XVII. Tipología de las beneficiarias de microcrédito
La tipología de las beneficiarias de microcrédito se realizó a partir de los datos obtenidos de las tres organizaciones estudiadas: Fundvis (Fundación de Investigaciones Visuales) de la localidad de San Martín, la Fundación Arche de la localidad de Monte Chingolo y el Rotary Villa Adelina en la misma localidad.
Para caracterizar el perfil socioeconómico de las beneficiarias se analizaron los siguientes aspectos:
Edad: las beneficiarias en su mayoría no superan los 56 años, con una marcada concentración en el grupo etario entre 36 y 55 años de edad; y un porcentaje aproximado del 23% tiene una edad mayor a los 56 años.
Sexo: el 100% de las beneficiarias corresponde al sexo femenino.
Situación familiar: el 51% de las beneficiarias se presenta como Jefas de Hogar, o sea, que percibe los ingresos mayores del hogar, con su marido desempleado, concubinas o solteras. Por lo tanto, más del 40% de las beneficiaras no está en pareja, siendo el único sostén del hogar.
La gran mayoría tiene un elevado número de hijos (entre 3 y 6); son poco habituales los casos de familias con 2 hijos o menos. Este hecho genera asimismo, una densidad por habitación elevada en los hogares, con la consecuente precariedad y hacinamiento.
En general las condiciones de las viviendas son precarias y con elevadas carencias en las instalaciones eléctricas y sanitarias. Se verificó un alto grado de hacinamiento, más de tres personas por habitación.
El Instituto Nacional de Estadisticas y Censos (INDEC) para medir la pobreza se basa en métodos directos e indirectos. El método directo para medir la pobreza es el de las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) (10), que toma en cuenta los indicadores de calidad de la vivienda, acceso a servicios sanitarios y educación y ocupación del jefe/a de hogar. Un hogar es considerado pobre por las Necesidades Básicas Instatisfechas si adolece de al menos una de las siguientes insuficiencias:
- Hacinamiento: más de tres personas por cuarto.
- Vivienda inadecuada: no hay provisión de agua por cañería dentro de la vivienda, piso de tierra u otro material que no sea cerámica, baldosa, mosaico, madera, alfombra, plástico, cemento o ladrillo fijo.
- Condiciones sanitarias: ausencia de retrete o baño con arrastre de agua.
- Menores no escolarizados: al menos un niño de 6 a 12 años que no asiste a la escuela.
- Ocupación del jefe de hogar: cuatro personas por miembro ocupado y el jefe con bajo nivel educativo.
Por lo tanto, el 44% de lo hogares de las beneficiarias entrevistadas se encuentran dentro del NBI.
Nivel educativo: El nivel educativo varía entre primario incompleto y secundario completo, notándose una mayor concentración en primario completo, presentando pocos casos que no hay completado el primario.
Los hijos de las beneficiarias tienen un buen nivel educativo, encontrándose casi la totalidad de los mismos escolarizados. Es decir que la totalidad de los hijos se encuentra cursando o ha finalizado la escuela primaria obligatoria.
Situación antes de recibir el crédito y razones para recurrir a uno: Las razones para recurrir a un microcrédito son dos, para ampliar o mejorar una actividad en marcha o iniciar una nueva.
La motivación principal para adquirir un microcrédito es para generar mayores ingresos para el grupo familiar, y seguido de ésto, desarrollarse personalmente realizando un microemprendimiento.
Tipos de actividades: Las actividades desarrolladas corresponden a microempresas de subsistencia o microempresas con capacidades de acumulación simple; y están divididas básicamente en dos rubros, fabricación para su posterior venta o re-venta. En la rama de la fabricación, el rubro principal es la elaboración de comidas, siendo la panificación y repostería los productos predominantes. En esta rama también se encuentra la fabricación de ropa. En el rubro de la re-venta, es preponderante la venta de indumentaria, pero se presentan casos de venta de artículos de limpieza, tinturas, otros.
Antigüedad en los microemprendimientos: la mayoría de las beneficiarias tiene una antigüedad en su microemprendimiento entre 1 y 5 años; le sigue en proporción entre 6 meses y un año. La antigüedad se relaciona con la organización familiar de la empresa, donde hijos tempranamente se inician en las actividades del microemprendimiento.