INTRODUCCIÓN

Antes de abordar el presente estudio, quiero destacar que la tarea fundamental del mismo ha sido la revisión pormenorizada de periódicos y revistas publicados en Palma durante las primeras décadas del siglo XX. A ellos he podido acceder a través de los fondos conservados en la Biblioteca March y en el Archivo de Palma. Puntualmente se han completado con noticias extraídas de revistas locales como es el caso de L’Atalàia y Pollensa y que fueron consultadas gracias a los ejemplares localizados en el Archivo Municipal de Pollença.

Aun cuando no es posible hablar de crítica artística en sentido estricto, personalidades como las de Juan Alomar, José Maria Tous i Maroto, Ernesto Maria Dethorey o Pedro Ferrer Gibert, con sus opiniones y reseñas puntuales cartografiaron una situación sumamente peculiar . En primer lugar, la seducción ofrecida por Mallorca, isla presentada en términos casi míticos como L’illa de la Calma, en opinión de Santiago Russinyol, La isla de oro, según Rubén Darío o la Meca de los artistas siguiendo el artículo publicado por Ferrer Gibert en el año 1913 en el periódico La Almudaina. La seducción dio paso a la sugestión, ya que los propios mallorquines quedaron cautivados ante las bellezas de un paisaje que el grupo de extranjeros mostraban a través de su obra, como igualmente, por las personalidades cosmopolitas y afables de aquellos latinoamericanos cultos que llegaron a la isla a principios del siglo XX.

A partir de las premisas presentadas, veremos a artistas argentinos participar en exposiciones individuales y colectivas, implicarse en las causas culturales de los pueblos en que residían o simplemente ofrecieron su particular visión de Mallorca, no sólo a través de la pintura sino también de la palabra. Sólo citar que la mayoría de los artículos se publicaron en la primera página de los periódicos mallorquines nos puede acercar a la dimensión que este grupo llegó a tener.

El paisajismo de tradición impresionista se convirtió en la expresión pictórica de la época sin permitir posibles alternativas derivadas de las vanguardias históricas. Y la prensa seducida por el carisma de Francisco Bernareggi, Atilio Boveri, Tito Cittadini, Gregorio López Naguil, Felipe Bellini o Roberto Ramaugé difundió sus acciones en Mallorca, llegando a su clímax en el año 1928 en que dos periodistas de El Día, Juan Alomar y Miguel Angel Colomar organizaron una "Exposición de Pintura de Mallorca" a celebrarse en Argentina.

Con la finalidad de contrastar esta visión cercana al sueño o la utopía, fue necesario consultar la prensa argentina, localizada en la Hemeroteca Nacional, la hemeroteca del Congreso de la Nación, la biblioteca de la Universidad de La Plata y la Fundación para el arte argentino Espigas. Las noticias recogidas en la prensa argentina, especialmente en La Nación y La Prensa presentan unas diferencias considerables respecto a la mallorquina. Unas noticias se limitan a presentar unos hechos o actuaciones, normalmente exposiciones y que en ningún momento gozaron de la relevancia que se les dio en Mallorca. Paralelamente, se hacía crítica sobre muestras puntuales y de cuya lectura se traduce el debate que el arte argentino estaba atravesando desde la Exposición del Centenario, celebrada en Buenos Aires en 1910: un enfrentamiento entre la herencia europea y la búsqueda de un arte nacional más cercano a las vanguardias internacionales.

A partir de esta doble perspectiva, he intentado conjugar ambos puntos de vista, haciendo un seguimiento de los diversos artistas desde su llegada a Mallorca hasta su partida, o como en el caso de Francisco Bernareggi, Tito Cittadini y Felipe Bellini hasta su muerte acaecida en Mallorca.

Este estudio, en el que he intentado hacer hablar a los protagonistas, está estructurado en una introuducción sobre el descubrimiento de Mallorca en el cambio de siglo y en cuatro apartados, un apéndice dedicado a la referencias hemerográficas y una selección documental. En el primero he analizado el descubrimiento de Mallorca desde la órbita finisecular, dando un papel relevante a los artistas argentinos que contribuyeron a su difusión, tal como queda recogido en sus escritos o en los de los periodistas coetáneos.

En segundo lugar, me he centrado en los primeros artistas argentinos llegados a Mallorca: Francisco Bernareggi, Cesáreo Bernaldo de Quirós y Atilio Boveri, becados por su país con la finalidad de ampliar sus estudios en Europa.

El tercer apartado parte de Hermen Anglada Camarasa como aglutinante del grupo de pintores que se establecieron en Pollença: Tito Cittadini, Gregorio López Naguil y Anibal Nocetti. Quiero aclarar que las referencias al artista catalán se centran en sus vínculos con Mallorca, de manera que es tratado como punto de cohesión .

A continuación trato la tercera oleada de artistas argentinos: Felipe Bellini, Mariano Montesinos, Roberto Ramaugé y Francisco Vecchioli, con unas consignas similares a las del grupo anterior.

El momento de máximo apogeo viene dado por la propuesta y realización de la Exposición de Pintura de Mallorca, conocida popularmente como Misión de Arte y presentada en las ciudades de Buenos Aires, La Plata y Rosario. Este punto es el quinto capítulo.

En un primer apéndice he incluido las referencias hemerográficas con el fin de ofrecer un listado cronológico de las noticias publicadas en prensa, tanto mallorquina, como latinoamericana.

La selección documental, finalmente, son aquellos textos que considero permiten ilustrar de manera clara y concisa la situación cultural atravesada por Mallorca.

Deseo agradecer a una serie de personas su ayuda y continua colaboración, sin la cual no habría sido posible la elaboración de este estudio. En primer lugar a la Fundación Cátedra Iberoamericana de la Universitat de les Illes Balears y muy especialmente a su director ejecutivo, el doctor Antoni Bennàssar Roig; al doctor Rodrigo Gutiérrez Viñuales de la Universidad de Granada, a la doctora Ana Jofre Cabello de la Universidad de La Plata y a la profesora María Elena Babino de la Universidad de Buenos Aires por los numerosos contactos que me ofrecieron en Argentina de manera desinteresada, así como por el intercambio de opiniones e informaciones que sin lugar a dudas nos ha permitido un enriquecimiento mutuo.

Quiero transmitir, igualmente, mi gratitud al doctor José Morata Socías, por su constante ayuda, así como a la doctora Catalina Cantarellas Camps, el doctor Miguel Seguí Aznar y la doctora Mercedes Gambús Sáinz quienes han seguido con interés la evolución de la investigación. Finalmente, hacerlo extensivo al resto de mis compañeros de la sección de Historia del Arte del departamento de Ciencias Históricas y Teoría de las Artes, que con su presencia y actitudes han permitido hacer más fácil el trabajo.