Introducción: Marco Teórico

1- Nuevos aportes metodológicos para el estudio de las migraciones

Desde el punto de vista teórico las migraciones internacionales son vistas por las Ciencias Sociales desde perspectivas diferentes. Por un lado las teorías clásicas, tanto macro como microanalíticas, de neto corte economicista. Por otra parte la interpretación neo-marxista, también economicista, que considera el desplazamiento internacional de trabajadores como el resultado de situaciones de dependencia que aumentan los desequilibrios territoriales y que se manifiesta por la explotación que el sistema capitalista hace de los trabajadores.

En este desarrollo del marco teórico para el análisis de las migraciones se encuentran aportes interesantes, ya que marcan el contexto general trabajando con censos, estadísticas de embarque o de desembarque y otras fuentes oficiales. Pero en algunos casos son posturas demasiado rígidas, que no tienen en cuenta la dificultad en la obtención de datos fiables para su aplicación en fórmulas matemáticas. Tampoco consideran aspectos esenciales que el individuo valora al momento de tomar una decisión que produce un cambio en la relación con su espacio de origen y sus afectos y cuál es el mecanismo de la difusión de la información que le permite decidir a dónde migrar ante una serie de posibilidades. Además se debe enfatizar que la decisión no es individual, sino que involucra en primera instancia al grupo familiar.

El rechazo a los enfoques estructuralistas y funcionalistas, que buscaban identificar las variables más relevantes que condicionaban la salida y el arribo de los flujos migratorios, ha llevado a buscar nuevas vías para enmarcar teóricamente los estudios migratorios.

Los estudios de las redes sociales, con un nivel científico preciso, basado en el "network analysis" de la Antropología Social británica de los años 1950-60, son específicamente aplicados a las migraciones masivas a partir de las formulaciones sobre las cadenas migratorias de Charles Price, John y Leatrice Mac Donald en la década de los años 50 en la Escuela de Demografía Histórica de Camberra. Desde entonces el concepto de cadena migratoria forma parte de los instrumentos metodológicos del estudio de las migraciones. A partir de este hecho se pasó rápidamente a la formulación de la teoría de las redes sociales aplicada a la movilidad espacial de larga distancia, que supuso un progreso y renovación de estos estudios, tanto desde la Geografía como desde la Historia. Específicamente para la Geografía, este nuevo enfoque revaloriza el concepto de espacio geográfico, tanto en las  áreas de emigración como en las de inmigración. La imagen de cadena se utiliza como herramienta analítica. Además se toman los conceptos de Franc Sturino sobre las cadenas migratorias, activadas por relaciones sociales primarias, es decir que las personas deben conocerse entre sí, deben estar relacionadas de alguna forma para concretar el proceso de la migración.

Esas relaciones se producen en áreas de interacción socio-económica, que Alain Moreldenominó como "espacio social" de los habitantes, los cuales se califican a sí mismos como "paisanos". El radio de interacción para definir los espacios sociales se considera que varía entre 10 y 20 kilómetros (estas distancias para la etapa de las migraciones masivas, desde mediados del siglo XIX a mediados de XX).

Ese espacio social delimitado en las  áreas de emigración, persiste como un  ámbito social determinado en las áreas de inmigración, definido por la mentalidad colectiva de los migrantes. Esta relación se concreta por el fenómeno de cadena, que según Baily, se "transpuso" en una cadena de patrones de residencia.

Los contactos personales, familiares, amicales y de paisanos son los factores que determinan quiénes emigran, qué lugar eligen, dónde se alojan, cómo consiguen trabajo, cómo se relacionan en el nuevo medio. Resulta interesante el aporte de J.Zucchi que propone el concepto de cadena multipolar, destacando los contactos entre el lugar de origen con los diversos medios de recepción y de éstos entre sí.

Este nuevo paradigma cambia la visión clásica de la migración como una acción de desesperados a partir de situaciones catastróficas y se transforma en una elección ( en primera instancia es en realidad una opción) realizada por individuos movilizados por estrategias de superación social.

Franco Ramella considera que los migrantes no son individuos aislados, sino que están integrados concretamente a las redes, interactuando con otros individuos, dentro de los flujos recíprocos de comunicación e intercambios.

El punto más importante pasó a ser la capacidad de los migrantes para insertarse a su arribo en redes informales o formales de coterráneos y conservar en el nuevo espacio esas redes de solidaridad fundadas en un origen común.

Las cadenas migratorias- y más aún las redes- contribuyen a explicar los patrones de asentamiento, la tipología de las concentraciones de inmigrantes en ciertos lugares de residencia, la conformación de barrios por similitud de origen, el desarrollo de núcleos ocupacionales, ya sean industriales o agrarios entre otras características.

Se prioriza el contenido de las relaciones sociales, ya que las redes estructuran las oportunidades, que están socialmente determinadas y que pueden estar marcadas por lazos de parentesco, de amistad, de vecindad y son efectivamente ellas las que conforman las redes migratorias.

El espacio social del que provienen, persiste en el  área de inmigración, aún separados por miles de kilómetros. Parten de un espacio local, territorialmente delimitado en las Islas y se llega a un espacio socialmente determinado en el destino, definido por su mentalidad colectiva.

A estos  ámbitos de interacción concentrada en el país de destino la autora ha propuesto en trabajos anteriores designarlos como "ámbitos sociales complejos", dado que el migrante debe relacionarse con los miembros de su colectividad ya asentados, con la población nativa y con otras colectividades que comparten su ámbito de acción.

Los ámbitos sociales complejos son verdaderos espejos de los espacios sociales de los migrantes, en los cuales ellos reflejan su cultura de origen. Son espacios yuxtapuestos, espacios contenidos en un espacio, en donde cada colectividad reelabora sus diacríticos o símbolos culturales debido a sus mutuas influencias, teniendo en cuenta además la cultura propia de la población del nuevo lugar. Este hecho resulta perturbador para el individuo, especialmente en las primeras etapas, pues trae en la memoria la imagen de "su lugar", la cual debe ir reemplazando por la nueva imagen que él mismo ayuda a diseñar en ese "otro lugar" que eligió para vivir. El traspaso de sus símbolos culturales al nuevo espacio lo ayudará en ese proceso de aceptación que indefectiblemente deberá pasar para lograr finalmente la integración. La autora considera que debido a este mecanismo es más correcto utilizar el término "desterritorialización" como sinónimo de "añoranza", que "desarraigo".

La conformación de  ámbitos sociales complejos en el destino y la movilidad de los migrantes entre esos mismos  ámbitos, supone una mayor eficacia en la transmisión y conservación de su cultura de origen debido a la perdurabilidad de sus relaciones sociales.

Las redes de relaciones sociales implican una trama compleja que permite explicar la recurrente interacción entre el origen y los diferentes destinos (intranacionales e internacionales), que a su vez están entrelazados por las redes postmigratorias.

El concepto de red permite considerar los sucesivos retornos (reemigración), las dobles residencias, los retornos diferidos de distintas generaciones (intergeneracionales) y los retornos definitivos que sólo son explicables en el marco del grupo social, familiar o doméstico. Al mismo tiempo están relacionadas con la dimensión familiar, la composición por edad y sexo y otras variables demográficas. Este aspecto de retornos temporarios, reemigraciones y retornos diferidos complica la denominación que se le da al individuo de acuerdo a la circunstancia: emigrante o inmigrante, por lo cual se propone utilizar un término más genérico que lo incluye en ambas situaciones: es el de migrante.

También el mercado de trabajo entra en la interpretación del funcionamiento de las redes de relaciones, con una contribución innovadora ya que, tal como lo expresa Franco Ramella, la demanda y la oferta entran en contacto en el interior de una trama de relaciones a través de las cuales la información sobre el trabajo disponible es adquirida por los individuos. Son las relaciones personales, en tanto canales de transmisión de la información, las que ofrecen a cada individuo determinado trabajo. Este concepto actualiza el paradigma sustantivista de Polanyi.

La historiografía ha investigado ampliamente sobre el rol de los vínculos sociales de los migrantes en la búsqueda de trabajo, insistiendo en la importancia de los mecanismos informales de colocación y reclutamiento, justamente por la práctica de esos vínculos.

Se remarca que el encuentro entre demanda de empresarios y oferta de trabajadores está  mediada por las relaciones entre ellos y que la cuestión de la transmisión y adquisición de la información constituye el problema central. Desde este punto de vista la información no es un bien libre en el mercado, disponible para todos por igual, sino que los individuos tienen una información limitada, dependiente de sus redes de relaciones que pueden ser fuertes (familiares) o débiles (amistad y paisanaje) .

Los trabajos clásicos sobre migraciones destacan que el individuo migra con una motivación individual, eliminando los procesos sociales en los que las decisiones de migrar tienen lugar.

La teoría de las redes sociales, en cambio, propone transformar el campo de investigación sobre las migraciones contribuyendo a un debate historiográfico que se propone el objetivo de someter a discusión las visiones que los enfoques estructural-funcionalista, economicista y culturalista han elaborado de la historia de nuestras sociedades modernas.

La autora considera además que ofrece a la Geografía una visión original, ya que desde este marco teórico conceptual, tiene la posibilidad de revalorizar los aspectos espaciales en las regiones de origen y en las de destino con un enfoque sistémico. Ello le permite explicar los complejos procesos sociales que se producen en estos espacios, pues origen y destino están interactuando en una compleja trama de acontecimientos no sólo regionales, sino también nacionales e internacionales.

El fenómeno migratorio debe considerarse como un proceso continuo y dinámico de acontecimientos, planteado desde una óptica regional y microregional, que demanda un conocimiento profundo de las características de las  áreas de origen y de destino para poder comprender las causas de las migraciones según los acontecimientos regionales. Se deben tener en cuenta especialmente las redes de relaciones pre y postmigratorias, revalorizando el papel de los migrantes y sus estrategias como componentes fundamentales de los flujos de población, estudiando los nexos entre las migraciones tempranas y las masivas. Este último criterio resulta de fundamental consideración, pues las relaciones previas: políticas, económicas y sociales entre la región emisora y la receptora favorecen los flujos ya que existe una trama que facilita el conocimiento y la difusión de las condiciones, de las características de los sitios elegidos como destino.

En este estudio se propone aplicar este marco teórico-conceptual. Se destaca asimismo que no se comprenderá en detalle el proceso migratorio si no se articulan los niveles macro y micro. El nivel macroanalítico proporciona el marco general, da los patrones generales y el nivel microanalítico permite la explicación de esta compleja problemática, que se enriquece con un enfoque interdisciplinario.