2.5- Interpretación de la dinámica territorial desde un enfoque sistémico
Desde fines del siglo XIX, la Provincia de Buenos Aires se constituyó en un espacio económico funcional a la estructuración de la Argentina agroexportadora.
A partir de entonces, el modelo de poblamiento del área de estudio es producto de la intensa vinculación que históricamente han mantenido los espacios urbanos con sus entornos rurales. Aquel modelo fue dando origen a una estructura urbana caracterizada por la heterogeneidad de tamaño y de funcionalidad de sus unidades territoriales: el área metropolitana de Buenos Aires, una constelación de ciudades medias y localidades de servicio a los territorios rurales.
El dinamismo poblacional de las ciudades medias y pequeñas localidades deviene de la dinámica que asumieron las actividades rurales agrícolas y no agrícolas durante el último siglo. Ellas han contribuido fuertemente al anclaje de las poblaciones locales y se convirtieron en centros alternativos de la migración hacia el Área Metropolitana de Buenos Aires durante la década del ‘50. De manera general, durante la década del ‘80, estas ciudades han experimentado los efectos de los procesos de desaceleración demográfica y económica.
En los 90, la reestructuración de la base económica impactó sobre la composición de sus tejidos productivos. Las comunidades urbanas vieron desaparecer las ventajas tradicionales, y erosionar los pilares de su desarrollo. Diferentes estrategias y diversas actividades fueron puestas en marcha por los actores locales para relanzar las economías y revertir las desvitalización de los centros.
En numerosas localidades se han desarrollado alternativas de salida de la crisis, profundizando las interdependencias con sus entornos próximos. Ello se ha entroncado en un movimiento simultáneo de transformación de los territorios rurales donde se inscriben. En ciertos casos, se ha manifestado una re-articulación económica y social entre espacios urbanos y rurales, materializada en la reactivación de movimientos migratorios, en la integración entre agricultura y agroindustria, en el aprovechamiento urbano del patrimonio natural contenido en los recursos y el paisaje, así como en la utilización de servicios urbanos por parte de los habitantes rurales.
Una imagen estilizada de la estructura urbana bonaerense muestra
- al Noreste, a 60 km. de la ciudad de Buenos Aires, La Plata concentra funciones político-administrativas y es residencia de las autoridades gubernamentales de la Provincia. Junto con Berisso-Ensenada, sede de un importante polo petroquímico, forman una aglomeración de 640.344 habitantes,
- al Noroeste y sobre el eje fluvial Paraná-Plata, San Nicolás (125.308 habitantes), Zárate (86.415 habitantes) y Campana (77.677 habitantes) concentran complejos industriales-portuarios de estratégica posición sobre el principal eje de intercambios del Mercosur y sobre la Hidrovía Paraguay-Paraná,
- al Noroeste, hacia el "interior" de la Provincia, Pergamino (85.451 habitantes) y Junín (82.256 habitantes), presentan un fuerte dinamismo agrícola y agroindustrial,
- en el Centro de la Provincia de Buenos Aires, Tandil-Azul-Olavarría cuentan con una economía diversificada y desarrollan complementariedades a escala regional,
- al Este, sobre la costa atlántica, Mar del Plata (541.857 habitantes) es el principal destino de sol y playa argentino,
- al Sudeste, Necochea-Quequén como centro turístico y puerto cerealero que exporta la producción de cereales del sudeste provincial,
- al Sur, Bahía Blanca polo petroquímico, segundo puerto exportador argentino y nudo de articulación entre la región Pampeana y la Patagonia.
Mapa Nº 8
Estructura urbana bonaerense
El modelo de poblamiento del área de estudio es producto de la intensa vinculación que históricamente han mantenido los espacios urbanos con sus entornos rurales.
El dinamismo poblacional de las ciudades medias y de las pequeñas localidades deviene de la dinámica que asumieron las actividades rurales agrícolas y no agrícolas durante el último siglo. Ellas han contribuido fuertemente al anclaje de las poblaciones locales y han llegado a convertirse en centros alternativos de migración hacia el Área Metropolitana de Buenos Aires durante la década del ‘50. De manera general, durante la década del 80, estas ciudades han experimentado los efectos de los procesos de desaceleración demográfica y económica. En la década del 90, la reestructuración de la base económica impactó sobre la composición de sus tejidos productivos.
Las comunidades urbanas ven desaparecer las ventajas tradicionales, y erosionar los pilares de su desarrollo. Diferentes estrategias y diversas actividades son puestas en marcha por los actores locales para relanzar las economías y revertir las desvitalización de los centros.
Numerosas ciudades medias y pequeñas localidades han desarrollado alternativas de salida de la crisis, profundizando las interdependencias con sus entornos próximos. Ello se ha entroncado en un movimiento simultáneo de transformación de los territorios rurales donde se inscriben.
En ciertos casos, se ha manifestado una re-articulación económica y social entre espacios urbanos y rurales, materializada en la reactivación de movimientos migratorios, en la integración entre agricultura y agroindustria, en el aprovechamiento urbano del patrimonio natural contenido en los recursos y el paisaje, así como en la utilización de servicios urbanos por parte de los habitantes rurales.
Para comprender la complejidad del área en estudio y la funcionalidad de las variables que la componen, corresponde analizar la gravitación creciente de ciertas concentraciones poblacionales. Aquí es necesario analizar los roles que cumplen las ciudades de Olavarría, Azul, Tandil y Mar del Plata como núcleos poblacionales que articulan la dinámica sistémica del área.
Una serie de circunstancias han convergido para que las ciudades mencionadas aparezcan como centrales en la ocupación organizada del espacio, ya que fueron las condiciones del entorno las que motivaron la erección de los primeros núcleos de asentamiento.
Estos núcleos mantuvieron relaciones debido a la similitud de sus ventajas comparativas, proximidad y circunstancias bajo las cuales debieron desenvolverse, comenzando a funcionar casi exclusivamente como agrupaciones poblacionales de servicios para sus entornos. Con el transcurso del tiempo las vinculaciones se enriquecieron, dando origen a una continuidad espacial con centros que sustentaron la uniformidad territorial, sin que esto implique funcionalidad entre los mismos.
Las ciudades mencionadas ejercen cierta importancia en la organización de su entorno, no solamente por el peso de los sectores económicos, sino también por la acción de la administración de los centros industriales, que actúan como focos de atracción demográfica y de expansión económica (8).
Los centros desarrollaron superiores instancias de organización debido a las posibilidades sociales que brinda la agregación, pero también al manejo de rentas que dependen de las actividades económicas de su periferia (agrícolas-ganaderas, turísticas, pesqueras y mineras), como asimismo, diversas y crecientes interacciones que devienen de los movimientos poblacionales extrínsecos.
El espacio en consideración pertenece claramente a una economía de saldos, produce más de lo que consume, siendo su destino el mercado interno y/o externo especialmente en sus producciones extensivas de secano y ganaderas.
La posibilidad de incrementar las comunicaciones, de consolidar los vínculos entre los núcleos poblacionales, la existencia de recursos naturales que la cualifican en la actualidad y posibilitan su participación en el ámbito nacional, coadyuvan para que el área pueda afrontar los problemas que se plantean actualmente, ya que los agentes que la integran no permanecen ajenos a la crisis económica y social actual del país.
La desocupación, subocupación y precarización son fenómenos crecientes en el conjunto de la población, a lo cual se suma la alta vulnerabilidad de las unidades productivas, los constantes riesgos empresariales y la inexorable necesidad de diversificación de actividades. No solamente se manifiesta una variación en la cantidad de fuerza de trabajo demandada, sino también en la composición de la misma. La mujer se incorpora en puestos de trabajo (sobre todo en servicios) y, correlativamente, se produce una pérdida de puestos laborales masculinos, especialmente aquellos jefes de hogar con menor nivel de educación. Lo anterior impulsa una mayor participación femenina en el mercado de trabajo dando origen a un proceso sostenido de feminización de la fuerza de trabajo.
En este contexto, los diferentes sectores económicos presentan limitaciones en su capacidad de reinversión, obstáculos para generar más empleo, como también inconvenientes para lograr un eficiente aumento de la productividad por unidad de trabajo y por hombre.
2.5.1- Articulaciones entre el Sistema de Tandilia y el Turismo Rural
Durante los últimos diez años, la actividad turística se está consolidando en el área de estudio. La principal potencialidad del área son las sierras, las que han inducido nuevos usos vinculados con el turismo.
En este escenario, el Sistema de Tandilia se ha convertido en un recurso natural singular para prácticas de turismo alternativo. Los turistas que llegan, buscan entornos diferentes a los presentes en su lugar de residencia. Eligen espacios en donde la tranquilidad y el encuentro con la naturaleza se constituyen en la característica distintiva. A raíz de la demanda de este tipo de espacios, diferentes estrategias de los actores locales han potenciado las ventajas de los recursos relieve, clima, riqueza de flora y fauna, a través de la optimización de la accesibilidad y el acondicionamiento de recursos turísticos, desarrollando prácticas deportivas, recreativas, culturales y educativas, que enriquecen el ocio en la naturaleza.
Las diferentes instancias y ofertas turísticas desarrolladas en el área del Sistema de Tandilia, algunas veces complementarias, otras veces no, tienen en común que se han establecido "dentro del patrón de desenvolvimiento turístico convencional. Sin embargo, en los últimos tiempos se detectan que sobre los espacios rurales del partido se han venido desenvolviendo diversas iniciativas canalizadoras de tiempos de ocio o englobadas en actividades vacacionales, que escapan al tradicional modelo turístico. Emprendidas de manera individual (e individualista) muchas de ellas podrían articularse entre sí y comenzar a tejer una oferta unificada a nivel regional. La organización y la gestión de esta iniciativa podría desembocar en el inicio de una estrategia de desarrollo local que canalice las potencialidades del partido, que retenga las rentas generadas y que contribuya, en definitiva, a elevar el nivel de vida social y económica de la comunidad tandilense" (Nogar, G.; Posada, M.; 1997:25).
Como síntesis de la relación Sistema de Tandilia-desarrollo turístico, es posible argüir que se manifiesta como primordial la articulación y cohesión interna de los actores involucrados en los usos turísticos para convertir esta potencialidad en realidad. Esto se debe a que hasta ahora los emprendimientos nacieron, crecieron y se desarrollaron aisladamente; si bien pudieron tener apoyo institucional, la comunidad como un todo no participó de ese desenvolvimiento y los Estados Locales (municipios) están muy alejados de conformar una estructura sistémica e integrada.
La potencialidad dinamizadora del espacio rural, generadora de valor agregado y retenido localmente, demandante de empleo, estimuladora de demanda de consumos locales, todavía no logró despegar. Las causas son múltiples pero claramente provenientes de un mismo cuño: la carencia de una tradición en el accionar centrada en ejes de integridad territorial y articulación interdistrital. En otras palabras, lo que se observa en el universo, es la falta de estrategias ascendentes que planifiquen y pongan en práctica dinámicas de desarrollo local, que siempre fueron mal suplidas por estrategias descendentes de matriz asistencialista y, en el mejor de los casos, productivistas desde lo agropecuario. Para el medio rural no hubo otra alternativa, sólo lo asistencial o lo productivo, careciéndose siempre de un enfoque multifuncional del espacio rural.
A este respecto, se estima que son dos los pilares que pueden fortalecer esta posibilidad: por un lado, el fomento a la conformación, afianzamiento y desenvolvimiento de grupos locales de gestión y promoción del turismo rural; por el otro, la fijación de diferentes estrategias que viabilicen la integración de los Estados Locales del área de estudio, operacionalizando a través de los circuitos turísticos, la conectividad que el Sistema de Tandilia posee en forma potencial.
El papel que desempeñan los grupos locales no es el de confinar el desarrollo local a los límites territoriales estrictos, sino el de actuar como punta de lanza de una organización del turismo a nivel de conjuntos territoriales, que permita el desarrollo del turismo.
De la misma manera, se comprenderá que -aún cuando muchas de las señalizaciones anteriores puedan resultar casi obvias- no será fácil identificar en la realidad territorial iniciativas que tengan un enfoque sistémico tal. La carencia de una tradición afianzada en materia de políticas de desarrollo rural, sustituidas por lo general por las ya mencionadas medidas asistencialistas o productivistas, no estimuló a los agentes privados a esbozar acciones que respondan a una concepción así.
Teniendo en cuenta la gran diversidad y la potencialidad de los diferentes recursos existentes en el Sistema de Tandilia, se propone valorar la importancia de los mismos a través de la diagramación de Circuitos turísticos rurales integrados, a través de estrategias ascendentes de articulación y cohesión interna. Por medio de esta instancia se posibilitará la inclusión de los recursos potenciales, de los saberes y de los productos artesanales locales.
El resultado final permitirá diferenciar el producto y establecer la necesidad simbólica de utilizarlo como un territorio sistémicamente dinamizado a través de los circuitos turísticos rurales. Para ello, en el próximo capítulo se analizan los datos que permitirán comprender la dinámica territorial turística del Sistema de Tandilia.