Comportamiento de diversos abonos verdes de primavera-verano en condiciones litorales mediterráneas

A. Domínguez-Gento, J. Roselló-Oltra
Estació Experimental Agrària de Carcaixent, Pda. Barranquet, s/n, 46740 Carcaixent; tf: 96 243 04 00;
e-mail: esexag.carcaixent@agricultura.m400.gva.es; alfonsdgento@wol.es; josros@nexo.net

Palabras clave: abono verde, leguminosa, gramínea, crucífera, humus.

Se evaluó el comportamiento de diversas mezclas de abonos verdes aptas para el litoral mediterráneo durante dos periodos de cultivo, entre 1998 y 1999, en la época primavera-verano. En el primer caso se realizaron tres dosis de riego distintas, mientras que el segundo año la dosis fue intermedia, para estudiar fundamentalmente la aportación de materia orgánica (fresca y verde), y el su ciclo y competencia con las adventicias. De entre las mezclas utilizadas destaca, por su rápido desarrollo, cubrimiento y elevada aportación de materia verde y seca la de rábano forrajero (Raphanus sativus L.), sólo o con sorgo (Sorghum bicolor (L.) Moench ), al cual se le observó una gran reducción de las adventicias. Mezclas intermedias, en crecimiento y cantidad de materia orgánica aportada son la de alfalfa (Medicago sativa L.) y ray-grass italiano (Lolium multiflorum Lam.) (sólos o mezclados), la de guisante forrajero (Pisum sativum L.) y avena (Avena sativa L.), o la típica veza-avena (Vicia sativa L.). Todas ellas nos dan rendimientos de materia orgánica suficientes como para considerar su aportación como una aportación casi "gratuita" en humus en unas condiciones en las que es difícil de mantener en el terreno a unos niveles adecuados.

INTRODUCCIÓN

Los abonos verdes están formados por vegetación que introduce el ser humano con el objeto de segarla o enterrarla en el lugar donde ha crecido para enriquecer el suelo.

Estamos ante plantas que realizan múltiples funciones como:

- Evitan las pérdidas de nutrientes que no son utilizados por el cultivo por no ser asequibles o por estar en exceso, gracias a su capacidad de retenerlos y a las micorrizas que les acompañan. Posteriormente cuando mueran, pondrán a disposición del cultivo elementos que de otra forma serían lavados. Así mismo, recuperan los nutrientes perdidos en profundidad, si son especies de raíces profundas, dejándolos a disposición del cultivo al morir o al segarse.

- Aportan materia orgánica en forma de biomasa. Sus exudados y sus restos pueden dinamizar procesos biológicos del suelo. Al descomponerse su masa radicular y aérea dejan sustancias pro-húmicas, dando un humus jóven muy activo si se realiza una siega antes de lignificar, que propiciará la descomposición de pajas, restos de poda, etc., acelerando la mineralización del humus al facilitar la descomposición de las ligninas i celulosas. Equilibrarán así la relación C/N, y facilitarán la solubilización del fósforo.

- Protegen el suelo frente a la erosión y la desecación, sobre todo en la época de lluvias, heladas o la insolación del verano, mejorando su estructura. Reducen la evaporación, evitando pérdidas de humedad al ser segados y dejados como un mulching.

- Mantienen una fauna interesante para el cultivo. A la beneficiosa les aporta cobijo y alimento en épocas de escasez, como polen, néctar o la fauna que habita las plantas adventicias.

- Evitan daños a las raíces y frutos debido a que impiden la entrada o salpicadura de hongos.

- Limitan el desarrollo de adventícias.

Suelen elegirse aquellas que tienen el ciclo rápido, con lo cual son una buena alternativa dentro de una rotación adecuada. Entre las plantas que mejor cumplen todos estos requisitos se encuentran las leguminosas. Estas plantas pueden fijarnos entre 50 y 200 kg de UF de N/ha

Conjuntamente con ellas también se suelen emplear gramíneas y crucíferas, estas últimas porque poseen una buena capacidad de humificación (desarrollan grandes cantidades de biomasa).

Las especies de los abonos verdes se pueden emplear o bien solas, o bien mezcladas entre ellas, siempre que tal asociación pueda realizarse. Mezclas típicas son la veza-avena o el guisante –avena. Suelen utilizarse dos épocas de siembra, aprovechando los huecos entre cultivos, en primavera-verano o en otoño-invierno.

En general los abonos verdes (habas, altramuces, leguminosas+gramíneas, forrajeras) pueden fijar entre 15 y 40 t/ha de masa verde anual (Diehl y Mateo, 1982), entre un 15-20% de materia seca ( y un coeficente de isohumificación entre el 20 y el 30% (Junta de Extremadura, 1992); según Diehl y Mateo (1975) podemos llegar a obtener unos 40 kg de humus por tonelada de materia verde.

Pueden realizarse una o varias siegas antes de su enterrado definitivo. Cuanto más siegas se den, estaremos ampliando el periodo de fijación de nitrógeno y otros nutrientes, mientras que sus raíces (que también se retaerán en proporción a la siega) darán aireación del suelo.

Un factor importante de los abonos verdes es la época de siembra. Podemos efctuar la siembra en dos épocas bien diferenciadas: la primavera o final del invierno, para cumplir un ciclo de cultivo de primavera o verano; y el otoño, para tener un ciclo de otoño-invierno. Nuestra zona litoral mediterránea, de forma tradicional, se ha dedicado a la agricultura de exportación, fundamentalmente con cultivos de invierno que en las zonas centroeuropeas de consumo no se podrían cultivar; esto nos condiciona de tal forma que, si bien un abono verde de invierno es más fácil de cultivar (puesto que necesitará un menor riego), es mucho más interesante un abono verde de primavera-verano, época en la cual tienen los horticultores valencianos huecos de cultivo.

La desventaja de esta siembra de primavera es que, por un lado, la planta tendrá más competencia con las hierbas adventicias (mayor cuanto más tarde se realice la siembra), y por otro las necesidades hídricas de las plantas serán superiores a las del invierno. Esto obligará a mayores cuidados, por los riegos, cosa que deberá evitarse al máximo dado que son plantas utilizadas para descansar el terreno y las labores, por lol que se busca el mínimo esfuerzo.

Por ello, en nuestro diseño experimental planteamos estudiar el comportamiento de distintas mezclas de especies de abonos verdes, en la época de primavera-verano para, en primer lugar observar su desarrollo con distintas dosis de riego; y en segundo lugar, observar su ciclo de desarrollo, crecimiento (en materia verde y seca), y la competencia frente a las hierbas adventicias.

MATERIAL Y MÉTODOS.

El experimento se planteó en la finca situada en la Estación Experimental Agraria de Carcaixent (Valencia), a lo largo de dos años, en los que en el primero de ellos se estudiaron 6 tipos distintos de abonos verdes a diferentes dosis de riego, y en el segundo año se evaluaron cuatro mezclas más. Se eligieron 14 especies vegetales (con la ayuda de I. Montávez, eligiendo aquellas hierbas anuales con aptitudes para el abonado verde), realizando 6 mezclas de abonos verdes distintas la primavera de 1998, y 4 más la de 1999. El diseño experimental se realizó en bloques al azar, aplicando a cada uno de los tratamientos 3 repeticiones. Cada subparcela tenía unas dimensiones de 5x5 m2.

Las especies utilizadas fueron:

  • Avena (Avena sativa L.)
  • Dactilo o japillo (Dactylis glomerata L.)
  • Festuca (Festuca arundinacea Schreber)
  • Ray-grass italiano (Lolium multiflorum Lam.)
  • Cuernecillo del campo (Lotus corniculatus L.)
  • Alfalfa (Medicago sativa L.)
  • Meliloto (Melilotus officinalis (L.))
  • Phleum pratense L.
  • Guisante (Pisum sativum L.)
  • Rábano forrajero (Raphanus sativus L.)
  • Sorgo (Sorghum bicolor (L.) Moench [=S. vulgare Pers.])
  • Trébol violeta o rojo (Trifolium pratense L.)
  • Veza (Vicia sativa L.)
  • Veza (Vicia villosa Roth)

Tabla I: Número de tratamientos, especies y dosis utilizadas en los dos ensayos.

TRATAMIENTO

ESPECIES

DOSIS (g/m2)

kg/ha

PRIMAVERA 1998

1

Vicia sativa + Avena sativa

10 + 8

180

2

Lotus corniculatus + Festuca arundinacea

2,5 + 2,5

50

3

Melilotus officinalis + Lolium multiflorum

3 + 6

90

4

Medicago sativa + Dactylis glomerata

3 + 2

50

5

Raphanus sativus + Vicia villosa

4 + 10

140

6

Trifolium pratense + Phleum pratense

2 + 2

40

PRIMAVERA 1999

1

Raphanus sativus + Sorghum bicolor

4 + 2

60

2

Pisum sativum + Avena sativa

2 + 12

140

3

Medicago sativa + Lolium multiflorum

5 + 5

100

4

Vicia sativa + Avena sativa

12 + 12

240

Las mezclas utilizadas en los distintos tratamientos pueden verse en la tabla I. La mezcla veza-avena, al ser la más comúnmente usada, se tomó en ambos casos como la testigo. Inicialmente se preparó el terreno con el pase de un cultivador. El suelo era de textura arcillosa. Las dosis de siembra fueron las habituales para los abonos verdes o como cespitosas, aumentándose en aquellas especies que repitieron al año siguiente, cuando se observaron deficiencias en la germinación. La siega se efectuó en el momento de la floración de la mayoría de las especies (cuando más de dos repeticiones estaban en floración). El rábano, al ser una especie más rápida que el resto, se segó empezando a fructificar. El riego aportado fue el mismo durante 1999, mientras que en el ensayo de 1998 se dieron tres dosis distintas de riego.

La cronología de los ensayos fue la siguiente:

En 1998:

          • Siembra: 12-05-98.
          • Siega: 16-07-98.
          • Dosis de riego: 
              • A: 246,5 L/m2
              • B: 316,5 L/m2
              • C: 386,5 L/m2

El agua en el ensayo de 1998 se repartió en cinco riegos, tal como aparece en la tabla II, siendo el resto del agua aportada por la lluvia (en mayo 26,5 L/m2 y en junio 10 L/m2).

Tabla II: Distribución de riegos a los diferentes tratamientos en función de la dosis que se pretendía aplicar en 1998.

TRATAMIENTO

Riegos

L/m2

ABC

12/05/98

70

ABC

25/05/98

70

BC

08/06/98

70

AC

23/06/98

70

BC

02/07/98

70

En 1999: 

          • Siembra: 19-05-98.
          • Siega: 29-06-98.
          • Dosis de riego: 300 L/m2.

La recogida de muestras se realizó con un rectángulo de ¼ de m2 de superficie, segando toda la parte aérea de la hierba contenida dentro del mismo.

Tras la recogida de muestras se determinó el peso en fresco, separando las plantas adventicias de las especies plantadas en cada subparcela, para observar el crecimiento de éstas. Posteriormente, se determinó el peso seco de las mismas según método gravimétrico (Matissek et al., 1998), midiendo por separado abono y adventícias en cada una de los tratamientos para poder determinar el poder humificador y el potencial de crecimiento de abonos frente a hierba silvestre.

Para analizar los resultados, en todos los casos se ha realizado un tratamiento estadístico mediante análisis de la varianza, aplicando el test LSD con el 95% de confianza. En el primer ensayo se realizó el estudio mediante un análisis multifactorial, mientras que en los datos del segundo ensayo se realizaron análisis unifactorial.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN.

Durante el ensayo de 1998, se tuvo que desestimar a los tratamientos 2 y 6, dado que su germinación fue nula, seguramente impedida por el crecimiento más agresivo de las hierbas adventicias. Por ello, los datos reflejados en las tablas y gráficas como tratamiento nº 2 pertenecen a las hierbas silvestres que surgieron, lo cual resultó interesante para elaborar las conclusiones.

Por otro lado, el primer año, los tratamientos 3, 4 y 5 quedaron mermados en una de sus especies. En el 3, el meliloto hizo una germinación tardía, por lo que supone una pequeña parte del resultado final de este tratamiento; en el 4 el dactilo no llegó a germinar bien, por lo que los resultados se dan como si fuese tan sólo la alfalfa; en el 5 la veza fue desplazada completamente por el rápido crecimiento del rábano. No pasó así en el año siguiente, dado que se eligieron las especies en función de su compatibilidad de crecimiento, dando germinaciones homogéneas de las dos especies de la mezcla.

Lo primero que se observa (tabla III) es que al aumentar la dosis de riego, aumenta tanto el peso fresco como el contenido en materia seca final, cosa que se corrobora al realizar los análisis por separado en cada abono verde. Como cabía esperar, se acumula más materia seca en proporción a la fresca en el caso del riego de baja dosis, mientras que entre los otros dos hay diferencias significativas. Aunque un análisis más minucioso, entre cada uno de los abonos, tan sólo nos da diferencias significativas en los abonos nº 1 y 4 (figura 3).

Tabla III: Medias de peso fresco y seco totales de las tres dosis de riego del ensayo de 1998, juntando todos los abonos verdes (Test ANOVA multifactorial, con intervalos LSD al 95 % de confianza).

RIEGO

MEDIA Y GRUPO HOMOGÉNEO

Peso fresco total (en t/ha)

A

19,51 a

B

34,43 b

C

48,02 c

Peso seco total (en t/ha)

A

4,03 a

B

6,33 b

C

8,64 c

Proporción de peso seco frente a peso fresco (en %)

A

20,41 b

B

17, 97 a

C

18,08 a

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Figura 1: Contenido en materia fresca total de los distintos tratamientos durante 1998, sin separación de adventicias, según las dosis de riego aplicadas (las distintas letras significan diferencias estadísticas, según un ANOVA multifactorial, con test LSD al 95% de confianza; la comparación se realiza tan sólo dentro del mismo tipo de riego).

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Figura 2: Contenido en materia seca total de los distintos tratamientos durante 1998, sin separación de adventicias, según las dosis de riego aplicadas (las distintas letras significan diferencias estadísticas, según un ANOVA multifactorial, con test LSD al 95% de confianza; la comparación se realiza tan sólo dentro del mismo tipo de riego).

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Figura 3: Proporción de materia seca respecto a la fresca durante 1998, sin separar las adventicias, según la dosis de riego aplicada. Tan sólo existen diferencias significativas (ANOVA mutifactorial, test LSD al 95% de confianza) dentro del abono nº 1 (veza-avena) y 4 (alfalfa), donde es mayor la proporción de materia seca acumulada con el riego A que los otros dos tipos de riegos.

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Figura 4: Proporción de adventicias (materia fresca respecto al total) de los distintos tratamientos durante 1998, según las dosis de riego aplicadas (las distintas letras significan diferencias estadísticas, según un ANOVA multifactorial, con test LSD al 95% de confianza; la comparación se realiza tan sólo dentro del mismo tipo de riego).

En cuanto al contenido en materia fresca y seca de los distintos abonos verdes durante 1998, según la dosis de riego, aparecen reseñadas en las figuras 1 y 2. El contenido en adventicias está reseñado en la figura 4. El rábano ha sido el que mejor resultado ha obtenido, tanto en materia fresca como seca, así como en el control de adventicias (que anuló prácticamente en su totalidad). Un buen comportamiento lo tuvo la veza.avena a dosis medias de riego, mientras que a altas dosis de riego fue mejor la alfalfa que el anterior. Es de destacar la cantidad de masa acumulada por las propias adventicias en las parcelas donde crecieron sin abono verde. Como control de hierbas, tras el rábano, se encuentra el ray-grass (por su gran tapiz sombreado), y, a dosis altas de riego, la veza-avena.

Durante 1999, los datos de materia fresca, seca, la proporción entre ambas y la cantidad de adventicias por cada abono verde están reseñadas en las figuras 5, 6 y 7.

Tanto en peso fresco como en seco se ha obtenido mejor resultado, de nuevo, con la mezcla que tenía rábano forrajero, que en 1999 estaba junto al sorgo. Se han obtenido casi el doble de materia fresca y seca que en el resto; pese a tener la mezcla del rábano-sorgo una proporción menor de materia seca, 9,86%, frente a las demás que llegan hasta el 14-15% (figura 7), el valor absoluto de materia seca les supera con creces (figura 6). Su crecimiento también fue mucho más rápido, con lo cual la competencia frente a hierbas es mayor (figura 7). Los otros tres abonos verdes han tenido problemas para superar a las adventicias, dado que han llegado a rondar o sobrepasar el 50% en peso (en cobertura también se observó esta tendencia, aunque no se exprese en datos numéricos). Estos datos corroboran los obtenidos en el año 1998.

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Figura 5: Contenido en materia fresca de los abonos verdes (total y sin adventicias) ensayados durante 1999 (las distintas letras significan diferencias estadísticas, según un ANOVA multifactorial, con test LSD al 95% de confianza; la comparación se realiza tan sólo dentro del mismo tipo de riego).

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Figura 6: Contenido en materia seca de los abonos verdes (total y sin adventicias) ensayados durante 1999 (las distintas letras significan diferencias estadísticas, según un ANOVA multifactorial, con test LSD al 95% de confianza; la comparación se realiza tan sólo dentro del mismo tipo de riego).

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Figura 7: Proporciones de peso seco sobre fresco y de adventicias sobre el total del peso, en las diferentes mezclas de abonos verdes ensayados durante 1999 (las distintas letras significan diferencias estadísticas, según un ANOVA multifactorial, con test LSD al 95% de confianza; la comparación se realiza tan sólo dentro del mismo tipo de riego).

CONCLUSIONES

En cuanto a dosis de riego, podemos concluir que no todas las mezclas probadas tienen un buen comportamiento a dosis bajas de riego, mientras que otras se comportan más o menos bien a diferentes dosis. Así, por ejemplo, la veza-avena no se comporta bien a dosis bajas de agua y sí a dosis altas, mientras que de la alfalfa y del ray-grass ya se obtienen rendimientos considerables a dosis medias. El rábano produce una masa verde y seca importante incluso a dosis bajas, con lo cual podría ser útil incluso en circunstancias de escasez de agua. Se observa también que, aunque a menor dosis de riego el porcentaje de materia seca respectoa la fresca aumenta considerablemente (llega a ser incluso superior al 20%), no compensa en valores absolutos, ya que las cantidades de materia seca están muy por debajo en la primera dosis de riego que en las más abundantes (sobre todo en el caso de la veza-avena, a causa sobre todo de la competencia de hierbas adventicias). Habría que estimar los costes económicos y ambientales, así como la necesidad fertilizante del terreno para poder decidir si vale la pena aumentar el riego del abono verde o no.

Las mejores mezclas son aquellas que tienen un crecimiento similar (lento o rápido), como sorgo-rábano, veza-avena, guisantes-avena o alfalfa-raygrass. El dactilo y la veza vellosa pueden haber tenido problemas de nascencia debido a la competencia con sus acompañantes.

Descartaríamos para abonos verdes anuales de verano, en condiciones termomediterráneas, en terrenos fuertes y con abundancia de hierbas adventicias, a las mezclas de tréboles con Phleum pratense L., y de cuernecillo del campo (Lotus corniculatus L.) con festuca (Festuca arundinacea Schreber).

La competencia con adventicias fue mayor en el segundo año que en el primero, siendo el rábano y el ray-gass los de mejor comportamiento frente a estas. Hay que resaltar los contenidos en materia fresca y, sobre todo, seca aportados por las adventicias, que igualan a los mejores resultados de los abonos. El problema surge porque estamos dando pautas de abonados para hortícolas, sensibles a la competencia con aquellas.

A la vista de estos resultados, recomendaríamos en nuestras condiciones mediterráneas el uso de rábano forrajero, sólo o junto a sorgo, sobre todo en aquellas parcela con un banco de semillas adventicias importante; éste, además, aportará grandes cantidades de humus al suelo (dado que es proporcional a la cantidad de materia seca acumulada). Las mezclas de alfalfa y ray-grass o de guisantes y avena están por encima de la veza-avena típica, aunque en todas ellas la competencia con adventicias se deja notar en los resultados finales (que habrían sido mejores, por ejemplo, si la siembra hubiese sido anterior, cuando las adventicias aún no están germinando tan rápidamente).

Es importante resaltar que la materia verde aportada por los abonos verdes (entre 15 y 70 t/ha) supone una aportación de humus importantísima (según Diehl y Mateo, 1975, de 600 hasta más 2800 kg de humus/ha); o sea, el equivalente a aportar hasta 28 t/ha de estiércol en humus (cada t de estiércol nos puede dar unos 100 kg de humus, según Diehl y Mateo, 1975), de una manera casi gratuita. Sin olvidar, aunque no se hayan hecho los cálculos, los nutrientes aportados por los diferentes abonos (N, K, etc).

Agradecimientos: A Isabel Montávez (INTERSEMILLAS) por su aportación en la realización de este trabajo.

BIBLIOGRAFIA

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