Bases para la metodología holística de investigación y diseño de sistemas agrarios

Garrido Valero, M.S.
Departamento de medio ambiente, Facultad de Ciencias, Universidad Europea – CEES, C/Tajo s/n, E-28670, Villaviciosa de Odón, Madrid, España
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6. Aplicación al diseño y la gestión de los agroecosistemas

En un artículo anterior (Garrido, 2000) expongo los problemas principales que presentan los agroecosistemas convencionales. En este caso, paso a hacer algunas consideraciones sobre los agroecosistemas sanos:

6.1. Atributos de un territorio cultivado sano

Los agricultores, cuando aprendieron a cultivar las plantas, lo que hicieron fue imitar a la Naturaleza simplificándola, de forma que fue necesario añadir una energía, su propia actividad, en el sistema, para mantenerlo simplificado. Al principio, las zonas cultivadas no se diferenciaban mucho de lo que era una zona natural. No se cultivaba en líneas, se dejaban en medio otras plantas que convivían en armonía con las que eran objeto de interés alimenticio. Esta forma de cultivar todavía podemos encontrarla en algunos países del mundo. Existen todavía en algunas zonas de la Tierra ejemplos de la capacidad que ha tenido el Hombre de imitar a la Naturaleza, de conocer cómo funcionan los ecosistemas naturales, y transformarlos, a veces sutilmente y otras, enormemente para poder utilizarla.

Un caso excepcional, y que a mí personalmente me ha dado mucho para aprender, es el del cafetal tradicional bajo sombra. Este cultivo tradicional imita la estructura del bosque de zona subtropical. Su estructura es compleja, mezclándose diferentes plantas a lo largo de los años y del ciclo anual. En los cafetales jóvenes, menores de cuatro años, es habitual el cultivo de fríjoles que mantiene el suelo cubierto y aporta nitrógeno que es utilizado por las plantas de café. Cuando éstas van creciendo se plantan otros árboles con el objetivo de conseguir la sombra sobre aquellas. Estos árboles, como en este caso, pueden ser bananos u otros frutales, de forma que hay otros alimentos utilizables por el Hombre. A la vez se plantan árboles que crecerán mucho y aportarán sistemas radiculares profundos. Algunos de estos últimos son también plantas leguminosas (el madre cacao) que aporta cantidades importantes de nitrógeno al suelo. La estructura de las plantas en altura, también se observa, simétricamente, en profundidad en el suelo, presentando raíces cada vez más profundas que exploran y recuperan nutrientes de zonas profundas. Las hojas y los restos de poda producen un acolchado mullido que renueva los aportes de nutrientes extraídos por las plantas, permite elevadas tasas de infiltración de las lluvias e impide la erosión del suelo. El cafetal tradicional es un agroecosistema perdurable, altamente productivo, que produce unos elevados beneficios ambientales, protegiendo el suelo contra la erosión y manteniendo una elevada biodiversidad. Es, por lo tanto, un agroecosistema sano.

Gliessman, 1998 compara las características funcionales y estructurales de los sistemas agrícolas convencionales con los ecosistemas naturales según la Tabla 1:

TABLA 1

Diferencias entre los ecosistemas naturales y los agrosistemas convencionales

 

ECOSISTEMA NATURAL

AGROSISTEMA CONVENCIONAL, INDUSTRIAL O QUÍMICO

Productividad neta

Media

Alta

Interacciones tróficas

Complejas

Simples, lineales

Diversidad de especies

Elevada

Baja

Diversidad genética

Elevada

Baja

Ciclos de nutrientes

Cerrados

Abiertos

Estabilidad (resiliencia)

Elevada

Baja

Perdurabilidad

Larga

Corta

Control humano

Independiente

Dependiente

Fuente: Gliessman, 1998

El agroecosistema sano, se encuentra en una situación intermedia entre lo que sería un hipotético sistema natural y el agrosistema industrial, convencional o químico, incluyendo los agrosistemas integrados. Cuanto más se acerque la situación a la del ecosistema natural, mayor salud existirá, es decir, el sistema será más perdurable.

Teniendo en cuenta la tabla nº 1, analizo los aspectos y procesos que se deben tener en cuenta a la hora de conseguir agroecosistemas sostenibles produciendo entornos ambientales saludables. En esta disquisición Gliessman (1998) no entra a considerar al Hombre en cada una de las situaciones y esto es algo que me parece muy importante incluir. El Hombre se encuentra incluido, formando parte, de los ecosistemas, y aún más allá, el Hombre ha elaborado los agroecosistemas a lo largo de los tiempos y se alimenta de ellos, y , por lo tanto, se puede considerar que los agroecosistemas se encuentran incluidos dentro del Hombre, es decir, este se encuentra en un nivel superior de organización. Por lo tanto, señalo a continuación algunos de los aspectos más importantes a considerar:

En un sistema sano, las personas implicadas, agricultores, técnicos, distribuidores de alimentos, consumidores, etc. son también el agroecosistema, tanto están incluidos como el agroecosistema es una parte de él. Desaparece, por tanto el concepto de "explotación" agraria. Al desaparecer la idea de explotar la Tierra, los hombres y mujeres utilizan armoniosamente los recursos de la Tierra, estableciéndose una relación fluida de intercambio entre ellos y los elementos del agroecosistema.

En este estado no son necesarias las recetas, diseñadas en el exterior, y que no consideran las diferencias entre los agroecosistemas. El Hombre recurre a su propia capacidad de decisión, ejerciendo las acciones que le son propias:

ATENCIÓN para percibir el funcionamiento actual del agroecosistema, los procesos y las relaciones entre los elementos. Por ejemplo, observar el estado de salud de las plantas y percibir la relación que existe entre su estado de salud y las condiciones del ecosistema, suelo, agua, aire, etc., captando la aparición de disfunciones, y las relaciones entre los elementos y las acciones ejercidas.

CONCIENCIA para tomar las decisiones que llevan a mejorar la salud del conjunto: disminución del consumo de insumos innecesarios, cierre del ciclo de nutrientes utilizando las materias orgánicas diversas (estiércoles, purines, residuos vegetales de las cosechas, etc.), realización de laboreos en los momentos adecuados, etc.

VOLUNTAD para llevar a cabo las acciones tal como ha definido anteriormente, sin dejarse influir por las informaciones confusas de las casas comerciales (informaciones que no tienen en cuenta las características del propio agroecosistema).

La agricultura, de esta forma, se convierte en un arte, el arte de gestionar la Tierra. Por lo tanto, como tal arte, conlleva técnicas y creatividad. Es decir, existen conocimientos que se deben adquirir, pero debe dejarse espacio para poder expresar la propia intuición, o conocimientos adquiridos vivencialmente, de una forma personal, a través de la propia experiencia o de las experiencias transmitidas a través de la historia.

El resultado de esta forma nueva (y, también, muy antigua) de afrontar las actividades agrarias se observará en:

Una mayor diversidad de los ecosistemas que producirá la disminución, y en la mayoría de los casos, la desaparición de plagas y enfermedades.

Un menor consumo energético, al desaparecer la aplicación de insumos de elevados costes energéticos (productos fitosanitarios y fertilizantes químicos).

La desaparición de la problemática de residuos orgánicos de origen ganadero o agrícola, al ser convertidos en recursos y ser consumidos en la mejora del sistema.

Decisiones adecuadas a la hora de diseñar las rotaciones de cultivos en base a un equilibrio armónico a la hora de sopesar las necesidades de la tierra, del agricultor, del sector comercial y de los consumidores. El mercado actual de alimentos convencionales se encuentra organizado en base a las necesidades del sector comercial, que es el que establece las reglas del juego y que mantiene, por lo tanto, l poder económico (Shiva, 1998). El haber priorizado las necesidades del sector comercial hace que se desestimen continuamente las necesidades de la propia finca (del suelo, del agua que existe, de los animales, etc.) y, por supuesto, también las del propio agricultor, al que se mantiene, en los países "ricos", en estado de "hibernación" gracias a las políticas de subsidios; y en los países "pobres" en el límite de la subsistencia.

Producción de alimentos de elevada calidad, sin residuos, con menores contenidos en agua y con mayor facilidad para el almacenaje, disminuyendo las pérdidas de productos en la distribución.

En el caso de la ganadería, la calidad de los alimentos producidos según un sistema ecológico, es mucho más elevada que en el caso de la ganadería convencional, ya que la gestión de los animales se realiza atendiendo a sus necesidades vitales promoviendo su salud.

En el aspecto humano las diferencias con un sistema convencional de agricultura son las siguientes:

- Aumento de la autoestima de los agricultores, desapareciendo el constante miedo a las plagas y las pérdidas de cosecha, incrementándose su capacidad innovadora y su seguridad a la hora de tomar las decisiones adecuadas a la tierra de la que vive.

- Disminución de la dependencia que tienen los agricultores convencionales de las multinacionales y de los conocimientos fragmentarios de investigadores lejanos al agroecosistema (los que inventan las recetas). Todo ello va incrementando poco a poco su libertad (Shiva, 1998). Esta libertad es externa, por independencia de las casa comerciales, pero también puede llegar a ser interna, ya que potencia la posibilidad de crear nuevas formas de hacer.

- Mayor satisfacción de los consumidores por tener alimentos de elevada calidad que mejoran su salud y protegen la Tierra, encontrándose copartícipes de una forma de vida más completa.

- Todo ello da lugar a sistemas agrarios perdurables en el tiempo, equilibrados, que no padecen crisis en sus producciones, manteniéndolas a lo largo del tiempo. Esto, a su vez, genera un sentimiento de seguridad en los agricultores y un mayor amor a la Tierra en la que viven y de la que viven.

En definitiva, de esta forma, se consigue mejorar la salud, de una forma muy amplia, de la Tierra y de los Hombres, mejorando, día a día, los suelos, las aguas, los seres vivos, dejando una rica herencia a las generaciones futuras.

6.2. Bases para el desarrollo de la metodología de investigación holística o sistémica de los agroecosistemas.

Primero, debo hacer referencia a los términos que aquí he utilizado. Estas dos palabras, holístico y sistémico, y otras relacionadas (ecológico, armónico, sistema complejo, etc.) van poco a poco cargándose de significado según nosotros las vamos utilizando. No quiero hacer una discusión sobre las palabras, ya que me encuentro, o, mejor nos encontramos todos en un proceso tan activo de cambio en nuestra comprensión de nosotros mismos y de la Naturaleza que, tanto las palabras, como los conceptos que definen, vamos, seguramente, a continuar cambiándolos durante mucho tiempo.

No quiero con estas palabras abarcar todo lo abarcable, simplemente me refiero con cualquiera de ellas a la idea de aquella mente que se aleja cada vez más de la fragmentación y que, por consiguiente, cada vez es capaz de percibir de una forma más completa.

Después de esto, paso a dar algunas ideas acerca de cómo afrontar una investigación holística o sistémica de los agroecosistemas.

Para llevar a cabo un proceso de investigación sobre el funcionamiento de los agroecosistemas se deben llevar a cabo las siguientes etapas:

1. Identificación del sistema principal a investigar. La finca, el municipio, la cuenca, etc.

2. Definición de las relaciones de intercambio entre este sistema principal y los de nivel superior en organización, no de tamaño mayor.

3. Definición de las relaciones de intercambio entre este sistema principal y los del mismo nivel.

4. Definición de los subsistemas principales que componen la finca o territorio a investigar. Los subsistemas básicos a analizar son los siguientes:

- Subsistema humano: relaciones de intercambio de trabajo y dinero, con el exterior y dentro de la finca; relaciones de intercambio de conocimientos con el exterior y dentro de la finca. Formas de integración de diferentes tipos de conocimientos (transmitidos de antecesores, adquiridos en cursos, conocimientos de la experiencia, a través de la intuición, etc.). Formas de relación entre los individuos que componen el subsistema: relaciones de poder, de colaboración, de competición, de coordinación, etc.

- Subsistema energía: relaciones de intercambio de energía dentro de la finca y fuera de la finca. En el estudio de la energía se incluirá la consumida directamente (gasóleo, madera, gas natural, etc.) y la consumida indirectamente (coste energético en la fabricación de los insumos, en el transporte de insumos o productos hasta o desde la finca).

- Subsistema materiales: relaciones de intercambio de materiales: agua, materia orgánica, producciones, insumos diversos: fertilizantes, plaguicidas, plásticos, etc.).

El análisis del funcionamiento de cada subsistema se hará en base a la utilización de indicadores obtenidos de dos formas principalmente:

- Indicadores obtenidos a partir de medidas realizadas mediante medidores mecánicos o métodos biológicos, físicos o químicos. Estos son los tradicionalmente aceptados por el método científico. Sin embargo, aunque así lo creamos no son los únicos indicadores que estamos utilizando.

- Indicadores obtenidos a partir de nuestra propia percepción. Los procesos de investigación son realizados por hombres y mujeres con mayores o menores capacidades de percepción. Pero en definitiva, todos nosotros somos seres sensoriales, emocionales, mentales y espirituales. Aunque no seamos conscientes, cada vez que tomamos alguna decisión acerca de qué medir, cómo medir, dónde medir y cuánto medir, cada vez, estamos tomando decisiones influenciadas por nuestra propia naturaleza, por nuestra experiencia anterior, por nuestros ideales, por nuestras obsesiones. Esto es, nuestros sentidos, emociones, procesos mentales y espirituales, están siempre presentes afectando a cada una de las decisiones que tomamos en el proceso de investigación. Por todo esto, creemos que eliminamos "los errores" al interponer entre nosotros y la realidad algún tipo de artefacto que mida independientemente de nosotros, aunque en realidad somos capaces de manejar y tergiversar los datos así obtenidos hasta extremos inimaginables. Por ello, creo que es el momento de aceptar que sí interferimos en los procesos de medida, lo cual nos llevaría a estudiar la forma en cómo lo estamos haciendo. Esta nueva conciencia facilitaría la apertura a una nueva forma de percibir cada vez más fluida y libre de nuestros condicionamientos, abriéndonos a percibir conscientemente los procesos de la Naturaleza.

7. Epílogo

La visión fragmentaria de la Naturaleza, a la que obliga el método de investigación científico, ha provocado efectos negativos graves sobre los ecosistemas cuando con este conocimiento se pretende gestionar la Vida en la Tierra.

El desarrollo de los sistemas agrarios ecológicos se ha realizado en base a una visión menos fragmentaria por parte de los agricultores, técnicos, investigadores, comerciales y consumidores. Mirando hacia el futuro, es necesario que tantos unos como otros, nos ejercitemos en la visión holística y ampliemos nuestra percepción para ser capaces de percibir las relaciones de intercambio dentro, y entre los sistemas, en el espacio y en el tiempo.

Esta forma de hacer puede impedir la aparición de efectos negativos, tales como la contaminación por plaguicidas y fertilizantes, o los efectos que se esperan que pueden llegar a producir los cultivos transgénicos. Estos "avances tecnológicos" han sido desarrollados siguiendo las pautas del método de investigación científico, presentando desde su base un conocimiento fragmentario y, por lo tanto, desconectado del Hombre y también de la Tierra.

Esta visión de las relaciones nos confiere mayor humildad, ya que nos hacemos conscientes de la limitación de nuestro propio conocimiento. La humildad hace al Hombre más precavido y respetuoso a la hora de tomar decisiones sobre sí mismo, sobre los demás Hombres y sobre la Tierra.

Bibliografía

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