a la manera preconizada por el imaginario poético victoriano o por parte de una idealizada historiografía española; por el contrario, el resentimiento y el inconformismo reinan por doquier.
13. Aunque no voy a discutirlo aquí, discrepo de ese punto de vista debido a la gran cantidad de artículos con estética romántica que son defensores de valores progresistas (por ejemplo, en revistas como La Ilustración Republicana y Federal), encontrados durante la realización de mi tesis doctoral.
14. En este artículo se incluye el fragmento de un romance mencionado más adelante, del Marqués de Molins (Del Guad-el-Jelú...). Se recitó en la casa de su autor, que reunió a los hombres de letras la noche del 7 de febrero para celebrar la entrada del ejército en Tetuán.
15. El poema de Cervino se titulaba La nueva guerra púnica o España en Marruecos; el segundo premio o accésit recayó en Antonio Arnao. Manuel Fernández y González, que se presentó al concurso, expresó su indignación por no haberlo ganado "despotricando" en el café contra la Academia y Cervino, de quien se venga en el mes de julio en una crítica al poema ganador publicada en El Museo Universal, que recoge Hernández-Girbal (1931: 135-146).
16. Concretamente, aparecen en el número Parte Literaria Ilustrada de El Correo de Ultramar, 389 (1860), págs. 394-395.
17. En su poema para el Romancero de la guerra de África (Hartzenbusch, 1887: 183-192) el escritor muestra una actitud bastante agresiva en torno a la guerra y los africanos, a los que acusa de creer en un Profeta embustero y de morir pensando en el "soez paraíso" (186).
18. Estos versos nos recuerdan a los del Duque de Rivas en su soneto A la reina nuestra señora, de 1843: "...Y la fama confunda/ La primera Isabel con la segunda" (Saavedra, 1884-1885: 168).
19. Las citas están en las páginas 171 y 169 respectivamente; véase el apéndice. La oda está "dedicada al Casino de San Juan de Puerto-Rico, y leída en el mismo la noche del 22 de enero de 1860, ante el retrato de S. M. la Reina, por la señora Doña Julia A. Montilla de Arroyo, con motivo del baile en celebridad de los días de S. A. R. el Príncipe de Asturias, cuyo producto se destina a aquella campaña" (pág. 167), lo que nos muestra la oficialidad de este tipo de composiciones.
20. "Con este título se ha publicado en la Corte una preciosa colección de Romances que el Sr. Marqués de Molins dedica, a nombre de los poetas que en él han escrito, a S. M. la Reina. Es una excelente historia de los principales sucesos, de las impresiones y de los pensamientos que avaloran nuestra epopeya de África. Sencillez, corrección casi siempre, elegancia, energía en la expresión son las prendas que comúnmente se encuentran en casi todos los Romances./ Ha sido tan oportuna la idea y tan felizmente ejecutada que a ella, aún más que a la historia misma, deberá España de un modo vivo y pintoresco la conservación de sus recientes y admirables glorias, y los héroes que en tan dura guerra se han distinguido[,] la fama popular en la edad futura./ Tenemos entendido que los poetas Sevillanos pensaron antes que en Madrid en un Romancero sobre el mismo asunto, aunque dando más importancia a las impresiones morales, a nuestras costumbres, a nuestros sentimientos y a nuestras creencias que a los sucesos mismos, sin olvidarlos por eso ni dejar de darles el alto valor que en sí contienen. Lástima será que no se realice un pensamiento que sin tener siquiera aire de rivalidad con el cortesano, porque se concibió antes y seguiría diverso rumbo, pudiera servir de complemento", "Miscelánea", Revista de Ciencias, Literatura y Artes (1860), págs. 310-320: 316.
21. Emilia Pardo Bazán tenía en 1860 nueve años.
22. Recordemos la concepción teleológica de la historia que se tiene en la época isabelina, donde todos los acontecimientos parecen apuntar hacia un fin, que defenderá el historiador que la escriba (véase, sobre este tema, Cirujano Marín et alii, 1985).
23. La simbología de animales era una práctica común decimonónica, como se ve en los grabados cómicos, que hacen abundante uso de este recurso; pero lo arbitrario del asunto se demuestra en que en ocasiones se representara a Estados Unidos con un águila y a Gran Bretaña con un león, en la gráfica política del 98.
24. Peers resalta el asunto de la elección métrica. "Los episodios más conocidos de la historia de España fueron referidos de nuevo en esta forma [el romance], y llegó a haber unos cuantos escritores que dieron a la luz "Romanceros" que trataban de acontecimientos contemporáneos. Tales fueron el Romancero de la Guerra Carlista (1842) de Ribot y Fontseré y el Romancero de la Guerra de África (1860), escrito por unos cuantos poetas de primera fila y editado por el Marqués de Molins" (Peers, 1973, II: 287). Véase también Cossío (1960, I: 145-146).
25. Estos poemas los publica Hemingway, dentro de un conjunto de poesías inéditas u olvidadas, en 1996. Para Latorre Ceresuela (1997: 9), que hace un estudio del repertorio publicado, la repercusión romántica en este corpus poético se observa en el gusto de la joven escritora por lo macabro, lo gótico, lo fantástico y lo sobrenatural, así como por la polimetría de uso efectista. Las influencias de sus poemas serían las notas intimistas de Heine, Goethe y Schiller más que el "estilo rimbombante" de Zorrilla. También provienen del Romanticismo los elementos góticos a los que se añaden exotismos y reminiscencias medievales legendarias que estetizará en su narrativa finisecular, según Latorre Ceresuela. Resultan significativas las alusiones a la Divina Comedia de Dante, y llaman la atención las notables dotes que demuestra Pardo Bazán para lo fantástico (por ejemplo, en El Castillo de la Fada), con danzas de esqueletos grotescas y frenéticas, ese topos de la Danza de la Muerte que volverá con fuerza en la literatura de la segunda mitad de siglo. Frente al sentimiento religioso, la frivolidad del mundo presente aparece en Improvisación, evocación del tema del Santo Grial en el Casino de Santiago. Éste pudo ser el ámbito que le inspiró, entre otros cuentos, el relato El Santo Grial (que veremos en el capítulo siguiente), según apunta Latorre Ceresuela (9).
26. El padre de doña Emilia, José Pardo Bazán, era carlista, aunque se pasó al partido progresista de su amigo Salustiano Olózaga para ser diputado por las Cortes. El marido de la autora, de quien se acabará separando, también fue carlista, y entre los dos contagiarán su entusiasmo a la joven Emilia. Bastantes años después de estos versos, en 1888, Pardo Bazán publica Mi romería, donde narra su viaje a Italia y su entrevista con don Carlos, libro que origina una polémica entre los carlistas que da lugar a la escisión de la rama capitaneada por Ramón Nocedal (véase Pardo Bazán, 1970: 14; 1993: 8 & 10).
27. Sobre Emilia Pardo Bazán y la cuestión de la mujer pueden verse Sanmartín & Bastida (2002) y Ayala (2001).
28. Según Chevalier (1999) fue la escritora gallega quien aprovechó con más frecuencia la metamorfosis del cuento tradicional en cuento literario, elevándola a la categoría de procedimiento.
29. Baquero Goyanes muestra para ejemplificar su razonamiento el cambio radical que realiza en su escritura Blasco Ibáñez desde unas Fantasías a la manera romántica (escritas antes de cumplir los 20 años) a los cuentos más naturalistas y objetivos de la literatura española.
30. Alegorías encontramos también en los poetas de la época que plantean cuestiones acuciantes como las relaciones entre fe y ciencia (Sanmartín Bastida, 2005).
31. En este sentido, vemos menos moralización en sus relatos que el editor de sus cuentos, Paredes Núñez (cf. Pardo Bazán, 1990, I: 49).
32. Para un estudio en profundidad de este magnífico cuento, y su comparación con Flor de santidad de Valle-Inclán, véase Sanmartín Bastida (2003).
33. Obsérvese la sensualidad de la prosa, que en absoluto realiza un intento de semejarse a una transcripción de un texto medieval: "Sí, eran los mismos ojos, sólo que antes no brillaba en ellos un fuego tan vívido y generoso, ni cabía ver el negror de las pupilas, porque estaban siempre bajos. Sí, era la misma boca, pero marchita, contraída por la penitencia, sin estos labios rojos y frescos, sin estos dientes blancos que descubría la sonrisa, sin este bigote fino que acentuaba la expresión provocativa y caballeresca del rostro (…) la doncella iba deteniéndose con sobrada complacencia en detallar las gracias y buenas partes del mancebo" (Pardo Bazán, 1990, I: 366). En Insolación, la escritora se pregunta a través de su protagonista "por qué no han de tener las mujeres derecho para encontrar guapos a los hombres que lo sean, y por qué ha de mirarse mal que lo manifiesten" (Pardo Bazán, 1991: 59).
34. El cuento de La Borgoñona es anunciado, de hecho, en su San Francisco de Asís: "Quisiera asimismo poder referir las dramáticas leyendas, impregnadas de religioso terror, de Constancia de Florentina y de la Borgoñona" (Pardo Bazán, 1882, II: 77). La autora publicó el cuento tres años después de la primera edición de su biografía del santo.
35. Wagner, perteneciente ya al nuevo universo modernista, está presente en varios cuentos de la autora. En relatos como El disfraz encontramos el tema de Lohengrin, y hay numerosas referencias, explícitas o implícitas, a Wagner en otras páginas.
36. Curiosamente, La cuestión palpitante, donde muestra sus reservas hacia el género de la prosa de ficción histórica, se publica casi al mismo tiempo que su biografía de San Francisco.
37. "Hoy como ayer -¡extraña persistencia de los errores!- hay dialécticos que expongan, y pueblos que crean que la desventura anexa a la condición del hombre en este valle de lágrimas, puede vencerse con el advenimiento de instituciones enteramente democráticas, y venir la edad de oro con los adelantos de la ciencia: lo que los fraticelos del siglo XIII entendían por "reinado del Espíritu Santo'"" (Pardo Bazán, 1882, II: 207).
38. Este texto es de 1896, y proviene de su obra En el país del arte: Tres meses en Italia. Para Blasco Ibáñez, San Francisco abrazó la religión como pudiera haber abrazado otro modo de vida acorde con el momento, motivado por sus preocupaciones sociales. "Nació en la época en que se intentaba resolver el más arduo de los problemas por medio de la caridad y de la religión, y fue santo pretendiendo convencer a los poderosos con el ejemplo del sacrificio. A existir en estos tiempos, en que la Humanidad, segura de la ineficacia de la religión, sólo confía en la ciencia, San Francisco hubiera sido revolucionario, ¡y quién sabe si habría buscado la regeneración en un universal bautismo de fuego!" (cit. en Alborg, 1999: 985).
39. Se alinearía entonces con los escritores católicos que en este último tercio de siglo adoptan la forma novelística vigente para sostener sus posiciones. No obstante, en Pardo Bazán hay siempre más diversidad que uniformidad en las visiones planteadas.
40. Véase sobre este asunto Bretz (1992), quien observa en la obra de Pardo Bazán de finales de los 80 una mayor apertura hacia el progresismo y una incorporación creciente de voces liberales que entran en dialéctica con ecos del neocatolicismo.
41. "Alegaré también como circunstancia atenuante el no haber podido recorrer en piadosa peregrinación los lugares donde vivió y murió san Francisco de Asís, ni sepultarme en los archivos desempolvando rancias crónicas e inéditos documentos". No puede imitar a Montalembert en su recorrido por las tierras de su biografiada, Isabel de Turingia: "Empresas semejantes son difíciles a mi sexo, y en nuestro país todo autor halla graves obstáculos al intentar procurarse libros antiguos, donde conserven aroma y frescura la tradición y la leyenda" (Pardo Bazán, 1882, I: sin paginación).
42. "¿Quién lee a ninguno de aquellos cantores tan encomiados, sino el erudito, al inquirir los orígenes de la literatura moderna? Lo que nos interesa e interesará siempre es Guillén de Cabestany con el corazón arrancado por el celoso marido de Margarita; Rudel navegando hacia Tierra Santa en busca de la condesa de Trípoli..." (Pardo Bazán, 1882, II: 401).
43. Asimismo, en el capítulo quinto del tomo segundo, titulado "La pobreza franciscana y las herejías comunistas", desde planteamientos del presente la escritora aborda los problemas del pasado y califica a los herejes de comunistas.
44. No obstante, no deja de ser contradictoria esta descripción pues más adelante la autora asegura que "No puede llamarse hermoso" (Pardo Bazán, 1882, I: 15) y luego nos presenta al "apuesto trovador de Asís" (16) a la manera romántica.