Comparación del balance energético y de los costos económicos en cítricos y hortícolas valencianas en cultivo ecológico y convenciona
J. Roselló-Oltra(1), A. Domínguez-Gento(1), A.V. Gascón.
(1)Estació Experimental Agrària de Carcaixent, Pda. Barranquet, s/n, 46740 Carcaixent; tf: 96 243 04 00; e-mail: esexag.carcaixent@agricultura.m400.gva.es; alfonsdgento@wol.es; josros@nexo.net
Palabras clave: Energy ratio, costes energéticos, insumos, costes económicos, cítricos, hortalizas.
Se han analizado diversas producciones de cítricos y hortalizas en los dos sistemas de cultivo: ecológico y convencional. El análisis se ha hecho desde el punto de vista económico y energético, para observar si existían diferencias. El cálculo del balance energético se ha realizado teniendo en cuenta la producción bruta y los insumos energéticos necesarios para obtenerla. De los resultados se desprende que la citricultura ecológica no difiere en gran manera de la convencional en cuanto a los costes económicos de producción, al menos en los casos estudiados. Sin embargo, sí que se obtienen mejores rendimientos energéticos en los cítricos ecológicos analizados, confirmando los resultados de otros estudios similares, pudiendo afirmar que el cultivo llevado con técnicas ecológicas es en la práctica más sostenible, energética y económicamente, que el cultivado mediante insumos químicos o altamente energéticos. Parecidas conclusiones parecen obtenerse en el caso de las hortícolas.
INTRODUCCIÓN
El objetivo del presente trabajo es realizar una aproximación a un análisis más profundo del sistema agrario convencional, comparándolo con un modelo alternativo como es la agricultura ecológica, para valorar las técnicas aplicadas a los cultivos, así como realizar un examen de las características y consecuencias de la aplicación de estas técnicas sobre el uso de los recursos, estimándolos utilizando el balance energético, para enmarcarlos dentro del contexto socio-económico de la sostenibilidad.
Si se consideran sólo los resultados cuantitativos obtenidos los últimos treinta años por la agricultura convencional, medidos exclusivamente en producciones, se estará tentado de justificar la eficiencia del modelo técnico actual.
No obstante desde la visión convencional también se muestran zonas oscuras y se describe una crisis agraria fruto del modelo de crecimiento, pero se presenta como inevitable; solo existe la posibilidad de evitar o corregir los efectos más perniciosos de la situación mediante nuevas inversiones en tecnología, sin poder reconsiderarla.
El origen de la crisis convencional se encuentra en las reglas de funcionamiento del sistema de producción,
la expresión actual del capitalismo en el complejo agroindustrial sistematiza la situación, caracterizada por sistemas de producción agraria uniformes y estandarizados, al tiempo que especializados y fuertemente interdependientes.
La incidencia ecológica de los medios de producción se conoce mejor ahora que hace unos años; así, precios bajos durante años han estimulado el superconsumo de abonos y biocidas, con toda una serie de efectos negativos como contaminación de aguas superficiales y subterráneas, mala conservación de los suelos, disminución de la calidad e importancia del humus, el empeoramiento de la problemática sanitaria de los cultivos, la perdida de calidad de los productos alimentarios o los efectos tóxicos sobre la salud de las personas. De igual forma se podría hablar del exceso de mecanización, con un consumo excesivo de combustible fósil, aumento del tamaño de las parcelas, simplificación de estructuras y eliminación de setos o desequilibrio de cadenas tróficas y regímenes hídricos. O de la ganadería intensiva, que desaprovecha subproductos agrícolas, plantea graves problemas de eliminación de desechos y de falta de calidad en sus productos.
La situación descrita anteriormente implica la utilización abundante de insumos productivos de origen industrial, en los cultivos y en el ganado, donde los métodos de producción y alimentación suponen un incremento muy importante en el consumo de recursos energéticos de origen fósil y externos a los sistemas. Al mismo tiempo se abandonan los recursos forrajeros, de subproductos y residuos agrícolas, así como se desaprovechan las potencialidades presentes de recursos biológicos renovables.
Es decir cada vez que aumenta el intercambio entre la agricultura y la industria (consumos intermedios de origen industrial), se empobrece la relación entre actividad agraria y los ecosistemas (intercambios intragrarios y consumos intermedios de origen agrícola). Las relaciones de precios, favorables a los productos industriales, han facilitado la sustitución de recursos naturales renovables por los no renovables.
Bajo esta perspectiva, en el presente estudio se pretende realizar una aproximación a los balances energéticos y económicos de las fincas valencianas. En principio las diferentes técnicas aplicadas a la conducción de un sistema agrario implican diferentes usos de recursos, diferentes consecuencias ambientales y diversos niveles de calidad de los productos finales que habrán de satisfacer las necesidades humanas; además de la comparación técnica y económica que se suele realizar, es oportuno estudiar el uso de la energía y el costo ecológico de los recursos si se pretende dar un marco teórico serio para desarrollar un verdadero modelo agrario sostenible.
Fundamentos del análisis energético.
Se puede expresar el rendimiento de la transformación de la energía implicada en el sistema agrario, relacionando la producción bruta del sistema, expresada en una unidad común como pueden ser las kilocalorías, con el conjunto de entradas o insumos energéticos necesarios al sistema para conseguir esta producción bruta: Rendimiento energético = Producción Bruta / Insumos energéticos necesarios.
Desde el punto de vista de la ecología esta relación mide la eficacia en la conversión de una forma de energía en otra para un ecosistema determinado, supone la contabilidad de todos los flujos de entrada y salida en términos energéticos.
En una segunda aproximación y bajo un punto de vista a la vez económico, el numerador se puede separar en Producción utilizada por el hombre, más Producción inutilizada, o fracción que quedaría como residuo y que puede retornar al agroecosistema; por su parte el denominador es la suma de los Insumos renovables, entendiendo por tales aquellos que se reponen de forma natural en un tiempos inferior al ritmo de extracción o de uso, más los Insumos no renovables:
Producción utilizada + Producción no utilizada
Rendimiento = -----------------------------------------------
Insumos renovables + Insumos no renovables
Para un nivel dado de producción utilizada y una relación constante entre producción utilizada y no utilizada, un sistema de producción será más eficaz que otro si utiliza menos insumos energéticos no renovables, es decir utiliza más insumos gratuitos.
Todas las referencias bibliográficas de trabajos realizados alrededor de estos análisis de rendimiento, realizados en España, Francia, Estados Unidos e Inglaterra, dan como resultado que desde principios de los años sesenta ha bajado considerablemente el rendimiento de estas agriculturas, pasando de ser claramente positivos en las agriculturas pre y semi-industrializadas, a rendimientos negativos en muchos casos, y a consumir más calorías de las que se producen con el sistema agrario industrial actual (Lezh, 1981, Naredo y Campos, 1980). Dicho de otra forma el progreso técnico en agricultura conduce a la rápida degradación de su rendimiento energético.
Esta degradación del rendimiento energético se produce por una doble sustitución en los elementos del rendimiento. En el numerador, la parte de productos inutilizados aumenta, debido a la especialización en la actividad agraria y la evolución del modelo social de consumo (disminución de las complementariedades y los intercambios de subproductos dentro y entre explotaciones); esta producción no utilizada simplemente se pierde, creando residuos. Paralelamente el denominador aumenta la proporción de insumos no renovables (productos químicos o mecánicos, carburantes, alimentos preparados), disminuyendo los insumos gratuitos (energía solar, actividad biológica, reciclado de nutrientes, etc.).
Así pues el objetivo de nuestro estudio es realizar un balance comparativo de dos sistemas de producción agraria, convencional y ecológico, para ello contabilizaremos en términos energéticos todas las entradas y salidas del sistema, y además valoraremos el coste ecológico de esta energía en función de su renovabilidad.
El cálculo del estudio se complicaría más si tuviésemos en cuenta todo el proceso alimentario moderno, y no tan sólo la producción, es decir, los costos de transporte del alimento del campo hasta el almacén, el envasado y elaboración, el transporte y los costos de la venta en lugares generalmente apartados de las zonas productoras (incluso en otros continentes); el rendimiento energético total bajaría mucho más.
MATERIAL Y MÉTODOS.
La descripción técnica de los cultivos se ha realizado en una hoja de cultivo, donde se ha recogido la contabilidad del mismo y la descripción de las técnicas agrícolas aplicadas a lo largo del año, cuantificándolas para poder valorarlas después.
Se han recogido 27 encuestas, 19 corresponden a cítricos y 8 a hortalizas. Las 19 de cítricos son 17 de la variedad navelina y 2 de mandarina, en situación de plena producción, es decir árboles de más de 8 años, 11 encuestas son de conducción química o convencional, mientras que las 8 restantes son de conducción ecológica, las parcelas se encuentran distribuidas en las comarcas de La Ribera Alta y La Safor.
Las 8 encuestas de hortalizas están situadas en las comarcas de La Ribera Alta, La Safor y El Camp de Morvedre. Se describen cuatro cultivos: tomate, melón, sandia y patata, para cada uno de ellos se ha valorado un explotación convencional y otra ecológica.
Hay que destacar que los valores corresponden a éstas explotaciones concretas y no representan medias generales de la agricultura valenciana.
El balance energético se realiza convirtiendo en kilocalorías tanto los insumos descritos de los cultivos, como los productos obtenidos, los subproductos conocidos no tienen valor.
Los trabajos de Leach, en Inglaterra, y Naredo y Campos en España son nuestras referencias más importantes, de ellos se han extraído las valoraciones energéticas que se utilizan. Ante diferentes valores energéticos de un mismo producto, siempre se ha adoptado la postura más conservadora eligiendo el valor más bajo. Las utilizadas han sido las siguientes:
Como insumos:
En principio la energía solar no se contabiliza como entrada, ya que es renovable e inagotable a escala humana, y no se puede intervenir directamente.
La energía humana aplicada al proceso productivo tiene una difícil valoración; si se considera como la energía consumida en los bienes y servicios que necesita el agricultor para realizar los trabajos agrarios, tendría una componente socio-cultural, ya que las necesidades de un farmer americano, un labrador valenciano u otro africano son culturalmente diferentes, con "necesidades" bien distintas, lo cual complica en gran medida el cálculo. Si valoramos sólo la aplicada al trabajo, que depende de la duración e intensidad, ésta variará entre 85 y 115 kcal/hora. Podemos tomar como media 100 kcal/hora. Como curiosidad, ha intervenido en el cálculo tracción animal en cultivos hortícolas, dado la calidad de su trabajo y su costo similar a la máquina.
Fertilizantes: el estiércol o compost no se considera un insumo, ya que es un subproducto con un valor energético residual producto de la degradación de los materiales de partida; pero debido a la importancia que tiene en el sistema ecológico, hemos considerado el coste medio del desplazamiento en 50 km. Dentro del cómputo total de insumos renovables, pese a no otorgarle valor, se debe tener en cuenta como una aportación que, al igual que las otras aportaciones orgánicas no energéticas, sirven para disminuir el cómputo final de kcal no renovables.
El coste energético de los fertilizantes químicos es el resultado del proceso de producción y distribución de los mismos; es decir, no sólo el valor energético del producto (entalpía) sino también las materias primas consumidas en el proceso de extracción, elaboración y distribución, así como los envases y la cadena industrial que supone.
La maquinaria ha sido valorada por Leach para tractores de 50, 65 i 90 CV, considerando el costo de su construcción, amortización, reparaciones, combustible y aceites, asignando un coste horario. La maquinaria utilizada por nuestros agricultores no es exclusivamente ésta, por lo que hemos considerado aproximadamente el coste de un motocultor y de un equipo motobomba para aplicar tratamientos en 1/10 y 1/5 del valor de un tractor de 60 CV.
La electricidad se utiliza fundamentalmente en la extracción del agua de riego del subsuelo, práctica muy frecuente en las parcelas encuestadas, y su valor energético es de 2687 kcal por kWh consumido. Hay que tener en cuenta que la energía eléctrica que tenemos en Valencia proviene fundamentalmente de centrales nuclear y térmica, con unas pérdidas del 66%. Si los rendimientos fuesen mayores, podríamos hablar de unos aprovechamientos energéticos mejores. En una de las parcelas, el motor de riego funcionaba con gasolina, obteniéndose los costos energéticos directamente del consumo de combustible, a unas 9480 kcal/litro (Leach). Cuando hablamos de recursos renovables, a esta electricidad le aplicamos un coeficiente del 90% como no renovable debido a su procedencia aproximada de esta proporción en aquellas fuentes de energía no renovables en nuestra zona de estudio, en la que menos del 10% procede de fuentes renovables. Para otros territorios se debería revisar para poder aplicar los porcentajes correspondientes.
En los riegos de pie (aquellos impulsados sólo por gravedad, parte importante de los regadíos históricos y tradicionales valencianos), sólo podemos valorar el coste energético del mantenimiento de las infraestructuras de acequias y canales, ya que están amortizadas.
En los fitosanitarios (se incluyen: insecticidas, acaricidas, fungicidas, herbicidas y otros productos utilizados en relación a la sanidad de la planta y del medio donde crece), distinguiremos entre los aceites minerales, productos relativamente simples que se obtienen en la destilación de los crudos de petróleo, y los demás biocidas de síntesis química en los cuales se incluyen el gasto energético de su producción industrial más su valor energético. Para dar valor a los productos fungicidas derivados de minerales naturales sin ningún tipo de síntesis, como es el azufre en polvo, hemos comparado su coste energético con el triturado de la cal (de Leach, 1981). Para los productos derivados de fermentaciones biológicas o de seres vivos (como el Bacillus thuringiensis) hemos elegido el valor de los fitosanitarios derivados del petróleo.
Tabla I: Cuadro general de costes energéticos.
TIPO DE INSUMO | CARACTERÍSTICAS | UNIDADES | VALOR ENERGÉTICO | ||
kcal | MJ | ||||
Trabajo | Humano | horas | 100 | 0,4 | 1 |
Animal | horas | 1911 | 8,0 | 2 | |
Fertilzantes orgánicos | Estiércoles | tm | 51745 | 216,7 | 3 |
Fertilizantes minerales | Nitrogenados | kg U.F. | 19120 | 80,0 | 2 |
Fosfatados | kg U.F. | 3344 | 14,0 | 2 | |
Potásicos y sulfatos | kg U.F. | 2150 | 9,0 | 4 | |
Molienda de minerales naturales | kg | 478 | 2,0 | 2 | |
Maquinaria | Tractor 65 CV | horas | 54836 | 229,6 | 2 |
Motocultor 6-7 CV | horas | 5484 | 23,0 | 2 | |
Motobomba pulverizadora | horas | 10967 | 45,9 | 2 | |
> | Bomba de riego gasolina (6 CV) | horas | 5484 | 23,0 | 2 |
Motor eléctrico | kWh | 2687 | 11,3 | 2 | |
Fitosanitarios | Síntesis | kg ó L | 24200 | 101,5 | 1 |
Derivados del petróleo | kg ó L | 10318 | 43,2 | 2 | |
Molienda de minerales | kg | 478 | 2,0 | 2 | |
Insecticidas biológicos | kg ó L | 10318 | 43,2 | 5 | |
Electricidad | kwh | 860 | 3,6 | 2 | |
Combustible | Gasolina | L | 8359 | 35,0 | 2 |
Gasoil | L | 9570 | 40,1 | 1 | |
Riego localizado | Tubería PE¿ f ¿=12 mm | m.l. | 269 | 1,13 | 6 |
Tubería PE f ¿=16 mm | m.l. | 925 | 3,87 | 6 | |
Tubería PE f ¿=32 mm | m.l. | 2200 | 9,21 | 6 | |
Tubería PE f ¿=50 mm | m.l. | 3218 | 13,48 | 6 | |
Instalación de goteo de frutales | ha y año | 49857 | 208,8 | 7 | |
Instalación de goteo de hortalizas | ha y año | 106642 | 446,5 | 7 | |
Otros | Semillas | kg | contenido energético | 1 | |
Plástico | kg | 11703 | 49,0 | 6 | |
Transporte (sobre km) | Tm i km | 1194 | 5,0 | 2 | |
Extracciones | Melón | kg | 530 | 2,22 | 8 |
Sandía | kg | 350 | 1,47 | 8 | |
Patata | kg | 710 | 2,97 | 8 | |
Patata | kg | 759 | 3,18 | 8 | |
Tomate | kg | 170 | 0,71 | 8 | |
Naranja | kg | 518 | 2,17 | 8 |
1: A partir de Campos y Naredo (1980).
2: A partir de Leach (1981).
3: Elaboración propia con una media de 50 km (a partir de Leach 1981).
4: Estimación igualando a los abonos potásicos.
5: Estimación igualando a un insecticida derivado del petróleo.
6: A partir del calor de combustión del plástico.
7: Plástico, apertura de zanjas e instalación, sin contar cabezal ni motor de riego (con amortización entre 5 y 10 años para el PE).
8: A partir de Elmadfa (1998).
El valor energético de las semillas utilizadas como abonos verde, se ha determinado por las tablas de composición de alimentos, donde se indica el calor de combustión del producto, extraído a partir de J.M. Hernández Benedí, del Manual de nutrición y alimentación del ganado (pág 464), donde se da para la veza (Vicia sativa) el valor de 3044 kcal/kg y para la cebada (Avena sativa) 3682 kcal/kg.
Los plásticos utilizados se han valorado como el producto de su calor de combustión multiplicado por el peso de los metros de línea de riego o material de cobertura en cultivos.
Como extracciones:
Consideramos el valor energético de las cosechas en el campo en el momento de la recolección. El valor energético de las cosechas se obtiene al multiplicar por 4.1 el contenido bruto de proteínas de un kg de la cosecha; por 9.3 el de grasas y por 4.1 el de hidratos de carbono, según indique un análisis del producto (citado por Naredo y Campos). El valor obtenido vendrá expresado en kcal por kg. Con este método el valor encontrado siempre es inferior al valor energético de combustión del producto seco. Del mismo modo podemos proceder a valorar las semillas para la siembra.
En los cultivos encuestados no encontramos un subproducto con valor comercial para determinar su valor energético, los restos de cosecha no se consideran en este balance, pero es necesario recordar la gran diferencia que supone el que los restos de la poda del naranjo, que suponen unas cantidades importantes de biomasa, se quemen perdiéndose un valioso recurso. Del mismo modo se podría valorar el resto de residuos de cosechas, como recursos gratuitos económicamente y renovables energéticamente, pero se dejará para posteriores estudios.
Por último, calcularemos el valor del rendimiento energético total, conocido por Er (Energy ratio), como la relación entre salidas y entradas al sistema, como el cociente entre exportaciones/insumos. Con este valor podemos comparar las distintas eficacias de los sistemas. Una Er = 1, (valor aproximado de un ecosistema natural), indica que aquello que se extrae es igual a lo que se aporta. Cuando estamos por debajo de la unidad, el sistema es deficiente energéticamente; es decir, el sistema consume más energía externa de la que obtenemos de él. Cuanto más por encima estemos de la unidad, extraeremos más energía de la que aportamos.
Se mostrará también las diferencias económicas entre las técnicas, realizando un estudio de las contabilidades.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN.
Presentación de los resultados: Para confrontar los dos sistemas agrarios se calcularán los diferentes índices Er y se compararán los datos de las explotaciones. Se han presentado las medias, separando a su vez, además de en parcelas ecológicas y convencionales, en aquellas que presentaban un riego a pie o a motor, debido a su interés en la discusión.
Así, como medias de las explotaciones de cítricos encuestadas, hemos obtenido:
Tabla II: Costes energéticos de las parcelas de cítricos (en kcal/ha y año).
Kcal/ha y año | Media ecológico | Media químico | Ecológico riego de pie | Ecológico con pozo | Químico riego de pie | Químico con pozo | |
Mano de obra | 35.543 | 33.765 | 43.200 | 32.990 | 27.101 | 36.264 | |
Fertilizantes | 989.201 | 8.220.151 | 1.306.856 | 883.317 | 6.519.891 | 8.857.749 | |
Fitosanitarios | 673.737 | 3.701.904 | 971.760 | 574.396 | 3.253.923 | 3.869.897 | |
Riego | 6.304.036 | 5.178.281 | 15.540 | 8.400.201 | 15.540 | 7.114.310 | |
Maquinaria | 318.261 | 201.222 | 285.486 | 329.186 | 288.552 | 168.473 | |
Total insumos | 8.320.778 | 17.335.323 | 2.622.842 | 10.220.090 | 10.105.007 | 20.046.692 | |
Total extracciones | 13.791.750 | 14.136.314 | 13.053.600 | 14.037.800 | 14.172.480 | 14.122.752 | |
Índice energético (Er) | 2,28 | 0,91 | 4,98 | 1,38 | 1,44 | 0,72 | |
Energía aportada/kg de producto (kcal/kg) | 312 | 661,67 | 104 | 382 | 382,40 | 766,40 | |
Energía renovable | 6,9% | 2,9% | 2,2% | 8,5% | 0,4% | 3,8% | |
Energía no renovable | 93,1% | 97,1% | 97,8% | 91,5% | 99,6% | 96,2% |
Nota: todas las medidas están en kcal/ha y año, excepto el índice Er (adimensional) y el de energía por peso de producto (expresada en kcal/kg de producto, ha y año).
Se observa una tendencia en las parcelas ecológicas a reducir a la mitad los insumos energéticos, lo cual repercute en índices de mejor eficiencia energética (el doble del Er, y la mitad de energía por peso de producto). En el caso de los cultivos químicos, la eficiencia está por debajo de la unidad. Los porcentajes de energías renovables también son mayores en los cítricos ecológicos.
En el cómputo particular, el riego representa en las parcelas ecológicas el mayor volumen de consumo, seguida de lejos por el transporte de fertilizantes orgánicos (que es el mayor peso en parcelas de riego a pie). En las convencionales el mayor consumo viene dado por los abonos de síntesis, tras los cuales se sitúan el riego y los fitosanitarios, según el tipos de riego.
Tabla III: Costes energéticos de las diferentes hortalizas.
kcal/ha y año | PATATAS | MELÓN | SANDÍA | TOMATE DE INVERNADERO | ||||
Ecológico | Químico | Ecológico | Químico | Ecológico | Químico | Ecológico | Químico | |
Mano de obra | 88538 | 8600 | 42600 | 27300 | 98074 | 43400 | 152100 | 193700 |
Semillas | 213000 | 213000 | ||||||
Fertilizantes | 931410 | 6384409 | 724428 | 4104486 | 931410 | 3877784 | 1552350 | 5758846 |
Fitosanitarios | 20635 | 435600 | 15000 | 599220 | 11464 | 484000 | 205386 | 3533200 |
Riego | 773824 | 1031765 | 261699 | 1914570 | 954383 | 980177 | 274182 | 411273 |
Maquinaria | 455142 | 1513485 | 32952 | 266412 | 658037 | 2632147 | 164509 | 2303129 |
Plástico | 1404347 | 1404347 | 2808694 | 2808694 | ||||
Total insumos | 2482549 | 9586859 | 1076679 | 6911988 | 4057714 | 9421854 | 5157221 | 15008842 |
Extracciones | 16330000 | 16472000 | 9488060 | 12685285 | 22750000 | 31500000 | 13260000 | 20400000 |
Índice Er | 6,58 | 1,72 | 8,81 | 1,84 | 5,61 | 3,34 | 2,57 | 1,36 |
Insumos/kg | 108 | 413 | 60 | 289 | 62 | 105 | 66 | 125 |
E renovable | 15,3% | 3,4% | 4,0% | 2,5% | 4,8% | 1,5% | 2,9% | 1,3% |
E no renovable | 84,7% | 96,6% | 96,0% | 99,6% | 95,2% | 98,5% | 97,1% | 98,7% |
En las hortalizas se observa una tendencia similar a los cítricos, más acusada en cuanto a la diferencia entre los valores absolutos de consumo y, por tanto, a l índice Er, en ciertos cultivos como la patata, el melón o la sandía (los cultivos menos intensificados)., en los cuales los ecológicos llegan a índices de conversión energética por encima de 5. Las diferencias en cuanto a la renovabilidad siguen siendo parecidas, e incluso superiores en el caso de la patata, seguramente debido al uso de animales sustituyendo a la maquinaria.
Figuras 1 y 2: Distribución de costes energéticos en cítricos de producción convencional en Valencia.
Figura 3: Distribución comparativa de los costes energéticos en cítricos, separados por el tipo de riego encontrado.
Figura 4: Relación entre entradas y extracciones de energía (Er) en melones ecológicos y convencionales.
En cuanto a los resultados económicos hemos obtenido los siguientes:
pts/ha y año | Media ecológico | Media convencional | Ecológico riego de pie | Ecológico con pozo | Convencional riego de pie | Convencional con pozo |
Mano de obra | 328.753 | 307.658 | 388.830 | 308.727 | 266.773 | 322.990 |
Fertilizantes | 94.517 | 80.576 | 105.000 | 91.023 | 65.700 | 86.154 |
Fitosanitarios | 23.323 | 149.147 | 22.900 | 23.463 | 104.613 | 165.848 |
Riego | 91.220 | 79.627 | 36.000 | 109.626 | 29.867 | 98.288 |
Maquinaria | 16.200 | 22.002 | 27.500 | 12.433 | 24.433 | 21.090 |
Costos fijos | 321.435 | 273.737 | 330.430 | 318.437 | 258.007 | 279.637 |
Total | 875.446 | 912.748 | 910.660 | 863.709 | 749.393 | 974.006 |
Producción | 26.625 | 27.290 | 25.200 | 27.100 | 27.360 | 27.264 |
pts/kg | 33,7 | 33,9 | 36,3 | 32,8 | 27,4 | 36,3 |
Tabla IV: Costes económicos de las parcelas de cítricos (en pts/ha y año).
En el resultado de las parcelas de cítricos se hace evidente la similitud de los resultados, tanto en producciones como en costes, reduciéndose en las parcelas ecológicas el consumo monetario de productos fitosanitarios. El coste por kg viene a ser el mismo.
Tabla V: Costes económicos de diferentes cultivos hortícolas (en pts/ha y año).
pts/ha y año | PATATAS | MELÓN | SANDÍA | TOMATE | ||||
Ecológico | Químico | Ecológico | Químico | Ecológico | Químico | Ecológico | Químico | |
Mano de obra | 409500 | 130690 | 297000 | 203100 | 433500 | 479000 | 1905000 | 2179000 |
Semillas o plantel | 50000 | 70000 | 66000 | 95000 | 84000 | 365352 | ||
Fertilizantes | 72000 | 48700 | 168000 | 166500 | 72000 | 69300 | 180000 | 203652 |
Fitosanitarios | 4400 | 22000 | 7200 | 29700 | 16800 | 33300 | 82000 | 172307 |
Riego | 5000 | 43700 | 36000 | 36000 | 10000 | 53000 | 12000 | 107610 |
Maquinaria | 25050 | 55092 | 40800 | 73800 | 32000 | 78200 | 21200 | 67700 |
Plástico | 56000 | 56000 | ||||||
Costos fijos | 259050 | 330000 | 144180 | 144180 | 180050 | 253000 | 1116000 | 1192500 |
Total | 825000 | 700182 | 693180 | 653280 | 866350 | 1116800 | 3400200 | 4288121 |
Producción | 23000 | 23200 | 17902 | 23935 | 65000 | 90000 | 78000 | 120000 |
Coste/kg producto | 35,9 | 30,2 | 38,7 | 27,3 | 13,3 | 12,4 | 43,6 | 35,7 |
Figura 5: Comparación de costes económicos en las parcelas de cítricos estudiadas, separándolas por medias según su tipo de riego.
En el caso de las hortalizas (tabla V), los costes son superiores en todos los casos, variando entre un 8 y un 20% en precio por kg de producto, excepto en melón que se dispara al 35%. No obstante, son cifras obtenidas al comparar tan sólo una explotación de cada sistema, por lo cual habría seguir realizando cálculos posteriores. Este resultado se da no por un mayor consumo económico por unidad de superficie (el cual es similar, incluso menor en dos casos), sino por la menor producción en la campaña estudiada de los cultivos en cuestión, exceptuando las patatas, donde interviene el factor mano de obra.
CONCLUSIONES
El establecimiento de unos blances energéticos son la base del estudio de una parte de los problemas de nuestra agricultura. No obstante, no se ha de olvidar que la alimentación humana no consta tan sólo de la energía medida en calorías. Como expresan los autores consultados, se ha de medir también esta eficiencia energética para producir proteinas, aminoácidos esenciales, vitaminas o minerales. Estudios como el presente son tan sólo una aproximación a la cuestión.
Como hemos visto en los resultados, la agricultura ecológica se muestra mucho más eficiente en cuanto al uso de recursos energéticos que el actual modelo industrial imperante. Esto puede deberse, fundamentalmente a:
- El menor coste energético por la reducción de abonos químicos y fitosanitarios de síntesis, ambos tremendamente despilfarradores de energía.
- El uso de residuos orgánicos como fertilizantes, sin manipulación, y que exclusivamente poseen el coste energético del transporte hasta la finca (siendo así un coste proporcional a la distancia entre la granja y el establo).
- El mantenimiento de la fertilidad natural del suelo y del ecosistema, en base a los tratamientos orgánicos y al aumento de la diversidad agrícola (con rotaciones y asociaciones), que de forma indirecta disminuye la necesidad de aportaciones energéticas externas (como el control de patógenos o el uso continuo de abonos).
La eficiencia energética de la agricultura ecológica podria mejorarse si tenemos en cuenta aquellos factores que más influyen en los balances, esto es, el riego con motor (casi un 80% del total del coste energético en cítricos), la aportación de fertilizante o el uso del plástico (sobre todo en hortalizas). El riego es un factor clave, puesto que se refleja realmente una disminución del consumo energético en el riego a pie. Se ha de tener en cuenta que si se elimina de los costes energéticos el riego con motor en los cítricos ecológicos, su Er sube hasta 7. Los cultivos que dependan de este tipo de riego serán mucho menos eficientes. Sería inteligente estudiar el uso de energías renovables para disminuir el consumo y, sobre todo, el despilfarro energético que se produce en los motores a gasolina o eléctricos conectados a la red pública (puesto que la eficiencia no pasa de un 33%).
El coste aportado por los fertilizantes orgánicos podría reducirse de acercar los establos a las fincas agrícolas, o mejor aún, integrarlos. Por otro lado, sería interesante potenciar el uso de cualquier tipo de residuos orgánicos generados en la propia finca o la siembra de abonos verdes y cubiertas permanentes para reducir el consumo en fertilizantes. Por último, el uso del plástico en una agricultura que quisiera ser sostenible, energéticamente hablando, debería ser el mínimo. Por tanto, se ha de recomendar acolchados como el compost o la paja, frente a los acolchados plásticos, o la investigación en materiales sustitutivos para tuberías y otras necesidades.
En algún cultivo ecológico, como la patata y algunas parcelas de cítricos, se observa una tendencia a aumentar en gran medida la mano de obra (para desherbado y otras técnicas culturales). Aunque no hay que analizar este hecho desde un punto de vista negativo, sino como una inversión social, la tendencia observada es a reducir este factor por su coste económico y esfuerzo demandado. De hecho, parece no existir grandes diferencias en general en la mano de obra utilizada en ambos sistemas.
Un comentario aparte merece la eficiencia energética en los cítricos químicos estudiados. Si en las hortalizas el menor índice energético Er lo tienen los tomates de invernadero (debido a su intensividad), el resultado por encima de la unidad se salva gracias a la alta producción de éstos (1,36), con lo cual aún es un sistema productor de energía. Sin embargo, la media obtenida en el cultivo de cítricos convencional está por debajo de la unidad. Esto es, es un sistema consumidor de energía, puesto que consume más de la que produce. En alguna de las fincas convenionales estudiadas se llegó a una Er de 0,55. En el cultivo ecológico, en fincas de mandarinos (de producción menor que lo naranjos), con riego de motor (altamente consumidor de energía), la mínima Er obtenida fue de 1,14 (siempre por encima de la unidad). Esto nos debe hacer pensar sobre la intensividad a la que estamos llegando en ciertos sistemas de cultivo.
Existen ligeras diferencias en cuanto a la división realizada entre energías renovables y no renovables. Hay una tendencia en la agricultura ecológica a utilizar más energías renovables que en la convencional; tendencia que podría aumentar si se tuviesen en cuenta insumos como los abonos orgánicos o residuos como los restos de poda (a los cuales no se les dió valor alguno).
En cuanto a la valoración económica, frente a los datos obtenidos, se deben hacer una serie de reflexiones:
- No está suficientemente valorado o internalizado el coste energético en el económico. Debería tenerse en cuenta que no es sostenible pagar un bajo precio por productos despilfarradores de energía (como abonos químicos o fitosanitarios), cuando además son contaminantes (cosa que tampoco se internaliza) y existen técnicas sustitutivas. Se deberían gravar ciertos abonos (los nitrogenados fundamentalmente) y ciertos fitosanitarios (los de mayor poder contaminante y uso energético).
- No existen tantas diferencias como en un principio se preveía en cuanto a costes en los dos sistemas de cultivo, aunque el precio por kilo de producto resulta más barato en las hortalizas convencionales (no así en los cítricos, que como media son parecidas). Esto es debido, en principio, a una menor producción, que se ve compensada (y que es causada a su vez) por una menor inversión. No obstante, habría que realizar mayores esfuerzos en investigar si realmente es necesario aumentar en peso, como hasta ahora, o en calidad.
- En aquellos cultivos en los que se tiene más experiencia y herramientas de trabajo, así como más datos consultados, como sucede en los cítricos de nuestra zona, los productores ecológicos igualan bastante sus producciones a los convencionales y ajustan los costes económicos (sobre todo si el mercado está abastecido).
Sería interesante destacar el hecho de que a mayor intensividad de cultivo (tomate de invernadero, cítricos) el consumo energético y económico es mayor, dando la razón a aquellos que relacionan el aumento de la producción por medios tecnológicos duros a un aumento del coste, que habrá de estudiarse bien la compensación.
Cabe pensar, pues, que los rendimientos productivos de la agricultura convencional se pueden mantener a base de una elevada aportación de insumos, y que está supeditada al proteccionismo estatal (en forma de subvenciones a los precios de carburantes o a la síntesis de agroquímicos) y a los vaivenes del petróleo y los precios de las energías no renovables. Esto no sólo es insostenible por el alto nivel de consumo energético, sino porque en épocas de crisis (como la de los años ’70) puede ser realmente peligroso, puesto que los precios de estos insumos tienen tendencia a subir. Este tipo de producción, basada en estos insumos, es además altamente insolidaria, ya que es en parte causante de la contaminación ambiental (efecto invernadero, residuos), legado para generaciones futuras y para sociedades que no están tan tecnificadas y que padecen los efectos.
La cuestión, tal como ya la planteaba Leach en los años ’70, es si el cálculo que se había hecho hasta ahora, con fundamentos económicos convencionales y su tendencia a no contabilizar factores importante como las externalidades comentadas o a no pensar en el futuro, está bien hecho. En estos momentos se están viendo las consecuencias de este tipo de desarrollo insostenible: la energía es una pieza clave dentro del modelo de desarrollo sostenible.
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