Evolución del nitrógeno en diferentes manejos de un agrosistema cerealista de secano y su influencia en el rendimiento
G. García Muriedas*, R. Alarcón Víllora*, C. Lacasta Dutoit**, R. Meco Murillo ***
* Instituto Madrileño de Investigación Agraria y Alimentaria (IMIA). Finca El Encín, Apdo. 127 28800 Alcalá de Henares (Madrid), ce: encmrav@alcala.encin.es (Tlf.: 91 887 94 52) (FAX: 91 887 94 94)
** CSIC Centro de Ciencias Medioambientales. Finca Experimental La Higueruela,45530 Sta. Olalla, (Toledo),ce: csic@infonegocio.com
*** Servicio de Investigación y Tecnologia Agraria., Consejería de Agricultura y Medio Ambiente de Castilla - La Mancha, C/ Pintor Matías Moreno, 4. 45071 Toledo.
Palabras clave: rotación de cultivos, fertilización orgánica, fertilización inorgánica, abono verde.
RESUMEN
La producción cerealista de los secanos semiáridos presenta unos factores limitantes propios del sistema de este entorno. En primer lugar se debe considerar el agua, que en un medio mediterráneo su disponibilidad es irregular debido a la imprevisibilidad de las lluvias. El segundo factor a tener en cuenta es el relacionado con la fertilidad del suelo y por tanto con la nutrición de los cultivos. La nutrición de los cultivos se encuentra limitada por el contenido de nitrógeno del suelo y la capacidad de ser absorbido por las plantas. Este hecho, le confiere al nitrógeno una importancia fundamental desde el punto de vista económico, y justifica por si solo la necesidad de investigaciones sobre su distribución en el suelo y en las plantas, teniendo en cuenta los aspectos medioambientales de su utilización.
En ensayos realizados en una rotación de secano (barbecho-cebada-veza enterrada-trigo) se ha estudiado la evolución del nitrógeno a lo largo de tres años, tanto en el suelo como en las plantas, considerando en el suelo las formas minerales (nitratos y amonio), que son las utilizadas por las plantas. Se trata de intentar conocer la evolución del nitrógeno en el suelo según la hoja de la rotación y el efecto de tres fertilizaciones aplicadas (Orgánica, Inorgánica y Sin aplicación de insumos externos).
Se concluye que el nitrógeno acumulado, por efecto de la mineralización de la materia orgánica en el barbecho y la fijación debida a las bacterias del grupo Rhizobium en el cultivo de veza, parece uniformizar todas las parcelas en contenido de nitrógeno, por lo que el efecto de los diferentes tratamientos de fertilización realizados anteriormente al cultivo de cereal no se aprecia. Además, una mayor producción de nitratos en el barbecho sin la consiguiente extracción por las plantas puede producir lavado y contaminación de las aguas continentales, hecho que se acentúa especialmente en el tratamiento de fertilización química. Por lo tanto, en estos ambientes y debido al régimen irregular de las lluvias que impide en la mayoría de los años la eficiencia de los abonos, el tratamiento ecológico sin insumos externos puede resultar más rentable y el menos contaminante.
INTRODUCCIÓN
La fertilidad de los suelos cultivados en zonas semiáridas, constituye a menudo un problema de difícil solución. En general, el régimen irregular de lluvias, condiciona en gran medida la distribución y aprovechamiento del nitrógeno en el suelo, y en consecuencia, su fertilización. Esto hace necesario el empleo de toda una serie de estrategias encaminadas al mantenimiento del nivel adecuado de nitrógeno en el suelo. No obstante, los aportes de los fertilizantes químicos en estas condiciones, plantea toda una serie de inconvenientes derivados de una difícil incorporación, debido a la falta de agua, y de su consiguiente posible acumulación y mal aprovechamiento, por lo que se hace recomendable el uso de otras vías más adecuadas a las condiciones del entorno.
Por otra parte, el Programa de la Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), establece entre las nueve categorías más importantes de contaminación o modificación de la calidad original de las aguas continentales la contaminación por nitratos y la eutrofización. En estudios realizados en Francia, EEUU e incluso en España, las perdidas de nitrógeno por lixiviación se sitúan entre el 25 y 50 % del nitrógeno mineral aplicado (López et al, 1996 y Sánchez et al, 1999)
En general, la agricultura tradicional, anterior a la llamada "revolución verde", se ha mostrado eficaz, sobre todo en zonas donde el empleo de los fertilizantes químicos es difícil por la falta o imprevisibilidad de las lluvias (Rodriguez y Serrano, 1993 y López Fando, 1993). Esto ha sido posible gracias a que se producía, un mayor aprovechamiento de los residuos orgánicos, un manejo del suelo racional, una reducción al máximo de determinadas labores erosionantes, y el empleo de ciertas plantas (abonado verde) con capacidad de aportar nitratos a los cultivos, utilizados de forma adecuada.
Los efectos beneficiosos de los abonos verdes pueden resultar importantes; así lo demuestran estudios como los llevados a cabo por Yadav et al (2000) sobre rotaciones de trigo y arroz. En sus experimentos observaron que empleando parcelas con distintas reducciones de la dosis de fertilizantes químicos, que a su vez se suplementaban con abonos verdes, se ponía de manifiesto, la superioridad del abono verde, respecto a la producción de grano, en todas las parcelas donde fue incorporado, mejora que incrementaba con el tiempo, tanto en la producción de arroz, como en la de trigo. El efecto residual observado en la mejora de la producción de trigo en las parcelas con un 50% de fertilizante y otro 50% de abono verde, se asocia a una presencia de nitrógeno orgánico mas fácilmente hidrolizable.
De esta forma, el empleo de fertilizantes químicos en estas condiciones ambientales, puede llegar a ser, además de innecesario, contraproducente debido a los efectos directos e indirectos que produce su acumulación, sin que luego se observe en muchos casos rendimientos superiores con respecto a los de suelos no fertilizados de esta forma (Zaragoza et al, 1998, Meco et al, 1998 y Sánchez et al, 1999)
A este respecto, las leguminosas, han mantenido la producción de sistemas agrarios mediterráneos desde la antigüedad, produciendo nitrógeno fijado de forma biológica, y ayudando a combatir enfermedades, plagas y malas hierbas, al romper la continuidad de los cultivos cerealísticos. Dentro de dicha zona mediterránea, los aportes de nitrógeno a través de la fijación en los nódulos de las leguminosas, se consideran fundamentales para una producción sostenible, tanto económica como ambientalmente (Howieson et al, 2000).
En los sistemas agrícolas de subsistencia de Siria debido a la escasez de lluvias, el empleo de la veza (Vicia sativa) y el altramuz (Lupinus sativus) entre los cultivos de cebada, han producido un incremento en la producción de grano sobre el cultivo continuo de este cereal. (Cocks y Bennet, 1999). En Castilla La Mancha, el incremento de producción de grano del cultivo de cebada en rotación con leguminosa o barbecho, se produce incluso cuando ésta se cultiva sin aplicación de insumos externos frente al cultivo continuo de cereal con método convencional con fertilizantes y herbicidas (Meco et al, 1998).
Por todo ello, la búsqueda de nuevos métodos y estrategias que permitan como mínimo mantener la fertilidad del suelo, de forma respetuosa con el Medio Ambiente, al tiempo que tratan de reducir al máximo dichos insumos externos, mediante un mejor aprovechamiento del sistema, debe entonces ser considerada una prioridad.
En este trabajo se pretende conocer la eficacia de tres sistemas de fertilización (orgánica inorgánica y sin fertilización externa), comparándolos entre sí; así como la incorporación de una leguminosa en rotación como abono verde, el efecto del barbecho como productor de nitratos y el enterramiento de residuos de cosecha (paja); teniendo en cuenta las condiciones climáticas y la presencia y movilidad del amonio y del nitrato en el suelo.
MATERIAL Y METODOS
Condiciones ambientales: El experimento se desarrolló en la Finca Experimental "La Higueruela" en Santa Olalla (Toledo). Sobre un suelo franco - arenoso de pH ligeramente basico (7,8 – 8,1), 1% de materia orgánica y niveles medios de fósforo (20-40 ppm, Olsen) y potasio (150-250 ppm, Acetato Amónico). Las condiciones meteorológicas de los 4 años de experimentación (Tabla 1) han tenido la variabilidad pluviométrica típica de los climas continentales semiáridos presentándose años muy secos, seguidos de años de pluviometría normal y con una distribución irregular, inviernos muy lluviosos (97-98), inviernos secos y primavera lluviosa (99-00) y años con primavera seca (96-97) que lógicamente han determinado la eficiencia de las diferentes fertilizaciones.
Tabla 1.-Precipitaciones mensuales
Año | SEP | OCT | NOV | DIC | ENE | FEB | MAR | ABR | MAY | JUN | JUL | AGO | TOT |
96-97 | 52,9 | 14,4 | 79,0 | 150,9 | 113,7 | 2,3 | 0,0 | 47,5 | 69,2 | 5,4 | 31,0 | 6,8 | 573,1 |
97-98 | 13,6 | 22,8 | 212,6 | 90,1 | 41,7 | 46,8 | 32,3 | 54,9 | 103,5 | 6,6 | 0,0 | 12,0 | 636,9 |
98-99 | 63,9 | 24,8 | 16,6 | 40,2 | 23,9 | 13,9 | 20,1 | 27,0 | 50,7 | 9,2 | 1,8 | 0,0 | 292,1 |
99-00 | 33,5 | 155,1 | 5,8 | 35,6 | 13,9 | 8,9 | 25,2 | 104,4 | 52,1 | 1,7 | 0,0 | 436,2 |
Diseño experimental: En el experimento se pretende estudiar el efecto rotacional (cuatro hojas) (tabla 2) sobre la fertilización, (tres variables) y fundamentalmente la evolución de las formas de nitrógeno mineral (nitrato y amonio) así como el tipo de escarda más apropiada (cuatro variables). El diseño experimental ha consistido en un factorial en split-plot, con 4 repeticiones, cuyo tratamiento principal es el de fertilización y el tratamiento secundario es la escarda. Las tres variables de fertilización exógena son: Sin fertilización, Fertilización química (100-60-60), y Fertilización orgánica (2500 kg de compost de 2,9 %de N, 1,14 % de P2O5 y 5,1 % de K2O). Por su parte, las cuatro variables de escarda son escarda química, escarda mecánica con rastra de púas flexibles, líneas agrupadas y sin escarda. En el trabajo de Zaragoza et al (1998) se explica con más detalle el diseño experimental.
Tabla 2.-Diseño de las rotaciones:
1996-97 | 1997-98 | 1998-99 | 1999-00 | |
UNIDAD 1 | Cebada | Leguminosa | Trigo | Barbecho |
UNIDAD 2 | Barbecho | Cebada | Leguminosa | Trigo |
Muestreos: Se tomaron muestras de suelo en cada parcela de la unidad destinada a cereal, a tres profundidades (0-30, 30-60 y 60-90 cm de profundidad) antes de cada siembra, con el fin de comprobar el estado de fertilidad del suelo. Posteriormente, se fueron tomando muestras de suelo a la profundidad de 0 - 30 en estado de ahijamiento del cereal. En dichas muestras, se analizó la cantidad de nitrógeno presente, en sus formas asimilables por las plantas (nitratos y amonio). Por último, y tras la cosecha, se vuelven a tomar las muestras a las tres profundidades iniciales con el fin de comprobar la movilidad del nitrógeno incorporado al suelo y el preexistente.
En el caso de la veza, las muestras previas al cultivo, se mantienen. Las del cultivo son una vez nacida y antes de ser incorporada al suelo, a una profundidad de 0 - 30 cm, así como a los dos meses de su incorporación, pudiendo comprobar la ganancia de nitrógeno que supone el abono verde.
Analítica: Los nitratos fueron medidos con un sistema autoanalizador Technicon, en un extracto acuoso. Dicho extracto es el resultado de filtrar la mezcla de 10 g de suelo en 50 ml de agua destilada. Se trata de una colorimetría en serie, cuyo reactivo es la brucina.
Los amonios, dada su reducida solubilidad en agua, fueron extraídos mediante una disolución acuosa de ClK 2 N. Filtrando la mezcla de 10 g de suelo en 50 ml de esta disolución, el Cloruro potásico es desplazado por el amonio, dando cloruro amónico, en una cantidad equivalente a la presencia de amonio en la muestra. Esta cantidad es medida mediante un electrodo selectivo.
Por otro lado, se midió el porcentaje de nitrógeno Kjeldahl presente en una muestra de plantas del cultivo así como de las malas hierbas, con el fin de comprobar la cantidad de este elemento asimilada por las plantas.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Los resultados obtenidos en este experimento se analizarán desde dos perspectivas distintas. Por un lado se hace un análisis de los resultados obtenidos en el rendimiento de las cosechas, en función del tratamiento de fertilización. Por otro lado, se analizan los resultados del contenido en nitratos y amonio del suelo en función del cultivo precedente y del tipo de fertilización y escarda recibida.
En un principio cabe esperar que en el año seco (98-99) las parcelas con mayor nivel de fertilización serán las más perjudicadas, mientras que los inviernos lluviosos producirán un lavado de nitratos acumulados en el suelo del manejo del año anterior (barbecho o enterramiento de veza) que si va acompañado por una primavera lluviosa favorecerán las parcelas fertilizadas en primavera; a la vez que la metereología afectará a la flora arvense acompañante del cultivo. Esto producirá más o menos competencia, participando también en los resultados finales del rendimiento. No obstante, en este trabajo no se analizarán los efectos colaterales por competencia de malas hierbas ya que en un trabajo anterior (Zaragoza et al. 1998) se estudiaron tales efectos para los años 96-97 y 97-98 y se comprobó que no se habían producido diferencias en los rendimientos debidos a esta causa, comportamiento que se ha mantenido constante en los otros dos años.
Así, si se tienen en cuenta las producciones de los cultivos por tipo de fertilización, a lo largo de los cuatro años que dura el experimento (Tabla 3), se observa que el rendimiento del primer año, con cultivo de cebada, es significativamente mayor en las parcelas fertilizadas de forma química frente a las no fertilizadas. En cambio entre la fertilización orgánica y la química no se aprecian diferencias significativas, aunque la fertilización inorgánica presente una mayor producción. Al año siguiente, el cereal se sembró en la Unidad 2, en la que durante el año anterior, hubo un barbecho. En este caso, pese a presentarse unas ligeras diferencias a favor de la fertilización inorgánica, seguida de la no fertilización, estas diferencias no fueron significativas, con lo que los rendimientos fueron iguales. Por último es interesante destacar que este mismo resultado se obtuvo en la campaña 99-00, aunque en este caso el cultivo precedente fue veza como abono verde.
Mención especial merece la campaña 98-99, en la que se sembró trigo en la Unidad 1 (la misma que la primera campaña) y donde el cultivo del año anterior fue de veza. En este año, caracterizado por su muy escasa pluviosidad, la fertilización inorgánica se mostró significativamente menos productiva que las otras dos, siendo esta vez la de mayor producción la fertilización orgánica, con diferencia no significativa sobre la no fertilización.
Tabla 3- Rendimiento del cereal en kg/ha, en las sucesivas campañas.
Cultivo anterior al cereal | Girasol | Barbecho | Veza enterrada | Veza enterrada | |||||
Tratamiento de fertilización | 96-97 | 97-98 | 98-99 | 99-00 | MEDIA | ||||
Químico | 1.826 | a | 2.269 | a | 1.971 | b | 2763 | a | 2187 |
Orgánico | 1.469 | ab | 1.959 | a | 2.620 | a | 2656 | a | 2086 |
Testigo (sin fertilización) | 1.243 | b | 2.067 | a | 2.309 | ab | 2533 | a | 2188 |
Por otra parte, y considerando el cultivo precedente y el contenido en nitratos del suelo, se observa que (Fig. 1):
- La veza enterrada es el manejo que más nitrógeno deja en el suelo, de los que se han estudiado. Esto indica que tras el cultivo de veza, la cantidad de nitrógeno fijado por los nódulos de la leguminosa, resulta suficiente para el desarrollo de los primeros estadios del cereal, y que se suplementa durante el año con el proceso de mineralización de la propia materia seca enterrada de veza en los primeros 30 cm. En un año seco (como ocurrió en el 98-99) las aportaciones de nitratos no eliminados del cultivo anterior (en las parcelas con fertilización química), provocaron un aumento de producción de biomasa con el consiguiente consumo de agua del suelo, lo que provocaría una disminución de sus reservas para continuar con el desarrollo posterior del cultivo, por lo que el rendimiento en grano fue menor que en los otros tratamientos.
Además, la veza es el uso que mayor cantidad de nitrógeno lixivia, si consideramos todo el nitrógeno que está por debajo de los 30 cm en el mes previo a la siembra y que posiblemente con las lluvias de otoño e invierno se situará fuera del alcance de los sistemas radiculares.
- El barbecho deja algo menos de nitrógeno que el abonado verde con veza, pero esta cantidad resulta suficiente como para posibilitar por sí solo el establecimiento del cultivo posterior produciendo un efecto de uniformidad ente las parcelas de cultivo independientemente de la fertilización exógena aplicada. Los resultados obtenidos, así parecen corroborarlo, ya que las producciones no mostraron diferencias en el año 97-98, a pesar de ser un año de otoño e invierno lluviosos, lo que facilitó el correspondiente lavado y permitió que el tratamiento con fertilización química (donde se aplica casi la mitad del nitrógeno en primavera) presentara un aumento de producción, aunque no fuera significativo.
Figura 1. Contenido de nitrato en el suelo en función del cultivo precedente.
- Después del cultivo de cereal, la cantidad de nitratos presentes en el suelo es muy baja, cantidad probablemente usada por los microorganismos del suelo para la descomposición de los restos orgánicos, ricos en carbono.
Las causas de estos resultados, pueden ser múltiples. Por un lado, las condiciones climatológicas diversas, con años lluviosos (donde los nitratos del fertilizante serían fácilmente lavados e incorporados) y años secos, que dificultarían la correcta incorporación del fertilizante inorgánico al suelo. Por otro lado, el efecto del nitrógeno fijado por la veza el año en que se sembró, que, como ya se ha mencionado, favoreció un aumento general de las cosechas en el cultivo siguiente. El efecto fue la uniformidad de las parcelas en cuanto a su contenido en nitratos. Por último, conviene tener en cuenta el posible efecto de otras fuentes de nitrógeno no abordadas en este trabajo dada su complejidad de estudio como es la transformación por parte de los microorganismos del suelo, tan activos en estas condiciones.
En cuanto al tipo de fertilización recibida, en las figuras 2, 3 y 4 se presentan los resultados del análisis de la cantidad de nitratos presentes en el suelo a lo largo de los diferentes cultivos de la rotación, donde el manejo que dichas parcelas han recibido durante el cultivo de cereal es distinto y la fertilización es exógena. En la figura 2 se observa cómo el año de barbecho (posterior al cultivo de girasol) se consigue uniformizar el nitrato del suelo en todas las parcelas y no se obtienen diferencias significativas entre las distintas muestras.
En la figura 3 se observa que después de sembrar un cereal si se hace una siembra de veza como abono verde, el contenido de nitrato en el suelo (después de su incorporación y previo a la siembra del cultivo siguiente), es ligeramente superior que en el caso del barbecho. Así, en los sistemas semiáridos el uso de abonado verde puede ser cuestionable siempre y cuando la dinámica de la materia orgánica del suelo no requiera este tipo de abonado, lo cual podría indicar que el barbecho es un sistema adecuado en los sistemas cerealistas de secano, en los casos en los que los riesgos de erosión no sean graves.
Fig.2.- Nitratos en el suelo después de un año de barbecho y antes de sembrar el cereal (Unidad 2: barbecho, Octubre 1997).
Fig. 3 Nitratos en el suelo después de enterrada la veza y antes de sembrar el cereal (Unidad 1: cebada-veza, Septiembre 1998)
Fig. 4.- Nitratos en el suelo después del cultivo de cereal y antes del cultivo siguiente (Unidad 2: Septiembre 1998)
En la figura 4 se observa que tras el cultivo de cebada el contenido de nitratos del suelo es inferior al que se encuentra tras un barbecho o un abonado verde ya que existen diferencias entre el tipo de fertilización recibida. En este caso las parcelas con fertilización química presentan un mayor contenido de nitratos en el suelo. Este hecho sugiere que este tipo de fertilización puede no resultar adecuado, ya que al existir ese excedente de nitratos en el suelo que no son aprovechados por el cultivo, la fertilización inorgánica supondría un mayor coste de producción y una contaminación ambiental adicional. En los resultados del ANOVA (tabla 4) se puede observar que existen diferencias significativas entre los distintos tipos de fertilización (sin considerar el efecto de la escarda por no encontrarse diferencias significativas). La escarda pues, parece no influir en la cantidad de nitratos final. Una posible explicación a esto, reside en el hecho de que las muestras están tomadas en los 30 primeros cm de suelo, y el efecto de la escarda es más superficial. En el caso de analizar las diferencias entre tipos de fertilización se observa que la química presenta diferencias significativas con la orgánica y con la no fertilización.
Tabla 4. Resultados del ANOVA de los nitratos de 1998 en la unidad 2.
TRATAMIENTO | MEDIA |
Orgánico | 32.44 a |
Inorgánico | 70.12 b |
Sin abono | 34.62 a |
Valor paraa < 0,05,LSD= 29,73, F= 4,10
En cuanto a los nitratos en el suelo en el momento del ahijado del cereal se observan diferencias significativas entre la fertilización y los otros dos tratamientos (tablas 5 y 6). Estos resultados nos indican que en este caso la nutrición del cultivo viene condicionada por el régimen de humedad del suelo más que por el contenido de nitrógeno asimilable ya que los rendimientos en las condiciones de aridez en las que nos encontramos, no muestran diferencias importantes respecto al tratamiento de fertilización recibido.
Tabla 5. Resultados del ANOVA de los nitratos de 1997 en cebada (Unidad 1)
TRATAMIENTO | MEDIA |
Orgánico | 20,12 a |
Inorgánico | 45,25 b |
Sin abono | 13,00 a |
Valor paraa < 0,05,LSD= 19.61, F= 6,12
Tabla 6. Resultados del ANOVA de los nitratos de 1998 en trigo (Unidad 2).
TRATAMIENTO | MEDIA |
Orgánico | 6,37 a |
Inorgánico | 11,83 b |
Sin abono | 6,12 a |
Valor paraa < 0,05,LSD= 3.19, F= 8,1
Por lo que respecta al amonio (tabla 7 y 8), un hecho observado a la hora de tratar los datos es que su comportamiento en los análisis llevados a cabo es direccional. En general, su presencia aumenta cuando más humedad hay, de forma que su disposición en el suelo, no parece seguir ningún comportamiento determinado o un modelo de distribución aparentemente fijo como ocurre con el nitrato. Así, su presencia en las parcelas de cultivo, es máxima en los muestreos realizados en mayo del año 1998, el más lluvioso del ensayo, disminuyendo en las muestras tomadas el resto de los años. Este hecho parece cuestionar en parte su valor como elemento informativo de la cantidad de nitrógeno presente en el suelo y por tanto disponible para el cultivo.
Tabla 7. Contenido de NH4+ en el suelo de la unidad 1
TIPO DE FERTILIZACIÓN | PROF. (cm) | OCT. 97 | OCT. 98 | ||
NH4+ | SD | NH4+ | SD | ||
ORGÁNICO
| 10-30 | 13.69 | 7.52 | 1.58 | 1.25 |
30-60 | 12.66 | 7.11 | 0.83 | 1.05 | |
60-90 | 11.19 | 6.11 | 1.51 | 1.19 | |
INORGÁNICO
| 10-30 | 10.94 | 8.26 | 1.00 | 0.57 |
30-60 | 12.19 | 7.36 | 1.05 | 0.58 | |
60-90 | 11.91 | 6.42 | 0.84 | 0.61 | |
SIN ABONO | 10-30 | 8.16 | 3.11 | 1.12 | 1.05 |
30-60 | 7.47 | 2.52 | 1.03 | 1.15 | |
60-90 | 6.59 | 2 | 0.89 | 0.99 |
Tabla 8. Contenido de NH4+ en el suelo de la unidad 2
TIPO DE FERTILIZACIÓN | PROF. | OCT. 97 | OCT. 98 | ||
NH4+ | SD | NH4+ | SD | ||
ORGÁNICO | 10-30 | 24.00 | 4.24 | 2.18 | 2.19 |
30-60 | 21.75 | 1.48 | 2.46 | 1.94 | |
60-90
| 16.75 | 2.77 | 2.20 | 2.07 | |
INORGÁNICO | 10-30 | 18.50 | 2.87 | 2.67 | 2.07 |
30-60 | 17.50 | 3.50 | 2.38 | 2.05 | |
60-90
| 13.25 | 1.30 | 1.91 | 1.21 | |
SIN ABONO | 10-30 | 15.25 | 4.32 | 1.16 | 0.93 |
30-60 | 17.75 | 8.44 | 1.76 | 1.28 | |
60-90 | 22.50 | 7.53 | 1.143 | 1.11 |
CONCLUSIONES
De los resultados obtenidos, podemos concluir que el nitrógeno acumulado, por efecto de la mineralización de la materia orgánica en el barbecho y la fijación debida a las bacterias del grupo Rhizobium en el cultivo de veza, parecen igualar todas las parcelas en contenido de nitrógeno, por lo que el efecto de los diferentes tratamientos de fertilización realizados anteriormente al cultivo de cereal no se aprecia. En el caso del barbecho y del abonado verde, una mayor producción de nitratos sin la consiguiente extracción por las plantas puede producir lavado y contaminación de las aguas continentales, ya que el nitrato se lixivia rápidamente hacia profundidades por debajo de la zona de las raíces, hecho que se acentúa especialmente en el tratamiento de fertilización química.
Por otro lado, y dado que las tendencias en la política agraria comunitaria, van encaminadas hacia una producción sostenible y más respetuosa con el medio ambiente, el manejo de los cultivos desde un punto de vista racional, implica el empleo de todas aquellas estrategias que permitan sacar el máximo partido de los cultivos sin comprometer su futuro. En nuestro caso, y debido al régimen irregular de las lluvias que impide en la mayoría de los años la eficiencia de los abonos, un manejo racional podría ser el tratamiento ecológico sin insumos externos innecesarios, que puede resultar más rentable y el menos contaminante.
Sería interesante la obtención de un número mayor de muestras para poder establecer un seguimiento más continuo y completo a los nitratos y amonios del suelo en las distintas etapas del cultivo y su movilidad y disposición en el suelo, así como determinar el grado de aprovechamiento y necesidad de las plantas, sobre los nitratos residuales de cultivos anteriores.
Por último, y dado que los procesos ecológicos requieren más tiempo, resulta necesario un mayor número de investigaciones en este sentido que corroboren y completen tan prometedores resultados.
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