V. Diferentes prácticas del microcrédito

El funcionamiento más tradicional del microcrédito es otorgar una pequeña cantidad de dinero, cuyo monto se establece según la capacidad de pago del beneficiario, durante un período que puede variar entre tres meses a un año. Una vez que el beneficiario cancela el primer monto, puede acceder a un segundo crédito por una suma mayor, ya que ha internalizado la metodología de trabajo, ha aprendido a gerenciar sus inversiones y ha demostrado ser un "buen pagador". El tamaño máximo del nuevo crédito se determina por el cumplimiento en los pagos. En general, cuando el beneficiario no ha tenido el comportamiento esperado en el pago a término de las cuotas, hace que ya no sea elegible para futuros créditos.

Existen tres tipos de metodología de microcrédito: individual (titular que garantiza el crédito), grupo solidario (de tres a ocho personas que se garantizan unas a otras) y banco comunal (de treinta a cincuenta personas que se avalan mutuamente o con grupos solidarios menores, que constituyen un fondo de garantía deducible del monto total del crédito).

Los créditos individuales corresponden cuando el crédito es solicitado por un individuo responsable de la devolución del capital y de los intereses del mismo, ante la institución que corresponda. Se solicita una garantía material (recibo de sueldo, propiedad, etc.) y en muchos casos, se debe contar con garantes. Los préstamos pueden ser de corto o largo plazo.

La metodología de grupos solidarios (5) reside en que el crédito es solicitado y tramitado por un grupo de personas que responden solidariamente. Si un integrante del grupo no puede reintegrar su parte, el resto es responsable. Según el economista Yunus: "individualmente, los pobres se sienten expuestos a todo tipo de peligros. El individuo solo propende a ser imprevisible e inseguro. En un grupo se beneficia del apoyo y la emulación de todos, su conducta se torna más regular y es más fiable en materia de préstamos" (Yunus, M. (1997): Hacia un mundo sin pobreza. Editorial Andrés Bello, Chile, p 125).

El ciclo de un crédito dura aproximadamente entre tres y doce meses, siendo la devolución semanal, quincenal y en menor medida mensual. La institución incentiva a la renovación del crédito. Lo más innovador es que no se exigen garantías materiales.

Esta metodología ha tenido una amplia propagación en América Latina con algunas variantes en lo que respecta al perfil del receptor y al monto de los créditos. Los grupos solidarios actúan como grupos de presión social entre sus integrantes y sirve como colateral social; éste se potencia al pedir a las personas que conformen sus propios grupos, porque deben seleccionar personas de confianza, trabajadoras y comprometidas con la palabra empeñada.

El sistema de grupo sirve para afianzar la formación de una identidad colectiva e individual que ayuda a la sustentabilidad del microcrédito, pues aumenta el grado de compromiso asumido. Por ese motivo, es fundamental que los servicios ofrecidos satisfagan las necesidades del grupo.

Los Bancos Comunales son asociaciones de crédito y ahorro gestionadas por la propia comunidad. Las causas principales que impulsan a la creación de un banco comunal son: mejorar el acceso de sus miembros a los servicios financieros, formar un grupo de autoayuda entre treinta a cincuenta personas en la comunidad y fomentar el ahorro. Además, acompañan la actividad del microcrédito con la atención de otras necesidades básicas como la salud y la educación, de ese modo, la evolución de impacto que practican considera no sólo su performance financiera de su cartera de préstamo, sino también los cambios que se verifican con el uso del microcrédito en las condiciones de vida de la población servida.

El capital de fondeo de la cartera lo otorga la institución responsable del control de gestión (y mayoritariamente reciben fondos de fuentes internacionales); el ciclo, puede durar entre tres meses o el término especificado por los miembros, y la devolución del crédito puede ser semanal, quincenal o mensual. En este tipo de metodología hay capitalización de intereses y se promueve la renovación.

Las Cooperativas de Microcrédito y Mutuales son organizaciones cuyo financiamiento proviene del aporte de sus integrantes y de capitales externos o internos que puedan captar. Por lo cual, está dirigida a los miembros que libremente han conformado la cooperativa o mutual, y al mismo tiempo cuenta con fines sociales para desarrollar programas comunitarios (construcción de viviendas, instalación de servicios de infraestructura como ser agua, saneamiento y pavimento) además, incluyen otros beneficios para sus adherentes.

La clasificación expuesta de las organizaciones que llevan a cabo actividades de microfinanzas responde a una división teórica y amplia, dada sobre una base empírica; pero debido a la heterogeneidad de las mismas es difícil poder establecer criterios más adecuados para precisar las tareas y modos de acción realizados por dichas instituciones, especialmente cuando se hace referencia a las OSC.

En la actualidad el Estado desempeña una doble función la de subsidiar a los indigentes, con planes diseñados específicamente y la de otorgar microcréditos a los sectores de bajos recursos con el objetivo de brindarles las herramientas necesarias para su inclusión social.

Debido a la gran demanda se fueron sumando a estos esfuerzos el desarrollo de la sociedad civil, organizaciones que median entre el ciudadano y el Estado, como así también, el sector privado a través de las Empresas Socialmente Responsables y no todavía, pero quizás muy pronto los Bancos Comerciales comiencen a brindar líneas de crédito a los más necesitados. Todo el conjunto de estas organizaciones a partir de la implementación del microcrédito en sus formas más variadas, permiten fortalecer y crear una sociedad más democrática y participativa.

Se concluye a partir de lo analizado que para que el microcrédito sea efectivo para los beneficiarios de bajos recursos, debe ser de acceso fácil y rápido y al mismo tiempo, debe brindar servicios no financieros, además de ofrecer diferentes productos en créditos y ahorros, ya que no todos los beneficiarios progresan de la misma manera. Además, el crédito debe ser lo suficientemente flexible como para adaptarse a las condiciones locales e individuales.