La agricultura ecológica como herramienta de conservación de la biodiversidad de alta montaña

Autores: J L Rosúa Campos, R A Moreno Llorca, J C Martín Molero, L López de Hierro, F Serrano
Grupo de Investigación Gestión y Tecnología Ambiental. Departamento de Biología Vegetal. Facultad de Ciencias. Universidad de Granada.
Campus Fuentenueva s/n Granada. Tef: 958 243381 Fax 958 242899 c-electrónico: jrosua@ugr.es

Resumen

La presión ejercida sobre las poblaciones de especies vegetales protegidas con distintos grados de amenaza ha sido tradicionalmente realizada, bien por parte del ganado, bien por la recolección humana dado el carácter curativo atribuido a muchas de ellas y al alto valor económico que alcanzan en el mercado debido a su escasez. Las políticas de preservación de la biodiversidad de ecosistemas de los distintas administraciones consiguen resultados positivos pero en muchos casos no suficientes para situaciones concretas con peculiaridades de ámbito socioeconómico-ambiental, como es el ejemplo que se expone de Sierra Nevada. Ante esta realidad se propone una línea de actuación experimental consistente en el cultivo en zonas de la Alpujarra granadina de especies declaradas como protegidas y otras abandonadas. Así se consigue favorecer por un lado la restauración de las prácticas agrarias tradicionales que resulten respetuosas con el medio y proteger estas especies en peligro de extinción al establecer un estudio que permita en un futuro que sean introducidas en el mercado a precios que hagan desaparecer el incentivo de esquilmarlas en su hábitat natural.

Introducción

"El resto del día fue dedicado al descanso y cada cual se entregó a sus aficiones predilectas. Quién coleccionaba mariposas y florecillas; quién buscaba entre las rocas la aromática manzanilla de la Sierra; quién obtenía fotografías, o tomaba apuntes de acuarela, o disparaba sobre los buitres que surcaban el espacio, o se lanzaba sobre esquís a lo largo de los inmensos ventisqueros." Este texto aquí transcrito pertenece al capítulo VIII del libro Sierra Nevada editado por Juventud S A en 1936 (Fidel Fernández. 1936) al ahora curioso precio de ocho pesetas.

Actualmente no resulta tan fácil encontrar pies de manzanilla real o Artemisia granatensis en las laderas de la Sierra. Esta y otras especies endémicas y otras muchas no endémicas pero en distintos grados de amenaza han sufrido importantes regresiones en sus poblaciones por dos motivos fundamentalmente: uno de ellos es la sobrepresión ganadera que se ha producido tradicionalmente a altas cotas en Sierra Nevada, donde el ganado en las épocas de estiaje alcanza prados de gran riqueza vegetal, que además de ver atacados los pies de planta de especies importantes por alimentación y aplastamiento, quedan nitrificados de manera excesiva por los excrementos, entrando a colonizar especies nitrófilas zonas de alta riqueza en endemismos.

Otra razón y no menos importante, es la presión social que se ha ejercido sobre algunas de estas especies mediante su recolección, de una larga tradición como muestra el texto histórico aquí recogido. Este elemento depredador resulta ser un ciclo cerrado que se autoalimenta: la atribución de propiedades curativas a estas especies de gran valor ecológico (Gabriel Blanca. 1996), junto a la progresiva escasez de la que han gozado, las han hecho alcanzar precios sorprendentemente altos en el mercado negro, lo que hace que se hallan convertido en más escasas todavía y por esto alcancen mas valor económico y así sucesivamente.

Es por esto que los valores singulares a los que se intenta proteger siguen siendo objeto de continuas esquilmaciones por parte de particulares que haciendo caso omiso de las figuras de protección siguen recolectándolas por su cada vez mas alto valor, como se refleja en artículo de prensa del día 28 de Noviembre de 1999, en la que se informa de la multa impuesta a un pastor de un municipio granadino por haber cogido pies de manzanilla en un espacio natural protegido.

La toma de conciencia de la importancia que supone para la sociedad la preservación de la biodiversidad como reto mas urgente se refleja en las líneas de políticas para la conservación de la biodiversidad que se han establecido desde los distintos estamentos públicos.

Políticas de conservación de la biodiversidad

La idea de protección de las especies y sus hábitats se materializó en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo celebrada en Río de Janeiro en 1992. Durante esta Conferencia se firmó el acuerdo sobre la Diversidad Biológica, que fue ratificado por España en 1993. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) tiene editados una serie de documentos que se han convertido en referente obligado en la planificación de la conservación del medio ambiente como son: Estrategia Mundial para la Conservación (1980), Cuidar la Tierra (1991), Estrategia Global para la Biodiversidad (1992) y la Guía del Convenio sobre la diversidad biológica (1996).

El diseño de estrategias para conservar la diversidad biológica en el continente europeo ha recaído fundamentalmente la Unión Europea, por ser esta la única organización transnacional capaz de imponer criterios y normativas a los estados miembros (Rosúa Campos, J.L.; Bonet García, F.J.; Moreno Llorca, R.A. 2000). Es el V Programa Europeo sobre medio ambiente, en el que se incluyen la mayoría de las políticas relacionadas con la conservación de la biodiversidad. De forma casi paralela a la Conferencia de Río, se estuvo redactando el V Programa Comunitario de política y actuación en materia de medio ambiente y desarrollo sostenible". Este programa fue aprobado por la Comisión Europea el 18 de marzo de 1992 y ratificado por el Parlamento Europeo y por el Consejo de Ministros a finales de ese mismo año. En lo que a biodiversidad se refiere, el V programa incluye un apartado especialmente dedicado a objetivos de protección y conservación de recursos naturales. Se puede decir que hay tres objetivos fundamentales en este aspecto (Cuadernos del Consejo de Europa. 1997):

La conservación o restauración de los hábitats naturales y especies silvestres en grado satisfactorio.
La creación de una red europea coherente de espacios naturales protegidos.
Control estricto del comercio de especies silvestres y de las condiciones de cautividad de los mismos.

La directiva hábitats se aprobó en 1992, constituyéndose como la herramienta fundamental de la UE para garantizar la conservación de la biodiversidad de los países miembros. Asimismo, la directiva hábitats supone la aceptación de los convenios aprobados en Río por parte de la Unión Europea.

El mecanismo hasta hace poco empleado para la preservación de la biodiversidad en España ha sido la protección de espacios naturales en virtud a la Ley 4/89 sobre Conservación de los Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres, que establece en materia de conservación de la naturaleza y ordenación de los recursos naturales el marco jurídico para toda España, así como el esquema de distribución de competencias entre las administraciones Central y Autonómicas. La estrategia española para la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad cuyo texto definitivo fue presentado en Marzo del 2000 consta de dos grandes capítulos. El primero es un diagnostico de la situación actual a nivel del medio físico, de componentes de la diversidad biológica, de los instrumentos para la conservación y de los procesos que inciden en la diversidad biológica. En el segundo se definen las estrategias, los planes sectoriales y las líneas directrices y medidas adoptadas.

Además, la legislación del Estado con un interés especial directo en la conservación de la diversidad biológica es la siguiente:

  • Real Decreto Legislativo 1302/1986 de evaluación de impacto ambiental y Reglamento de desarrollo aprobado por Real Decreto 1131/1988.
  • Real Decreto 439/1990 por el que se regula el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.
  • Orden de 23 de abril de 1993 por la que se crea el Programa de Conservación y Utilización de Recursos Fitogenéticos.
  • Real Decreto 224/1994 por el que se crea el Consejo Asesor de Medio Ambiente y Real Decreto 155/1997 que lo modifica.
  • Real Decreto 1997/1995 por el que se establecen medidas para contribuir a garantizar la biodiversidad mediante la conservación de los hábitats naturales y la fauna y flora silvestres.
  • Real Decreto 1682/1997 por el que se actualiza el Catálogo Oficial de Razas Ganaderas de España.
  • Real Decreto 1193/1998 por el que se modifica el Real Decreto 1997/1995.
  • Orden de 11 de diciembre de 1998 por la que se constituye el Comité de Reproducción y Banco de Germoplasma Animal de España.

Andalucía ha traspuesto a su legislación todas las disposiciones legales que comentamos anteriormente para Europa y para España. Además de las distintas estrategias anteriores, la Junta de Andalucía, a través de la Consejería de Medio Ambiente, ha diseñado un Plan de Conservación de la Biodiversidad (Junta de Andalucía. 1995). El objetivo fundamental de este plan es "mantener la diversidad biológica de Andalucía, expresada en términos de conservación de hábitats, protección y recuperación de especies vegetales y animales y ordenación de ecosistemas de alto valor".

Estas políticas llevan funcionando ya bastantes años dando resultados positivos e incluso se encuentran en marcha mecanismos de corrección de los fallos e incongruencias que han surgido entre algunas de ellas como la directiva hábitats y la Política Agraria Comunitaria (PAC).

No obstante sin poner en duda la eficacia de estas medidas, respecto al problema aquí expuesto resultan escasas las vías de protección de estas políticas cuando se cruzan por medio factores de carácter particular para los que se hace necesaria la adopción de actuaciones adicionales.

Tal es, según nuestro criterio, el caso que nos ocupa, dado el condicionante de valor económico añadido de las especies vegetales de alta montaña. El alto precio que en muchos casos se está dispuesto a pagar por algunos gramos de estas especies posteriormente detalladas, es el peor enemigo de su conservación y el mayor incentivo para su expoliación, sobre todo si tenemos en cuenta que la "policía ambiental" de los espacios naturales protegidos en muchos casos ven mermadas las posibilidades de interceptar estas cargas por la dificultad que entraña. Si este problema no fuera importante, a él hay que sumarle la reacción social que en muchos casos despierta un incidente de este tipo como se puede constatar en la noticia de prensa del 28 de Noviembre de 1999.

De este panorama ambiental del eterno conflicto conservación-explotación de los recursos, surge la idea aquí propuesta como método de proteger esta flora tan importante de Sierra Nevada (Gabriel Blanca. 1996).

Proyecto integral de agricultura ecológica para la preservación de la biodiversidad de espacios naturales protegidos. Aplicación en la Alpujarra granadina.

El fundamento de esta idea es atacar el problema al que anteriormente hemos hecho referencia en su base o en una de ellas: la escasez de estas especies en el mercado que lleva a su alto valor o viceversa, un circulo vicioso que se autoalimenta y que hay que romper. Cultivando estas especies en la comarca de la Alpujarra con las condiciones ecológicas ideales para llevar a cabo esta empresa, además de introducir estas plantas en el mercado a bajo precio asegurando su permanencia en su hábitat natural, fomentamos unas técnicas tradicionales de poner en práctica la agricultura que se caracteriza por sus prácticas de respeto al medio.

La comarca conocida como La Alpujarra o Alpujarras se extiende por la vertiente sur de Sierra Nevada. Incluye territorios de las provincias de Granada y Almería, ocupando aproximadamente unos 1400 km2. Es una zona protegida, con fértiles valles, que queda separada de la ciudad y vega de Granada por los altos picos Sierra Nevada, y del mar por las sierras costeras de Gádor, Contraviesa, y Lujar, zonas que en cierto manera quedan ligadas a la Alpujarra por muchas características y formas de vida semejantes.

Desde el punto de vista físico, la comarca es muy heterogénea, las diferencias de altitudes que van desde los 450 metros de Órgiva hasta las altas cumbres del Mulhacén, producen grandes contrastes térmicos. Los diferentes tipos de sustrato, calizo en las cotas bajas y ácido en las cumbres, y humedad, determinan asimismo un cambio en el paisaje vegetal y en la composición de la flora, y consecuentemente en el aprovechamiento y vocación del territorio. Las cotas bajas mucho más térmicas, son el dominio de los encinares termomediterráneos, en la actualidad desprovistos de su vegetación original y en su mayor parte dominados por matorrales seriales, tomillares, espartales, etc. Si seguimos ascendiendo el encinar se va transformando dejando paso, en enclaves más húmedos a los melojares supramediterraneos, magníficos ejemplos de los escasos bosques caducifolios mediterráneos, que podemos ver en los barrancos del Poqueira o en el de Trevélez. De esta manera llegamos a los picos más elevados del Mulhacén y Veleta, con ese paisaje a primera vista carente de cualquier forma de vida, desnudo, pero que esconde muchos tesoros vegetales, especies como la amapola de sierra Nevada (Papaver lauperoussianum), las violetas (Viola crassiucula, Viola palustris ), gencianas (Gentíana sierrae, G. alpina) o la manzanilla de la sierra (Artemisia granatensis.).

Como hemos visto, la diferencia de cotas, orientaciones, sustratos, hace de la Alpujarra un territorio con gran variedad de ecosistemas, una flora rica diversificada que se muestra en una alta concentración de elementos endémicos, lo que, a priori, induce a pensar en una variada utilización de los recursos vegetales y, además, nos permite suponer, por el numero de endemismos, que existe una información etnobotánica original y propia del territorio. Por otra parte, la diversidad etnológica del área, fruto de los acontecimientos históricos, propicia la presencia de diferentes modelos culturales, lo que enriquece los usos y tradiciones en torno a las plantas.

Por otra parte la Alpujarra ha sido históricamente una zona aislada, de difícil acceso, no olvidemos que las primeras carreteras asfaltadas llegan en torno a la década de los 30, que ha dado lugar a una conciencia e identidad propia, contribuyendo a conservar puras muchas de sus tradiciones.

De otra parte las características propias de la agricultura y ganadería tradicional de la Alpujarra, consecuencia del accidentado relieve, con prácticas que en la actualidad casi han desaparecido, ha conducido a la desaparición de razas y variedades de cultivo locales, tanto de frutales como de cultivos herbáceos que antaño tuvieron un importante renombre en la comarca. Esta pérdida empieza a producirse ya en el siglo XVI, con el abandono de las tierras por los moriscos y la llegada de los nuevos colonos que sin conocer las técnicas agrícolas árabes, olvidan en cierta medida esos huertos cuidados con primor, y roturan áreas con vegetación natural para dedicarlas principalmente al cultivo cerealístico.

El agua que proporciona el deshielo de las altas cumbres, hace de esta región una comarca privilegiada, pues permite el cultivo y desarrollo de plantas que no seria posible en otros territorios mediterráneos, mucho más secos. Esta riqueza de agua hizo posible el establecimiento de cultivos situados en pequeñas terrazas con un ingenioso sistema de riego por acequias, que procede del periodo andalusí. De esta manera se puede ver el paisaje alpujarreño como una perfecta elaboración del hombre con relación al aprovechamiento del medio.

La economía de la Alpujarra, por tanto, ha sido y es esencialmente agrícola, en menor grado ganadera, con cultivos que varían conforme nos desplazamos en altitud, lo que se manifiesta incluso en los mismos municipios, establecidos de forma compacta y escalonada sobre fuertes pendientes, que permite sembrar especies con diferentes requerimientos ecológicos bien en las zonas bajas o en las altas. Ello ha contribuido a formar el modelo de autosuficiencia familiar alpujarreño que ha caracterizado la comarca.

No obstante, en la actualidad podemos ver el retroceso gradual de la agricultura alpujarreña: tierras sin labrar, parcelas descuidadas, eriales, restos de antiguos cultivos. Todo ello debido a un cumulo de factores que han llevado a infravalorarla y a relegarla con las consecuencias que de ello se derivan: carencia de mano de obra, erosión de variedades locales y técnicas de cultivo y regadío y por otra parte la imposibilidad de competencia en los cultivos de especies comerciales mucho mejor establecidos en otros territorios, la dificultad para la introducción de técnicas mecanizadas debido a la orografía del terreno, desprestigio del agricultor en relación con otros oficios, etc.

Por lo expuesto, y persiguiendo el doble objetivo de fomentar un nuevo uso para los cultivos marginales por un lado y la preservación de la biodiversidad de gran valor biológico por otro surge la idea de ensayar cultivos de especies protegidas. Analizar la viabilidad de este proyecto así como estudiar y establecer las vías de mercado de los productos para su posterior aplicación son las metas mas concretas que nos proponemos, para presentar al agricultor alpujarreño una idea nueva que relance de alguna forma las prácticas tradicionales respetuosas con el medio y que, además sea rentable.

Se prestará especial interés a las especies prometedoras desde el punto de vista agrícola y con probable rentabilidad económica para la provincia. Todo ello representa una opción de desarrollo con cultivos alternativos que permita ofrecer nuevas opciones contrastadas y rentables a los nuevos y tradicionales agricultores alpujarreños. Algunas especies ya se encuentran en serio peligro por ser muy raras o escasas. En otros casos como el Té basto, el Endrino de Sierra Nevada y la Genciana su presencia aún es frecuente pero con necesidad de medidas que no los lleven a una situación de mayor escasez.

A tenor de lo expuesto, se realizarían distintos tipos de cultivo ecológico en la finca denominada "Las Hoyas" (Rosúa Campos, J.L.; Martín Molero, J.C. 1994). Entre las especies aromático-medicinales y condimentarias, hemos seleccionado las siguientes:

Especies seleccionadas

Grado de rareza

Utilidad

Endrino de Sierra Nevada
(Prunus ramburii).

F (frecuente)

Fabricación de Pacharán

Manzanilla de la Sierra
(Artemisia granatensis).

Vr (muy rara)

Medicinal

Te basto de Sierra Nevada
(Acinos alpinus subsp. meridionalis).

F (frecuente)

Medicinal

Genciana
(Genciana lutea).

F frecuente)

Pastelería

Hierba del mayor dolor o Arnica
(Arnica montana).

E (escasa)

Medicinal

Tomillo alpujarreño
(Thymus baeticus)

E (escasa)

Condimentaria

Té fino, té de Sierra Nevada.
(Satureja alpina)

R (raro)

Medicinal

Habichuela
(Phaseolus vulgaris) var.‘moruna’.

Cultivo no existente

Alimentación

Patata
(Solanum tuberosum) var. ‘copo de nieve’

Cultivo no existente

Alimentación

En la selección de especies vegetales se han introducido dos de carácter hortícola: la patata (Solanum tuberosum) variedad "copo de nieve" y la habichuela (Phaseolus vulgaris) variedad "moruna". Son dos cultivos tradicionales abandonados, que se pretende recuperar. La patata "copo de nieve" se perdió por introducción de la patata roja y la habichuela "moruna" por abandono ya que se cultivaba en claros de bosque naturales.

Bibliografia

Artículo de IDEAL 28 de Noviembre de 1999.

Cuadernos del Consejo de Europa. (1997) Agriculture and biodivesity. Questions and answers. Estrasburgo.

Fernández Fidel. (1936) Sierra Nevada. Editorial Juventud S.A.

Gabriel Blanca (1996) Diversidad y protección de la flora vascular de Sierra Nevada. 1ª Conferencia Internacional de Sierra Nevada Vol II.

Junta de Andalucía. (1995) Plan Andaluz de medio ambiente 1995-2000. Consejería de Medio Ambiente. Sevilla.

Rosúa Campos, J.L.; Bonet García, F.J.; Moreno Llorca, R.A. (2000) Agricultura y biodiversidad: un desafío para el siglo XXI.

Rosúa Campos, J.L.; Martín Molero, J.C.(1994) Finca agroecológica de "Las Hoyas".

Molero Mesa, J; Pérez Raya, F; Valle Tendero, F. (1992). Parque Natural de Sierra Nevada. Editorial Rueda.

Molero Mesa, J; Pérez Raya, F. (1987). La flora de Sierra Nevada. Diputación Provincial de Granada; Universidad de Granada.