Primeros baleares conocidos y registrados en Uruguay
Un caso extraordinario constituye el haber encontrado a uno de los primeros mallorquines en el Uruguay en la época del prócer Don José Artigas a principios del siglo XIX. En el Reglamento Provisorio para el Fomento de la Campaña y Seguridad de sus Hacendados, de 1815 se otorgaron tierras a 44 familias y entre ellas solamente a dos extranjeros: uno portugués y otro español natural de Mallorca. Fueron de los campos de la Casa Viana–Achucarro (llamada "Estancia de los Marinos"), la repartición de terrenos (entendidos campos de Achucarro) desde el 13 de marzo hasta el 27 del mismo mes del año 1817 realizada por el subteniente de Provincia Juan de León. El beneficiado se llamaba Tomás Sastre, natural de Mallorca, casado con 9 hijos. Se le dio el "terreno sito en la costa del Yy, su frente al Este y Oeste, fondos a la cuchilla grande al sur. Linda por el Este con su hijo y por el norte con el arroyo Yy. Tiene las leguas [falta el dato]. Su hijo Francisco Sastre natural de Montevideo hijo de Don Tomás Sastre, casado con 5 hijos, se le otorgó otro terreno lindando con el padre por el Oeste."
Entre los años 1736 y 1760 podemos encontrar otros tres mallorquines todos ellos soldados embarcados en Cádiz hacia la plaza fuerte de Montevideo llamados: Guillermo Bernando Bauzá, Antonio Más de Fabregas y Jaime Soler, entre los 405 españoles sobre un total de 1219 pobladores en Montevideo que dejaron sucesión. Se distribuían de la siguiente manera: Andalucía 47, Aragón 9, Asturias 3, Baleares 4, Canarias 196, Castilla la Nueva 18, Castilla la Viaje 17, Cataluña 15, Extremadura 13, Galicia 20, León 12, Murcia 2, Navarra 7, Valencia 9 Vizcaya 23, y sin detallar el lugar de procedencia 10.
Un cuarto estaría consignado por Luis Enrique Azarola Gil en los registros acerca de los pobladores y primeros vecinos de San Felipe de Montevideo en su época fundacional en 1724, donde se individualiza como de los primeros pobladores a Antonio Romaguera vecino natural de Palma de Mallorca, viudo de Doña Tomasa Alvarez, que testó el 7 de junio de 1741, sin otros datos.
De los tres antes mencionados, Antonio Más de Fabregas de 28 años soldado de la compañía de Don José Zumelzu, hijo de Pablo Más y Antonia de Fabregas nacido en Palma de Mallorca, Baleares, casado con María Luis viuda de Pablo García, se embarcó con Diego González nacido en Asturias y Pedro Montes de Oca nacido en Sevilla, sobre los años 1730.
Jaime Soler que aparece en la partida de bautismo de su última hija en 1778 y en el informe de soltería de la Curia como nacido en Palma, obispado de Mallorca. Fue agregado a principios de 1735 al regimiento de Cantabria en calidad de soldado y como tal vino en la fragata del rey nombrada La Paloma, en compañía de don José Zumelzu "uno de los cuatro del expresado regimiento que pasaron de Cádiz a América a fines de 1736." Desembarcó el 20 de marzo de 1737 en la ensenada de Barragán, pasando a Montevideo donde estaba al servicio del Rey "hasta hace poco, cuando, usando de licencia del Capitán General, ocupó la plaza de Alférez de Milicias".
Integró durante el curso de los años, muchas veces el Cabildo con distintos cargos. Recibió en 1762 una estancia sobre el arroyo del Soldado en "el pago" de Santa Lucía. En 1763 otra estancia sobre el mismo río Santa Lucía en las cercanías de Montevideo en el departamento de Canelones y en 1767 una "cuadra" en los arrabales de la ciudad.
En enero de 1771 pidió Jaime Soler "teniente de la compañía de forasteros de la ciudad de Montevideo, después de haber servido desde 1734 "el retiro a su casa" por encontrarse "baldado en resultas de un aire perlático que le imposibilita continuar el Real servicio". El retiro solicitado le fue concedido. Casado con Doña Manuela Díaz tuvo siete hijos: Lorenzo (sacerdote), Leocadia, Clara, Antonia, Melchora, Hipólito y María Antonia Soler. Falleció en 1782.
Guillermo Bernardo Bauzá, natural de Mallorca, hijo de Pedro Bauzá y casado con Juana García, integró el contingente de 29 dragones embarcados (conjuntamente con 200 soldados de infantería) el 22 de diciembre de 1728 en Cádiz, en el mismo convoy que trajo a los pobladores de la segunda colonización canaria en los dos navíos denominados San Francisco y San Bruno llegados al Río de la Plata los días primero y nueve de abril de 1729 respectivamente.
Sus haciendas fueron tasadas en 3.054 pesos de la época. Recibió en 1753 una estancia sobre el arroyo del Tala (Padrón Cabildo). Figura muchas veces sin su apellido.
Su defunción no aparece pero vivía aún en agosto de 1760 comprobado por la diferencia con su yerno por la dote de su hija Juana Rosa Bauzá, nacida en Montevideo, cuya partida omite el apellido paterno, indicando a los padres solamente como "Bernardo Guillermo y Juana García". Su hija Juan Rosa Bauzá se casó con Antonio José de Valdevieso Camacho de 38 años nacido en la ciudad de "San Lúcar de Barrameda, Sevilla, reino de Andalucía", venido a la edad de 12 años en el navío Liria. El 30 de octubre de 1759 hizo una relación detallada de bienes propios entre los cuales se destaca una pulpería y una tienda, que había aportado a su matrimonio, seguida de una escritura de dote que otorgara a su mujer, escritura que quedó sin firmar, con una nota que dice que no corrió porque Guillermo Bauzá, su suegro, no cumplió con la promesa de dar una dote de 1,000 pesos en plata, aparte de su ajuar, a su hija de modo que a él "tampoco conviene hacer la donación". Las diferencias parecen haberse allanado más tarde, pues el 16 de agosto de 1760 Antonio Valdivieso otorgó carta de dote definitiva a su mujer.
También con su suegra, María Texera viuda de Angel García, tiene una disputa que surge de una demanda por calumnias de Guillermo Bernardo (firmó así y también Guillermo B.do sin apellido) en enero de 1739.
Guillermo Bernardo Bauzá vivía aún en 1766 cuando "José Guillermo y María Guillermo negros esclavos de Don Bernardo Guillermo bautizaron a una hija" pero en Octubre de 1767 dado que aparece que en "aquella fecha Antonio Valdivieso yerno y Domingo y Salvador Bauzá hijos del finado Guillermo Bauzá convinieron en un reparto extrajudicial y amistoso, su herencia. Sus hijos, Juana, Domingo, Salvador y Catalina. Domingo Bauzá, tuvo de su enlace con Ana Álvarez, a Rufino, Francisco Solano, Pedro Celestino, Andrés de la Cruz, Domingo Román, Guillermo Bruno, Ana Tomasa y Simona Tadea Bauzá". A este linaje pertenecieron el general don Rufino Bauzá, prócer de la independencia del Uruguay, y don Francisco Bauzá, autor de la difundida Historia de la Dominación Española en el Uruguay.
Otro importante propietario de campos, que venció las dificultades para lograr su objetivo fue Don Juan Simón, de Palma de Mallorca, llegado al Uruguay 1844 e instalado en el departamento de Artigas, en villa San Eugenio. Dejó una descendencia de 15 hijos y 29 nietos.
Pero un inmigrante muy importante para la sociedad montevideana se constituyó en la figura del menorquín Francisco Juanicó Sans, nacido el 10 de mayo de 1786, hijo de Antonio Juanicó y Isabel Sans todos habitantes de Mao, casados el 24 de enero de 1756. Con 19 años, en el año 1792 después de un examen con certificación obtenía el título de Piloto. Y como segundo piloto llegaba al puerto de Montevideo por primera vez un 31 de diciembre de 1795. Confirmaba así su vocación por el mar como un buen habitante isleño. Tenía una vasta cultura con conocimientos de inglés, francés, italiano y posiblemente latín. Pocos años después, en junio de 1801, fondeaba en el puerto de Montevideo la fragata Princesa de Beyra que por un largo tiempo realizó varios viajes entre Montevideo y Buenos Aires. El caso fue que la fragata volvió a España pero sin Francisco Juanicó. Se decía, y luego fue confirmado, que un gran amor lo dejó anclado en Montevideo cuyo resultado fue su primer hijo Carlos nacido en el año 1803 para venir dos años después su hermana Carolina. Así con 25 años se instalará en Montevideo de la que no saldrá sino solamente por negocios o por exilio político.
Su actividad lo había convertido en hombre de empresa, matriculado en la colonia como negociante o comerciante. Su actividad se desarrollaba entre la importación y exportación de materias primas, productos manufacturados, venta y cambio de mercaderías. Aunque la empresa también realizaba despacho de transacciones de todo tipo, administración de bienes y agencia de cambio, asuntos judiciales y testamentos. Con el fruto cada vez más importante de sus buenos negocios logró adquirir pequeñas y grandes estancias rurales en Montevideo, Canelones, Paysandú y Entre Ríos. Llegando incluso a contratar mano de obra, agricultores y pastores para sus fincas de Italia y España. Fue de tal importancia la magnitud de sus negocios que cuando sus barcos no podían, por el calado, navegar por el Río Uruguay adquirió una draga en Inglaterra que hizo traer a Montevideo junto con un ingeniero para poder dirigir la operación. Nada lo detenía. Así convirtió la chacra del Miguelete y más de 300 hás. en la estancia del Hervidero en Paysandú, en verdaderos oasis de producción y progreso.
Pero allí no se detuvo su febril actividad dado que fue partícipe del Cabildo de Montevideo, órgano de organización colonial compuesto de nueve miembros elegidos anualmente. Francisco Juanicó en 1806 fue elegido regidor y designado como Defensor General de Menores, uno de los nueve cargos. Este cargo le ocasionó múltiples problemas ya sea con sus negocios así como la cosecha de enemigos. Coincidió con las invasiones inglesas de 1807 en un complicado ingreso de las tropas a la ciudad de Montevideo luego de una batalla y posterior sitio, que duró más de un mes. Juanicó se hizo famoso porque era el único ciudadano que dominaba la lengua inglesa a la perfección, lo que determinó, según se dice, una negociación más favorable para los que se rindieron. Luego de siete meses de ocupación los ingleses se retiran de Montevideo.
Luego de esta etapa cuando tenía 30 años decide casarse con María Juliana Texeira i Pagola nacida en enero de 1790, hija de un aristócrata medio arruinado poseedor de un negocio de construcción. De este matrimonio nacerán tres hijos: Eduardo (marzo de 1809), Cándido (octubre de 1812), y Enrique (Octubre de 1812) a los que se incorporaron los hijos que había tenido de su primer amor. Finalmente luego de una vida llena de éxitos logrados por su lucha diaria, sus ideas claras, su fuerza de voluntad para fundar un imperio económico a pesar de los difíciles momentos vividos en la República, fallece en diciembre de 1845.
Un dato interesante recogido por Joan Buades es la creación de una colonia de pageses fundada cerca del año 1875 por el manacorí Joan Oliver y sus 7 hijos en Nueva Palmira, que según establece el escritor y periodista Torrendell llegó a reunir unas doscientas familias procedentes de Artá, Manacor y Felanitx.