Una primera aproximación a experiencias de emprendimientos populares
Coraggio et al. (2001) presenta un marco estratégico para una política nacional de empleo en el Ecuador, basado en el apoyo integral a "sistemas productivos socialmente eficientes y económicamente sostenibles", que incluyan unidades empresariales, principalmente micro, pequeñas y medianas empresas y organizaciones económicas cooperativas y comunitarias.
En este sentido, cobra particular interés la identificación y promoción de estructuras productivas que puedan sostenerse sobre la base de sus propios resultados, aliviando la presión futura sobre los balances fiscales. Esto es fortalecer las capacidades de respuesta autónoma de los sectores populares frente a la crisis y frente al desarrollo, sobre una base productiva social, económica, y ecológicamente sostenible. Se cuestiona la pertinencia y viabilidad de una política social de escasa consistencia intersectorial y orientada básicamente a la asistencia social.
El estudio aclara que no existen modelos y recetas completamente claras y replicables. De este modo se recomienda que cada sociedad desde su espacio más cercano, local, y sobre la base de información adecuada, decida su propia estrategia de desarrollo, articulando para ello sus propios recursos con los recursos públicos encuadrados en una estrategia de desarrollo incluyente, asumida consistentemente por el Estado nacional.
En consideración de la importancia asignada a las propias iniciativas populares, el documento evalúa algunas experiencias de emprendimientos populares de generación de ingresos y empleo tanto nacionales como internacionales.
Las experiencias nacionales de economía popular referidas se concentran en el ámbito del desarrollo rural, comercialización y venta de servicios turísticos.
Entre las experiencias de desarrollo rural se comenta el caso de Pelileo (provincia de Tungurahua en la sierra ecuatoriana), con una base de empresarios rurales productores de blue jeans, y el caso de Salinas, con empresas comunitarias de producción de quesos, embutidos y otros alimentos elaborados. Estas experiencias son consideradas relativamente exitosas, pero se advierten los límites de su replicabilidad.
Como experiencia de comercialización comunitaria se cita el caso de Maquita Cushunchic (Comercializando como Hermanos), que surgió en 1985 de una experiencia de comercialización en los barrios del Sur de Quito, promovida por las Comunidades Eclesiales de Base como respuesta al encarecimiento inflacionario de los productos de primera necesidad. En la esfera comercial, también se cita la experiencia de los Otavaleños, que basados en una economía fundamentalmente familiar, comercializan productos y servicios (música), producidos por ellos mismo o adquiridos de otras comunidades, en los mercados de ciudades europeas y norteamericanas.
De la misma manera, Coraggio et al. (2001) examina los casos de ecoturismo comunitario que han emergido en Ecuador, particularmente a partir de los años noventa, cuyo desarrollo no ha sido homogéneo. Las comunidades no han seguido una vía única de organización y existen muchos patrones de gestión que oscilan entre iniciativas basadas en pequeñas comunidades hasta "joint ventures" con el sector privado que envuelven proyectos millonarios. Cada tipo de gestión presenta buenos y malos casos. La ventaja es que esta experiencia genera muchas lecciones para ser consideradas en un nicho económico que presenta altas potencialidades de inclusión para la economía popular ecuatoriana, principalmente rural.
Con relación a las experiencias internacionales se mencionan sobre todo casos de emprendimientos populares y estrategias públicas de empleo incluyentes. Así se refieren los casos de agricultura en pequeña escala de Taiwán y las manufacturas con alta densidad de mano de obra, orientadas a la exportación, en los casos de Hong Kong, la República de Corea y Singapur. El estudio resalta, por otro lado, que el modelo de especialización flexible, combinando tecnologías modernas con tecnologías tradicionales, posibilitaría aumentar la productividad de las pequeñas empresas aprovechando al mismo tiempo sus conocimientos y fortalezas. Esta afirmación se respalda en procesos históricos concretos, al respecto se cita los ejemplos de la Tercera Italia, de la Emilia Romagna, de Hong Kong y de las comunidades latinas de Miami, entre otros.
Como experiencias de intercambio alternativo para los sectores populares, complementario al mercado, se mencionan las siguientes. La "Red Global de Trueque," que es una experiencia iniciada en Argentina en el año 1995, que se basa en la idea del "prosumidor", es decir un consumidor que también produce. Por otra parte, y en esta misma línea se menciona la experiencia de Las Ferias de Consumo Familiar del Estado de Lara (Venezuela) que datan de 1983 en la ciudad de Barquisimeto, impulsadas por una organización popular, que incluye la producción, distribución y venta de alimentos.
Como casos de gestión pública en lo local se comenta la experiencia de la Prefectura Municipal de Porto Alegre en Brasil, que desde 1988 ha venido innovando y aprendiendo nuevas vías de gobierno participativo, que conectan la política, economía y cultura. Entre las acciones innovativas se anotan las medidas para mejorar los términos de intercambio entre la economía popular urbana y el resto de la economía, utilizando los mecanismos de mercado; los estudios participativos con entidades corporativas y universidades sobre el desarrollo de un Polo Tecnológico; los programas de ocupación e ingreso; producción para el autoconsumo; presupuesto participativo, entre otros.
También se cita un caso muy estudiado en el Perú, la experiencia de la comunidad de Villa El Salvador (Lima). Este proceso se inicia en 1971, con la asignación de un predio desértico marginal a una comunidad, que debe confrontar su desarrollo autogestionario desde el inicio. El proceso incluye no solo el proyecto urbanístico y de infraestructura sino la provisión de servicios básicos como educación y salud, así como la promoción del desarrollo. Pese a que existen muchos problemas y retos por confrontar, esta experiencia muestra el proceso de desarrollo de una comunidad con base económica, aunque limitada, propia.
Las distintas experiencias referidas si bien muestran casos muy particulares de difícil réplica, presentan lecciones importantes para pensar estrategias de promoción de empleo e ingresos para amplios sectores de la población. Entre los factores comunes de éxito se menciona el acceso a recursos como tierra y crédito. El acceso al conocimiento e información sobre mercados, tecnologías, normas legales, programas disponibles, y oportunidades, en general, también se presenta como un factor clave. Las alianzas estratégicas con agentes externos (ONGs, agencias de desarrollo, sindicatos, gobierno nacional y local), por su parte, juegan un rol importante en muchas experiencias, pero se requiere relaciones horizontales y no paternalistas. Las experiencias estudiadas revelan, por otro lado, que los procesos de desarrollo autosostenido rara vez se dan si se parte de sectores pobres sin incorporar a amplios sectores medios, sea como mercado, o sea como agentes institucionalizados de apoyo como las universidades, ONGs, y el mismo Estado. Otra lección importante es que los tiempos de maduración de los procesos económicos estudiados superan los simples períodos gubernamentales, por tanto se requiere esfuerzos estatales de largo aliento. Por otra parte, si bien no siempre se han dado casos de políticas públicas favorables, si son altamente deseables políticas públicas deliberadas de empleo que garanticen una dinámica económica incluyente y que permitan acelerar los procesos y ampliar la escala de las iniciativas económicas populares. Queda claro en el estudio (Coraggio et al., 2001), que la intervención pública es inútil sin el fortalecimiento de las capacidades de la propia sociedad civil para emprender en su desarrollo.
La comunidad amazónica KAPAWI
Un ejemplo de caso exitoso de desarrollo alternativo basado en ecoturismo es el de la comunidad amazónica KAPAWI. La experiencia se basa en un proyecto de una agencia turística privada gestionado en alianza con las comunidades locales afectadas por el proyecto. El proyecto se encuentra localizado al sur de la Amazonía, en la reserva ecológica de KAPAWI. Las comunidades involucradas pertenecen a la nacionalidad Achuar y son parte de la organización de segundo grado OINAE (Organización Indígena de Nacionalidades Achuar del Ecuador). La agencia llegó a un acuerdo con la comunidad para favorecer su desarrollo a cambio de su autorización para operar. Entre los acuerdos se incluye la entrega del proyecto a la comunidad en un lapso de 15 años, en el período anterior la empresa se comprometió a entrenar a los miembros de la comunidad interesados en el manejo y mercadeo del proyecto y a apoyar en las mejoras de los sistemas de salud y educación, entre otros.
El Centro Experimental Fátima
En un primer momento, el equipo de investigación del proyecto escogió el proyecto del Centro Fátima (CF), ubicado en la provincia de Pastaza como un caso exitoso de trabajo realizado con la comunidad Shuar Kun Kup, debido a que el objetivo de la investigación es evaluar los emprendimientos populares de comunidades indígenas de la Amazonía ecuatoriana que han generado encadenamientos productivos y sociales sobre la base de sostenibilidad.
El CF se encuentra ubicado en el Km 9 de la vía Puyo- Tena, en la Provincia de Pastaza, en la parte alta llamada Alta Amazonía, a 953 metros sobre el nivel del mar. Esta es un área con alta pluviosidad en donde no existe una época seca definida. Se trata de una finca de cerca de 28 hectáreas formada mediante un convenio de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo y el Consejo Provincial de Pastaza en 1986. En la actualidad y desde hace mas de 10 años la finca pertenece a la Organización de los Pueblos Indígenas de Pastaza (OPIP) (10).
El proyecto comenzó a principios de los noventa con manejo y crianza de fauna silvestre como tapires, capibaras, sahinos, guatusas entre otros. La característica de estas especies es que tradicionalmente han sido utilizadas para el consumo por parte de las poblaciones indígenas (11). Sin embargo, dados los procesos de colonización y reforma agraria se han presentado problemas de extinción de estas especies. Ante tal situación, la propuesta del CF es ofrecer tecnologías propias de manejo de recursos aplicables en las comunidades locales.
El proyecto de zoocria, que consiste en el establecimiento de criaderos de especies nativas, ha sido uno de los más implementados en distintas poblaciones indígenas. Sin embargo, no todas las comunidades han tenido éxito con la reproducción de las crías. El Centro Fátima destaca el éxito que ha presentado el proyecto de zoocria con la comunidad Kun Kup ubicada en la provincia de Morona Santiago. Los Kun Kup son un pueblo indígena perteneciente a la comunidad Shuar. Esta compuesta por 16 familias las cuales hacen parte del proyecto de zoocria de capibaras desde hace 5 años.
Durante el primer periodo de ejecución del proyecto, los Kun Kup procedieron a construir un hábitat propicio (de estanques y pastizales) para los tapires, sobre la base de un trabajo netamente comunitario. Las permanentes precipitaciones fluviales de la zona han implicado un gran esfuerzo de los nativos para el cuidado y reconstrucción del zoocriadero. Una vez concluida la infraestructura, Centro Fátima procedió a otorgar 3 capibaras que desde hace cuatro años hacen parte de los ‘activos’ de la comunidad. El CF cataloga este caso como exitoso, por la participación colectiva y la constancia en el cuidado de los tapires.
El éxito del CF fue nacionalmente reconocido en 1994 cuando uno de sus gestores, el Ing. Medardo Tapia, recibió el Premio Planeta Azul, que es el premio ecuatoriano por mérito ecológico dado sólo a un solo individuo ese año. El Centro Fátima, es reconocido por el profesor Vogel (1997) como uno de los seis casos de estudio de América Latina para la conservación de la biodiversidad y la generación de beneficios económicos de manera sostenible. Se le considera un modelo emergente de agricultura sostenible y como un punto focal local para la educación y para acciones políticas de la comunidad.
El equipo del proyecto realizó una visita tanto al Centro Fátima como a la comunidad Kun Kup. Se realizaron pruebas de los cuestionarios a aplicarse.
Una vez en campo, el equipo de investigación encontró que la comunidad Kun Kup no representa propiamente un caso exitoso de ecoturismo por varias razones. En primer lugar, no hay un adecuado seguimiento y asistencia por parte del Centro Fátima, en los 8 años de implementación de proyecto se pasó de 3 capibaras a 5, y algunas estaban enfermas. Además la comunidad no tiene vías de acceso. Ciertamente, la única forma de acceder es caminando una hora y media desde la carretera principal. De la misma manera, la comunidad no tiene luz eléctrica ni cuenta con las instalaciones adecuadas para el alojamiento de turistas. Debido a estos factores, se la descartó como un caso de estudio de eco-turismo, aunque se reconoce la trayectoria institucional que ha tenido el proyecto.