La agricultura ecológica como instrumento de conservación de especies amenazadas: El caso de la Avutarda (Otis tarda)

V.A. Suárez Álvarez, B. Zilletti, L. Capdevila-Argüelles.
AYR, Asociación de Jóvenes Investigadores para el Estudio y la Conservación de la Biodiversidad. C/ Tarifa 7, 24012 Navatejera (León). E-mail: ayr.org@correo.de

Resumen

La avutarda (Otis tarda) es un ave esteparia protegida por la legislación nacional e internacional (Convenio de Berna, Directiva Comunitaria Europea 79/409/CEE, Ley 4/89 y Real Decreto 439/1990). Esta especie se considera Vulnerable a nivel mundial y para España, país donde se halla la población más numerosa en el mundo. Su hábitat está constituido por ecosistemas esteparios y pseudoesteparios (estepa cerealista de secano).

Los cambios en los cultivos tradicionales como la sustitución por otros cultivos, la intensificación agraria y la proliferación de regadíos, constituyen, entre otros, algunas de las principales amenazas para la supervivencia de este ave así como para otras especies esteparias.

En la presente comunicación se discuten una serie de consideraciones teóricas orientadas a una gestión de los agrosistemas compatible con la conservación de la Avutarda. Se propone un desarrollo bajo criterios agroecológicos de la producción agraria en los enclaves ocupados por esta especie, que aúne un desarrollo económico de la zona con los objetivos de conservación, atendiendo a la vez a las necesidades sociales de la población.

Introducción

Una estepa natural se define como una extensión de terreno llano o levemente ondulado, con casi total ausencia de árboles y con niveles de precipitación iguales o inferiores a los de evaporación. La vegetación dominante está constituida por herbáceas y arbustos de bajo porte, y mantenida por una combinación de pastoreo natural, suelo pobre y climas áridos (Tucker y Dixon, 1997).

En la Península Ibérica sólo existen estepas secundarias y, sobre todo, pseudoestepas.

De acuerdo con Tucker y Dixon, una estepa secundaria es un ecosistema creado por acción antrópica mediante el aclarado de la cobertura arbórea y mantenido gracias al pastoreo. Estas áreas se caracterizan por su clima seco y suelos pobres y poco profundos. La vegetación es similar a la de la estepa primaria (Wolkinger y Plank, 1981).

Por otra parte, una pseudoestepa es un ecosistema cultivado de forma extensiva, con rotaciones de herbáceas, cereales, forraje y barbecho, en áreas de secano con baja cobertura arbórea (Tucker y Dixon, 1997).

Las estepas y pseudoestepas albergan una rica y variada fauna, a pesar de su infravaloración a nivel paisajístico. Son de destacar sus poblaciones de artrópodos (3.643 especies en las estepas de Los Monegros con 115 especies nuevas para la ciencia, Blasco-Zumeta y Melic, 1999), algunos mamíferos, y, sobre todo, aves, que son, en muchos casos, una útil herramienta para la evaluación de cambios en el hábitat. Las pseudoestepas ofrecen los requerimientos necesarios para especies de aves típicas de estepas primarias y secundarias. Como ejemplo de su importancia, citar que alrededor de 116 especies o el 60% de las aves amenazadas o en declive en Europa, pertenecen a estos hábitats (Tucker y Heath, 1994).

Tabla 1. Avifauna típica de ecosistemas esteparios (Suárez et al, 1996)

Nombre comun

nombre científico

Sisón

Tetrax tetrax

Alcaraván

Burhinus oedicnemus

Ganga

Pterocles alchata

Ortega

Pterocles orientalis

Alondra de Dupont

Chersophilus duponti

Calandria

Melanocorhypha calandra

Terrera común

Calandrella brachydactyla

Terrera marismeña

Calandrella rufescens

Bisbita campestre

Anthus campestris

Curruca tomillera

Sylvia conspicillata

Avutarda

Otis tarda

Cogujada montesina

Galerida theklae

Cogujada común

Galerida cristata

Las mayores superficies de estos ecosistemas de la Unión Europea se presentan en la Península Ibérica, con alrededor de 17.170.000 Ha. De éstas, 2.346.900 Ha. han sido declaradas IBAs (Important Bird Areas, Areas de importancia para las aves).

Importancia de la avutarda para la conservación global del ecosistema

La avutarda (Otis tarda) es una especie considerada Globalmente Amenazada (categorías SPEC, Species of European Conservation Concern, Especies de Interés Europeo para la Conservación). En Europa se encuentra en el estatus de especies en Declive (según European Threat Status, Categoría Europea de Amenaza) y está incluida en el anexo I de la Directiva de Aves, en el II del Convenio de Berna y en los anexos I y II del Convenio de Bonn. En España está incluida en el catálogo nacional de especies amenazadas y su caza está prohibida desde 1981 en todo el territorio nacional.

En la Península Ibérica se encuentra alrededor de la mitad de la población mundial, que además está estabilizada entre los 17.000 y 19.000 ejemplares (Alonso y Alonso, 1996) y su estatus de protección es el de especie Vulnerable según el Libro Rojo de los Vertebrados de España (Blanco y González, 1992). En el resto de los países se halla en Declive, llegando incluso a considerarse extinta en muchos de ellos.

La conservación de la avutarda implica la conservación completa del ecosistema incluyendo los elementos culturales (cultivos tradicionales), siendo por ello considerada "especie paraguas" (especie representativa de un ecosistema cuya protección, por diversos motivos, garantiza el mantenimiento y la conservación del resto de las especies esteparias).

Estado actual de las poblaciones de avutarda

La avutarda es una especie poligínica con un sesgo a favor de las hembras en sus poblaciones. En otoño e invierno se encuentra en su periodo de agregación con formación de bandos numerosos y separados: de machos, de hembras más hembras con pollos del año y muy ocasionalmente bandos mixtos. En la estación reproductiva, cuyo inicio coincide con marzo aproximadamente, los bandos de machos aumentan en número y comienzan las exhibiciones: primero para establecer jerarquías y luego para atraer a las hembras. A mitad de abril se produce el apareamiento y a finales de mayo y principios de junio ya se ven los primeros pollos.

La tasa de reproducción es baja ya que no todos los machos llegan a reproducirse. A ésto se añaden pérdidas de nidos por destrucción y depredación y una alta mortalidad juvenil. Esta última es más elevada en los pollos macho que en los pollos hembra, debido a la necesidad de un mayor aporte proteico para su crecimiento. Esta es, pues, una especie dimórfica, ya que el macho pesa aproximadamente tres veces más que la hembra.

La dispersión juvenil comienza a los seis o siete meses de nacer en el caso de machos y dos meses después de éstos en las hembras.

En cuanto a los requerimientos de hábitat (Figura 1):

Figura 1. Requerimientos de hábitat de las avutardas

 

ZAMORA

LEON

MADRID

CACERES

AVILA

NAVARRA

BARBECHO

V O

 

P

V

 

P V O I

ERIAL

 

P V I

I

P I

  

LEGUMINOSA

P V O I

V I

P V O I

 

P V O I

P V I

LINDERO

P V I

I

P O I

 

V O

P V O I

PASTIZAL

V

   

P V I

P V

RASTROJO

I

P V I

P V O I

V O I

O

V O I

SIEMBRA

  

I

I

 

O I

OTROS

O

V

  

V O I

I

P: primavera V: verano O: otoño I: invierno

Figura 1. Preferencia de hábitats de la avutarda en la Península Ibérica (modificada de Onrubia et al, 1998).

En esta tabla, a lo que a primera vista tiene mayor importancia (leguminosas –la más destacada es la alfalfa-, rastrojos y linderos), habría que añadir el barbecho, ya que el rastrojo, en primavera, debería ser considerado como tal.

Las leguminosas, principalmente la alfalfa, aparecen con mayor preferencia, debido a los hábitos alimenticios de las avutardas. Su requerimiento decae ligeramente en verano debido a un cambio en la alimentación (régimen mixto, incluyendo insectos).

Las siembras de cereal (trigo, cebada, avena) son utilizadas por los machos a la hora de las exhibiciones (al igual que la alfalfa), y por las hembras en la puesta.

Los rastrojos de cereal son muy importantes debido a la desaparición de los insectos en otoño, con lo cual las aves se alimentan de los granos desperdiciados en la cosecha.

Los pastizales son buscados en verano debido a su elevada cantidad de insectos.

Los linderos son importantes por su abundancia de artrópodos y plantas silvestres, sobre todo en Junio debido a que los pollos se alimentan casi exclusivamente de insectos.

(Véase Alonso et al, 1995).

La dieta anual varía de la siguiente forma (Lucio, 1983):

Primaveral: mayoritariamente vegetal (97,59%) con un 1,52% de materia animal (contenidos estomacales). Principalmente (74%) consumen leguminosas (alfalfa), compuestas (diente de león) y gramíneas. La materia animal está restringida a insectos, casi exclusivamente coleópteros.

Estival-Otoñal: principalmente especies vegetales cultivadas (trigo, alfalfa, cebada y leguminosas), con gran abundancia de semillas. Gran predilección por lentejas y garbanzos, exclusivamente en esta época. Adquiere mayor importancia la fracción animal en estas fechas debido a la mayor abundancia de insectos, especialmente ortópteros y formícidos, importantes también en la alimentación de los pollos.

Invernal: vegetales cultivados, granos de trigo y cebada, restos de plántulas, alfalfa y escasas legumbres. Parece ser que en esta época las avutardas dependen de la existencia de cultivos de leguminosas y crucíferas debido a la fuerte reducción de vegetación espontánea y de la población de artrópodos.

Tabla 2. Problemas de conservación del ecosistema pseudoestepario cerealista:

AMENAZAS

CAUSAS

CONSECUENCIAS

Disminución de las superficies por cambios a otros usos

Forestación

Forestación con especies no autóctonas, en lugares sin vocación forestal, provocando una fragmentación de hábitats, todo ello al amparo del R.2079/92/CEE.

 

Creación de nuevas infraestructuras

Provocan un efecto barrera principalmente.

  

Aumentan la mortalidad de especies.

Agricultura intensiva y modificación de cultivos

Puesta en regadío

Transformación profunda del agroecosistema

  

Efecto barrera creado por las infraestructuras de regadío.

 

Cultivos forzados bajo plástico

Productos hortícolas, etc., que impiden acceder a las especies a los recursos tróficos.

 

Concentración parcelaria

Destrucción de lindes.

  

Reducción de la diversidad biológica por monocultivo.

  

Eliminación de muchos recursos alimenticios.

  

Aumento de la inestabilidad del agroecosistema por simplificación del mismo.

  

Destrucción de retazos de pastizal en las vaguada.

 

Implantación de cultivos de crecimiento rápido (maíz, girasol)

Tendencia al monocultivo con la consiguiente reducción de biodiversidad.

  

Transformación del agroecosistema.

  

Modificación de los ciclos biológicos.

 

Disminución de superficie de cultivo de leguminosas

Sustitución por cultivo de oleaginosas, no aprovechables por las aves esteparias.

Cambios en la gestión de los cultivos

Disminución de la superficie de barbecho

Disminución de zonas de nidificación y recursos tróficos para determinadas aves.

  

El barbecho favorece el aumento de la biodiversidad en el agroecosistema.

Ausencia de protección legal

 

Resulta muy complicado establecer una figura de protección legal para cultivos cerealistas extensivos de secano, a no ser hábitats naturales esteparios.

Propuestas de gestión

El cultivo de cereales y leguminosas ecológicos como alternativa:

Los cultivos cerealistas extensivos de secano no son considerados hábitats naturales y, por tanto, no se encuentran incluidos en el anexo I de la Directiva de Hábitats, y quedan potencialmente excluidos de la posibilidad de protección. Resulta especialmente difícil adecuar una figura de protección para estos ambientes, pero, en el caso de la avutarda y para la Península Ibérica, la mayor parte de la población vive en ellos y, por tanto, no tiene garantizada su protección. Los cultivos bajo técnicas de agricultura ecológica se presentan como la alternativa más viable para la conservación de esta especie Globalmente amenazada.

De acuerdo a las necesidades de hábitat y de alimentación de la avutarda, el cultivo de cereal ecológico asociado o en rotación, con leguminosas, más barbecho, resulta especialmente favorable. Además, es adecuado el cultivo asociado de cereal y alfalfa, ya que se consigue el efecto favorable de aporte de nitrógeno y fósforo por parte de la alfalfa a los cereales y, además, se ha comprobado una mejora de la producción en muchos casos (Cubero y Amián, 2000; Lezáun et al, 1998). Las rotaciones de cereal, leguminosas y barbecho, incrementan la fertilidad del suelo por las razones antes argumentadas; y, si además se incorporan los restos de la cosecha al rastrojo, se ha constatado un aumento en el contenido de materia orgánica y un mantenimiento o incremento de los elementos principales del suelo (Nitrógeno, Potasio, Fósforo y Carbonatos) (Meco et al., 2000).

Es recomendable utilizar, sobre todo, variedades de semillas autóctonas locales, mucho mejor adaptadas al medio y con mayor resistencia a las enfermedades.

Conservación de márgenes de campo:

Para el desarrollo de una agricultura ecológica y para la conservación de la avutarda y otras aves esteparias es imprescindible, por un lado, la conservación de márgenes de campo, setos vivos y eriales, y por otro, la restauración de todos aquellos que han sido degradados o han desaparecido.

La existencia de éstos aumenta la diversidad paisajística y biológica, aumentan los recursos tróficos, favorece el control biológico de plagas, ofrece refugio a fauna silvestre y, en muchos casos, representa el último refugio de vegetación natural en ambientes fuertemente antropizados.

En el caso concreto de las avutardas, se ha comprobado que los márgenes de campo son uno de los hábitats seleccionados positivamente.

Técnicas y su relación con las prácticas promovidas en el plan de la avutarda:

Todas las técnicas estudiadas hasta ahora son compatibles con el plan de conservación de la avutarda. En el caso concreto de Castilla y León, un modelo de agricultura ecológica se ajusta con precisión a las exigencias de los cuatro tipos de contratos para percibir ayudas por conservación de avutardas, especialmente por: incorporación de residuos de cosecha, ausencia de pesticidas y herbicidas, uso de semillas autóctonas y mantenimiento de un porcentaje de barbecho.

Conclusiones

Por todo lo expuesto concluimos que, dado el estatus de conservación de la avutarda, y la responsabilidad que tiene España debido a ser el país que alberga la población más numerosa del mundo, se hace imprescindible la adopción de medidas para la conservación de este ave esteparia y de su hábitat, que comprende el resto de las comunidades esteparias.

Dado que en la Directiva Hábitats no se incluye la protección de las pseudoestepas cerealistas, la agricultura ecológica se perfila como la solución más apropiada para resolver el problema de conservación de especies esteparias cuyas poblaciones ocupan este agroecosistema, en especial en el caso de la avutarda.

Para garantizar la viabilidad de este tipo de medidas es necesario destinar fondos para la promoción de modelos de desarrollo bajo criterios agroecológicos estrictos en estas zonas, que deberían incluir tanto subvenciones a la implantación de cultivos ecológicos como para la promoción de un mercado para sus productos. Esta última medida podría fomentar el desarrollo económico de las áreas implicadas haciéndolas progresivamente menos dependientes de las subvenciones.

Palabras clave

Pseudoestepa, cereal ecológico, conservación, especies esteparias.

Referencias

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Onrubia, A., M. Sáenz de Buruaga, P. Osborne, V. Baglione, F. J. Purooy, A.J. Lucio, M.A. Campos (1998) Estudio sobre la viabilidad de la población navarra de avutardas. Estudio encargado por el Servicio de Medio Ambiente del Departamento de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Vivienda del Gobierno de Navarra. Inédito.

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